Tip:
Highlight text to annotate it
X
SOSPECHOSOS HABITUALES
SAN PEDRO,
CALIFORNIA - ÚLTIMA NOCHE
¿Qué tal, Keaton?
No siento mis piernas...
Keyser.
¿Preparado?
¿Qué hora es?
Las doce y media.
Empezó en Nueva York
hace seis semanas.
Asaltaron un camión
con piezas de armas.
El conductor no vio nada,
pero sí oyó una voz.
A veces, es suficiente.
NEW YORK - 6 SEMANAS ATRÁS.
- Señor McManus.
- ¿Es que no dormís nunca?
- Queda detenido.
- ¡Jódete, cerdo!
¿Todd Hockney?
- ¿Quién lo pregunta?
- La policía de Nueva York.
- ¡Mierda!
- ¡Policía, quieto!
¿Sois suficientes?
Es sencillo,
un restaurante que cambia con la
moda, sin perder la estética.
O sea que no se pintará
el ambiente en las paredes.
Les daré un ejemplo.
Habrá que verlo.
- Estoy reunido.
- Yo también.
Les presento a David Kujan.
Agente especial de Aduanas.
Estos caballeros son policías.
Tienes muy buen aspecto, Keaton.
- ¿Algún problema, señor Keaton?
- Robo de un camión con armas.
¿Nos disculpan?
Tenemos que interrogarte.
No, por favor, siéntense.
No pasa nada.
Que aprovechen.
Hasta luego.
Mi presencia no tenía sentido.
Eran asaltadores de primera.
Pero, allí estaba yo.
Yo sabía que no había
hecho nada.
Pero era divertido.
Parecía famoso.
Al oír su número,
den un paso adelante
y reciten la frase.
Número 1, un paso adelante.
Dame las llaves, cabrón.
Número 2, adelántese.
¡Dame las llaves,
jodido mamón!
¡Vale ya! Número 3, adelántese.
- Dame las llaves, cabrón.
- En inglés, por favor.
- ¿Cómo?
- En inglés.
Que me des las llaves,
cabrón, ¿qué coño?
Número 4, adelántese.
Era una maldita trampa.
Dame las llaves, cabrón.
No se pueden poner a tíos así
en un cuarto juntos.
¿Quién sabe lo que pasará?
Dame las llaves, cabrón.
Tiene que ser
humillante.
Siguieron toda la noche,
pero no tenían nada.
Buscaban un desliz.
Sabían presionarnos,
como siempre.
Violaron todos nuestros derechos.
Iban a por McManus.
Un experto en asaltos.
- ¿Qué camión?
- El de las armas, capullo.
¿Capullo?
Era un buen tipo, pero alocado.
¿Sabes lo que dijo Fenster?
McManus nos contó
otra historia.
¿La de la prostituta
aquejada de disentería?
Fenster siempre trabajaba
con McManus.
Era un tipo muy listo
para dar golpes.
- ¿Qué dices?
- Que "flipas".
- ¿El qué?
- Estás "flipando".
Venga ya.
- Respóndeme.
- ¿Podéis oírme?
Quiero un abogado.
Tendré tu placa, capullo.
Todd Hockney, experto
en explosivos.
Los demás le importaban
un carajo.
- No tenéis ninguna prueba.
- ¿No?
Estabas en Queens esa noche.
Claro, vivo allí...
¿Lo descubriste tú solito,
o tienes monitos que te ayudan?
¿Sabes lo que pasará
si vuelves a prisión?
¡Que te folle un pez!
¿Vas a acusarme, capullo?
Cuando quiera.
- ¿De qué?
- Lo sabes muy bien.
Realmente iban tras
de Keaton, por razones obvias.
Fue error tuyo, no mío.
¿Me lo consultaste?
Yo siempre he sido el mismo.
- Soy un hombre de negocios.
- ¿De restauración?
Hay que joderse, tío.
- Voy a hacerte famoso, capullo.
- Lo dicho.
