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Bienvenidos a todos al programa EN EL PRINCIPIO. Soy P. Linh.
Hoy celebramos el Segundo Domingo de Tiempo Ordinario –
Año C. El pasaje del evangelio de hoy es según San
Juan, capítulo dos, versículo del uno al once.
En la cocina de la iglesia, algunos integrantes de la oficina se tomaban
la última taza de café, y a menudo olvidaban llenar la cafetera para
la próxima persona. Tratando de que los empleados fueran más
responsables, la secretaria pegó una estupenda nota a la
cafetera que decía: “Si Jesús tomó la última taza de café,
¿qué fue lo que hizo? Vayan y hagan lo mismo.”
La mañana siguiente encontró la siguiente respuesta:
“Jesús convirtió el agua en vino, en lugar de café.”
Si en verdad respetas la ley, ¿el milagro en las bodas de Caná te haría
sentir incomodo? Yo pienso que Jesús no fue justo para las
licorerías locales. Ciertamente, si continúa realizando milagros
como este, sacaría mucha gente de trabajar.
Pero existen otras maneras de ver el acontecimiento. Jesús hizo lo que pudo,
para ayudar a sus compañeros cuando lo necesitaron. Los recién casados no estaban bien preparados.
Se les terminó el vino. Y eso debió ser muy vergonzoso.
Habría arruinado el día más feliz de sus vidas.
Se terminó el vino, pero el maestro de ceremonias, auxilió al novio, a la novia y a sus familiares
que ni siquiera lo habían notado. María, fue la primera en darse cuenta. Se
acercó a su hijo, Jesús. Ella sabía que él podía hacer algo al respecto
y le dijo: “Ya no tienen vino.” La respuesta de Jesús parece un poco irrespetuosa:
“¿Qué quieres de mi mujer? Aún no ha llegado mi hora.”
¿Cuantos esposos lo han dicho a sus esposas, cuantos hijos lo han dicho a sus madres, lo
que Jesús le dijo a María? “¿Porque me preguntan a mí? ¿Yo que puedo
hacer?” María sabía lo que muchas esposas y madres
saben, Jesús no se podía negar a su petición.
María no es mencionada por su nombre en el Evangelio de hoy.
Juan la llamó “la madre de Jesús”. Jesús la identificó como “mujer.”
Eva también fue llamada “mujer” y “madre de todos los vivientes.”
Pero ella desobedeció a su hombre y a su Dios.
Ella desempeñó un papel importante en la caída de la humanidad.
En Caná, Jesús llamó “mujer” a María. En el Calvario, Jesús la volvió a llamar
“mujer.” De las bodas de Caná al sufrimiento en el
Calvario, María jugó un papel importante
en la reconciliación de la humanidad y Dios. El papel importante fue indicado por su obediencia.
María es la segunda Eva, que dice palabras de obediencia:
“Hagan lo que él les diga.”
La alegría y felicidad de los recién casados en Caná
hubiera sido interrumpida fácilmente por la escases del vino.
Fue un gran error no estar preparados para la escasez.
¿Nos hemos dado cuenta de la escasez en nuestras vidas?
Nos hemos olvidado de volver a Jesús y suplicar por nuestras necesidades.
Hemos olvidado de preguntarle a María que interceda por nosotros.
Pero María está ansiosa de mostrar su entusiasmo y de llevar nuestras necesidades humanas a
su Hijo. María nos pide que vayamos a su hijo
con el corazón abierto y las manos vacías, como esas seis jarras vacías, esperando a
ser llenadas. Jesús llenó de gozo a los recién casados
transformando el agua en vino de la más alta calidad.
Igualmente, Jesús quiere llenar con el vino del amor y gozo nuestras vidas.
Nuestra vida diaria es algunas veces insípida y sin sabor como el agua.
Después de algunos años de matrimonio, el amor pudo haberse secado un poco.
Día a día, pudimos haber perdido nuestros ideales.
Puede ser que no tengamos más la chispa por la vida.
Aburridos y cansados, nos estancamos en una rutina monótona.
Milagrosamente como el milagro en las bodas de Caná,
Jesús vino a la tierra a cambiar a la gente y a hacer cosas nuevas.
Vino a cambiarnos así como cambió el agua en vino.
Él nos invita a cambiar a una nueva forma de vida.
Hace un par de semanas le dimos la bienvenida al Año Nuevo.
El año nuevo habla de un nuevo comienzo y un principio fresco.
Nos proporciona una prometedora perspectiva, que queremos ser mejores personas
en la transformación de nuestras vidas. Si en verdad queremos cambiar nuestras vidas,
del agua sin sabor por el mejor vino, debemos dirigirnos a Jesús y pedir su ayuda.
Cuando encontramos a Jesús, nuestras vidas siempre serán mejor.
Jesús enriquece nuestra carrera por el molino de la rutina.
Él lo hace precioso y da un valor eterno a la vida cotidiana.
Él nos transforma y nos hace como Él mismo –
el precioso vino de la salvación. Oremos:
María, Madre de Dios, a tu petición, Jesús realizó su primer milagro.
Transformó el agua en vino para los invitados en las bodas de Caná en
Galilea. A lo largo de los siglos no ha dejado
de obtener innumerables signos y maravillas para los pobres desterrados hijos de Eva.
Te pedimos que intercedas con tu Divino Hijo por las milagrosas gracias
que este mundo moderno necesita desesperadamente. Por la conversión y la reconversión de todas
las naciones de Jesucristo y su enseñanza en el matrimonio y la familia.
María, Madre de la Sagrada Familia y Madre de nuestras familias,
ruega por nosotros. AMEN
Muchas gracias por su atención. Por favor inscríbanse a mi video
y visiten mi sitio web fatherlinh.com. Que Dios les bendiga.