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¿Ha visto cómo ha salido
disparado de la carretera?
- Ha salido disparado.
- Ha sido horrible.
- Debía de ir a más de 130.
- Hay que llamar a una ambulancia.
- ¡Miren el coche!
- Le ha debido de adelantar a 150.
Yo no... Él me adelantó.
- Nunca he visto nada parecido.
- Bajemos a ver.
- Vamos a bajar a verlo.
- Russell, recuerda que estás débil.
¡Cómo salió disparado!
Cuidado.
En el coche no hay nadie.
- ¿Qué dice?
- Ahí está.
¡Santo cielo!
- ¿Qué les parece eso? Sigue vivo.
- ¿Está herido?
Hay que llamar a una ambulancia.
No sé cómo ha podido sobrevivir
a un accidente así.
No soy médico, pero sé algo
de medicina. Soy dentista.
¿Cree que está herido de gravedad?
¿Bromea?
Aguante. Lo llevaremos a un hospital.
Si me mueven, me romperé en trocitos.
Total, qué más da.
Verán, hay mucho dinero...
Hay mucho dinero: 350.000 dólares.
¿Me han oído?
350.000 dólares.
En el parque...
En el parque de Rosita Beach.
Al sur de ***, en Santa Rosita.
Está en un maletín enterrado debajo de...
debajo de una gran W.
La verán. Lo encontrarán debajo de...
una gran W.
No tiene pérdida. Es una gran...
una gran W.
Ha estado allí... enterrado quince años.
- Tenemos que sacarlo de aquí.
- Está muy grave. Se va a morir.
Escúchenme. Se lo regalo todo.
Pero que no les engañen.
No se dejen engañar.
Que no les vengan con cuentos,
porque era mío y he pagado por ello.
He pagado
hasta el último dólar. ¿Me oyen?
Tengan cuidado... Cuidado con la pasma.
Esos cerdos están por todas partes.
Hay policías por todas partes.
Vayan hasta allí y desentiérrenlo.
Desentiérrenlo todo.
Y luego... disfruten del dinero.
Sean felices.
Anden por la calle como reyes,
vuelvan al barrio donde se criaron.
Vean a los amigos, a las señoras...
Las señoras estarán
encantadas de verles...
gracias al bueno de Smiler.
El bueno de Smiler.
El amigo de todos.
El amigo de...
- Tía Belle, lo hice sin querer.
- Por Dios santo, tranquilícese.
Por favor, di que no pasa nada, tía Belle.
Dímelo, por favor.
Tienes que decirme que no pasa nada.
Por todos los santos, dígaselo.
No pasa nada.
La ha palmado. Créanselo.
Me lo creo, pero como salte otra vez
como antes, salgo por pies.
- Vaya forma de morirse.
- Alguien debería cubrirlo.
A mí no me mire. Sólo tengo este jersey.
Yo tengo una manta en el camión.
- ¿Será verdad lo que nos ha dicho?
- No, estaba desvariando. Deliraba.
Debe de ser la policía.
¿Creen que debemos contárselo?
No. Nos harían preguntas.
Nos tendrían aquí todo el día.
- Nosotros tenemos que ir a Las Vegas.
- Yo tengo que entregar unos muebles.
Mi mujer y yo estamos
de segunda luna de miel y...
Mi mujer está en el coche con mi suegra.
Vamos de camino al lago Mead.
¿Para qué tanto discutir?
Nos callamos como tumbas
y así podremos irnos enseguida.
¿Es agente de policía?
¡Sí!
- ¿Hace cuánto ha ocurrido?
- Hace unos cinco minutos, agente.
¿Alguno de ustedes vio el accidente?
- A mí me adelantó en una curva y...
- ¿Alguien lo llegó a ver?
Estaba adelantándome cuando el coche
salió disparado desde ahí arriba.
- ¿Quién bajó primero?
- En realidad, todos...
¿Estaba muerto?
¿Estaba muerto?
Repito: ¿estaba muerto
cuando llegaron aquí?
Prácticamente.
¿Seguía vivo? ¿Dijo algo?
¿Dijo algo antes de morir?
- ¿Sobre qué?
- ¿Cómo que "sobre qué"?
¿Dijo algo o no?
Bueno...
- Estaba...
- Estaba delirando, agente.
- ¿Delirando sobre qué?
- Dijo... Lo que dijo fue bastante...
- Fue bastante...
- Embarazoso.
¿Qué dijo? Vamos, vamos.
Creyó que este señor era su tía.
- ¿Su tía?
- Sí, su tía Belle.
Debía de tener una tía con ese nombre.
Está bien.
¿Hizo alguna declaración?
¿Algún mensaje final?
- No lo dejó muy claro.
- No lo dejó nada claro.
- Oiga, agente, ¿podemos irnos ya?
- Un momento.
Denme sus datos, por si acaso.
Yo no sé dónde voy a estar...
No pierda el tiempo con nosotros.
Vamos a Las Vegas.
No sabemos cuánto tiempo
nos quedaremos o si...
Yo llevo un cargamento
de muebles a Yuma.
Sea razonable. Queríamos ayudar,
pero llegamos demasiado tarde.
- Así que déjenos marchar.
- Tenemos cosas que hacer.
- Todavía no hemos desayunado.
- Está bien, está bien.
Pero usted tiene que darme sus datos.
Esperen.
¿Yo?
- ¿Por qué?
- Por si el juez quiere que vaya a declarar.
J. Russell Finch,
2790 Penrose Boulevard, Fresno.
Estaré fuera un par de semanas,
pero puede llamar a la oficina.
- ¿El nombre de la empresa?
- Algas Comestibles del Pacífico.
Está en Fresno.
Pregunte por mi secretaria.
- La ambulancia está de camino.
- Bien.
- ¿Está muerto?
- Sí.
Hay que apartar esos coches de la curva.
Supongo que eso es todo.
Muchas gracias, caballeros.
Bueno...
Malas noticias para usted.
En Santa Rosita no les va a gustar nada.
- A Culpeper le va a dar algo.
- Sí.
- Preparemos otra versión.
- ¿Cómo que otra versión?
Se levantó como de costumbre.
Cogió el coche. Paró a desayunar.
Fue al lavabo. Saltó por la ventana.
No creo que Culpeper diga
que deberíamos haber entrado con él.
Lo que más me sorprendió
fue cómo salió disparado.
Si tengo que escalar más,
habrá dos cadáveres.
Pobre hombre.
Melville, ¿qué ha pasado?
No hemos podido hacer nada.
No había nada que hacer. Venga.
¿Y bien?
- Ha sido horrible.
- Russell, estoy mareada.
- Tranquila, cariño. Estas cosas pasan.
- Pero, ¿qué actitud es ésa?
El país entero está lleno de gente que,
cuando pasan estas cosas,
sólo dice: "Estas cosas pasan".
Y por eso pasan.
- Intentemos no discutir.
- Vamos, Russell.
Tenemos que tomar decisiones.
Si te lo dejamos a ti,
nos pasaremos el día en la comisaría.
Tienes razón, tienes razón.
¿Sabes lo que hacen
esos patanes de Sacramento?
Se sientan en sus despachos,
con los pies encima de la mesa
y exprimen a 15 millones
con sus corruptelas...
Escuchad. Lamento interrumpir,
pero tengo que decir una cosa.
- ¿Qué ocurre, Melville?
- Nada, estoy pendiente de algo.
Benjy, date la vuelta.
Siéntate derecho. Disimula.
No me engañan. Van a por el dinero.
Conque sí, ¿eh?
Quiero que me digas todo lo que dijo
el hombre, palabra por palabra.
¿Crees que es verdad?
Mónica, no sé los demás,
pero algunos sí lo creen,
como los que vienen detrás.
No mires atrás.
Sé dónde está.
Debajo de una gran W, eso dijo.
¿Washington? ¿Wáter?
Espero que no esté dentro de un wáter.
Venga, piensa en algo
que empiece por W.
Whisky.
Westfalia.
Tengo que descubrir dónde está.
El médico de Russell le dijo
que evitara sobresaltos innecesarios
durante dos semanas debido a su estado.
Por eso hemos venido de viaje:
Para que descanse.
- Deberías habérselo dicho a la policía.
- ¿Qué pinta la policía?
- Estaban persiguiendo a ese hombre.
- Claro, conducía demasiado deprisa.
- Lo digo por el mal estado de Russell.
- Su mal estado financiero.
Es el único mal estado que tiene.
¿Sabes por qué tu marido
tuvo una crisis nerviosa?
Porque sepultó 40.000 dólares,
incluidos mis 15.000,
en una empresa
que vende algas comestibles.
No le gustan a nadie
y encima son carísimas.
- Ya, pero...
- Ya, pero ¿qué?
A mucha gente le gustan, a mí me gustan,
y estoy intentando reducir costes.
Ya, como el día que saliste de la oficina
y te pusiste a gritar en medio de la calle...
- Mamá.
- Cállate, Emmeline.
- Pero...
- Y tú también.
Puede que nos haya gastado una broma.
Una broma pesada.
¿Qué clase de persona gastaría
una broma pesada a desconocidos
cuando no le queda un hueso entero?
- Warwick.
- No.
- Walkman.
- No, no.
- Windsor.
- No.
- Waterloo.
- No.
¿Por qué vamos a 50?
Pisa el acelerador, a ver qué pasa.
- Mamá.
- Los demás se van a dar cuenta.
- Adelante, ¿qué puedes perder?
- Mamá, no conduce muy bien.
¿Quieren dejar al camión atrás?
¿Qué haces? ¿Por qué aminoras?
Es inútil. Así no les perderemos.
Se me revuelve el estómago...
¿Qué hace el idiota del camión?
¿Qué hace ahí detrás?
Tendrá el depósito vacío. Me alegro.
- ¿Qué ocurre?
- ¿Problemas con el motor?
- ¿Se ha quedado sin gasolina?
- ¿Se le ha doblado el tubo de escape?
No, ha sido una rueda.
Pensé que... ¡Caramba!
Quería... De acuerdo, estaba... Vaya.
Creo que estamos cometiendo
un grave error.
- Estoy de acuerdo.
- ¿Y?
- Esta carrera es de tontos.
- Así no vamos a ninguna parte.
Tiene razón.
¿Por qué no lo hablamos
y llegamos a un acuerdo civilizado?
- Tiene toda la razón.
- Bien. Lleguemos a un acuerdo.
Sí, hagámoslo.
De ese modo, nadie tendrá más ventajas
que los demás. Es justo.
- Apartemos los coches de la curva.
- Sí. Hablemos allí.
- Bien.
- Estupendo. Nos vemos allí.
Allí.
Le paso con Homicidios.
Comisaría de Santa Rosita.
¿Departamento de Investigación?
Ahora le paso.
Comisaría de Santa Rosita.
Agente Matthews al aparato.
No, sheriff, el jefe no está.
Hoy llega con retraso.
- Castigado sin postre. ¿Quién es?
- El sheriff del condado de Crockett.
Es donde está Smiler.
¿Qué habrá pasado?
Gertie, ¿me pasa la llamada al despacho?
¿Un cafelito, Schwartz?
¿Sheriff? Soy Culpeper.
- ¿Ha escapado? ¿Cómo ha sido?
- Me temo que tengo malas noticias.
- Grogan la ha palmado.
- ¿Qué?
Se ha estrellado con el coche
hace veinte minutos.
