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No empuje.
Síguelo.
Que no se aleje demasiado.
- Papá, estoy cansada. ¿Podemos parar?
- Sí, cielo.
En los callejones no hay tanta gente,
y están más oscuros.
- Eso es lo que quieren.
- Tengo miedo.
Yo también. Aguanta.
Hazte ligera como una pluma.
Nos ha visto. Ante todo,
no lo mires a los ojos.
- Puede hacer que hagas lo que quiera.
- De acuerdo.
¿Lo ven?
Se ha perdido entre esa multitud.
Es ése de allí. A la derecha.
Intentaré cortarle el paso en la esquina.
Atrápalo.
Ahí vienen, papá.
Taxi.
Arranca.
Para el coche. ¡Taxista!
No hagas caso. Sigue conduciendo.
Vamos al coche.
Iremos tras ellos. Rápido.
- ¿Adónde vamos?
- Al aeropuerto.
Al aeropuerto no voy.
Está demasiado lejos.
Voy a darte 500 dólares
y nos llevarás al aeropuerto.
Seguro. No faltaba más.
- Arranca.
- Por 500 dólares te llevo donde quieras.
Vamos a ponerles una inyección
a todos los que están aquí.
Cinco inyecciones sólo contienen agua.
Las otras cinco, contienen agua
y un compuesto químico...
...al que llamamos Lote Seis.
La naturaleza del compuesto es secreta.
Digamos que se trata de un alucinógeno
suave con facultades hipnóticas.
Administraremos el compuesto
de forma que...
...nadie sabrá, ni ustedes ni nosotros,
a quién se ha inyectado agua...
...y a quién el compuesto.
Hasta más tarde, claro.
Después, estarán bajo
vigilancia estricta durante 48 horas.
¿Alguna pregunta?
Dr. Wanless, ¿quién realiza
el experimento? ¿La Tienda?
No.
Por supuesto que no.
- ¿Sí?
- ¿Cuándo me van a pagar?
- Muy bien dicho, chica.
- Eso es importante.
Al terminar el experimento,
junto con los demás estudiantes.
Yo tampoco tengo un centavo.
Si no les importa,
empezaremos con las inyecciones.
Andy McGee.
Vicky Tomlinson.
Tengo un poco de miedo.
- ¿Y si me da un mal viaje?
- Seguro que nos toca agua destilada.
¿Tienen algún dolor?
Siento una especie de presión.
No me gusta nada.
Se te pasará.
- ¿Qué tal estás?
- ¿Cuándo empezamos a menguar?
¿Crees que vas a menguar?
Menguar.
No te pasará nada.
No nos pasará nada.
No siento las manos.
- Gracias. Qué cumplido tan bonito.
- No he dicho nada.
Sí que lo has dicho.
- ¿Qué he dicho?
- Que tengo un pelo precioso.
Que parece cobre en llamas.
Sí.
Pero no he dicho nada.
Sólo lo he pensado.
Te quiero. Siempre te he querido.
- Nos conocemos desde hace mil años.
- ¿Tanto?
Yo también te he querido siempre.
Oye, tú, el aeropuerto.
¿Te encuentras bien?
Me duele la cabeza. Despierta, cariño.
Ya hemos llegado.
¿Dónde estamos?
En Hanover, mi amor. En el aeropuerto.
- Mira en el aeropuerto.
- Recibido.
Imagina que lo atrapamos.
¿Vamos a enfrentarnos a él?
¿Cómo se llama lo que tiene?
Lo que le permite dominar a la gente.
La Tienda cree que se está agotando.
Ya se le ha ido la mano antes
y acabó hecho polvo.
Le está dañando el cerebro.
¿En qué sentido?
Creo que le produce
pequeñas hemorragias.
- Puede acabar con él.
- A ver si es verdad.
No nos queda dinero ni nada para vender.
No puedo quedarme aquí.
Robar no está bien.
Lo sé. Pero tampoco está bien
que no nos dejen en paz.
Ya te lo he explicado
o, al menos, lo he intentado.
- ¿Lo de el mal mayor y el mal menor?
- Eso es. El menor de dos males.
- ¿Un mal mayor es lo que hice a mamá?
- No, mi amor.
No pienses eso.
Le hice daño.
¿Todavía te duele la cabeza?
Pobrecito.
Te quedarás vigilando.
Bien.
No sé que haces aquí.
No tengo nada que ver contigo.
Te dije que no vinieras.
Además, no es culpa mía.
No soy el responsable.
Esto no me incumbe.
No soy el único con el que has estado.
No quiero casarme.
¿Por qué no te largas?
- ¿Por qué no dejas de molestarme?
- Vamos.
Dijiste que me querías.
Y que si pasaba algo, cuidarías de mí.
Esto no tiene nada que ver conmigo.
Te lo he dicho cien veces.
No es culpa mía.
Te dije que no vinieras.
No puedo tenerlo sola. No sé dónde ir.
- No tengo dinero.
- No soy el único con el que has estado.
Eso no es verdad.
Te juro que eres el único.
Nunca me he acostado con otro.
Eso no es lo que dice mi amigo Al...
Ha sido sin querer.
- Tú, sal de ahí.
- ¿Puedo apagarme los pies primero?
Estaba contigo, vi al chico
y antes de que pudiera hacer nada, pasó.
- Me cayó mal
- No pasa nada, bonita.
Pero, lo he prendido fuego.
- Ha sido sin querer.
- Ya basta.
Escúchame.