Fue error tuyo, no mío.
Sigue con esta mierda
y ganaré.
¿Vale?
Volvamos al camión, mamón.
Me pidieron que guardara
su costo unos 5 minutos.
Y me condenaron.
¿Me van a detener
cada vez que se pierde
un camión?
¡Que se jodan!
Fenster, relájate.
No tienen ninguna prueba.
Tienes toda la jodida razón.
Si te condenan,
nunca eres libre.
Me tratan como a un criminal.
Acabaré siendo un criminal.
Y lo eres.
¿Qué pasa? Sólo expresaba
mi opinión.
Pues acaba de una vez,
que ya me tienes harto.
Olvídalo, joder.
Creí que habías muerto.
Creías bien.
Dicen que has colgado
los hábitos.
¿Qué pasa?
¿Qué es eso?
Keaton se ha reformado
y ahora duerme
con Edie Finneran.
¿Quién es?
La criminalista de alta sociedad.
Ella le mantiene.
¿Es eso cierto, Keaton?
¿Cómo se lo pagas?
Fenster,
hazle un favor a tu amigo.
Dile que calle.
Dean Keaton.
¿Estás limpio?
No puede ser.
- ¿Asaltaste tú aquel camión?
- Mac, déjalo.
¿Has hablado con tu abogado?
Esto es una trampa.
- ¿Por qué lo dices?
- ¿Te han identificado?
La policía siempre te mete
con cuatro indigentes que cobran.
La poli paga 10 dólares
a los mendigos.
Nunca ponen
a cinco delincuentes juntos.
¿Identificación de voz?
Eso lo gana cualquier abogado.
- ¿Por qué me registraron?
- Fueron los federales.
Si se asalta un camión
lleno de armas...
a la policía se le antoja
acudir a nosotros.
- Van perdidos.
- Me exploraron el recto.
¿Ya es viernes?
Sí, cariño,
¿quieres un poco?
¿Qué polis asaltaron
aquel jodido camión?
- ¿Qué has dicho?
- ¿Quién asaltó el camión?
No quiero saberlo.
- ¿Quién te ha preguntado?
- ¿Quién es el inválido?
- Es un tío legal.
- Yo no le conozco.
Venga,
- ¿quién es?
- Se llama Verbal.
Verbal Kint.
Y dicen que yo hablo demasiado.
Sí, así que calla.
Nos conocemos.
Sí, me encerraron por fraude.
¿Qué pasó?
Me soltaron
- a los 90 días.
- ¡Fuiste tú!
¡Venga ya!
Esto nos ha afectado,
así que debemos salvar
nuestra dignidad.
Bien.
Fenster y yo daremos un golpe.
Cálmate.
¿A ti qué te importa?
Sólo estoy hablando.
Hockney quiere escucharme,
y Fenster ya está conmigo.
¿Y tú?
Me interesa.
¿Ves?
Tengo derecho
a hablar libremente.
Cierra el pico.
No lo entiendes.
No, tú no lo entiendes.
No quiero saber nada de ti
ni de tu golpe.
Y...
no quiero nada que ver
con vosotros. Y, con perdón...
os podéis ir al infierno.
Dean Keaton
se ha vuelto moralista.
¿Dónde iremos a parar?
Que se joda.
Así empezó.
Los cinco acusados injustamente
por unos imbéciles.
Aquí no puedo decir mucho.
Lo que ignoraba la policía
y lo que yo sé ahora,
era que ellos jamás cederían.
Jamás se rendirían ante nadie.
Ante nadie.
SAN PEDRO,
CALIFORNIA - EN LA ACTUALIDAD.
- ¿Quién es usted?
- Jack Bear, F.B.I.
- ¿Cuántos muertos hay?
- Quince, pero no hemos acabado.
- ¿Algún superviviente?
- Dos.
Hay uno en coma.
Y el fiscal tiene
a un inválido de N.Y.
Tenemos que acordonar la zona.
Hable usted con el jefe.