Se escapó de la cárcel.
¿Y cómo ha ocurrido? ¿Dónde ha sido?
En la 39, a 30 km del cruce con Danby
y a 15 km al oeste de Valley Center.
¿Hubo testigos?
Algunas personas pararon para ayudar.
- ¿Murió en el acto?
- No lo sé, pero puedo averiguarlo.
Sí, hágalo. A ver qué dicen.
Muchas gracias, sheriff.
Qué estupenda forma de empezar el día.
Se pasa uno quince años intentando
resolver un gran caso y justo cuando...
No pasa nada, jefe. Yo se lo traigo.
Lo ha vuelto a hacer.
¡Coge el número de la matrícula!
¡Coge el número de la matrícula!
Sujeto: Un camión de mudanzas.
Sujeto: Un volkswagen rojo...
- Son ellos.
- Avisa a la central.
2-1-6-2, 2-1-5-8. Acabamos de identificar
a los cuatro coches aparcados.
Están ahí, hablando. Cambio.
Sammy, olvídate de la ambulancia.
Quédate pendiente de la radio.
El hombre dijo que había dinero
enterrado en un parque.
Correcto. Debajo de una gran W.
- ¿Qué es una gran W?
- Cuando lo descubra, se lo digo.
Cabe la posibilidad
de que el hombre dijera la verdad.
De ser así, el sitio
está a casi 300 kilómetros de aquí.
Volvamos a los coches tranquilamente
y conduzcamos hasta allí
a una velocidad prudente,
sin perdernos de vista.
Llegamos, desenterramos el dinero,
si es que está allí,
y si lo encontramos,
lo dividimos entre todos.
- Tiene razón.
- Deberíamos llamar a la policía.
- ¿Por qué?
- No le hagan caso.
¿Qué es eso de un reparto justo?
Llegamos en cuatro vehículos.
Deberíamos dividirlo en cuatro.
¿Cuatro? ¿Qué está diciendo?
¿Benjy y yo
tenemos que repartirnos un cuarto?
- Correcto.
- ¿A quién quiere engañar?
- A mí me parece justo.
- Claro que le parece justo.
- Sólo que es un timo, eso es todo.
- 350.000 dividido entre cuatro da...
- 87.500.
- Sí, eso es.
A ustedes les tocan 87.500
y Benjy y yo tenemos que repartirlo.
En el accidente éramos cinco.
Dividámoslo en cinco partes.
- Tiene razón. Dividámoslo en cinco.
- Estoy dispuesto a considerarlo.
Cinco partes, cada una sería de 70.000...
¡70.000 dólares! ¡Caramba!
¿Se dan cuenta de cuántos viajes
tendría que hacer de Modesto a Yuma?
- Se olvidan de una cosa.
- Sí.
- ¿Qué cosa?
- Eso, ¿qué cosa?
¿No saben contar?
Allí había ocho personas.
- Sí. Éramos ocho.
- Mi mujer y yo nos contentaríamos con...
¿Con dos octavos en lugar de un cuarto?
Qué generosidad.
Esperen. Vamos a hacerlo
como hemos dicho antes.
O un cuarto por coche,
camión incluido, o un quinto por hombre.
- Un cuarto o un quinto.
- Sólo porque esta vieja...
¡Cómo se atreve!
Jefe, tenemos una situación
absolutamente increíble.
- ¿Recuerda a Smiler Grogan?
- Sí.
Smiler Grogan pasó la noche aquí.
Se escapó esta mañana.
Condujo por aquí,
llegó hasta aquí, se estrelló y se mató.
Pero antes de morir,
unos conductores se pararon a ayudar.
Y ahora están aquí, hablando.
Creo que discuten sobre algo.
Hay una unidad de policía
del condado de Crockett observándolos.
Demos una parte a cada persona
y por cada cosa.
Somos ocho, así que ocho partes.
Había cuatro vehículos: Cuatro partes.
Eso hacen doce partes.
Cinco bajamos al lugar del accidente,
así que cinco partes más.
Van 17, ¿correcto?
Sumamos el número de personas
en cada coche.
Tres en su grupo, dos en el suyo,
dos en el nuestro y uno en el de usted.
La suma total es de 25 partes.
350.000 entre 25 son 14.000 por parte.
Ustedes se llevarían tres partes
por ser tres personas,
una parte por el coche,
otra parte por bajar al accidente,
y tres partes por ser
tres personas en el coche,
lo que suman ocho partes
por un total de 112.000 dólares.
Y eso lo cubre todo,
incluida la emancipación de la mujer.
Un momento. Si no lo entiendo mal,
a mí me toca una parte por ser una
persona, una parte por bajar al accidente,
una parte por el camión y una parte
por ser una persona en el camión.
Por muchas vueltas que le dé,
me llevo mucho menos que los demás.
Dejen que lo vuelva a explicar.
Ese grupo, con tres personas,
se lleva 112.000. ¿Correcto?
Los de ahí se llevan 97.000.
Nosotros nos llevamos 84.000.
Y usted solito se lleva 56.000.
- Libre de impuestos.
- ¿Cómo que libre de impuestos?
Hombre, si vamos a ese parque
y descubrimos el dinero...
No creo que él vaya a declarar nada.
Por supuesto que no va a declarar nada.
Yo no voy a declarar...
¿De qué está hablando?
Son ingresos exentos de impuestos.
Es como un regalo.
Pero si encontramos el dinero,
tendremos que declararlo.
Si no, estaríamos robándole al gobierno.
¿Se lo puede explicar, por favor?
¿Yo? Verá, si encontramos el dinero,
puede que no haya que pagar impuestos
sólo por haberlo encontrado.
- Lo que intenta decirle es que...
- Todos tenemos que pagar impuestos.
Hasta los empresarios que roban
y timan a la gente normal,
incluso ellos pagan impuestos.
Me rindo. Si alguien tiene
un plan mejor, adelante.
Allí abajo éramos ocho,
lo que significa ocho partes.
- Nosotros tres, ustedes dos...
- Es imposible.
No vamos a ninguna parte
escuchando a este carcamal.
¿Está intentando separarnos
para que cada uno se vaya por su lado?
- Y cada una por su lado.
- Como vuelva a abrir la boca...
- Vámonos.
- No discutan, hagan el favor.
Hemos pensado veinte formas de hacerlo
y ninguna es buena.
Sea como sea,
alguien siempre pone pegas.
Ahora sólo nos queda
una forma de hacerlo, es decir,
cada uno, la vieja incluida, por su lado.
Buena suerte y que gane el mejor.
Exacto. Usted no, señora.
Por mí, como si se muere.
Todos estamos de acuerdo en eso.
Seamos sensatos.
Hay dinero suficiente para todos.
Suficiente para usted,
suficiente para usted,
y para mí y para usted,
y hay suficiente para...
- Melville, mi zapato.
- Sube al coche.
2-1-5-8, 2-1-6-2. Los vehículos en
observación están pasando este control.
A la cabeza, la furgoneta Plymouth.
Le sigue el ford,
el volkswagen, el chrysler descapotable.
Circulan a 80 kmh.
- Van de camino.
- ¿En la misma dirección?
Sí, y según mis agentes,
todos han excedido el límite de velocidad.
No deben de sospechar lo más mínimo
que haya tanta gente observándolos.
¿Le importa llamar al capitán Hardesty
para que nos mande un helicóptero?
Veré lo que se puede hacer
y le volveré a llamar.
¿Dónde he dicho siempre
que Smiler escondió el dinero?
- Ya lo sé, ya lo sé.
- ¿Dónde?
Ahí mismo.
Exacto.
Si estos parranderos
deciden ir a buscarlo,
llegarán al cruce
y girarán en dirección sur.
¿Por qué iba Smiler hacia el este
si el dinero estaba aquí mismo?
Era muy listo.
Doblo la apuesta:
Van al cruce y giran hacia el sur.
Hecho.
Parque Mount Shasta. ¿Estamos cerca...?
Eso está arriba. Mira por abajo.
- ¿Estamos cerca de Oregón?
- ¡Está a 1.000 kilómetros de aquí!
No le adelantes, Ding.
Ding, te van a quitar el carné.
¿Vamos a ser los últimos
y conducimos un imperial?
No puedo adelantar en las curvas.
Venga. Mira, ahí hay un sitio.
¿Es para hoy?
Adelanta.
Lo dije antes y lo repito:
Yo no quería venir a California.
- ¿Lo has encontrado ya?
- No lo veo.
Tú coge el volante. Dame el mapa.
Tiene que estar aquí. Justo aquí.
Valley Center. Hay un aeródromo...
Melville.
- Aparta el mapa.
- Quítamelo.
No vayas por ahí. Ten cuidado.
- Quita eso.
- Quítame eso.
Ya está bien.
AERÓDROMO
- Seguro que alquilan aviones.
- Vámonos.
- Llegarán antes que nosotros...
- He dicho que da igual.
A mí no me sube nadie a un avión.
Quise hacer un reparto razonable.
Pero no, querían ir cada uno por su lado.
Ahora van a ver quién soy yo.
Esto no anda, Benjy.
Hay arena en el carburador.
Cuando los dueños vean esto,
no quiero ni pensar en lo que...
No importa, no importa.
Tenga esta bici.
Busque un teléfono y alquile un coche.
Pero esto es una bici de chica.
Es de niña.
Tengo que meter todo esto
y cerrar el camión.
Nosotros lo haremos. Dese prisa.
De acuerdo.
Tengo que reconocer
que me siento ridículo.
¿Saben a qué me refiero?
¿Nos lleva o no?
- Por 250 dólares no puedo negarme.
- Bien. Usted ocúpese del avión.
El coche lo recogeremos mañana.
Le daré un cheque.
- ¿Un cheque?
- Del Banco de América.
- ¿Usted es piloto? ¿Hay algún avión?
- Todo afirmativo.
- ¿Dónde hay un avión? No veo ninguno.
- Sólo hay uno y lo hemos alquilado.
- ¿Ha hecho un trato con ellos?
- Correcto.
¿Dónde podemos alquilar otro avión?
- En North Valley.
- ¿Dónde está eso?
Al otro lado de Valley Center,
a 20 o 25 km. Perdonen.
Obstruccionista.
Quédense y admiren el despegue.
Escuche, dentista: Odio a los dentistas.
Le odio tanto que no puedo
decirle cuánto delante de su mujer.
- Y viceversa.
- Me va a oír...
Vengan aquí.
- Buenos días.
- Buenos días.
¿Han tenido un accidente?
- ¿Algún herido?
- No. Buscamos un teléfono.
- ¿Nos lleva?
- ¿Que les lleve?
Cómo no. Será un placer.
¡Mecachis! Me temo que
me ha pillado desprevenido.
Tenga cuidado con el cactus, señora...
Lo siento con toda mi alma.
Es que he recogido
algunas muestras de flora del desierto.
¿Dónde pongo esto?
Vaya.
- Buenos días.
- Buenos días.
Oiga, que tenemos
que hacer una llamada.
Por supuesto. Faltaría más.
Vaya accidente. Menuda suerte
que nadie esté herido.
¿De dónde ha sacado ese acento
tan raro? ¿Es de Harvard?
¿Harvard? Oh, no. Soy inglés.
- Suena tan extranjero...
- ¿De verdad?
No nos hemos presentado.
Soy el coronel Algernon Hawthorne.
- ¿Usted es coronel?
- Teniente coronel, para ser exactos.