Dices que pasó solo y es verdad.
Y ya no es como antes.
Esta vez el daño ha sido menor.
Podías haberle quemado la cara o el pelo.
Y sólo ataca
a la gente que no te gusta.
- Y casi no le has hecho daño.
- No como cuando se lo hice a mamá.
Vamos, cariño, tienes que
dejar de pensar en eso.
No fuiste tú quien hizo daño a mamá.
La mataron ellos.
Así es.
Vamos, tenemos que seguir.
En fila como los indios.
Anda tan alejada
de la carretera como puedas.
Sí, los he visto.
El tipo parecía estar enfermo.
¿Te encuentras bien?
- Por ahora sí. ¿Estás cansada?
- No.
Papá, siento que se acercan
los hombres de La Tienda.
Empieza a correr.
Salta.
Ve por la Nacional 70.
Papá.
Levántate.
Despierta.
Papá.
¿Estás bien?
- Creía que te habías muerto.
- Eso nunca.
¿Crees que te haría algo así?
Eres todo lo que tengo.
Y me basta, porque estoy loco por ti.
Yo también estoy loca por ti.
Vamos. Tenemos que encontrar
un lugar para dormir.
Ahora podemos permitírnoslo.
- Lo prendí fuego.
- Descansa, mi vida.
No le hiciste daño
y conseguiste controlarlo.
Muy bien, Charlie.
Ahora, déjalo salir. Despacio.
Que salga.
Así se hace.
Ahora páralo.
¿Y qué esperas?
¡Dios santo!
Tienes que aprender a controlarlo.
Debes poner más empeño.
- No he podido evitarlo.
- Está cansada.
Vamos, a la cama.
Vuelve a intentarlo en el desayuno.
- Quiero hacerlo ahora.
- No, mañana.
No estoy cansada.
Quiero volver a intentarlo.
- He dicho que no.
- Sí, ahora.
Lo siento. Ha sido sin querer.
Mira lo que le has hecho a tu madre.
- Lo siento, mamá.
- No es nada. Estoy bien.
Tienes que controlar esa cosa...
...porque no es buena. ¿Lo entiendes?
Déjala en paz. No es culpa suya.
- ¿Sí?
- Perdona.
- ¿Han vuelto a colgar?
- Quienquiera que sea.
Sabemos quiénes son.
Quieren saber si seguimos aquí.
¿Vicky? ¿Charlie?
Ya he vuelto.
¿Querida?
Vicky.
Oh, no.
Dios, por favor, no.
Por favor, que no esté aquí.
No, por favor.
No, mi vida. ¿Qué te han hecho?
¿Por qué tienes esto en la boca?
¿Y Charlie?
Joan, ¿está mi hija en tu casa?
Sujétala.
No des un paso más.
Tira la pistola.
Tírala.
Tráemela.
Te has quedado ciego.
¡Ay! mis ojos.
Tú también, hijo de puta.
Has asesinado a mi mujer. Estás ciego.
Mis ojos.
Dios mío. Leon.
¡Ay! mis ojos.
Joan.
Métete en casa.
No recordarás nada.
¡Ay! Dios mío.
Mis ojos. Malnacido.
No veo nada.
- Despierta, tenemos que irnos.
- Buenos días.
LA TIENDA
LONGMOUNT, VIRGINIA
- Elaine. Buenos días, Josie.
- Buenos días.
Jamieson ha llamado.
Nada de los McGee. Volverá a llamar.
Si llama, pásamelo enseguida.
Rainbird está en su despacho.
- ¿Cuándo ha vuelto?
- Esta mañana.
- Buenos días, Kenny.
- Buenos días.
Me alegro de verte.
¿Qué tal Venecia?
Medio hundida.
- ¿Y el problema que teníamos allí?
- Está resuelto.
- Ha venido el Dr. Wanless.
- Empezamos bien el día.
Nuestro doctor favorito.
¿Qué quieres, Joe?
- ¿Los atraparon?
- Los atraparemos. ¿Qué quieres?
Lo mismo de siempre.
La razón por la que sigo vivo.
Tratar de persuadirte
de que los condenes,
los extermines,
los elimines de la faz de la tierra.
Andrew McGee y su hija...
...representan la mayor amenaza
que jamás ha tenido este país.
- Eso es una estupidez.
- Te sientes culpable.
Ocho de cada diez voluntarios
han muerto, se han suicidado.
Quieres justificar tu participación.
Tú también estabas a favor.
Lo sé.
No tenía ni idea.
Los demás tampoco la teníamos.
El Lote Seis no era más que una copia
sintética de extracto pituitario.
- Un potente analgésico alucinógeno.
- Por amor de Dios, otra vez no.
Verán...
El extracto es el responsable de las
ocasionales habilidades parapsicológicas,
que demuestran los seres
humanos de vez en cuando.
Precognición, telequinesia,
dominación mental,
el tipo de dominación que Andrew McGee
puede ejercer gracias al experimento.
¿Qué tratas de decir?
Desde que la niña nació, su padre
ha estado inhibiéndole ese poder.
Pero ¿y si ya no puede controlarlo?
¿Por qué, de repente,
no va a poder controlarlo?
Piensa en esto.
Lo agotador que debió de ser
para Victoria y Andrew McGee
cuando la niña no era más que un bebé.
El biberón se retrasa. La niña llora.
Y de repente, uno de sus muñecos
queda incinerado.
Sólo es una niña.
Bueno, puede provocar incendios,
pero hablas como si se tratara
del Apocalipsis.
