Tip:
Highlight text to annotate it
X
¿Qué quieres?
Cerveza.
Sólo tengo Chango,
tibia como meados.
Esa es mi marca.
Es rica.
Es la mejor cerveza que he tomado.
La verdad...
¿Necesitan algo?
...es que estoy contento
de estar vivo.
Estaba a unos cuantos pueblos
de aquí. ¿Zaragoza?
Estaba en una cantina como ésta.
Sirven cerveza.
No tan buena como ésta, pero casi.
Y vi algo que no va a creer.
Estoy sentado ahí, solo en una mesa.
La cantina...
estaba llena de maleantes.
No como este lugar.
Hablo de gente mala.
Con malas intenciones.
Yo estaba solo. Así me gusta.
Mientras tanto, están pasando cosas.
Cosas debajo de la mesa.
No demasiado obvias, pero...
tampoco demasiado secretas.
Así que...
ahí estoy sentado...
y entra...
el mexicano más grande
que he visto en mi vida...
caminando a sus anchas.
Nadie sabía cómo reaccionar
ni qué pensar.
Pero ahí estaba y entró por la puerta.
También era oscuro.
No quiero decir de piel oscura.
Esto era diferente.
Parecía que siempre caminaba
en una sombra.
Con cada paso que daba hacia la luz
esperabas ver sucara...
pero no la veías.
Parecía que las luces se atenuaban...
sólo para él.
Entonces, el tipo...
se sienta en la barra,
pide un refresco y no dice nada.
- ¿Pidió un refresco?
- No me interesaba su bebida.
Me interesaba lo que traía.
Una especie de valija,
Bastante pesada.
La sentó junto a él,
Como si fuera su querida.
Luego, de repente,
el hijo de puta habló.
Era algo de negocios
porque el cantinero se turbó.
Especialmente cuando mencionó...
Dijo algo como:
Bicho o...
Bucho.
Eso es lo que dijo. ¡Bucho!
El cantinero se encabronó mucho.
Algunos de esos tipos detestables...
no como los presentes,
sino unos mierdas, también se enojaron.
Empezaron a sacar pistolas
y cuchillos. Buscaban líos.
Ahora, el extraño...
salta de su banco.
Se echa un clavado hacia la mitad
del cuarto con su valija.
No sé qué hace ahí, pero en 2 segundos,
la valija está abierta...
y saca el cañón de mano
más grande que jamás he visto.
Y ése fue sólo el principio.
¿Y tú te quedaste parado?
¿No corriste o te uniste a la pelea?
Estaba paralizado de miedo.
Lo único que pude hacer
fue ver a esa...
cosa despedazar el lugar.
Fue increíble.
Los idiotas se le acercaban
y encontraban su muy merecida muerte.
Claro, no era un grupo de gente
distinguida como la presente.
En lo absoluto.
No, eran unos mierdas
de calibre mundial.
Recibieron lo que se merecían.
Fue su Noche de Juicio Final.
Agarra a uno de ellos...
el único que quedaba vivo.
Empieza a sacarle información.
Y yo sé, por los cuchicheos...
que el tipo está cantando.
Soltó todo. Confesó el mundo.
Le dijo todo al tipo.
¿Todo?
¿Me da un tarro limpio?
Este está sucio.
Vete al carajo.
Es el más limpio que tengo.
Así que, bueno...
sin advertencia,
sin dar la menor señal...
el extraño se da la vuelta, y...
me ve.
¿Le viste la cara?
¿La cara? No.
Los ojos.
¿Y no te hizo nada?
No. Volteó a ver al tipo en el piso.
El extraño lo mató.
Caminó hacia el cantinero,
Pagó y se fue.
¿El cantinero salió vivo?
Nunca matan al cantinero.
Pero...
ya estaba saliendo...
No, hombre. Al cantinero
le fue peor que a nadie.
Toma. Cortesía de la casa...
- ...si recuerdas su cara.
- Gracias, pero no, gracias.
Yo me voy de aquí.
Porque creo que...
viene para acá.
Gracias.