Yo me llamo Finch. Ésta es mi mujer
y mi suegra, la señora Marcus.
Meta todo eso en el maletero.
Los cactus son mi afición.
Llevo diez días
recogiendo cactus para mi colección.
Nada del otro mundo, la verdad.
Chumbera, equinocacto, opuncia...
Ese tipo de cosas.
Me han dado permiso en Vandenberg.
- ¿Dónde?
- Vandenberg, donde tienen los misiles.
Me destinaron allí hace diez meses.
Tareas de enlace.
Todo muy confidencial, ya saben.
Así están las cosas.
¿Le importaría mirar a la carretera?
Por supuesto. Ya saben.
- No pare. Siga adelante.
- Mamá.
- ¿No deberíamos parar...?
- Es el que chocó con nosotros.
Siga.
No pienso volar en este cacharro...
Fíjate en cómo suena.
Y mira cómo se mueve.
¿Por qué no seguimos con la luna de miel
y nos olvidamos de todo esto?
Cariño, por favor.
Créeme, todo va a salir bien.
¿Crees que pondría tu vida en peligro?
Si fuera peligroso volar en este...
Es un avión del...
¿En qué año fabricaron este avión?
- En 1916.
- En 1916.
En 1916. ¿Ves?
Es un avión probado y bien probado.
Este avión no tiene nada de experimental.
Venga. Vamos a la aventura.
Vamos. Sube ahí y disfruta.
Pero, ¿no hay ningún otro coche
que podamos...? ¿Qué?
De acuerdo. Gracias.
¿No pueden alquilarnos
esa furgoneta? Le pagaré.
Ya se lo he dicho: No podemos.
Llevamos abiertos una semana.
¿Qué íbamos a hacer sin la furgoneta?
Tenemos que trabajar.
Si se lo contamos al inglés...
¿Admites estar involucrado
en algo tan horrible?
- Dirá que tiene derecho a una parte.
- La tendrá, si nos lleva hasta allí.
Y si no se lo decimos, no nos llevará.
Qué listo eres.
Escucha. Sólo el diez por ciento.
No tiene por qué pedir nada más.
Gracias por parar. ¿Me lleva?
¿Qué hace con una bici de niño?
¿Le falta un tornillo?
He tenido un accidente.
Tengo que ir a Santa Rosita.
- No le puedo ayudar. Me desvío antes.
- Espere un momento. Déjeme pensar.
Tengo que contárselo a alguien.
¿Tiene un par de horas libres?
¿Un par de horas libres?
Le ha debido de dar una insolación.
No, espere un momento.
Sólo escúcheme.
Cuando le cuente lo que ha ocurrido
no se lo va a creer.
Hubo un accidente
a unos 30 kilómetros de aquí.
Hay 350.000 dólares en juego.
Le advierto que no se va a creer
lo que le voy a contar.
Pruébeme. Soy bastante crédulo.
Lo que me preocupa es lo de la gran W.
¿Seguro que me lo ha contado todo?
¿No sabe a qué se refería
con lo de una gran W?
Los demás tampoco lo saben.
Tenemos que llegar los primeros.
¿Qué opina? ¿Trato hecho?
Trato hecho.
Más vale que aparte la bicicleta.
Podría provocar un accidente de noche.
TALLER RAY & IRWIN
Cuánto me alegro de que estén aquí.
Necesito su ayuda.
He pinchado. La rueda de repuesto
no está muy bien. Echen un vistazo.
¿Hay algún aeropuerto cerca?
Si la rueda de repuesto no vale,
pongan una nueva.
¿No tienen ruedas?
Pues arreglen la de repuesto. ¡Muévanse!
Usted puede llenar el depósito mientras
él trabaja. ¿Tengo monos en la cara?
La pensión para mi categoría
no ha subido ni un centavo desde 1934.
Ahora que si el alcalde
apoyara un aumento...
No puedo presionar al alcalde.
Sí que puede, Al. Ésa es la cuestión.
Hoy voy a cerrar uno de los casos
más importantes que hemos tenido.
Quiero que se lo explique al alcalde.
Dígale que el dinero está aquí,
donde siempre he dicho que estaba.
Aquí mismo.
Y háblele de la publicidad
que va a suponer para el departamento.
Vamos, Aloysius,
sea bueno y écheme una mano, ¿quiere?
Lo intentaré.
Él le escuchará.
Si él la apoya,
la ley se aprobará por mayoría.
Sabe que estoy a punto de retirarme.
Haré todo lo que pueda.
- Lo sabe, ¿verdad?
- Sí.
Hay otra cosa...
Una minucia. Las vacaciones.
Cuando haya resuelto este caso,
no tendré nada pendiente.
Me gustaría cogerme tres semanas
y llevar a Ginger de vacaciones.
- ¿Le parece bien?
- Por supuesto que me parece bien.
Gracias. Qué ganas tengo de decírselo.
- Y no se olvide de lo del alcalde.
- No, no. Haré lo que pueda.
Se lo prometo.
Nunca olvidaré
lo que está haciendo por mí.
¿Sabe? Esta mañana tengo la sensación
de que todo me empieza a salir bien.
¡Sylvester!
- ¿Por qué demonios has hecho eso?
- Mamá.
¿Tenías que darnos a todos
un susto de muerte?
¿Por qué no lo habré pensado antes?
Estamos corriendo como locos y...
¿Por qué no habré pensado en Sylvester?
Vive en Silver Strand Beach.
- No se me había ocurrido.
- ¿Quién es Sylvester?
Mi hijo. Trabaja de socorrista allí.
No estoy del todo seguro
de que no haya estropeado el coche.
No le saque brillo. Tengo una flota entera
de coches. No se moleste.
Buen trabajo. Tómense algo a mi salud.
Quédense con el cambio.
- ¿Me van a dejar que me marche?
- ¡Usted!
¡Oh, no! Es el lunático que se escapó
anoche del manicomio.
Cuidado con él. Es un maníaco homicida.
Póngase al teléfono y pida socorro.
Soy psiquiatra. Este hombre está loco.
No soy su enfermera.
Tiene un complejo de odio. Tranquilícese.
Conque quería
que apartase la bicicleta, ¿eh?
Cuando haya acabado con usted,
sí que voy a provocar un accidente.
Llame por teléfono.
Ha habido un malentendido.
Espere. No lo entiende...
Pare, haga el favor. Tome...
- Lo voy a matar.
- Le compraré otra bicicleta.
Oiga, señor, no lo entiende...
No se lo tome... ¿Le importaría...?
Déjeme... Esto es demasiado.
Déjeme en paz. Está loco.
Váyase.
Pare. Está loco.
Buenos reflejos. Estoy orgulloso de usted.
Ahora átenlo. Haré que venga alguien
con una camisa de fuerza.
- Muy bien.
- Yo no he visto nada.
- ¿A cuántos ha matado?
- No sea morboso.
Átenlo hasta que vengan
los de las batas blancas.
Buen trabajo. Si me necesitan,
estoy en el listín. Soy el doctor Zilman.
- Tenemos que ir a Santa Rosita.
- Esto es un club, no fletamos aviones.
¿De quién es ese avión?
Es de Tyler Fitzgerald,
pero hoy no tiene previsto volar.
- ¿Está aquí?
- En la sala de billar.
Está dormido. No se le puede molestar.
¿Podemos hacerle sólo una pregunta?
No, no pueden.
¿Dígame? ¡Esperen!
Vamos, Benjy. Ése de ahí
debe de ser el señor Fitzgerald.
- No pueden molestarlo.
- Sólo queremos hablar con él.
- Déjenlo descansar.
- Señor Fitzgerald.
Queremos hablar con él.
Será sólo un momento.
Despierte, señor Fitzgerald.
Creo que está acatarrado.
Señor Fitzgerald, escuche. Se lo ruego.
Lamentamos despertarlo,
pero es una emergencia.
No tienen derecho a irrumpir aquí.
- Eso es un catarro de cabeza.
- Oiga.
¿Conoce Rosita Beach?
Usted es el único que puede llevarnos.
- Es cuestión de vida o muerte.
- Sí, de vida o muerte.
- Nuestra abuela se muere.
- ¿Quién se muere?
Nuestra abuela se muere
y nos ha mandado llamar.
Sí. Está en Rosita Beach.
Se muere y nosotros estamos aquí.
Quiere que estemos allí con ella
cuando deje este mundo.
O no se irá.
- Bueno, sí se irá, pero...
- Han entrado sin permiso.
No es verdad. Me voy a presentar.
Somos Dingy Bell y Benjy Benjamin.
- ¿Cómo está?
- No te molestes.
Oiga, señor. Nos gustaría
que nos llevara...
- ¿Qué ocurre?
- Esperen un momento.
- No veo nada.
- ¿Qué?
Tengo algo en los ojos. No veo nada.
- ¿No ve? No ve nada.
- Tendrá un catarro de ojos.
- George, no veo.
- Un momento, señor Fitzgerald.
No veo. George, no...
¡Señor!
Cerciorémonos de que no puede soltarse.
Sucio holgazán. En cuanto
le ponga las manos encima, lo mato.
¿Qué ocurre? ¿Por qué estoy atado?
- Siéntese ahí. Todo va a salir bien.
- Van a venir unos amiguitos a por usted.
¿Qué amigos? ¿De qué hablan?
- Quítenme esto. Suéltenme.
- Tranquilo, amigo. Ha estado enfermo.
¿Quién ha estado enfermo?
¿Y dónde está el tramposo de las gafas?
Quédese quieto.
El médico ha ido en busca de ayuda.
¿Qué médico? ¿Están mal de la cabeza?
Se lo advierto, suéltenme.
¿Me han entendido? Suéltenme.
- Vigílalo. Ray, vigílalo.
- Se lo advierto...
Tendré que pegarle otra vez.
Mi brazo. Me ha roto el brazo.
Como sigan así, me voy a enfadar.
Bien, si eso es lo que quieren,
eso es lo que tendrán.
- Bájeme.
- Lo voy a matar.
- ¡Socorro!
- Va a destrozar el local.
Vamos, Ray.
- Váyase, por su bien.
- Déjenos en paz.
- Aquí están.
- ¿Qué vamos a hacer?
¡Doctor Zilman!
¡Socorro! Bájeme. Bájeme.
Bájeme inmediatamente.
Si eso es lo que quiere,
eso es lo que tendrá.
- ¿Estás bien, Ray?
- Sí. Estoy bien.
Se están pasando de la raya.
Ya he tenido bastante.
Irwin, vamos a tener que matarlo.
- ¿Estás listo?
- Listo.
- ¿Preparado?
- Sí.
¡A la carga!
- Se ha vuelto loco. Loco de atar.
- Váyase.
Váyase de aquí, señor.
Lo digo en serio. No querría...
Irwin, ¿qué vamos a hacer?
Váyase.
Venga, venga.
Sí. Sí.
Así es, mona. No pares. Venga.
Tiene que estar en casa. Nunca madruga.
¿Por qué no contesta?
Perdone que le haga esta pregunta:
¿qué tipo de persona es su cuñado?
Es un pirado, ¿por qué?
Espero que no sea como mi cuñado.
Un tipo peculiar.
- Secretario de un club de golf.
- ¿Qué le ocurre?
Sólo estaba pensando que si Reggie,
es decir, mi cuñado,
si Reggie se enterara de algo así,
posiblemente sería la última vez
que tuviéramos noticias suyas.