Eso es lo que podría llegar a ser.
Imaginen que provocar incendios
no es más que la punta del iceberg.
No sé de qué estás hablando.
De una habilidad
directamente relacionada
con la glándula pituitaria de la niña,
una glándula aún sin desarrollar.
¿Qué pasará cuando se convierta en
una adolescente, la glándula cobre vida
y, durante 20 meses,
sea la parte más poderosa de su cuerpo?
lmaginen que esta niña
pueda ser capaz, algún día,
de provocar una explosión nuclear
tan sólo con el poder de su mente.
- Eso es una locura.
- Ah, ¿sí?
Pues permíteme pasar
de la locura a la demencia total.
Imaginen que por ahí anda una niña
con el poder,
aunque de momento dormido,
de partir el planeta en dos
igual que se parte un plato
en el tiro al blanco.
¿Y si pudiéramos entrenarla?
Y a otros también.
No existiría un arma más poderosa.
No. Se acabaron los experimentos.
No me obligues a dirigirme
a tus superiores. Porque lo haré.
Puedo destruirlos a ti y a este montaje.
Es un hombre muy nervioso.
¿Adónde vamos ahora?
Necesitamos un lugar
donde quedarnos por un tiempo.
No van a creernos,
pero, si enviamos cartas a los periódicos,
puede que La Tienda
acabe dejándonos en paz.
Podríamos ir a la casa del abuelo.
- ¿Por qué se te ha ocurrido eso?
- No lo sé.
Lo digo porque no hace ni cinco minutos
estaba pensando en él.
Miraremos en el motel.
Ustedes sigan por la carretera.
Pero qué niña tan hermosa.
- ¿Cómo te llamas, pequeña?
- Roberta.
¿Hacia dónde van?
A Tennessee. Knoxville.
Mi mujer se fue a ver a su hermana
- y se le complicó el asunto.
- ¿Sí?
Se puso de parto. Esta pequeña
tiene un hermanito. Nació a la 1:40.
- Le han puesto Andy. Es bonito, ¿verdad?
- Me encanta.
Yo me llamo Irv Manders. Suban.
Puedo acercarlos unos 16 km.
- Mira, son ellos.
- ¿Bromeas?
- No, maldición, son ellos.
- ¿Tomaste la matrícula?
- ¿Ha visto hacia dónde han ido?
- Ni siquiera los he visto irse.
Los tenemos.
¿Por qué no vienen a comer
con mi mujer y conmigo?
- Lo siento...
- Me muero de hambre.
- ¿Cree que habrá suficiente?
- Claro y estaremos encantados.
- Muchísimas gracias.
- Es un placer.
Mi mujer también se alegrará
en cuanto te vea.
Siempre quiso tener una niña.
Pero no fue la voluntad de Dios.
Me sé una canción que te gustará.
Había una gallina
con una pata de madera.
Una gallina de primera y muy ponedera.
Ponía huevos por todo el corral.
Otra copichuela no nos vendría mal.
- ¿Quién viene contigo, Irv?
- Esta pequeña es Roberta.
Y este joven, su papá.
No me ha dicho su nombre.
Hasta podríamos ser parientes.
- Frank Burton, señora.
- Hola, soy Norma Manders.
Su marido nos ha invitado a comer.
Espero que no le importe.
Claro que no. Entren.
Vamos, a comer.
¿Qué? ¿Ha salido sin querer?
Si como más, estallo.
Eso es lo que solía decir mi mamá...
Bueno, eso es lo que dice siempre.
¿Por qué no van a dar de comer
a las gallinas?
Me gustaría charlar un poco con Frank.
- ¿Te parece?
- ¿Pican?
Sólo pican la comida, cielo.
- Vamos.
- Genial.
¿Quieres una cerveza, Frank?
- No me llamo Frank. Ya lo sabe, ¿no?
- Me lo imaginaba.
- ¿Cómo te llamas?
- Andy.
- Bueno, Andy, ¿quieres esa cerveza?
- No me vendría mal.
Pues claro.
- Toma.
- Gracias.
- Permítame ayudarle.
- No hace falta. Sé dónde van las cosas.
- ¿Te busca la policía?
- Sí, son una especie de policía.
¿Le has quitado la niña a su madre?
No, es mi hija y no fue su madre
quien llamó a la policía.
Su madre murió hace un año.
No parece estar contigo a la fuerza.
¿Por qué te buscan?
- ¿Quiénes son?
- Agentes del gobierno.
- ¿El FBI?
- No, La Tienda.
¿La Tienda?
Sí, es del Departamento
de Investigaciones Científicas.
Mi hija, Charlene, y yo, Charlie,
tomamos parte en un experimento
hace muchos años.
Cuéntamelo.
A ver, ahora tú.
Gracias. ¿Se comen los pollos?
Cuando consigo atraparlos.
Lo que nos comemos son los huevos.
Quieren analizarla y estudiarla
para averiguar
cómo puede hacer lo que hace.
Yo pienso que quieren usarla
para reactivar el Lote Seis.
Creo que debes llamar
a la policía y entregarte.
- Sé que parece una locura.
- Pues sí.
Papá, he dado de comer a...
Se lo has contado.
¿Por qué?
Se acercan. Vienen a por nosotros.
Van a matarte, papá. Tenemos que huir.
Tenemos que escondernos.
Eso es lo que quieren.
Quieren matarte.
Como hicieron con mamá,
para capturarme. No voy a permitirlo.