¡Cuídense todos!
Atrás.
¿Quién es?
Tu único amigo.
¿No crees que eres
demasiado precavido?
Un día te acuestas en eso
y te vuelas los sesos.
¿Qué quieres?
Está aquí.
Mencioné su nombre y se espantaron.
¿Bucho está aquí?
Un segundo no estaban escuchando nada
de lo que decía...
y cuando lo mencioné...
escucharon.
De repente les entró
mucha curiosidad sobre ti.
Les conté el cuento, bien aumentado.
- ¿Qué tan aumentado?
- Bastante aumentado.
Les dije que eras
un mexicano gigante.
Exageré, pero me creyeron.
Están cagándose de miedo.
¿Adónde voy?
Empieza por la Cantina Tarasco.
No hagas otra matanza,
como la última vez.
- Esa vez no fue mi culpa.
- Claro que no.
- Ellos empezaron.
- No importa. Sólo recuerda...
Bucho tiene muchos matones,
pero sin ellos, está muerto.
- Guarda tus balas.
- De repente...
eres mi hermano mayor.
Sí siento
cierta responsabilidad contigo.
¿Te puedo preguntar algo?
¿Qué pasará cuando lo mates?
Cuando Bucho esté muerto...
se acabó.
Es el último.
Fin de la venganza.
¿Vas a quedar satisfecho al fin?
Creo que sí.
Espero que sí.
Ya no puedo seguir tragando esto.
Nunca lo has tragado.
Ni tú tampoco.
Acabo de llamar a la Cantina
Oro Verde de Zaragoza.
Nadie contestó.
Avísame si sabes algo.
Quiero que tengas muy vigiladas
las operaciones.
Revisa 2 ó 3 veces todo,
hasta con los clientes de siempre.
Yo me encargo.
¿Ya acabaron mi auto?
¿Cuánto más tengo que esperar?
Lo regresé.
¿Otra vez? Yo podía
haberlo hecho solo en este tiempo.
- ¿Qué es esto?
- El sobrino de mi hermana.
Necesita trabajo.
Quería enseñarte cómo pelea.
¿Llamas a esto una audición,
pelear contra Pipón?
Si no le puede ganar a Cristos,
no me interesa. ¡Cristos! ¡Pipón!
¡Sal de ahí!
No le veo nada de especial.
¡Pártele la cara!
Así está mejor. ¡Dale, cabrón!
Nunca volverá a bailar.
Se acabó Cristos. ¿Ves? Te dije.
Mira. Esto es lo que quiero
que hagas:
Coloca más hombres
cerca de la Tarasco y La Azteca.
Los colombianos no saben
si puedo con más volumen.
Nos tienen muy vigilados.
- Oye.
- ¿Qué?
¿Y él?
Que te enyesen esa pierna
y bienvenido a la familia.
Tengo que pagar mi casa.
Disculpe, pero...
yo trabajaba en una cantina
y sé cómo se debe atender a la gente.
Y le quería decir
que el servicio de aquí...
necesita mejorar urgentemente.
¿Qué quieres decir?
¿Qué quiero decir?
Nuestro mesero...
¿dónde está?
¿Todavía está en el baño?
Jamás regresó a preguntar
si queríamos otra cosa.
Jamás nos trajo la cuenta. La queríamos
para poder largarnos de aquí.
Tome.
Con esto debe de alcanzar.
Y no espere una propina.
Trátame bien o no te invito a salir.
Y su cerveza sabe a orina.
- ¡Ya lo sabemos!
- ¡Porque nos meamos en ella!
¡Y eso no es todo!
Cerveza y servicio malos.
¿Cómo se les ocurre entrar?
Estas son para ustedes.
Un momento.
Quería ver la guitarra.
- ¿Tocas?
- Sí, ¿y usted?
Un poco.
Toque algo.
No, en este momento, no.
Esta es de mi papá,
pero él ya no toca.
No hay mucho trabajo para mariachis.
Ahora sólo ve la tele.
Es una lástima.
Nunca fue muy buen músico.
No tan bueno como yo voy a ser.