Dudo mucho que el bueno de Reggie
nos esperara en Santa Rosita.
Salud.
Creo que Tyler sigue en la ducha.
Tyler. Aquí está.
- Tyler.
- Nos lo ha prometido.
Yo lo despierto.
Tyler. Tyler.
Tyler, despierte.
Venga.
Salgan de aquí.
¡Señor Fitzgerald!
Si cree que voy a dejar que un extranjero
antiamericano calumnie a mi familia...
Ya lo veremos. Pare el coche.
- Vamos, señora.
- Mamá, esto es espantoso.
- Ahora lo veremos.
- Mamá, ¿qué haces?
Ni siquiera te fías de tu propio cuñado.
- Si mi chico no entra, no entra nadie.
- Ni siquiera es nuestro coche.
- No tenías ningún derecho a hacer eso.
- ¿Derecho? ¿Tú me hablas de derechos?
- Mamá...
- ¿Te atreves a hablarme de derechos?
¿Problemas? ¿Algún problema?
Sí. ¡Pero no necesitamos su ayuda!
Bien.
Mamá, por favor.
Ya basta. Devuélvele las llaves
o no saldremos nunca de aquí.
- Qué pena.
- Permítame que le diga
que encuentro su actitud
particularmente negativa.
¿Qué tiene todo esto que ver con usted,
si no es mucho preguntar?
Si ha decidido retirarse
definitivamente de este asunto,
devuélvame las llaves
para que yo pueda seguir mi camino.
Usted no se meta. Por última vez,
¿vamos a llamar a Sylvester, o no?
No lo vamos a llamar. Y te voy a decir
por qué: Porque tu hijo Sylvester
es un irresponsable,
un informal, un bocazas, un inútil,
y no es un ladrón
porque le falta cerebro y ambición.
Bien hecho.
Ven con nosotros si quieres,
pero no te sientas obligada.
O nos das las llaves,
- O tendremos que quitártelas.
- ¡Estoy de acuerdo!
Danos las llaves. Me da igual
dónde las tengas, te las voy a quitar.
- ¿Cómo te atreves?
- Las llaves.
- Danos las llaves.
- Como des un paso más...
- Te aviso, te arrepentirás.
- Llevo años queriendo hacer esto.
Te vas a llevar una buena.
- ¡Emmeline!
- Emmeline, quédate en el coche.
¡Russell, no! Mamá.
Bájenme. Se van a arrepentir.
Russell, ¿cómo has podido...?
Suéltenme. Déjenme ir.
Las tengo. Aquí están.
Siento haberlo hecho,
pero era la única manera.
No pegues a Hawthorne.
Señora, haga el favor.
Nos has obligado a hacerlo.
Perdona, pero nos has obligado.
Ahora haz el favor de subir al coche.
- No me toques.
- Hemos tenido que hacerlo.
- Tú lo has visto.
- Suéltame.
No se puede tratar así
a una mujer decente.
Vas a ir a la cárcel por agresión.
Voy a quitarte hasta el último centavo.
- No toques a mi hija.
- Si nos vamos a ir, hagámoslo ya.
- ¿Cómo has podido?
- He tenido que hacerlo.
- Señor Finch.
- No se vaya. Enseguida volvemos.
Nos ha obligado a hacerlo.
Olvidémoslo. Seamos razonables.
- Se va a marchar. Sube al coche.
- No pienso hacerlo.
Estamos perdiendo demasiado tiempo.
Deme las llaves.
Vamos más despacio que los coches.
¿No puede hacer que esto corra más?
Puedo pisar hasta el fondo,
pero eso consume mucho combustible.
Pise hasta el fondo.
Pagaré un suplemento.
- Le costará unos 150 dólares.
- Le pagaré cuando aterricemos.
- Ahora.
- ¿Tengo que pagarle ahora?
- Ahora.
- De acuerdo, le pagaré ahora.
- Melville...
- ¿Qué?
Un bicho. ¡Quítamelo!
- Tranquila.
- ¡Quítamelo!
- ¡Está destrozando el avión!
- ¿Está ahí abajo?
¡Está rompiendo el suelo!
- ¡Socorro!
- Melville...
Ninguna de estas personas
tiene antecedentes,
pero ahora son culpables de ocultar
información, provocar accidentes,
exceso de velocidad,
robo, atraco con violencia...
- ¿Capitán?
- ¿Ha conseguido llamar a mi casa?
Sí, señor.
Perdone, sheriff. Tengo otra llamada.
Hable con el sheriff.
- Lo cogeré ahí.
- Páselo al despacho del capitán.
- ¿Diga? ¿Ginger?
- Papá, soy Billie Sue.
¿Me pasas con tu madre, preciosa?
¿Y bien?
Ay, cariño.
Dime una cosa, Ginger.
¿Qué se siente al estar casada
con el personaje más brillante
de las fuerzas del orden?
¿Te refieres a ti?
Ginger, quiero que te prepares
para una pequeña sorpresa.
- Cuando te diga lo que ha ocurrido...
- Tengo un bizcocho en el horno...
El caso Smiler Grogan está resuelto.
¿El qué?
¿Qué demonios es
el caso Smiler Grogan?
El del robo de la fábrica de atún.
El caso del que he estado hablando
los últimos quince años.
Escucha. Tienes que prepararlo todo
para una escapadita a Hawai
el domingo por la mañana.
- ¿Me tomas el pelo?
- Claro que no.
¿Va en serio lo de ir a Hawai?
Vuelo número 7, domingo por la mañana.
- ¿Viene Billie Sue con nosotros?
- No.
Los dos solos, tres semanas.
Vamos a celebrarlo, Ginger.
Creo que, después de 27 años,
nos lo hemos ganado.
- ¿Qué ha ocurrido?
- Necesito ayuda. ¿Me lleva?
Mi mujer está enferma. Iba a la farmacia
y me he quedado sin gasolina.
Claro. Suba.
¿Usted?
- Espere. Tenemos problemas.
- Todos tenemos problemas. Apártese.
No pretendíamos dejarle ahí.
Fueron mi yerno y el inglés.
¿Qué inglés? ¿Se quieren apartar?
Si nos deja aquí,
¿sabe lo que va a sacar de todo esto?
- Nada. Nos lo quedaremos todo.
- ¿Ah, sí? ¿Y eso?
Llamaré a mi hijo.
Vive a 16 km de Rosita Beach.
Llegará allí, cogerá el dinero
y será para nosotros. Eso es.
Iba a ofrecerle una parte
sólo por acercarnos a una cabina.
Pero visto que no le interesa,
esperaremos al siguiente coche.
Esto es un error.
Deberíamos volver a por mi suegra.
- ¿Volver?
- Sí.
- No lo dirá en serio...
- ¿No se da cuenta?
Llamará a mi cuñado y él llegará primero.
Los demás no veremos ni un centavo.
Téngalo por seguro.
Pero el hecho
de que ella descubra el dinero,
no afecta a nuestro acuerdo.
No rompería su promesa.
Yo tengo derecho al diez por ciento.
Lo que usted diga.
Vamos, en marcha.
- Operadora.
- Santa Rosita 7-1-9-6-5.
Y después,
ese inútil asqueroso me engañó.
Cuando le ponga las manos encima,
se va a enterar...
Si está ahí, vuelva la cabeza,
simplemente vuelva la cabeza.
- ¿Ha podido hablar con él?
- Habrá salido a por el periódico.
- Podemos seguir intentándolo.
- Supongamos que no lo conseguimos.
Llegaremos los últimos.
Un momento.
¿Por ahí? Es demasiado empinado.
Hago este trayecto con el jeep
todos los días.
Sí, adelante.
Puede dar la vuelta aquí.
Se lo agradezco mucho.
Ya, ya. Estupendo.
Hola, Eddie.
Tengo que salir de aquí.
Dile a tu padre que venga.
Tiene que haber otro camino.
Vamos. Deprisa.
Yo puedo enseñarle una salida.
Hay un atajo a la carretera.
¿Un atajo a la carretera?
¿Tú lo conoces? Estupendo, sube.
Si me dices cómo llegar a la carretera,
te daré un dólar.
- Tres.
- ¿Tres? ¡Pero bueno...!
Está bien. Te daré tres dólares.
Hala, sube al coche.
¡Date prisa, niño! Tengo que salir de aquí.
- Se han ido.
- Habrán parado un coche.
Hemos adelantado a un par
y no estaban en ninguno.
A lo mejor van en la otra dirección.
Volvamos adonde estaba la cabina.
Está a kilómetros en sentido contrario.
Y no es seguro que estén allí.
Tengo que encontrar a mi mujer.
No sé qué hacer.
Mire, lo más sensato
es que continuemos los dos el viaje.
Por lo que sabemos,
su cuñado puede estar de vacaciones.
Y aunque llegue antes,
tiene que encontrar el dinero, ¿no?
Le pido encarecidamente
que continuemos sin más dilación.
De acuerdo, continuemos
sin más dilación.
Creo que el rencor personal
no ayuda a resolver la situación,
si me permite que se lo diga.
Vamos, deprisa. Vámonos.
Ya hemos llegado. Somos los primeros.
Vamos. Yo te cojo.
Lo hemos conseguido.
Somos los primeros.
Cuídeme el coche hasta que vuelva.
Vamos.
¿Por ahí?
¿Por ahí?
¿Por ahí abajo?
Son 2,90 dólares.
Tome tres y quédese el cambio.
Espérenos, ¿entendido?
Sí, claro.
Vamos.
- Está cerrado. Son las 12.
- Está cerrado.
Espere un momento.
Sólo queremos un pico y una pala.
- El señor Dinckler está dentro.
- Bien. Hablaremos con el señor Dinckler.
HERRAMIENTAS
En el sótano. Vamos.
Deben de estar por aquí.
Aquí abajo.
Busca un pico y una pala.
Tienen que estar por aquí.
Es lo único que necesito.
Un pico y una pala. Lo tengo.
Lo tengo.
Lo he encontrado.
No deseo discutir con usted
pero, como representante
del ejército de su majestad, me ofende...
¿Quiere que le diga algo? En mi opinión,
los británicos están acabados.
Si no les hubiéramos prestado los
millones que nunca nos han agradecido,
se habrían hundido
en el Atlántico hace años.
¿Por qué para?
- Baje del coche.
- ¿Que baje? No puedo...
Es mi coche y hago
lo que me place. Fuera.
Lo siento muchísimo.
Llevo muy nervioso todo el día.
Si he dicho algo contra Inglaterra,
le pido perdón.
Me alegra que diga eso.
Si tuviera la desgracia de ser ciudadano
de un país de ignorantes,
me lo pensaría mucho
antes de criticar a cualquier otro país.
Un momento,
¿está usted insultando a América?
¿Insultando? Me sorprende
que se pueda decir algo positivo.
Es el matriarcado más incalificable
de la historia de la civilización.
Fíjese en cómo su mujer y la ramera
de su madre le hacen pasar por el aro.
Los hombres americanos
están castrados. Son como esclavos.
Se mueren de infarto mientras ellas
se inflan a chocolate en la peluquería
y celebran el Día de la Madre
cada dos semanas.
Y esa obsesión absolutamente
infantil por los pechos...
Desde que llegué a este miserable país,
lo que más me repugna
es esa absurda obsesión por los pechos.
Es el tema dominante
de la cultura americana.