¡Santo cielo! ¿Lo ha hecho ella?
Cuidado con lo que haces.
¿Es demasiado tarde?
Sí, se acercan por el camino.
Tengo miedo.
Charlie, puedes detenerlos.
Si hago algo malo,
¿seguirás queriéndome?
Claro que sí.
Eres lo que más quiero
en el mundo, pase lo que pase.
Voy a tener que disculparme.
Se acercan unos coches por el camino.
Si quieres, te apoyo.
Tomaré mi escopeta.
No será necesario.
Hola, Andy. Hola, Charlie.
- Ya no tienes por qué huir.
- Márchense.
Lo siento, cariño,
pero no puedo. Tengo órdenes.
Nadie quiere hacerles daño.
Mentiroso. Te han ordenado
que lo mates y lo sé.
Les aconsejaría que hagan lo que dice.
Saben por qué la quieren.
¿Se acuerdan del aeropuerto?
No tienen autorización.
Quiero que salgan de mi propiedad.
Somos agentes del gobierno.
Sólo queremos
hacerles unas preguntas. Nada más.
Me da igual.
Aunque hayan asesinado al presidente.
- Enséñenme la orden o lárguense.
- No la necesitamos.
No me diga que he amanecido en Rusia.
Suba al coche y lo discutiremos allí.
En serio, aquí no pasa nada.
- Sabemos de sobra lo que pasa.
- No me hagan hacer algo que no quiero.
Lárguense. ¿No entienden
lo que está haciendo? ¿Lo notan?
No sean idiotas.
Ven y lo discutiremos.
- Agárrenlo.
- Cuidado, Andy.
A la niña no.
Ayúdame.
No lo hagas.
Por favor, no.
Lárguense de una vez.
Nunca ha hecho nada así.
No sé si ahora puede parar.
Fuera.
Vámonos.
Ayúdame.
- Vámonos.
- No me dejes aquí.
Para. Ya está.
Lo siento, papá.
Nos vamos. Volvemos a La Tienda.
Vamos.
¡Dios mío!
Detrás del granero hay un viejo Jeep.
No te involucres más.
Vienen sin orden judicial,
intentan llevárselos
y uno de ellos me dispara.
¿Qué hago?
¿Los entrego a la policía secreta?
Habrán ido por refuerzos.
¿Quieres que mire para otro lado?
- No, eso no.
- No tienen por qué ayudarnos más.
No, tomen el Jeep y salgan de aquí.
Váyanse cuanto antes.
Ahí está el lago. Hemos llegado.
Vamos, Charlie.
Vamos a tener que limpiarlo todo.
Aquí no ha vivido nadie
desde que murió el abuelo.
Espero que las llaves sigan aquí.
¿Crees que nos encontrarán aquí?
Después de lo de la granja,
no creo que se atrevan a acercarse.
Si todavía quieren atraparnos,
tendrán que pensar
en otra forma de hacerlo.
Al menos tenemos casa nueva.
A la cama.
Te gusta, ¿verdad?
¿Volveremos a tener una vida normal?
¿Podré ir al colegio y esas cosas?
Por supuesto.
- Cuando escribas las cartas, ¿no?
- Así es.
Y se lo cuente todo a los periódicos.
Entonces, no tendremos que huir más.
Tendremos vidas normales,
como los demás.
- ¿Y yo podré?
- ¿Qué?
- ¿Ser como los demás?
- No tengas la menor duda.
Me encantaría.
Mira quién está aquí.
- ¿Cómo te sientes?
- A salvo.
- Buenas noches, mi amor.
- Buenas noches.
¿Tienen teléfono?
Ahí mismo.
- Están aquí. Han echado unas cartas.
- Buen trabajo.
Llama a Bates. Puede estar allí
en una hora y mantenme informado.
- ¿El Sr. McGee?
- Y la Srta. McGee.
- ¿Dónde están?
- En una casita cerca de Bradford.
- Te los traeré.
- ¿Así, sin más?
- Sabes lo que esa niña puede hacer.
- Claro.
Por eso voy a traértela,
para que puedas examinarla.
Con la condición de que me la des
cuando hayas terminado con ella.
¿Qué?
- La quiero para mí cuando termines.
- Estás loco.
Pues sí, pero tú también. Loco de atar.
Aquí estás, planeando cómo controlar
un poder que ni siquiera comprendes.
Un poder que pertenece
a los mismos dioses.
¿De qué demonios estás hablando?
De cosas que, seguro,
no quieres que cuente a nadie.
¿Qué me impide eliminarte ahora mismo?
Mi palabra de que he hecho
ciertas previsiones y, si me pasara algo,
La Tienda dejaría de existir
en seis semanas.
Y en seis meses,
tú estarías frente a un juez
esperando sentencia por delitos
tan graves que pasarías entre rejas
el resto de tu vida.
¿Qué es lo que quieres?
Tu palabra de que mi relación
con la niña, Charlene,
no terminará al entregártela.
Eso sólo será el principio.
Vamos a ser amigos.
- Aún no la tenemos.
- Pero la tendremos.
Está bien.
Trato hecho, entonces.
Pero ¿por qué la quieres?
Porque es hermosa, muy joven
y es tan poderosa como los dioses.
Seremos amigos.
Muy buenos amigos.
Empieza a recoger la cuerda.
Muy despacio. Así. Un poco más.
Ahora da un tironcito.
Así se hace. Ahora recoge.
Sí, señor.
- Es enorme.
- ¿Qué te parece?
Ahí viene.