Escuche.
Suelta un poco los dedos.
Así.
¿Entiendes?
Suéltalos.
¿Cómo hace eso?
Bueno...
dame eso.
Olvídate de esta mano.
Quieres tocar más rápido.
Este es el secreto.
¿Entiendes? Muy bien.
Practica esto...
todos los días.
Todo el día.
La próxima vez...
te enseñaré una melodía...
usando lo que aprendiste.
Practica.
Me recuerda un chiste.
Un tipo entra a una cantina...
se acerca al cantinero y dice:
Oiga...
le quiero hacer una apuesta.
Le apuesto $300 a que puedo mear
en ese tarro de allá...
sin derramar una gota.
El cantinero mira el tarro.
Está a 3 metros.
Y le contesta:
¿Usted me está apostando $300
a que puede mear, parado aquí...
en ese tarro sin derramar
ni una sola gota?
El tipo lo ve y dice:
Exactamente.
El cantinero dice: De acuerdo.
El tipo dice: Bueno.
Saca su cosa.
Y está pensando en el tarro.
Está pensando en su pito.
Pito, tarro, pito, tarro,
pito, tarro, pito, tarro.
Y luego, suelta el chorro.
Y se mea en todos lados.
Se mea en la barra. Se mea en los
bancos, en el piso, en el teléfono.
¡En el cantinero!
¡Se está meando en todos lados
excepto en el maldito tarro!
El cantinero se está riendo,
ganó $300. Está...
con meados en la cara.
Y dice ¡Idiota de mierda!
¡Te measte en todo, menos en el tarro!
Me debes $300, punta.
El tipo dice: Permítame un segundo.
Se va a la parte de atrás.
Ahí hay unos tipos jugando billar.
Camina hacia ellos.
Regresa a la cantina.
Dice: Aquí tiene, $300.
El cantinero dice:
¿Por qué estás tan contento?
¡Perdiste $300, idiota!
El tipo dice: ¿Ve a ésos de allá?
Le aposté $500 a cada uno...
que yo podía mear en la barra...
en el piso, en el teléfono
y mearme en usted...
y que no sólo no se iba a enojar usted,
sino que...
iba a estar feliz.
Gracioso, ¿no?
¡Iba a estar feliz!
¿Sabes qué?
No era de fiar.
Tú...
sí eres de fiar.
Ya sabía que iban a confiar
en mí porque...
yo y Bucco somos viejos amigos.
También él.
Y a este tipo...
- lo conocí hoy.
- Pasa allá atrás.
Buen trabajo, a propósito.
- Buen trabajo.
- Entra.
Me gusta que pongan los puntos
sobre las jotas.
Me parece maravilloso.
Lo sigo.
Pendejo.
MIEMBROS
DESCOMPUESTO
¿Ahí, adentro?
Qué asco.
¿Qué desea?
Estoy buscando trabajo.
Aquí no hay trabajo.
Ya veo.
- ¿Algo de tomar?
- ¿Trae algo en el estuche?
Sí.
¿Qué?
Mi guitarra.
¿Seguro que no me quiere oír tocar?
Sólo queremos ver qué hay dentro.
Si es lo que dice...
le sirvo sus tragos.
Ya les dije.
Soy músico. Es mi guitarra.
¡No la toque!
¡Aléjenlo de ahí!
¡Apúrate!
Hola.
¿Qué trae?
Una guitarra.
Es una guitarra.
- Oímos de un estuche lleno de armas.
- Ya lo sé.
- Me tenía que asegurar.
- Entiendo.
¡Es él!
Pues...sí. Soy yo.
No tengo nada contra Uds.,
así que calma.
Calma.
Nada más estoy buscando
a un hombre que se llama...
Todavía no.
¡¿Qué está pasando?!
¿Eso está pasando ahora?
- ¡Échale un ojo!
- ¡¿Qué está pasando?!
¿Amigos tuyos?
¡No tengo la menor idea
de qué carajo está pasando!
¡No me diste!
Levántate.
Ven acá.