En la literatura, en la publicidad, en todo.
Apuesto a que si las americanas
dejaran de llevar sujetador,
la economía nacional se hundiría
de un día para otro.
F- 7. Los Crump están encerrados
en un sótano. ¿Los sacamos? Cambio.
¿Cómo se han encerrado en un sótano?
Habrá que sacarlos de ahí.
No sería justo.
¿Qué es lo que no sería justo?
Se han metido ahí solitos.
Tienen que salir por su propio pie.
Después de todo, si les ayuda
no está siendo justo con los demás.
En cuanto lleguen a su destino,
los vamos a detener.
- ¿Qué más da quién llegue primero?
- Es una carrera, ¿no?
¿Por qué quiere ayudar al dentista?
Yo estoy de parte del otro hombre,
Pike, el del camión.
Las reglas tienen que ser las mismas
para todos. Si no, no es justo.
Central a F-7.
Los vamos a dejar donde están.
A ver qué pasa.
Vigilen todas las salidas,
pero no ofrezcan ayuda. Cambio.
¿Está contento?
Necesito una copa. Hay hielo y bebidas
detrás. Prepare unos combinados.
- ¿Le parece bonito beber al volante?
- No diga tonterías y prepare unas copas.
Apriete el botón que dice "Bebidas".
Es la única manera de volar.
Velocidad estimada: 2-8-0.
No podemos seguirlo.
Que lo intercepten
otras unidades. Cambio.
- Hola, Ginger. ¿Qué pasa ahora?
- Es Billie Sue.
Oscar, su nuevo novio, iba a venir
desde Pomona sólo para conocernos.
Lo acaba de llamar para decirle
que nos vamos de viaje.
- ¿Y qué?
- Una chica que mide 1,95 metros
no lo tiene todo tan fácil.
Discutieron y luego se pusieron a chillar.
Han roto la relación
y ella dice que se marcha.
¿Que se marcha? ¿Se va de casa?
- Déjame hablar con ella. Que se ponga.
- Lo intentaré. Espera.
- Habla con tu padre.
- No quiero volver a hablar nunca con él.
No seas ridícula.
Con todos sus defectos, es tu padre.
Sí...
¿Oyes campanas, muñeca?
- ¿Diga?
- ¿Quién es?
¿Quién es usted?
Quiero hablar con mi hijo.
¿Quién es?
Quiero hablar con Sylvester Marcus.
- Sylvester.
- ¿Sí, princesa?
Es tu madre.
Mamá.
Hola.
¿Sylvester?
- ¿Eres tú, mamá?
- Claro que soy yo.
- Llevo llamándote toda la mañana.
- He estado ocupado, mamá. Estaba...
Estaba trabajando
y no he oído el teléfono.
Espera un momento, mamá.
Preciosa, ¿qué tal una cervecita?
Vaya, me siento...
Sylvester, escucha. Ha ocurrido algo.
Esta mañana ha habido un accidente.
Ha habido un muerto.
- ¿Quién se ha muerto? ¿Estás bien?
- Escúchame con atención.
- ¿Y mi hermana?
- Escucha.
- ¿Qué ha pasado?
- ¿Me quieres escuchar?
Hay un dineral en metálico
y tú puedes encontrarlo antes que nadie.
- Pero tienes que darte prisa.
- ¿Qué ha pasado? ¿Cuál es el problema?
- ¿Estás bien?
- Por supuesto que estoy bien. ¡Sylvester!
- ¿Están Russell y Emmeline contigo?
- Olvídate de Russell.
¿Te vas a callar de una vez?
- ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Russell?
- No vuelvas a mencionar su nombre.
- Cuando te diga que...
- Cuéntele lo del dinero, ¿de acuerdo?
Usted no se meta. Cállese.
- Sylvester, escucha.
- ¿Qué ha hecho Russell?
Me atacó, por si te interesa.
Me asaltó junto a la carretera.
Él y un inglés a quien no conozco.
Mamá, ¿con quién estás? ¿Dónde estás?
Con un conductor de camión
en el taller Peterson, en Plaster City.
Déjame contarte lo que ha pasado.
Escucha, mamá. Quédate ahí,
que ahora mismo voy a buscarte.
- ¡Calla y escucha!
- Todo va a salir bien, mamá
Tu niño va para allá.
Tranquila. No te pongas nerviosa.
- ¡Sylvester!
- Voy a buscarte, mamá.
Todo va a salir bien.
¿Y bien?
Viene hacia aquí.
Dice que no me preocupe,
porque todo va a salir bien.
¡Igualito que tu padre!
¡Un imbécil con músculos y sin cerebro!
La alarma antirrobo.
La activamos, la gente la oye,
vienen a buscarnos y salimos.
No te asustes si hace mucho ruido.
¿De acuerdo? Allá vamos.
- No oigo nada.
- Yo tampoco. No hay alarma.
Mira eso. No suena.
Espera.
Apártate.
Alarma antirrobo. ¡Alarma antirrobo!
El ladrón más inútil podría entrar
y nosotros no conseguimos salir.
Ahí estás. Ven aquí.
¿Melville? ¡Melville!
Suponiendo que la alarma sonase
y viniese alguien,
¿qué hay de los desperfectos?
Ellos nos encerraron aquí.
Esto tiene que funcionar.
¡Por favor, ayúdame, Mónica!
¡Por favor, ayúdame!
- El próximo que no sea tan dulce.
- Ya se ha bebido dos.
- ¿No puede esperar a que aterricemos?
- Está bien, ya lo hago yo.
- Coja los mandos.
- No sé pilotar un avión.
No hay nada que saber.
- Benjy no sabe pilotar.
- Tonterías. Cualquiera puede pilotar.
Coja esto. Yo le superviso.
Ponga las manitas en los mandos.
Así, muy bien.
Ahora, los pies en el timón.
¿Lo tiene? Así es.
¿Quién ha dicho
que no sabe pilotar? Mírele.
Ahora voy a hacer un cóctel
como los que hacía mi padre.
- ¿Y si pasa algo?
- ¿Qué le puede pasar a un cóctel?
Benjy, no sabes lo que tienes que hacer,
así que no hagas nada.
- No haré nada.
- Este chico nació para piloto.
Espera, Benjy. Más suave.
- Más suave.
- Más suave, Benjy.
Hago lo que puedo.
Fuera bromas, me está poniendo...
¡nervioso!
¡Ha habido un accidente!
Menos mal que el camión se ha apartado.
Ya no aguanto más.
- ¡Cálmese!
- Estaba a 3 metros de la línea.
¿Quiere un puñetazo? Tome éste.
- No, no.
- Venga aquí, cobarde.
- Venga aquí, cagueta.
- No me pegue.
Sangre.
No hay duda.
¡Vuelva aquí, caray!
¿Quiere jugar sucio? Muy bien.
Puerco. Puerco.
No vale mucho
sin esa horrible suegra, ¿eh?
¡Vamos, luche!
¡Lo voy a matar, lo juro!
Pare, por favor. No.
No, por favor...
- ¡Hola!
- No pares el motor.
No voy a parar nada.
¡Hola! ¿Me oye alguien?
- Yo te oigo.
- Me da igual que tú me oigas.
- No sé si estamos transmitiendo.
- ¡Socorro! ¡Tienes que pedir socorro!
¡Socorro! ¡Estamos aquí arriba!
¿Nos oyen? ¡Socorro!
- Benjy, di algo.
- ¡Socorro!
¡Socorro!
¿Diga? ¿Billie Sue?
- ¿Dónde estás?
- En la estación de autobuses.
Sólo he llamado porque mamá dice...
Billie Sue, corazón, ¿qué haces
en la estación de autobuses?
Estoy esperando el autobús.
Su mujer, por la otra línea.
¿Ginger? Oye, tengo
a Billie Sue por la otra línea.
Billie Sue, espera, ¿de acuerdo?
- Ginger.
- Sigo aquí.
Ginger, ¿oyes a Billie Sue? Está llorando.
- ¿Billie Sue?
- Está en la estación, llorando.
Pero quiere hablar contigo.
Billie Sue, ¿la oyes?
- ¿Billie?
- ¿Oyes a tu madre?
- Billie Sue, te habla tu madre.
- Escucha a tu madre, cielo.
- ¿Billie Sue?
- ¡Billie Sue, escucha a tu madre!
Todo lo que nos ha pasado hoy
a mi hija y a mí, sólo ha pasado
porque usted no miraba por dónde iba
y ha destrozado nuestro coche.
¿Ah, sí?
- Salgan de la furgoneta o las saco yo.
- Por favor, señor Pike, no se enfade.
Usted no va a hacer nada.
Siga conduciendo, estúpido grandullón.
Mamá, no te preocupes de nada.
Tu niño va a salvarte. ¡Mamá!
- ¡Espere!
- Señor Pike, ¡por favor!
- ¡Suélteme! ¡Déjeme!
- ¡Señor Pike! ¡Eso no está bien!
¡Mamá!
¡Que alguien me ayude!
Tu niño. Para eso me tuviste, mamá.
Para salvarte.
¡Que alguien me ayude!
¡Emmeline!
Ya está.
Casi se ha quemado del todo.
Un par de martillazos y estaremos fuera.
Un momento.
No puedo cruzar.
Dijiste la carretera.
Esto son las cataratas del Niágara.
De acuerdo. Mira, niño,
si quieres llegar a adulto,
dime dónde está la carretera.
No. La respuesta es no.
No respaldará un aumento
de las pensiones. Dice que ni hablar.
No habrá aumento de las pensiones,
¿y sabes por qué?
Porque la mayoría absoluta
de los diputados coincide en que
sólo hablarán de las pensiones
si es para bajarte la tuya.
¿Y por qué? Porque saben
que tú eres es el principal responsable
del cierre de los casinos.
¿Crees que podía hacer algo?
¿Que me iba a escuchar?
De acuerdo, eres un policía honesto.
Te has pasado la vida
siendo un policía honesto.
Tienes eso, y es todo lo que tienes.
No vale de nada sentirlo.
Estoy demasiado enfadado
para decir que lo siento.
Ni siquiera me estás escuchando.
Ése es el problema de esta familia.
Melville, huele a quemado.
¡Fuego!
Ven aquí. Vamos. Baja.
Deprisa.
- Apágalo.
- No sé cómo. ¡Busca algo!
- Hay extintores.
- ¡Coge uno!
- ¿Y qué hago?
- ¡Úsalo!
No sobre mí. ¡Sobre el fuego!
Es demasiado profundo.
Es un coche, no una piragua.
Vamos. Es fácil.
Como no salga de aquí...
¿Por qué, por qué?
Bien, allá voy.
Es demasiado profundo. ¡Pequeño traidor!
¿Por qué no me dijiste que era...?
¡No te quedes ahí! ¡Llama a alguien!
Éste no es lugar para un descapotable.
¡Le cogeré!
¡Estoy sangrando, Emmeline!
¡Mi mamá!
¿Qué le han hecho a mi mamá?
¡Benjy!
La culpa es de tu padre.
Toda la culpa la tiene tu padre.
¿Qué ocurre, jefe? ¿Algún problema?
Mamá, ¿vas a dejar de gritarme?
Billie, no me estás escuchando.
DESCANSO
Ya está bien, Mónica.
Sólo es un poco de dinamita.
Y está a 20 metros, en la otra sala.
Este mostrador es muy robusto.
No nos puede pasar nada aquí.