Nos ha salvado. Qué alivio.
Nos hemos quedado sin batería.
¿Puede ayudarnos?
- Le echaré un vistazo.
- Muchas gracias.
¿Dónde vamos ahora?
A las oficinas del New York Times.
- Pero si les enviaste una carta.
- Puede que no la hayan recibido.
¿Crees que pueden haberla tomado ellos?
No.
- La llevaré yo, cielo.
- Puedo llevarla yo.
Vamos, cariño. Ya queda poco.
Mentira. No va a acabarse nunca.
- No queda poco.
- Que sí.
- Nunca.
- Tranquilízate.
- ¿Estás lista?
- Más o menos.
No quiero volver a encender
otro fuego en mi vida.
Aunque vengan antes
de que podamos irnos.
No quiero volver a lastimar a nadie.
Me parece bien, Charlie. Lo entiendo.
Salta.
Buena chica.
¡Ay, Dios mío!
Han disparado a mi hija.
Sal de ahí, hijo de puta.
Mi amor.
Cosa de niños.
Charlie.
Está bien, Sr. McGee. Relájese.
¿Dónde está? ¿Quiero verla?
Cada cosa a su tiempo.
Primero, charlemos un rato.
Así nos conoceremos mejor.
Váyase al infierno.
Se lo he dicho, ella está bien.
No.
- ¿Qué quieren de nosotros?
- Ya se lo he dicho.
Vamos a pasar bastante tiempo juntos
y quiero presentarme.
Soy el Dr. Pynchot.
Le aseguro que le vamos
a tratar muy bien.
¿Estamos en La Tienda?
Así es.
Hola, Charlene.
- Soy el capitán Hollister. ¿Puedo entrar?
- ¿Dónde está mi padre?
Te he traído un chocolate.
No quiero nada.
No tengas miedo. Mira.
¿Ves? Tómatelo.
Para luego, entonces.
Llevo mucho tiempo queriendo conocerte.
No lo creerás,
pero casi te considero
como si fueras mi hija.
- ¿Qué le hicieron a mi padre?
- Está descansando y está bien, como tú.
Sabe que estás bien y te manda un beso,
y quiere que cooperes con nosotros.
Mentiroso.
Vaya modales
para ser una niña tan linda.
Vete a la mierda.
Además de linda, muy testaruda.
No te preocupes, lo entiendo.
Sé que estás cansada
y que no sabes donde estás.
Sólo quiero tranquilizarte, Charlie.
¿Te importa que te llame Charlie?
Está bien, Charlene.
Estás aquí porque me interesa mucho
ese poder que tienes.
Piroquinesis.
Sí.
A todos nos interesa
y queremos ver de lo que eres capaz.
Te aseguro que,
si cooperas,
harás un gran favor a este país.
He prometido que nunca volvería a
encender un fuego. Quiero ver a mi padre.
¿Por qué no tomas el chocolate
y descansas?
Si quieres algo, no tienes más
que tomar el teléfono y pedirlo.
Sé que ahora parece imposible, pero...
tú y yo vamos a ser amigos.
Nunca.
Eso lo veremos.
Hasta pronto, Charlie.
Buenas noches.
Para. Para, he dicho.
No.
No vas a hacerlo.
Para.
Vamos, tómate las pastillas.
Trágatelas.
- Una muñeca pelirroja. ¡Qué linda!
- Mira éste.
Un gato al que se puede dar cuerda.
Con música y todo. ¿Qué te parece?
Éste te va a gustar...
Hola, pequeña.
Tú sigue jugando.
Empezaré en la habitación.
Me llamó John.
Tú te llamas Charlie, ¿verdad?
¿Por qué no me enseñas?
Soy malísimo. Me ganarías siempre.
No.
¿Dónde está Charlie?
¿Qué le hicieron?
Está perfectamente.
No tienes nada de que preocuparte.
- Quiero verla, maldita sea.
- Compórtate.
Haz lo que te decimos y ya veremos.
Hijos de puta.
¿Vas a hacer la prueba o no?
¿Por qué no?
Así me gusta.
Tú no podrás vernos
a través del cristal, pero nosotros sí.
Que entre.
- Hola, ¿qué tal?
- De maravilla. Siéntate.
¿Te han explicado lo que vamos a hacer?
Sólo me han dicho
que entre a hablar contigo.
Se te ve nervioso.
¿Tienes sed? ¿Quieres agua?
Sí, ¿tengo sed?
Dijeron algo de una prueba.
- ¿Tú quieres agua?
- No, paso.
¿Por qué no le echas tinta?
¿Al agua?
Estás loco.
- Maldita sea.
- Ha fallado.
Lleva demasiado tiempo huyendo.
- Y las pastillas que le dan no ayudan.
- Dame tiempo.
Rainbird tiene razón.
Invertir más tiempo no cambiará nada.
Aumenta las dosis.
Ya decidiré qué hago con él.
- Trabája con la niña.
- Ya lo estoy haciendo.
Con un poco de suerte, pronto
confiará en mí como en un hermano.
Hola, pequeña, ¿qué tal?
¿Por qué vienes todos los días?
No ensucio.
Es mi trabajo.
Porque son así de imbéciles.
Qué se le va a hacer.
Quiero ver a mi padre.
No me extraña.
Me encantaría ayudarte,
pero no sé ni dónde está.
Este sitio es enorme.
Dicen que podré verlo si... hago algo.
Y no quiero hacerlo.
No creo que sea malo lo que te piden.