Estoy buscando a un hombre
llamado Bucho.
Eso es todo.
Pero tuvieron que hacerlo
de la manera difícil.
Escúchame.
No te quiero matar.
Sólo quiero que me lleves
con él. ¿Entiendes?
¡¿Quieres matarme?!
Cabrón.
Si te quieres ir...
vete.
Si te quieres quedar...
relájate.
¡Vete al carajo!
Mírate nada más.
El dinero sigue aquí.
El mensajero también.
El mensajero está tirado en el piso
con 3 balas en la cabeza.
- Yo creo que Tavo lo mató.
- ¿Y Tavo?
Está afuera, jefe.
- ¿Dónde?
- A 2 cuadras.
¡Dile que venga acá!
- ¡Quiero saber qué pasó!
- Está muerto.
¿Sabes qué?
El que hizo esto
no lo hizo por dinero.
Me quería matar a mí.
Buscando a Bucho - M
Hay cuentos de un tipo con un estuche
de guitarra lleno de armas.
Esos son cuentos.
Eso es todo lo que son.
No lo puedo creer. Fue como si...
¡¿No ven que esto está cerrado?!
Tenemos que hallarlo.
Dijiste que los colombianos
nos vigilan.
- Así que actúa rápido.
- Se ha de haber ido del pueblo.
El sabe que estoy aquí.
No se va a ir a ningún lado.
- ¿Dónde estoy?
- Librería.
Librería - Café.
¿Qué demonios me diste?
Pastillas para el dolor.
Estoy operando.
¿Dónde están todos?
Cerré temprano
para que nadie viniera.
Nadie viene, de todos modos.
- ¿Por qué?
- Nadie lee.
¿Es tuya? ¿Todos esos...
libros?
Es mía. Mis padres murieron.
Me dejaron el edificio
y algo de dinero.
Tengo un departamento arriba.
¿Por qué una librería?
Nunca ha habido una en este pueblo.
Así que se me ocurrió
la brillante idea.
¿Segura que sabes
lo que estás haciendo?
- ¿Por qué una librería?
- Está bien. ¿No hay un hospital?
Lo que menos necesitas
es el hospital de aquí.
Jamás vas a encontrar trabajo aquí.
¿Qué?
La guitarra.
Nadie contrata a músicos aquí.
Ya lo sé.
La uso para conquistar chicas.
¡Ay, por favor!
- ¿Ves esto?
- Lo veo.
Esa llevaba tu nombre escrito.
- Ni sabes cómo me llamo.
- Así es.
No sé cómo te llamas.
¿Fumas?
No.
Gracias.
Era lo menos que podía hacer.
Me salvaste la vida.
Tómate un par más.
- ¿Qué son?
- Píldoras para el dolor.
Agua caliente.
¡Carajo! ¡¿Qué haces?!
- Disculpa.
- ¡Estás loca!
Relájate. Toma, ésta es agua fría.
¿Mejor?
Hay que coserte.
Largo.
- Yo te conozco.
- ¿De veras?
Eres el tipo del que siempre
oye uno cuentos.
- Matas a narcotraficantes.
- ¿Conoces a Bucho?
Espero que no pienses que puedes
acabar con Bucho tú solo.
- ¿Lo conoces?
- Sí.
Puedo llamar a unos amigos.
Me deben un favor.
No te quejes.
La costura estaría derecha
si no te hubieras movido tanto.
Esa está peor.
¿Quién te cosió ésa?
Yo, hace mucho tiempo.
No quiero saber qué es eso.
Me ha salvado la vida más de una vez.
- Te la regalo.
- No, gracias.
No, no la necesito.
¿Me ayudas?
No creo poder ayudarte.
Necesito dejar mis cosas aquí
un momento.
- Está bien.
- ¿Puedo confiar en ti?
Sí.
Está bien.
- ¿Adónde vas?
- Tengo que ir a la iglesia.
- ¿Para qué?
- Para confesar mis pecados.
- Soy un pecador.
- Ya lo sé.
¿Te di las gracias?
No, no me las diste.
Ya te las daré.