FUEGOS ARTIFICIALES. INFLAMABLE
Por favor, Melville, páralo. Písalo.
Sabes que no soporto las explosiones.
Sólo quiero hacer un agujerito
en la pared y podremos salir.
Le ha pasado algo a la mecha.
- ¿Qué puede haber...?
- Espera.
Escucha.
Se ha apagado la mecha. Ya no la oigo.
- Quédate aquí. No vayas.
- Sólo quiero echar un vistazo.
Ya lo entiendo.
Ha sido la espuma del extintor.
Ha empapado la mecha y se ha apagado.
Melville, no vayas.
Te vas a matar. Saltarás en trocitos.
Mónica, ¡por todos los santos!
Sólo quiero echar un vistazo.
¿Por qué nunca confías
en que pueda hacer las cosas solito?
¿Crees que no tengo sentido común?
¿No puedes confiar un poquito en mí?
- ¡Seré bueno!
- ¿Quién te ha dicho que podías pilotar?
¿Hace cuánto que piloto?
- Sigue volando.
- ¿No puedes hablar por radio?
Hola, ¿alguien en tierra?
Estamos aquí arriba. ¿Nos oyen?
Hacia atrás. Hacia atrás.
Aquí la torre de Rancho Conejo.
¿Me oyen?
Torre de Rancho Conejo llamando...
Benjy, ¡lo he conseguido!
Hola a los de ahí abajo.
Somos nosotros, aquí arriba.
Estamos metidos
en un lío horrible. Escuchen.
¿Oiga?
Creo que los he perdido.
No está usando bien la radio.
Apriete el botón para transmitir.
Suéltelo para recibir.
¿Me entiende?
Aquí torre de Rancho Conejo.
¿Dónde están y quiénes son? Cambio.
Ya sé cómo funciona, Benjy. Observa.
Hola a los de ahí abajo.
Somos nosotros, aquí arriba.
Estamos en el avión
de un tipo que se ha desmayado.
Se bebió una caja de bourbon,
se cayó y se dio en la cabeza.
- ¿Qué hacemos?
- El botón, suelta el botón.
Deme su posición, si puede.
¿Quién está a los mandos? Cambio.
¿Cómo que quién está a los mandos?
Nadie está a los mandos.
¿Oiga? Aquí la torre. Emergencia.
Dígales que vamos
a ayudarles a aterrizar.
Vamos a ayudarles a aterrizar.
Es un Twin Beech. Había uno aquí antes.
¿Quién tiene un Twin Beech?
El coronel Wilberforce. Estaba
en mantenimiento. Que venga, rápido.
Torre de Rancho Conejo.
No hable. Escuche bien.
Todo está controlado.
Sabemos en qué avión están,
les vemos y vamos a ayudarles.
Rancho Conejo. Cambio.
Cielo a Rancho Conejo. No podemos
aterrizar. Estamos en un lío. Cambio.
Todo irá estupendamente
si siguen mis instrucciones.
La persona en los controles
debe tener la radio.
- Toma. Póntelos.
- No quiero.
Benjy, póntelo. Ha dicho que el piloto
tiene que hablar por aquí.
¿Lo tengo que hacer yo todo?
Pilotar el avión, hablar por radio...
¿Quién eres tú, la azafata?
Tiene que encargarse de esto.
- ¿Qué le ocurre?
- Se ha quedado petrificado.
Si le pilla mirando,
va a ser usted el que se quede petrificado.
- Ha pedido que nadie lo moleste.
- Sigue mirando a la pared.
Tendremos que molestarlo
si esto sigue así. Apuesto a que...
Lo tenemos todo controlado, jefe.
¿Se encuentra bien?
Sí. ¿Por qué? ¿Cómo va todo?
Va a pasar algo muy pronto. Mire esto.
Los del sótano han provocado un
incendio, pero no han conseguido salir.
Los del avión han tenido un pequeño
accidente. El piloto sigue inconsciente.
La torre de control del aeropuerto
está intentado hacer que aterricen.
¿El resto? Según un helicóptero,
Otto Meyer ha sufrido un incidente.
Intentaba cruzar un río
y ha perdido el coche.
Ahora va a pie.
Se dirige a la carretera principal.
Pike está aquí, en la 94,
con la señora Marcus y su hija.
El señor Finch y Algernon,
o como se llame el inglés,
les siguen a unos 10 km en un coche
que alquilaron en Canyon City.
Y Sylvester Marcus,
a quien llamó la señora,
va por aquí, en sentido contrario.
Todos se encontrarán
en cinco o diez minutos.
¿Sabe lo que me gustaría?
Un helado de chocolate
con nata y una cereza encima.
Dingy, no te preocupes:
Nos vamos a morir.
Les habla el coronel Wilberforce.
Estos caballeros me han pedido
que me haga cargo de la situación
y les he dicho que será un placer.
En primer lugar...
No nos va a ayudar.
Sí, Benjy.
Sí que nos va a ayudar. Confía en él.
Es un coronel. Escúchale.
Tranquilícense.
Me han dicho que no tienen
experiencia pilotando aviones.
En primer lugar, quiero felicitarles
por haberlo hecho tan bien.
Hasta ahora.
Primero les voy a explicar
lo que vamos a hacer.
No pueden aterrizar
hasta que hayan hecho la aproximación.
Y no podrán hacer la aproximación
hasta que hagan un giro
largo y lento hacia el sur.
Aclaremos un par de cosas antes
de que empiecen ese giro largo y lento.
La palanca que tiene en la mano...
Es decir, suponiendo que...
¿Está sujetando la palanca?
¿Alguien sujeta esa palanca? Cambio.
¿Qué palanca? Ah, el volante.
Lo tengo yo. Lo sujetamos los dos.
Bien. Por un segundo me temí que...
Es igual. Les explicaré los controles.
Es importante que los entiendan.
Porque si no, podría pasar cualquier...
- ¿Le llevo?
- Sí, muy amable.
Ha sido muy amable parando.
Sólo voy al parque de Santa Rosita.
- No me pilla de camino.
- Estamos bloqueando el tráfico.
- Arranque.
- De acuerdo.
Escóndete detrás del mostrador.
Yo encenderé la mecha.
Melville, hazme un favor:
Antes de usar la dinamita,
golpea la puerta sólo una vez más.
Cariño, me he roto
la espalda intentándolo.
Está bien. ¿Dónde está el martillo?
La escalera no es segura.
El fuego la ha destrozado.
Por favor.
Está bien.
¿Te voy a...?
¡Melville! Por Dios...
¡Melville!
Mónica, olvidémonos de la puerta.
- ¡Cuidado!
- ¿Qué?
- Nos han descubierto.
- ¿Qué?
- No pare el coche. Siga.
- ¿Qué pasa?
- El helicóptero. Nos han visto.
- ¿Qué helicóptero?
- Es un helicóptero de la policía.
- Sí. Siempre los usan.
- ¿Quiénes?
- ¿Quién cree usted?
No me queda más remedio
que contárselo. Me han atrapado.
- ¿Quiénes?
- ¿Me va a dejar hablar?
Voy a infringir la norma que nos prohíbe
revelar nuestra identidad.
Es una situación desesperada.
- ¿El qué?
- ¿Me va a dejar hablar de una vez?
No tengo mucho tiempo.
Si ama a su país, si es un patriota,
escuche bien.
Necesito encontrar un teléfono.
Usted va a llamar a la CIA.
- Pero, ¿qué rayos...?
- ¡Escuche!
Dígales que tiene noticias de X-27.
¿Lo ha entendido? X-27.
X-27 quiere que sepan que
han intentado matarme tres veces hoy.
¿Sabe manejar un arma?
Ahí hay una cafetería.
Detenga el coche y haga la llamada.
- No quiero involucrarme.
- Cállese. No corre peligro. Pare.
Dígale a la operadora "prioridad
de emergencia" y pregunte por la CIA.
Hala. Baje.
No corre ningún peligro.
No le conocen. No va a pasarle nada.
Esconderé el coche y luego vuelvo.
Pero hombre, no se quede ahí,
que le van a ver. ¡Muévase!
¡Sylvester! ¡Es Sylvester!
¡Dé la vuelta, idiota!
¿Por qué lo quiere parar?
Va en sentido contrario.
Es mi hijo. Haga lo que le digo, imbécil.
Están locos. Avisa de que el camión
ha dado la vuelta y sigue al dodge.
2-1-7-1 a 2-1-5-9.
Es estúpido. ¿Me ha llamado estúpido?
Se lo repito: Usted es la estúpida.
- Pero irá hasta Plaster City.
- Pues que vaya a Plaster City.
Voy a dar la vuelta. Si quieren
alcanzarlo, pueden ir corriendo.
Dejemos de discutir. Estamos juntos
porque sólo había un coche de alquiler.
Vamos, aunque seamos los últimos.
Pase lo que pase hoy, nunca olvidaré
que me pegó
cuando estaba desprevenido.
Cierto.
¡Russell! ¡Russell!
- ¿Cómo puede ir tan despacio?
- Estoy harto de usted.
- Debería haber girado más deprisa.
- Cállese de una vez.
¡Russell! ¡Aquí!
¡Son Russell y el señor Hawthorne!
- ¡Alcáncelos!
- ¿Vamos a empezar otra vez?
Pise el acelerador. Pite, estúpido.
- De todos modos, ¿para qué los quieren?
- No los perdamos de vista.
Más deprisa. ¡Mamá, es Sylvester!
Bien, alcáncelo. ¡Que no se escape!
Y digo yo, ¿por qué
le dará ése a la bocina?
Debe de ser un cochazo
que se cree el dueño de...
- ¿Qué?
- ¿Qué?
¡Tengo que hacerte
una pregunta sobre mamá!
Es mi cuñado. ¿Qué hace...?
Tenga cuidado con él. No es normal.
Me estás poniendo...
¡Qué fastidio eres, tío!
Cuando te coja... Voy a...
Me estoy cabreando. Vaya, tío.
¡Como no pares el coche, te mato!
¡Te lo advierto! ¡Para el coche!
¡Que pares, he dicho! Tú lo has querido.
¡He dicho que pares!
¿Estás loco? ¡Nos vamos a matar!
¿No me entiendes? ¡He dicho que pares!
En cuanto te ponga las manos encima,
te voy a matar.
Nunca he visto nada igual.
Los ha embestido.
Los ha echado de la carretera.
- Ustedes, salgan.
- El tipo está demasiado alterado.
Sylvester, ¿qué pretendes? Vámonos.
- ¿Qué le han hecho a mi madre?
- Nosotros nunca le haríamos daño.
- ¡Largo!
- ¿Qué le han hecho a mi madre?
Nada. Deja que te lo explique.
Escucha.
Me llamó y me dijo cosas horribles.
Pensé que se había vuelto loca.
- Pero era verdad, ¿no?
- No. Todo lo que te dijo era mentira.
- No es verdad.
- Sí es verdad.
¡Ahora escúchenme!
- ¿Usted es inglés? ¡Responda!
- Sí, de hecho, lo soy.
¿Por qué? ¿No le gustan los ingleses?
Me dijo que tú y un inglés...
¡Te voy a matar!
- ¡Sylvester, me estás ahogando!
- ¿Qué le has hecho a mi mamá?
¡Emmeline!
- ¡Sylvester!
- ¡Mamá!
¿Por qué no me escuchaste?
¿Por qué no me dejaste hablar?