Soy Dave Kujan. Estaré
en Los Angeles hasta el martes.
Estaré en la comisaría
con el jefe Rabin,
extensión 112.
Que tenga un buen día.
- Quiero verle.
- Te lo dije.
El fiscal estaba
más que dispuesto a procesarlo.
Aparece el abogado de Kint
y el fiscal pone cara de asustado.
Le toman declaración
y llegan a un acuerdo.
- ¿Lo han acusado?
- Sí, de llevar armas.
¿Y qué?
- Al menos han conseguido algo.
- Disculpen.
Es un asunto político.
Anoche vino el alcalde.
Y esta mañana llamó
el gobernador.
Está protegido desde arriba
por el Príncipe de la Oscuridad.
- ¿Cuándo pagará la fianza?
- Dentro de dos horas.
Quiero hablar con él.
Tengo que verlo.
- No puedo hacerlo.
- He venido desde muy lejos.
Dave, por favor.
Aunque te lo permita,
no hablará contigo.
No quiere que le graben y sabe
que hay micros en la sala.
No sería un interrogatorio,
sólo una conversación.
No entrará en la sala.
- Busquemos otro lugar.
- ¿Dónde?
Si fuera por drogas,
o un asesinato, ¿quién sería?
Tendrás muchas teorías
para responder a eso.
- Sabes lo que pienso.
- Eso da igual.
Tiene inmunidad total
y una coartada.
- No sabe lo que quieres saber.
- Creo que no. No exactamente.
Su historia tiene tela.
Quiero saber por qué murieron
27 hombres en aquel muelle...
por 91 millones de dólares
en drogas que no estaban allí.
Y quiero asegurarme de que
Dean Keaton está muerto.
Lo está.
Dos horas para que
pague la fianza.
Todos han muerto.
Nadie pudo salir
con vida de ese barco.
¿Puede hablar?
Dijo algo hace dos horas,
pero recayó.
- ¿En húngaro?
- No sé. Quizás.
La mayoría eran húngaros.
- Póngase esto.
- Es propenso a las infecciones.
Y no se puede fumar.
Póngase la máscara
y no lo toque.
¿Morirá?
Tiene quemaduras en el 60%
del cuerpo y varias costillas rotas.
- Que vengan los de seguridad.
- ¿Es peligroso?
Sí.
Llámelos.
¡Ahora!
Soy Baer, estoy en el hospital.
Aquel tipo de la bahía
se llama Arkosh Kovash.
Está muy jodido.
No te oigo.
¡Cállate, que estoy hablando!
Envíame
a alguien
que entienda el húngaro.
Está largando por los codos.
¿Qué?
¡Keyser Soze!
No me digas.
Llama a Dan Metzheiser
y a Dave Kujan, de Aduanas.
Verbal, el agente Kujan,
de Aduanas.
- Es un placer.
- Quiere hacerte unas preguntas.
- ¿De qué?
- De Dean Keaton.
Y de la identificación
en Nueva York.
- Quiero un café.
- Hablemos de la identificación.
Tengo sed. De niño
me deshidrataba.
Incluso una vez me salió
la orina por la nariz. Fue algo...
- Te traeré el *** café.
- Y otro para mí...
Está muy tenso.
La tensión mata.
Yo cantaba en un cuarteto
en Illinois.
El barítono era un gordinflón
llamado Kip Diskin.
- Estaba tan estresado...
- Intentamos ayudarte.
Te lo agradezco, y quiero
ayudarte también, agente Kujan.
Me gustan los polis. Quería
ser un federal pero no...
No nos lo has contado todo.
Sé que sabes algo.
Se lo conté todo al fiscal.
Sé que Keaton te cae bien y
que crees que es buena persona.
- Era bueno.
- Era un poli corrupto.
Hace 15 años, pero
era un buen ladrón.
La poli no le dejaba en paz.
Era un mierda.
¿Esperas que reaccione,
agente Kujan?
- Quiero oír tu historia.
- Está en el informe.