¿Qué te parece?
Ventanas a prueba de balas...
los costados y el cofre también.
Justo lo que querías.
Mira...
hoy ya no hay que ir a recoger nada,
más que a Hidalgo.
No te acerques allá.
El resto del pueblo es tuyo.
¡Llévate estoy encuéntralo!
- Voy en mi camioneta.
- Llévate mi auto. Para eso está.
Si ves a un desconocido...
mátalo.
Ya no puedo correr más riesgos.
El quema cocos es impenetrable.
Funciona como escudo para disparar.
Mira a ese tipo.
Sí sirve. Ahora, vayan por él.
Quiero que te la lleves.
Necesitarás toda la ayuda del mundo.
Tú también.
Bendígame, Padre,
pues maté a bastantes hombres.
¿De veras, pendejo?
Dicen que no dejaste a nadie vivo
en la Cantina Tarasco.
Buen trabajo. Todos los asesinos
de Coahuila te están buscando.
Se salió de control.
Dije que ya no quería matanzas.
Ya te dije. Bucho es el último.
Y se acabó.
No, para mí ya se acabó.
Mataron a la mujer que tú amabas.
Luego te perforaron la mano.
Dos puntos. Despierta...
no hay venganza que valga para eso.
Vete y ya.
Créeme, no te conviene tratar
de realizar lo que te propones.
¿Qué quieres decir?
Estuve investigando y no debes
meterte con Bucho. Créeme.
No me puedo ir sin Bucho.
Si no esperas vivir mucho tiempo,
perfecto. Yo sí.
Si necesitas ayuda...
no me llames.
Llama a Campa y a Quino, están locos.
¡Yo debería poder contar contigo!
Se acabaron esos días.
¡Espera! ¡Por favor!
Buena suerte. No dejes que te maten.
¿Querías confesarte?
Quizás luego, Padre.
Porque adonde voy...
tendría que volver enseguida.
¿Hola?
Mire...
no lo llamé antes
sobre este asunto porque...
yo podía resolverlo.
Sí, no tiene adonde ir.
Mis hombres lo están buscando.
¡¿Mandó usted a alguien?!
¿Cuánto tiempo lleva aquí?
¿Quién es?
¿Qué? ¡Nosotros podemos
encargarnos de él!
Su asesino va a destrozar todo...
y a hacer mucho ruido.
¿Cómo es, físicamente?
Necesito saber. Si no,
puede morir alguien por error.
La próxima vez lo llamaré antes,
Pero yo sabía que podía con esto.
¿Hola? ¿Hola?
¡Mierda!
¿Cuál es el número
del teléfono de mi auto?
Pendejos, ¿qué número
para llamar a mi auto?
¡El número!
Está en su auto.
¿Cuál es el jodido número
del teléfono de mi auto?
Carajo.
- ¿Qué haces? Aléjate.
- No te puedes ir así. Te necesito.
- Volví a soñar con ella.
- ¿Y qué?
- ¡Escúchame!
- ¡¿Qué?!
Tienes razón.
Tienes razón.
Quizá debería irme.
Estás empezando a usar
la cabeza, porque...
si sigues como ibas
esto se acaba muy pronto.
¡Ven aquí!
¡Cuidado!
¿Dónde está? ¡Lo tienen que matar!
Soy yo, otra vez.
¿Cómo dice que era su hombre?
Sólo para saber.
Para que mi gente no se confunda.
Cabello y piel oscuros.
Eso ya me lo imaginaba.
¿No me puede dar más detalles?
Tatuaje en el pecho.
Tatuaje de una mujer en el pecho.
¿Qué más?
¿Armas?
Navajas para arrojar.
Y...
monedas para llamar por teléfono
y reportarle cómo va el asunto.
Sí, está bien.
Con eso tengo. Gracias.
No nos vamos a meter con él.
Sí, gracias.
¡Carajo!
A esto me refería.
Nuestra propia gente nos vigila.
Nos está echando ojo.
¡Hijos de puta!
- ¡Vayan y encuéntrenlo!
- ¿A quién?