Intenté hacer que te callaras.
Tengan cuidado.
Ese tipo ha perdido la cabeza.
Pronto los tendremos en posición.
Muy pronto los tendremos en posición.
- Gran trabajo, coronel.
- Gracias.
¿Por qué no los derribamos a tiros?
No creo que ninguno sospeche
que los hemos estado observando.
Ninguno me ha visto. No me conocen.
Por eso voy a ir solo.
En cuanto entre en acción, le avisaré.
Y cuando dé el aviso,
no quiero ver policías
a kilómetros a la redonda.
- ¿Entendido?
- Entendido.
Yo...
No me gustaría ver policías.
Le doy mi palabra. Yo quería parar,
mi mujer quería parar, él quería parar,
pero mi suegra nos obligó a abandonarle.
Cualquier cosa que diga sobre ella,
no tiene que dar explicaciones.
Ya sabe a qué me refiero.
Si me dice que protagoniza una película
de miedo de serie B, me lo creería.
¡Sí! Es él, es él.
¡Espera a que lo coja!
¡Cuando lo coja, lo mato, ladrón!
¿Lo conoce?
- Yo conduzco. ¿Preparado?
- Preparado, jefe.
- Culpeper. ¿Todo listo?
- Sí, señor.
Los del aeropuerto dicen
que han empezado el aterrizaje.
Bien.
¿Qué ocurre, jefe? ¿Ha olvidado algo?
No, creo que no he olvidado nada.
Bien, caballeros. Sobre los frenos...
Tienen que saber cómo funcionan.
Se lo voy a explicar enseguida.
Esperen. Sean pacientes.
¿Qué le pasa a este cable?
Esperen un momento, por favor.
¿Qué ha sido eso? ¿Oigan?
Tranquilícense. Llega el momento.
Un minuto más y estaremos acabados...
Digo, habremos acabado.
Sean valientes. Todos aquí abajo
estamos con ustedes, en todo momento.
Estamos de su lado al cien por cien.
Conserven la calma. No se pongan
nerviosos ni hagan ninguna tontería.
Cálmense. Eso es lo único
que tienen que hacer. ¡Tranquilícense!
¡No tan tranquilo, hombre!
¡Sube!
No te preocupes. Tranquila.
¿Qué es eso que se acerca?
Qué bien. Eso es cemento. Es muy llano.
¡Un momento! ¡Espera!
¿Qué haces, Benjy? ¡Espera!
- ¿Intentabas asustarme?
- No.
¡Pues lo has conseguido!
Son sólo unos cartuchos
de dinamita, nada más.
¿Cuánto ruido pueden hacer?
Bum y ya está.
¡Giren a la derecha!
¡A la izquierda! ¡Demasiado bajo! ¡Suban!
¡No! ¡A la izquierda!
¡No! ¡No, no, no!
¡Socorro!
¡Socorro! Soy el coronel.
¡Socorro! ¡Socorro!
No vamos a aterrizar,
nunca lo conseguiremos.
¿Qué quieres decir con eso?
¡No te quedes inmóvil, Benjy!
Esta vez va a funcionar.
- ¡Vuelve!
- ¡Me has pegado!
¡Escucha! Tenemos... Espera.
Hemos aterrizado.
Estamos en el suelo.
Es un ruidito de nada. Y muy lejos.
- Pisa el freno.
- Vale. ¿Dónde está?
¡Benjy! ¡Vamos hacia un restaurante!
Hemos aterrizado. Venga.
Vamos. Deprisa.
- Venga.
- ¿Qué hacemos con él?
Habrá una ambulancia por ahí. Vámonos.
¡Taxi! ¡Taxi!
Tenemos prisa.
¿Conoce el parque de Santa Rosita?
- Sí. ¿Qué ha ocurrido?
- Un aterrizaje de emergencia.
Vamos, deprisa. Rápido. Sube, Benjy.
Perdonen.
Perdonen. Toma el bolso.
La cerradura se ha estropeado.
Vamos.
Los dueños correrán con los gastos.
El vecino... lo pagará todo.
¡Eh, ustedes! ¡Vuelvan aquí!
¡Vándalos!
Los policías de esta ciudad
son idiotas. ¡Estúpidos!
Trabajo con idiotas.
Está de mal humor, el nazi asqueroso.
¿Tengo yo que sufrir por su culpa?
- Váyase, ¿qué le ocurre?
- ¿Está libre?
¿No ve que estoy hablando por teléfono?
Deme dos minutos.
Escúcheme bien, señor...
¿Nos lleva al parque de Santa Rosita?
¿Qué les ha ocurrido? ¿Una novatada?
Un accidente. Dese prisa.
Benjamin y Bell han parado en una tienda
y han comprado picos y palas.
Jefe, hay noticias de los Crump.
Su taxi está en la 101.
Va en dirección sur hacia su posición.
Un momento. El otro taxi también...
Está en la 101 y va en dirección norte.
- Los dos van hacia su posición.
- Entendido. Sigan a la espera.
Llegarán en cualquier momento.
Mira. Son los dos idiotas.
El enano y el que habla raro.
- Es el dentista de pacotilla.
- Sí.
- Adelante a ese taxi.
- ¿Hay prisa?
- ¿Cómo que si hay prisa?
- No. Tenemos que llegar enseguida.
Culpeper. Ahora.
Dé la orden de retirada.
Deprisa.
- ¿No quieren que espere?
- No. Tome.
- ¿Para qué quieren un pico y una pala?
- No es asunto suyo. Hala, vamos.
PARQUE DE SANTA ROSITA BEACH
- ¿Crees que han llegado?
- No hay ningún coche.
Esperen.
- Discutámoslo.
- No hay nada que decir.
¿Creen que ha llegado alguien?
- ¿Cómo lo voy a saber? Vamos.
- Un momento.
Como somos los primeros,
hagamos un trato.
Como no sabemos por dónde mirar,
hagámoslo juntos.
Lo encontraremos antes.
Por cierto, ¿dónde están los demás?
¿Cómo es que acaban de llegar?
¿No venían en avión?
¿Qué les ha pasado?
Están tramando algo, créame.
¿Ha visto a la rubia que he traído?
Llena de pintura y con el vestido raído.
¿Qué está pasando?
¿Y qué hay de los picos y las palas?
Ve corriendo a la central
y espera a que te avise.
- Déjeme ir con usted, jefe.
- No. Complicaría las cosas.
Gracias por todo.
Mucha suerte.
¡Benjy! ¿Has visto algo?
No, pero tiene que estar en algún sitio.
- ¿Han visto algo?
- Nada.
¿Seguro que recuerdan
todo lo que dijo el hombre?
Dijo que estaba enterrado
debajo de una gran W y que la veríamos.
- Tiene que estar aquí.
- ¿Saben qué?
Vayan por donde hemos venido
y nosotros iremos por el otro camino.
Esperen.
Ustedes van por donde...
Correcto. En marcha.
Buscan algo debajo de "una gran W".
Eso ha dicho uno.
Sí, ya lo he oído. Pero, ¿qué?
- ¿Han visto algo?
- No, ¿y ustedes?
Lo escondió muy bien.
Seguro que ni él podría encontrarlo.
- ¿Quién es ése?
- Yo qué sé.
- Tenía una pala.
- A lo mejor era buscador de oro.
- ¿Pero...?
- Estamos perdiendo el tiempo.
- Tenemos que seguir buscando.
- Sigamos buscando. Vamos.
- ¿Quién es ése?
- No sé, pero no tiene pala.
Está aquí. Ése es su coche.
Cuando le ponga las manos encima...
Alguien ha venido en taxi. Deprisa.
- Deprisa.
- Tienen que estar por aquí.
Más les vale. Vamos, Emmeline.
¿Te vas a quedar ahí sentada?
- ¿Te vas a quedar ahí sentada?
- Sí.
Pues ahí te quedas, Emmeline.
¿No tiene ni un poquitín de curiosidad?
No, no soy curiosa, señor Hawthorne.
Todo esto me da asco.
Qué lástima.
Si me disculpa, tengo que irme.
¡No reconocerías una gran W
ni aunque la vieras!
Creo que no han llegado todavía.
Si siguen aquí
es porque no lo han encontrado.
¿Seguro que el tipo dijo
debajo de una gran W?
- Lo cierto es que yo me uní después.
- Sí, eso dijo. Una gran W.
- Miremos por ahí.
- Cállate y sígueme.
- ¿Quiénes son? ¿Los de esta mañana?
- Sí.
- ¿Y ése quién es?
- No lo sé.
- ¿Y ése?
- ¡No lo sé!
Mamá, ¿cuánta gente
hay metida en esto?
Mamá, ¿ésos quiénes son?
¿Taxistas, mamá?
Esto parece una convención.
¿Le ocurre algo, señora?
No pretendía asustarla.
¿Quién es usted? ¿Está con los demás?
¿Los que están buscando?
- En cierto modo, sí. ¿Usted no?
- No.
No he querido saber nada
desde el principio.
¿Y sabe una cosa? Sé dónde está.
Soy la única que lo sabe,
y ni siquiera lo he buscado.
- ¿Sabe dónde está?
- Sí, pero no sé qué debo hacer.
- Salgan todos. Esto es ridículo.
- Estoy de acuerdo, señora Marcus.
Todos sabemos que estamos aquí
y no engañamos a nadie.
- Todos lo sabemos, ¿y qué?
- ¡No le hable así a mi madre!
- ¿Me oye?
- ¿Me oye?
- ¡Cállese!
- No somos los únicos aquí.
- He visto a unas cuatro personas más.
- Los dos taxistas.
- Vienen con nosotros y con el dentista.
- ¿Otra vez?
- Sí, otra vez.
- ¿Por qué perdemos tanto el tiempo?
Todos sabemos que estamos aquí
y si alguien encuentra el dinero,
nadie se va, a menos que todos
nos llevemos una parte.
Seamos sensatos
y organicemos la situación.
- ¿Han oído a mi madre?
- Sí.
Vamos, mamá.
Esperen. ¿Alguno de ustedes
ha visto a un hombre con gafas...
con una mirada sarcástica?
Un tipo realmente feo. Feo de verdad.
Si me ayuda a cavar,
nos lo repartimos a partes iguales.
¿Está de acuerdo? ¿Le parece justo?
Porque con la mitad del dinero
me puedo ir a algún lugar
donde nadie me encuentre.
Ni Russell, ni mi madre,
ni Sylvester... Nadie.
No sabe lo que significaría para mí.
Y si tengo suficiente dinero,
hasta podría irme a vivir a un convento.
¿A un convento?
Todos sabemos que estamos aquí.
Sería lógico que repartiéramos
una parte por barba.
- ¿Tengo razón?
- Sí.
Todos lo sabemos, así que...
- Oh, no.
- Oh, sí.
Es él. Sí.
Ha sido un error. Vengo a disculparme.
Perdonar y olvidar. Somos amigos.
No, se confunde... ¡Es un tarado!
- ¿No pueden hacer nada?
- ¡Me va a oír!
- Es un tarado. ¡Somos amigos!
- En cuanto le ponga las manos encima...
¡Eso es!
Claro, miren.
¡Es la gran W!
¡Es la gran W!
Miren eso. Mírenlo.
Lo siento, señora Finch.
Me temo que es demasiado tarde.
Creo que la han descubierto.
¿No es fantástico?
Enhorabuena. Buen trabajo.
