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Ahora mismo hay mucha gente buscando un líder revolucionario
están buscando a alguien que puede enfrentarse contra el gobierno y los banqueros,
organizar y proporcionar un plan de acción.
Uno no tiene que mirar muy lejos para ver evidencia de esto.
Las llamadas al liderazgo no siempre son explícitas a veces es tan sencillo como preguntar
¿y ahora qué? ¿Qué hacemos?
Pero no nos confundamos cuando dices cosas como estas
en efecto estás anunciando que estás buscando a alguien que te guíe.
Y para alguien que está buscando las riendas esto esta dejándole saber que la oportunidad se encuentra ahí.
Esto es una situación muy peligrosa, porque lo que tenemos es un vacío de poder,
y la falta de claridad en cuanto a cómo se debe llenar ese vacío.
Es peligroso porque alguien podría llegar fácilmente en escenas ahora mismo
decirte lo que quieres oír y dirigirte en una dirección que sería mucho peor que la situación actual.
Y sí, sin duda esto puede agravarse.
Quienes no pueden ver esto, no conocen de historia.
Si quieres una idea sobre lo que hablo,
Si deseas un ejemplo de cuán malas se pueden poner las cosas cuando la persona equivocada toma el control de una revolución,
investiga las consecuencias del liderazgo de Robespierre durante la revolución francesa.
Contrario a la creencia popular no fue sólo la nobleza la que estaba siendo ejecutada por montones durante este período.
De hecho cualquier y todos los que se atrevieron a discrepar con él y sus políticas también.
Históricamente la revolución francesa representa mucho más lo que sucede durante el mantenimiento política
que lo que vimos en la revolución americana.
Períodos de inestabilidad y caos favorecen el surgimiento de dictadores.
Ahora bien podría intentar decirles que el deseo de liderazgo es una falla psicológica
o un signo de debilidad, pero realmente no sería justo.
En sí mismo el deseo de liderazgo es natural.
Es un aspecto natural en nuestra disposición como especie.
Al igual que los lobos y gorilas, siempre terminan con machos y hembras alfa,
los seres humanos probablemente siempre tendrán la tendencia de tener un líder de la manada hasta cierto punto.
La pregunta es ¿cuál será la naturaleza de ese liderazgo?
¿Y cuál será su relación con la gente?
¿Seguirás a un hombre que nunca has conocido, quien alza la voz a miles de kilómetros de distancia?
¿Le permitirás dictar las opciones que usted debería tener?
¿y el curso que su cultura se va a tomar?
Eso no parece ser un probable camino hacia la libertad.
La realidad del asunto es el siguiente:
No necesitamos a un hombre fuerte, un líder carismático que dirija la carga.
Necesitamos que todos y cada uno de ustedes se responsabilice de donde estamos
y empezar a hacer todo en su poder para cambiar de rumbo.
Esto no significa que debas intentar controlar a los que te rodean, o reunir muchos seguidores.
El liderazgo no se trata del número de seguidores que tienes,
el liderazgo es simplemente la capacidad de pensar independientemente
y tomar acción sin pedir permiso.
Un verdadero líder no espera a alguien,
hacen lo que debe hacerse porque sienten que es su deber.
Lo que se necesita en estos momentos no son demagogos y aduladores, profetas y discípulos.
Estas son todas manifestaciones de un paradigma de servilismo e inmadurez intelectual.
Lo que necesitamos son líderes reacios, individuos con absolutamente ningún deseo de destacar sobre otros,
y que estén mucho más interesados en construír a quienes les rodean
que a elevarse a grandes alturas políticamente.
Si no encuentras a alguien así a tu alrededor
la respuesta no es quejarse, o criticar a los demás que lo están intentando, pero no están la altura de tus expectativas.
La respuesta es ser el líder. Especialmente si no te siente bien.
Especialmente si va en contra de cada fibra en tu ser serlo.
Quienes desean poder generalmente no lo deben tener
Cuando digo que debes ser el líder esto no significa que tienes que tener un plan.
No significa que usted necesita saber cómo organizar gente o ser un orador carismático.
El liderazgo no es una habilidad específica
es fuerza de carácter.
Rosa Parks no estaba entrenada como oradora,
ella no tenía experiencia dirigiendo movimientos políticos o campañas en los medios, y no la necesitaba.
Su acto de coraje fue suficiente para inspirar a aquellos que si tenían estas habilidades para dar el siguiente paso.
Esto es un concepto importante para internalizar.
No podemos saber cuál será el efecto completo de nuestras acciones,
y nuestra participación no debe basarse en las posibilidades de éxito.
Logramos mucho más cuando estamos dispuestos a mirarnos a nosotros mismos como granos de arena.
Cuyos movimientos con el tiempo ayudarán a suavizar la superficie de una piedra aguda.
En ese sentido también necesitamos darnos cuenta de que es posible que no vivamos para ver el resultado final.
Si cada uno de nosotros funciona desde ese punto de vista, la cuestión de quién nos va a guiar será irelevante.
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