Sobre todo, si haciéndolo
te dejan ver a tu padre.
Lo es.
Se avecina una tormenta.
Espero que no se vaya la luz.
No me haría ninguna gracia.
Oye.
¿Te asusta mi cara?
Puedo ponerme una máscara o algo.
He visto cosas peores.
Por favor.
Me da miedo la oscuridad.
- Tengo que salir de aquí. Ayúdame.
- Usa la tarjeta.
No hay electricidad. No puedo abrir
con la tarjeta. Abran la puerta.
Déjenme salir.
- ¿Qué te pasa?
- Déjanos salir. Quieren atraparnos.
Basta. Aquí estamos a salvo.
¿O es que no lo estamos?
Tienes razón.
Es la oscuridad. Me vuelve loco.
Me recuerda al sitio donde me encerraron
cuando me capturaron.
- ¿Quién te encerró?
- El Vietcong.
- ¿Qué es eso?
- ¿Quieres decir que...?
Claro, eres muy joven.
Fue en la guerra. En Vietnam.
Los del Vietcong eran los malos.
Iban vestidos con pijamas negros.
Estábamos haciendo patrulla
y caímos en una emboscada.
Sólo nos escapamos unos seis.
Salimos corriendo.
Tomamos un camino equivocado.
Y me atraparon.
Me encerraron en un agujero en el suelo.
Igual que enterrarlo a uno vivo.
Siempre estaba oscuro, como ahora.
¿Qué comías?
Nos echaban arroz podrido.
A veces comía arañas.
Arañas vivas y grandes. Las perseguía
en la oscuridad y me las comía.
¡Qué asco!
Hicieron que me convirtiera en un animal.
Tu situación es mejor que la mía,
aunque se trata de lo mismo.
Atrapados como los ratones.
¿Crees que volverá pronto la luz?
No importa. Estamos juntos.
Espero poder ayudarte algún día,
igual que me has ayudado tú.
Sí que puedes.
Puedes llevarle un mensaje a mi padre.
¿De qué se trata todo esto?
¿Por qué te han traído aquí?
¿Qué quieren que hagas?
No van a hacerme tomar más pastillas.
Se acabaron las pastillas, malditos.
¿Cómo voy a ayudar a Charlie
si soy un maldito zombi?
Tal vez pueda ver a tu padre.
- ¿De verdad crees que puedes?
- Podría cambiar el turno con Herbie.
Podría ir y decirle que estás bien.
Mejor aún, podría darle un mensaje.
- Gracias.
- Mierda.
¿Por qué no enciendes
los dichosos fuegos? Si puedes.
Ya te lo he dicho,
es como dejar suelto a un animal salvaje.
Me he prometido a mí misma
no volver a hacerlo nunca.
El hombre del aeropuerto, los de
la granja, los he hecho arder a todos.
Tal como lo cuentas,
parece que fue en defensa propia.
Ya, pero ésa no es una excusa.
Además, parece
que le salvaste la vida a tu padre.
Si haces lo que quieren que hagas,
sólo hasta donde tú quieras,
puede que consigas salir de aquí.
Yo te ayudaré en todo lo que pueda.
Por fin. Ha vuelto la luz.
Ven aquí.
Siento que te hayas
quedado atrapado aquí.
Aunque por otra parte, me alegro.
Me parece que estás lista
para irte a la cama. Vamos.
Buena chica.
Vamos.
Así me gusta.
Relájate y te dormirás enseguida.
Y soñarás con los angelitos.
Así se hace.
- Buenas noches, pequeña.
- Buenas noches.
Papá.
Ya sabes lo que tienes que hacer.
Quiero que salgas de aquí.
No quiero verte mientras lo hago.
Podría pasarte algo malo.
Mira esas ondas alfa,
se está sobreexcitando.
¿Todo a punto? ¿Están grabando?
- ¿Ella está bien?
- Sí.
- ¿Están listos?
- Todo listo.
¿Aquí todo listo? ¿Y la cinta?
- Grabando.
- Bien. Estén alerta.
Adelante, Charlene.
Astillas.
Podían habérlo hecho más difícil.
Algo está ocurriendo.
La temperatura ha subido diez grados.
Miren eso.
Sus ondas alfa se parecen
a los malditos Andes.
Lo ha hecho y lo tenemos grabado.
Para. He dicho que pares.
Para.
Mira la bañera.
Para ya.
¿Vieron cómo hervía el agua?
¿Y la temperatura?
- Dios santo ¿Tenemos la cinta?
- Sí.
¡Dios mío!
¿Vieron lo que ha hecho?
¿Alguno de ustedes duda
que lo ha hecho ella sola?
En absoluto, jefe.
Esto es más
de lo que me había imaginado.
La bandeja salió volando y la controló.
Luego, fue a por la bañera.
Lo hemos grabado todo
y lo podemos llevar ante un juez.
Ante el Tribunal Supremo
si fuera necesario. ¿Y a ti qué te pasa?
Que ha conseguido que lo haga
prometiéndole que vería a su padre.
- No debe volver a verlo.
- No pretendemos que lo vea.
Ella no dejará de preguntar por él.
Imaginen que vuelvan a verse.
- ¿Y qué?
- Ella hace lo que él le dice.
Imaginen que la convence
para que nos destruya.
- Eso es imposible.
- No hay nada imposible.
Tiene razón.
No pueden verse nunca más.
Pues alguien va a tener que ir por ella.
Se ve que el técnico
tenía una cita y se le había olvidado.