¡No hay nadie más!
Dicen que es un colombiano.
No admiten que te quieren matar a ti.
Hay alguien más acechando por aquí.
¡Y quiero encontrarlo, pero ya!
¿Quién más?
¿El guitarrista? Es un mito.
- Un mito.
- A veces hay que creer en ellos.
No creer va a ser tu perdición.
Voy a ir contigo.
No te puedo dejar esto a ti.
Mi pellejo está en juego.
¿Por qué no estás practicando?
Te dije, hombre, todos los días.
Todo el día.
No puedo tocar esta guitarra.
Venga.
¿Adónde vas?
Voy por mi guitarra.
Te espero.
Está allá.
¿Qué hay allá?
Mi guitarra. Quiero enseñarle
que he estado practicando.
Niño estúpido.
Quédese aquí.
Nadie debe venir conmigo.
¿Ve? Aquí viene.
¿Ve? En esta sí puedo tocar.
¡Que ni se les ocurra!
Dénmela.
¡Dénmela!
Váyanse.
¡Mierda!
¿Esta es la guitarra de tu papá?
¿Por esto ya no trabaja?
- Cambian guitarras cada 3 ó 4 días.
- ¿Qué te dan a ti?
Mi papá no tiene que trabajar.
Ve la televisión.
La esconden en todos lados.
Señoras con coches de bebés,
la iglesia...
librerías. Pregúntele a Carolina.
Ella le dirá. Ella lo hace.
¿Qué? Jesús.
- ¿Qué le dijiste?
- ¿A quién?
- Trabajas para él, ¿verdad?
- No trabajo para nadie.
¡Quiero saber lo que le dijiste!
- No le dije nada.
- ¿Nada?
- ¡¿De qué estás hablando?
- ¡Que fui a la iglesia!
- ¡No le he dicho nada a nadie!
- ¡Mírame!
¡Lo estás protegiendo!
- ¡No es así!
- ¡Sí!
¡De ser así, les habría dicho
que estabas aquí!
¡No quieres que muera!
No quiero que muera nadie. Deberías
ver que matarlo no es la respuesta.
¡¿Ver?! ¿Sabes qué veo?
Que tú no eres mejor que él.
¡Eres la misma mierda!
Todos tienen su precio.
- No todos.
- ¿Tan bueno eres?
¿Ves esta librería? Es mía.
Alguien viene y me deja algo.
¡Un par de días después,
alguien viene y lo recoge!
- ¿Cuánto?
- ¡Le rento espacio!
- ¡Le rento espacio!
- ¡¿Cuánto?!
- Un cuarto.
- ¿Cuánto te paga?
$50.000 al año.
50.000 dólares.
En efectivo.
Mírate, otra vez estás hecho
un desastre. Ven acá.
En el mostrador.
No abrí esta librería
para que fracasara.
No había ventas
e iba a tener que cerrar.
Un día, Bucho llega con una maleta
llena de dinero...
y me dice: Carolina, toma esto
y sigue con tu negocio.
Yo te voy a dar $50.000 al año.
Lo han hecho con mucha gente aquí.
Usan los negocios de pantalla.
Usé parte del dinero
para mantener abierto el lugar.
Y guardé el resto, pensando...
que si algún día...
las cosas se ponían muy feas aquí...
tendría el dinero para irme.
Pero no puedo irme.
Porque una vez que estás adentro,
no hay salida.
Mi compañero del alma...
acaba de morir, asesinado.
No me puedo zafar
de lo que tengo que hacer.
No puedo.
¿Necesitas ayuda?
No. Estaba tratando de...mover mi...
mi caja registradora.
Ya necesitaba una nueva.
Dime...
¿qué te trae por aquí?
Ya no vengo muy seguido, ¿verdad?
No.
- ¿Cómo has estado?
- He estado bien.
- ¿El negocio?
- El negocio anda bien.
Tan bien como puede andar.
Te lo dije, librerías...
En este pueblo, no.
¿Y tú?
Ando buscando a un hombre
que amenaza nuestro negocio.