Creo que el grandullón
debería llevarse una parte extra.
Después de todo, lo ha descubierto él.
Insisto. Que se quede con una parte extra.
- Sí. Se merece una parte extra.
- Bueno, yo...
- Empecemos a cavar.
- Y si viene alguien, ¿qué le decimos?
Podemos decir que formamos parte
de una expedición antropológica.
Le decimos que se vaya a paseo
o nos liamos a palos.
Fue bonito mientras duró.
Ha durado casi cinco minutos.
- No me moleste.
- Dígale que cave.
Más rápido, Sylvester. Cava, cava.
Deprisa. Más deprisa.
Deprisa. Cava. Así es.
Más rápido.
No hay espacio para todos.
Ustedes dos, fuera.
No hay espacio para todos.
- Y usted me está molestando.
- ¿Cómo dice?
- Largo.
- ¿Cómo que "largo"?
- Fuera, tío. ¡Fuera!
- No me llame "tío".
Dejen de discutir.
¿Qué es eso? ¿Qué ha sido eso?
Ha sonado como una caja.
Quite la tierra.
Saque la tierra. Con las manos.
Es un maletín.
- Lo tengo.
- Ábralo.
Rápido. Vamos.
- ¡Bingo!
- Eso es.
¿No deberíamos escondernos
en algún lugar?
- ¡No! Aquí no hay nadie.
- Venga, cuéntelo.
- ¿A qué espera?
- Un momento.
Todo el mundo se va a llevar lo mismo,
así que se acabaron las discusiones.
Tiene razón. Es el único modo de hacerlo.
Una parte para cada uno.
¿Cuántos somos?
Uno, dos, tres, cuatro, cinco
seis, siete, ocho,
nueve, diez, once, doce
trece, catorce, quince.
- Somos quince, así que quince partes.
- ¡Será tramposo!
- Se ha contado dos veces.
- Le hemos descubierto.
¡Cójanlo! ¡Cójanlo!
El engañado va a ser usted,
porque se va a quedar sin su parte.
Escúchenme.
¡No me pueden hacer esto!
¡No después de todo lo que he pasado!
De acuerdo.
Se lo advierto, si no me toca nada,
voy derechito a la policía.
- ¿La policía?
- Oiga usted, miserable...
El dinero vendrá de alguna parte.
De aquel pobre señor que se murió
en la carretera esta mañana.
- Usted no estaba, así que ¡cállese!
- Usted se lo ha buscado.
Voy a ir derechito a la policía.
¿Le interesaría a la policía, señor Meyer?
¿Bromea? ¿No es obvio?
¿Cómo piensa que una cantidad...?
- ¿Cómo sabe mi nombre?
- ¿Conoce a ese maleante?
Nunca lo había visto, señor Pike,
pero siento como si lo conociera.
¿También sabe mi nombre?
No recuerdo haberle visto nunca.
Eso, ¿quién es usted? Pensé que venía
con ustedes. ¿No venía con ustedes?
No. Pensábamos que venía con ustedes.
- No.
- Si no venía con ustedes ni con nosotros,
entonces, ¿quién es?
Soy el capitán Culpeper,
de la comisaría de Santa Rosita.
- ¿Adónde quiere llegar?
- Ahora mismo se lo digo.
Tengo en mis archivos personales
información suficiente
sobre edificios públicos, carreteras,
puertos, fábricas de conservas...
para meterle a usted, al fiscal,
a mí y a dos tercios de la mayoría
entre rejas durante veinte años.
Y le doy mi palabra de que es
precisamente ahí adonde van a ir todos
a menos que pase algo ahora mismo.
¿Como qué?
Quiero que la pensión de Culpeper
se triplique. ¡Triplique, no duplique!
Quiero que se retire con honores.
Quiero ver un papel firmado
donde diga que eso es lo que va a pasar
y quiero ver ese papel aquí
en quince minutos
o el ayuntamiento se llenará
de periodistas en veinte.
¿Sabe cómo se llama eso, señoría?
Se llama chantaje.
¿Hay alguna posibilidad
de que nos deje marchar?
¿Bromea? ¿Le va a dejar marchar?
Ha sido un día muy duro. Nos llenamos
de barro, el avión se estrelló
y mi abuela está en Oxnard muriéndose.
Sé que no nos merecemos ningún favor,
pero si nos ayuda, nos inspiraría
a ser mejores ciudadanos.
Hay una posibilidad.
No sé si les ayudará, la verdad.
Pero, si en lugar de que yo los entregue,
se entregan ustedes directamente...
a los jurados les suelen gustar
ese tipo de cosas.
¿Nos dejaría hacer eso?
¿A qué esperamos?
Vamos a entregarnos.
Es usted una buena persona. Total,
¿qué gana usted dejándonos libres?
Pese a lo que han hecho hoy,
ustedes no son delincuentes.
Así que, si quieren, métanse en los taxis,
diríjanse a Santa Rosita
y entréguense.
- Hagámoslo.
- Pero todos no cabemos en dos taxis.
No pueden utilizar los coches robados.
Tienen que venir a recogerlos.
Vámonos antes de que cambie de idea.
Conduzcan con cuidado.
Podría ser la última vez que conducen.
Qué gracioso, ¿verdad? Muy gracioso.
Y usted podría ser
el policía más gracioso que he conocido.
Sí.
- Culpeper.
- ¿Sí, señor?
Todo está en orden.
Tardaré un poco más porque ha surgido
una situación inesperada, ¿de acuerdo?
Sí, señor.
No hagan ningún movimiento
hasta que los avise.
Sí, señor.
¿Por qué nos quiere dejar libres?
¿Qué gana él con eso?
- Sí, yo me preguntaba lo mismo.
- Aquí pasa algo muy raro.
- ¿Cómo sabe que lo haremos?
- Hagamos lo que ha dicho.
Les digo que ese hombre trama algo.
- Un momento.
- ¿Qué ocurre? ¿Lo ven?
- ¿Adónde cree que va?
- Qué extraño.
- ¿Qué hace?
- Va en sentido contrario.
¿Qué hacemos aquí parados?
¡Caray! Por poco no lo consigo.
No hay policías. Lo tenía todo planeado.
Nosotros sabíamos dónde estaba
el dinero. Esperó para quitárnoslo.
Sí, pero si encontramos el dinero
y lo devolvemos, estaremos limpios.
Recuperemos el dinero.
Ya nos preocuparemos de lo demás.
- Está reduciendo.
- No. Va a desviarse a la izquierda.
¿Qué está pasando?
Perdona, Jimmy.
¡Atrás! ¡Recula!
¡Se dirige a la frontera!
Paremos para llamar a la policía.
¡Cállese! Vamos a recuperar el dinero.
Siga conduciendo.
Esa mujer es demasiado.
- No pise el freno.
- No me pegue, que estoy conduciendo.
- Nunca hay taxis cuando los necesitas.
- Ya.
- F-14 a central.
- Adelante, 14. ¿Qué ocurre?
Pasa algo raro. Estábamos en la 101
con un caso de rabia canina.
Recibimos órdenes de guardar silencio.
El capitán quiere el canal libre.
Pero acabamos de ver al capitán.
Ha pasado a 145 kmh.
Creo que no lo entiendo, 14.
- ¿Seguro que era el capitán Culpeper?
- Sí.
- ¿Perseguía a alguien?
- No.
- ¿Podía estar persiguiendo a alguien?
- Ha llegado el alcalde.
Eso nos ha sorprendido. Lo seguían
dos taxis con quince personas.
- Parecía que lo perseguían a él.
- ¿Que lo perseguían a él?
¿Qué está pasando aquí?
- Traigo todo lo que me ha pedido.
- ¿La pensión?
- Intente hablar con el capitán.
- Sí, señor.
Llamando a Culpeper.
Aquí la central. Urgente.
Llamando a Culpeper. ¡Capitán Culpeper!
- Esto sólo podía pasar en América.
- ¿Va a empezar otra vez?
Tienes que creerme. Me estoy mareando.
¿A usted qué le pasa?
¿Pretende matarnos?
¡No me pongan nervioso!
¡Que no escape!
¡Por el otro lado!
Llamando al capitán Culpeper.
Habla Aloysius.
Escúcheme, todo está arreglado.
Ha habido negociaciones
y todo está solucionado.
Déjese de tonterías y conteste.
Le habla Aloysius.
Sigo sin entender nada.
¿Qué es todo esto?
Se acabó.
A todas las unidades. Detengan al capitán.
Ahí está.
¡Sáquenme de aquí!
¡No te quedes ahí sentada!
Vamos. Por aquí.
Es él.
NO PASAR. EDIFICIO EN RUINAS
- Ahí está.
- Vamos.
¿Quiere dejar de empujarme?
Lo tenemos. Las mujeres
que se queden aquí.
¿Cómo dice?
Ya le has oído. Quédate aquí.
- Vamos.
- ¿Por qué me empuja?
Ha entrado por aquí.
¿Está ahí?
Esperen. Paren. Un momento.
Esperen. Silencio.
¡Sí!
Mire por dónde va.
¡Cójanlo! ¡Cójanlo!
¡Deje de empujar! ¡Cojan la maleta!
¡Miren! ¡Miren ahí arriba!
...en este sentido. Sin duda...
¡La escalera no es segura! ¡Salgan de ahí!
¡Quítenselo!
Sylvester, ¿qué haces ahí arriba?
¡Te has vuelto loco!
¡Cojan el maletín!
¡Cojan el dinero!
¡Dénoslo! No se atrevan
a tocar ese dinero.
¡No se queden ahí, traigan una red!
¡Russell, agárrate!
¡Esperen! ¡Uno a uno!
¿Me han oído? ¡Uno a uno!
De acuerdo. Ahora van a ver.
Ahora van a ver.
Por orden alfabético. ¡Yo soy Benjy!
Esperen. ¡Me está pisando la cabeza!
¡Suban a la escalera!
¡No me dejen!
¡Vuelvan a aquí! ¡No me dejen aquí!
¡Está fuera de control! ¡Son demasiados!
¡Sujeten la escalera! ¡Se está soltando!
¡Mamá!
¡Bájennos de aquí!
¡Nos lo merecemos por avariciosos!
¡Yo ya no quiero el dinero!
¡Quiero una red!
¡Baja de ahí! ¡Se va a romper! ¡Sal, Tom!
¡Emmeline!
¡Mamá!
Ha sido todo culpa suya. Es culpa suya
desde el principio hasta el final.
¿Sabe? Hasta para un policía,
su comportamiento ha sido escandaloso.
No podía conformarse con una parte,
como los demás.
No, claro que no,
tenía que llevarse toda el dinero.
Teníamos 350.000 en la mano.
350.000 entre 14...
Cállese.
Ojalá supiera
qué van a hacer con nosotros.
Sea lo que sea,
espero que lo suyo sea peor.
No tiene de qué preocuparse.
Mi mujer ha pedido el divorcio,
mi suegra me ha demandado
por daños y perjuicios,
mi hija está tramitando
un cambio de apellido,
me han denegado la pensión,
y a ustedes diez no les caerá
una pena muy dura por una razón:
El juez querrá resarcirse conmigo.
Qué pena.
Me gustaría pensar que
dentro de unos diez o veinte años
habrá algo que me haga reír.
Cualquier cosa.
¿Lo ven, imbéciles?
Todo es culpa suya. Si no hubieran...
¡Mamá!
¡Suéltenme!