Ha salido disparado.
Y ha dejado la puerta abierta.
La pequeña ojos de fuego
se ha marchado.
Que alguien vaya por ella.
Muévanse.
A ver.
¿Quién va a ir por la pequeña?
Andy.
Aquí tienes.
Menos mal.
Andy,
Parece que tus poderes
se han deteriorado desde que estás aquí.
No hemos obtenido
ningún resultado positivo.
¿Qué esperan con tantas pastillas?
¿Cómo voy a demostrar
nada estando dopado?
He hecho lo que he podido.
Lo he intentado.
Lo sé y créeme,
te lo agradezco enormemente.
Yo creo que necesitas un descanso.
¿Sabes que La Tienda tiene una
residencia en la isla de Maui, en Hawai?
¿Te gustaría
que te enviáramos allí?
- ¿Seguirán dándome pastillas?
- Desde luego, lo que quieras.
- Entonces, sí.
- Está decidido.
Empezaré a organizarlo de inmediato.
Tú quédate tranquilo.
Nosotros nos encargaremos de todo.
Es preciosa. ¿Cómo se llama?
En realidad es un macho.
Se llama Nigromante.
¿Qué quiere decir Nigromante?
Creo que mago o brujo. Algo así.
Dijeron que, si hacía lo que me pedían,
podría ver a mi padre.
No sabía que iban a ser así tercos.
Tienes que volver a hacerlo.
- ¿Hasta cuándo?
- Verás, pequeña.
Es como el póquer.
Si no tienes buenas cartas,
mejor que te retires.
Cada vez que enciendas uno de sus
fuegos, trata de conseguir algo a cambio.
Te lo dice tu amigo John.
¿Y cómo va ese poder tuyo?
Antes te asustaba mucho.
¿Sigue asustándote?
Ahora es diferente.
Es mucho más fuerte.
Ayer, le dije que parara y me hizo caso.
Es como si lo hubiera dejado salir
hacia delante y, después...
- ¿Lo hiciste volver hacia ti?
- No. Lo envié al agua.
Si lo hiciera volver hacia mí,
me imagino que ardería.
¿Cuándo me dejarán ver a mi padre?
Creo que tienes que ceder un poco.
Bueno, pero la próxima vez,
tiene que haber más agua.
¿Está todo listo?
¿La cinta está grabando? Preparados.
Estamos listos.
Cuando quieras, Charlene.
TEMPERATURA DE SONDA
TEMPERATURA CORPORAL
TEMPERATURA AMBIENTE
TEMPERATURA TERMINAL
La temperatura debería ser -26°C.
Cinco grados más o menos. Están a 40°C.
- Ha incendiado los ladrillos.
- Ladrillos de escoria.
¡Dios santo!
Para.
He dicho que pares.
Para ya.
Quiero ver a mi padre.
Invénta algo.
Pronto, Charlie.
Tenemos que hacer algunas pruebas más.
Si no me dejan verlo ahora,
voy a hacer que ocurra algo malo.
¿Me oyen? Algo malo ocurrirá.
No hemos terminado de hacer pruebas.
Has visto lo que puede hacer.
Y no ha desarrollado su potencial.
Parece que Herman quiere ver cómo
vuela un país entero antes de rendirse.
Como científico
no puedo llegar a una conclusión
basándome en dos experimentos.
Me ha convencido,
pero sólo parcialmente.
¿Has organizado el viaje de su padre?
Está todo arreglado.
Buenas noches, doctor.
Rainbird.
¿Has pensado en qué ocurriría
si la niña se entera de quién eres?
Sí.
Si se diera el caso, vas a saber
cómo lo pasa un filete en la sartén.
Y, ¿llorarás por mí?
No.
¿Por qué mentir?
Cuando sepamos todo sobre ella...
Cuando me la entregues.
¿Qué vas a hacer con ella?
El bueno de John, el sirviente, aparecerá.
La saludará,
hablará con ella, la hará reír.
El bueno de John la hará feliz
porque es el único que puede.
Cuando John crea
que ya no puede ser más feliz,
le pegará un golpe en la nariz,
se la reventará
y fragmentos de hueso irán al cerebro.
Al pegarle el golpe fulminante,
él la mirará a la cara.
Entonces conocerá su poder.
Y cuando él muera,
que espero sea pronto,
tal vez pueda llevar ese poder
consigo al otro mundo.
Estás loco como una cabra.
Ya he organizado tu viaje a Hawai.
- Qué bien. ¿Cuándo me voy?
- Hoy.
- ¿Hoy?
- A las ocho de la tarde.
- ¿Cómo?
- Viajarás con la máxima comodidad.
Pero ¿cómo voy a ir?
Primero irás en helicóptero hasta la base
y el resto del viaje,
lo harás en un avión del ejército.
A las ocho, ¿no?
Puede morderte.
- ¿Qué?
- La serpiente que tienes en las manos.
Mierda, ¿qué hacía ahí?
Has debido tomarla de un árbol.
Quiero que llames
al piloto del helicóptero.
No.
- Guardia.
- Cierra el pico.
Llama al piloto y dile
que tú vendrás con nosotros.
Yo no iré.
Sí, claro, yo también iré.
Mi hija vendrá con nosotros.
Ella no puede venir. Es muy peligrosa.
¿Sí? ¿Y quién la ha hecho así?
Mi hija también viene.
Y no quiero
que vuelvas a contradecirme, ¿me oyes?
Por supuesto.