Has de haber oído lo de la cantina.
Ah, sí. Hubo un tiroteo.
¿No has visto a alguien
que pudiera parecer...
¿Sospechoso?
Carajo.
El tipo que estoy buscando
es obviamente peligroso...
así que no te pido
que hables con él ni nada...
pero, si lo ves...
¿me llamas?
Seguro.
Digo...
no podemos permitir más tiroteos.
Pero no lo he visto.
Tú...
no me mentirías, ¿verdad?
Qué desorden.
Sí.
Lo voy a recoger.
Gracias por el café. Llámame.
Sí...
si lo veo.
Con toda seguridad te llamo.
Llámame.
¿Era él?
Sí, pero no le dispares aquí
o nos matan a los dos.
Y yo no quiero morir por esto.
Aléjate de la ventana.
Esta no está tan mal.
Es más, está casi derecha.
¿Por qué no le dijiste...
que estaba yo aquí?
No sé.
Yo sé que piensas
que es una persona terrible.
Lo es, corazón.
Lo es.
En realidad, no.
Tiene su lado bueno.
Y eso es lo único que lo puede salvar.
¿Qué es eso?
Eso era para ti.
¿Era para mí? ¿Ya no es para mí?
Está bien, te la doy.
No te compré un estuche
Porque ya tienes.
Es preciosa. Gracias.
Y pensé que quizá pudieras sacar
las armas del estuche y poner esto.
Quizá.
- Toca algo.
- No.
Vamos, déjame ayudarte.
- Disculpa.
- Ten cuidado.
No hay problema.
No, ya no puedo tocar.
- ¿Por qué?
- Es que mira mi mano. Está...
- No puedo.
- Improvisamos.
¿Improvisamos?
¿Tú tocas?
Un poco.
Está bien.
Eso ni es una nota.
Déjame enseñarte.
Pon esos dedos aquí.
¿Así?
Muy bien. Me gusta.
Déjame ver.
Memo...
está en la librería.
Sí, estoy seguro.
Ve a ver, de todos modos.
Si está ahí y ella lo está escondiendo,
mátalos a los dos.
Haz que parezca un accidente.
Es una librería...
quémala.
¡Muévete!
¡Vámonos! ¡Apúrate!
- ¡Toma esto!
- ¿Qué hago?
¡Toma esto! ¡Vámonos!
¡Espera!
- ¡Necesito mi bolsa!
- ¡Al carajo!
¡Espera! ¡Espera!
Te ves divina.
Gracias.
- ¿Adónde vamos?
- A salir por el frente.
Toma esto.
¡Dios mío!
¡¿Qué haces?!
¡Vámonos!
¡Vámonos!
¡Salta! ¡Salta! ¡Salta!
¿Estás bien?
Lo siento, Carolina.
Lo siento.
Es él.
¿Ese es Bucho?
Lo puedo matar desde aquí.
Cabrón hijo de puta.
¿Qué?
¿Qué haces?
Mátalo. Mátalo.
Toda mi vida estaba en la librería.
¿No te das cuenta?
¿No te das cuenta? ¡Me va a matar!
¡Me lleva!
¿Qué te pasa? ¡Lo tenías en la mira!
¿Qué tienes?
¡¿Por qué no lo mataste?!
Vámonos.
¡Vámonos!
¡Un momento!
Una cosa es no poder...
encontrar a alguien que
anda de acá para allá...
escondiéndose donde le da la gana.
Eso lo puedo entender.
Pero lo que no puedo entender es...
¿cómo dejan que se les escape
sabiendo donde está?
Dan vueltas por la ciudad,
ven a un desconocido y lo matan.
¿Qué tan difícil es eso?
Miren allá.
No lo conozco.
Jamás lo había visto.
¡Tiene pistola!
Debe de ser él.
¿Qué tan difícil es eso?
Así de fácil es.
Miren. ¿Quiénes son ellos?
Jamás los había visto.
¿Qué tan difícil es eso?
¡Pum!
¿Crees que puedes?
¿O tengo que hacerlo todo yo?
Yo puedo.