El helicóptero nos llevará
hasta el avión del ejército.
Será necesario parar para repostar, ¿no?
Podemos repostar en California.
- ¿Tienes papel y lápiz?
- Claro.
Toma.
Voy a escribir una nota a mi hija.
- Y tú se la vas a entregar.
- Por supuesto.
Charlie, mi amor,
primero, cuando termines de leer
esta nota, tírala por el desagüe.
Segundo, si todo sale bien,
nos iremos de aquí esta noche.
Tercero, quiero que vayas
a las cuadras a las ocho.
Haré que alguien te lleve.
Te echo de menos.
No sabes cuánto te quiero.
Hola.
- Tengo que contarte algo.
- ¿Qué es?
En el pasillo.
Aquí pueden oírnos.
Mi padre ha encontrado
la forma de que salgamos de aquí.
Tengo que encontrarme con él
esta noche, a las ocho.
- Genial. ¿Cómo lo ha hecho?
- No lo sé, ¿pero no es maravilloso?
Más aún. Es un milagro. Te llevaré yo.
No, podrías meterte en un lío
y no quiero. Eres mi amigo.
Gracias, pero ya sabes
que haría cualquier cosa por ti.
Hola, Charlie.
Me llamo Mike. El capitán Hollister me
ha ordenado que te lleve a las cuadras.
- ¿A qué hora?
- Vamos a ver.
Volveré a por ti a las ocho menos cuarto.
¿Qué es lo que pasa?
Que me van a llevar
a montar a caballo por la noche.
Tus deseos son órdenes.
- Adiós.
- Hasta luego.
Charlie, estoy esperándote.
Vamos a entregarte al capitán.
¿Hay alguien?
- Puedes irte.
- He traído a la niña.
He dicho que te vayas.
- Vete.
- No puedo.
Para.
Vete de una vez, maldito,
o te freiré vivo.
Charlie.
¿John?
- ¿Dónde estás?
- Aquí arriba.
Me alegro de verte,
pero si alguien se entera...
Eso ya no importa.
Lo único importante somos tú y yo.
¿Cómo conseguiste
que Charlie cooperara?
- Fue Rainbird.
- ¿Quién es Rainbird?
Un agente, un exterminador. Charlie cree
que es un sirviente que se llama John.
Sube, Charlie.
- Está a punto de llegar mi padre.
- Lo sé.
Date prisa. Sube. Ven aquí con John.
Así. Vamos.
Muy bien.
Buena chica.
- ¿Estás armado?
- Sí.
- ¿Charlie?
- Papá.
- Deja que te vea.
- ¿De verdad que nos vamos?
Sí, de verdad.
- Lo tienes controlado.
- Pues sí.
- Mi amigo John está aquí.
- ¿El sirviente?
Sí, está allí arriba.
Si él quiere,
¿puede venir con nosotros?
Fue él quien nos disparó
y quien nos trajo aquí.
No, me refiero a John.
El que me limpiaba la habitación.
No.
Es uno de ellos.
- No puede ser verdad.
- Sí, lo es.
- ¿Dónde estás, hijo de puta?
- Me has engañado. Me has mentido.
Sólo he alterado un poco la verdad.
Lo he hecho para salvarte la vida.
Baja antes de que prenda fuego
todo, porque puedo hacerlo.
Lo sé.
Pero si lo haces,
arderían un montón de caballos.
¿Los oyes?
Nigromante es uno de ellos.
NIGROMANTE
No voy a hacerlo.
No voy a provocar otro incendio.
No. Para.
Por favor, no.
No voy a hacerlo.
No. Para de una vez.
¿Qué más quieres de nosotros?
¿Por qué no dejas que nos vayamos?
No puedo dejarlos ir.
Creo que tu padre lo sabe.
- Eres peligrosa y lo sabes.
- No es culpa mía.
Sé que no lo es. Pero eso no importa.
Lo único que me importa eres tú.
Sube aquí o dispararé a tu padre.
- No le hagas caso.
- ¿Me prometes que no le harás daño?
- Te doy mi palabra de honor.
- No subas.
- ¿De verdad?
- Sí.
Mátalo.
Salta.
Papá. ¿Estás herido?
Papá. Estás sangrando.
- Mírame.
- Hazlo.
Mírame.
Así. Quiero verte los ojos.
Te quiero, Charlie.
Te quiero.
Repito, alerta roja.
Esto no es un simulacro.
Repito, no es un simulacro.
Reúnanse en las cuadras.
Tengan cuidado. Se trata de la niña.
Tienes que intentar escaparte.
Si alguien trata de impedírtelo, mátalo.
Que sepan que esto es la guerra.
Tienes que salir de aquí.
Hazlo por mí.
¿Lo entiendes, mi amor?
Haz lo que sea necesario
para que no vuelvan a hacer algo así.
Tienes que incendiarlo todo.
Por completo.
Papá...
Venga. Sal de aquí
antes de que arda todo.
No puedo dejarte aquí.
Te quiero, Charlie.
Oh, no, papá.
Abran la puerta. ¿Listos?
- No te muevas.
- ¡Alto!
Atrápenla.
- Corre.
- Vamos. Rápido.
Vámonos de aquí.
Pónganse a cubierto.
Rápido.
No lo hagas.
¡Atención!
No te muevas.
Vamos a aterrizar.
Lo he hecho por ti, papá.
- Irv, mira quién ha venido.
- Gracias por traerme.
Ya no volverán a hacerte daño.
Por fin, papá.
Te quiero.