¡Más te vale!
¡Llévate el mío!
¡Para eso lo compré!
Quédate aquí.
¡Necesito a alguien
competente de guardia!
¡Apúrense!
Yo no he sido así siempre.
Me doy cuenta.
- Yo era un músico.
- ¿Eras bueno?
Bastante.
Me perforaron la mano.
¿Sabes qué?
Es más fácil tirar del gatillo
que tocar la guitarra.
Es más fácil destruir que crear.
Mataron a la mujer que amaba.
Arruinaron mi vida.
Fueron los hombres de Bucho.
¿Por qué no mataste a Bucho?
Bueno...
éste es el plan:
Tú todavía puedes huir
sin que lo tenga que matar.
- Tienes dinero.
- No tengo dinero.
- ¿Qué?
- Desapareció.
Lo tenía escondido en los libros.
Se quemó.
Ah, carajo.
No tengo nada. Nada.
Qué maravilla. ¡Carajo!
¿Y si llamas a tus amigos?
Campa.
Quino.
Destruirían la ciudad.
Y aun así, Bucho se escaparía.
Olvídalo.
Quizá a ti no te importe...
pero me seguirá adonde vaya
hasta matarme.
Sí me importa.
¿Campa?
¿Está Quino?
¿Qué tan rápido pueden llegar
a Santa Cecilia?
Los estaré esperando.
Gracias.
Campa...
traigan sus guitarras.
Autobús de la Iglesia
Dame la fuerza...
para ser lo que era...
y perdóname por lo que soy.
Otra vez juntos, ¿eh?
Toquemos.
¡Protégete!
¡Carajo!
No estoy segura de que sea aquí.
Aquí es.
Voy contigo.
¿Qué haces tú aquí?
Creía que estaba buscando
al mismísimo demonio.
Y todo este tiempo,
era mi propio hermano.
No sabía que eras tú, César.
Lo descubrí apenas esta mañana.
Debería matarte ahora mismo.
Me humillaste.
Sabíamos que andabas
por mal camino...
pero no sabíamos cuánto.
Así que mi hermanito viene
a darme una lección.
La diferencia entre el bien y el mal.
Eres un guitarrista.
¿Qué haces matando a mis hombres,
arruinando mi negocio?
Ellos mataron a mi amada.
¡Tú los mataste a ellos!
¿Qué quieres?
- Yo no trato de matar a gente inocente.
- Sólo compras a gente inocente.
No la matas...
hasta que ya no te sirve.
¿No es ella tu amada ahora?
Cuando te quitamos algo...
te lo reponemos.
Es sensacional.
Créeme. Lo sé.
Lamento lo de la librería.
Siempre dije que se convertiría en humo.
De haber sabido que te tirabas
a mi hermano, no te la quemaba.
César...
sé leer los ojos de los hombres.
¿Qué lees en los míos?
Derrota, hermano.
¿Derrota?
Mírate.
Viniste a matarme.
Papá ya no estaría orgulloso de ti.
Tú eras su guitarrista.
Su mariachito.
Y ahora...
¡Eres otro pedazo de mierda, como yo!
¿Me quieres matar?
Déjame decirte algo.
¡Ya me mataste!
Levanta las manos, manito.
Vámonos.
¡Arriba las manos!
Disculpa.
Pero no puedo permitir actos heroicos
cuando la castigue a ella...
por traicionarme.
Pero hago estoy estamos parejos.
Borrón y cuenta nueva.
Mataste a mis hombres. Bueno.
Lo hecho, hecho está.
Yo ya estoy arruinado.
Pero ahora...
yo mato a Carolina.
Y tú me vas a ver matarla.
Adiós, Carolina.
Todos los que he matado...
eran papás de alguien...
hijos de alguien...
hermanos de alguien.
Practica.
¿Adónde vas?
No sé.
¿Carolina?
¿Te di las gracias?
No.
Ya te las daré.
Así que...
Quiero que me des las gracias
ahora mismo.
Gracias.
Por si acaso.
Estamos lejos del siguiente pueblo.