¿Me das un cigarrillo?
- Según tu declaración...
- Necesito fuego.
Según tu declaración,
eres un timador de poca monta.
Según tú, eres un
timador de poca monta.
Timos vulgares.
- Nada de eso puede utilizarse.
- Lo sé.
Es un buen trato.
Inmunidad total.
Está lo de tenencia de armas.
Me esperan seis meses de cárcel.
¿Conoces a un
tal Ruby Deemer?
¿Conoces a un religioso
llamado Juan Pablo?
- Está en prisión.
- No tenía mi abogado.
Conozco a Ruby. Es amigo mío.
Le caigo muy bien.
Sé que tu declaración es secreta,
pero Ruby
tiene muchos amigos.
¿Qué diría si supiera
que diste su nombre al fiscal?
- No dije nada.
- Se lo comentaré...
He aprendido a distinguir
a un asesino.
Si detienes a tres por asesinato
y pasan la noche juntos,
el que duerme
por la mañana es tu hombre.
Si eres culpable te relajas
y bajas la guardia.
- ¿Me sigues?
- No.
Iré al grano.
Soy más listo que tú.
Averiguaré lo que quiero saber,
tanto si te gusta como si no.
No soy un soplón.
Gracias.
Cuando trabajaba en Guatemala
hacíamos un buen café.
Lo cogíamos de la planta,
pero esto es una mierda.
- Pero, bueno...
- ¿Empezamos?
¿Qué pasó después
de la identificación?
Decían que no podían soltarte
y ni siquiera te habían acusado.
Quiero fotografías de tu rostro.
Las llevaré al fiscal.
Olvídalo.
¡Puedo llevarlo
ante el Gran Jurado!
No quiero hablar de eso, ¿vale?
¿Qué dijeron Fortier y Renault?
Necesitan más tiempo
para pensárselo.
- Necesitan más tiempo.
- ¿Más tiempo para qué, Edie?
Por mucho que me cubras,
me descubrirán.
Confía en mí.
Acudiremos al Gran Jurado.
Nunca te dejarán en paz.
No me dejarán en paz, y punto.
Todos los inversionistas
de la ciudad huirán de nosotros.
Se acabó.
Estoy acabado.
No te rindas ahora, Dean.
No me dejarán en paz.
Te quiero.
Esta noche me han arruinado.
Te quiero.
¿Me oyes?
¿Qué?
Vayamos a mi casa.
Nos ocuparemos de esto mañana.
- Sí.
- Vamos.
Fenster y McManus proponían
un golpe rápido
y de mucha pasta.
Sabíamos que si se hacía mal,
tendríamos que matar.
Para hacerlo bien se necesitaban
cinco, y eso incluía a Keaton.
Se le tuvo que convencer.
Servicio de taxis Finest.
Y una mierda.
Y una mierda.
Ya no existe.
Los del distrito 14 harán
una detención el jueves.
Un traficante de esmeraldas.
McManus ya tiene comprador.
- ¿Quién?
- Redfoot, de California.
- No le conozco.
- Tienes que ir.
¿Qué más te da?
No me conocen.
No me aceptarán sin ti.
¡Lo necesito!
¿Tú no?
¿Seguirás aquí?
No te va mal
con esa abogada tuya.
Lo siento.
Está bien.
Si dices que es legal, vale.
- ¿Estás bien?
- Me pasé.
Pero no nos dejarán en paz.
Ya no te dejarán.
Vamos a darles dónde les duele,
y nos hacemos ricos de paso.
¿Seguro que estás bien?
Lo estaré.
Oye...
- Yo a veces...
- Olvídalo.
Cagaré sangre esta noche.
¿Y...
cómo quieren hacerlo?
McManus quiere entrar
disparando pero yo digo que no.
¿Fenster, Hockney?
Cabreados,
harían cualquier cosa.
Sé cómo hacerlo sin matar
a nadie, pero...
no puedo entrar sin ti.
¿Tres millones?
Quizá más.
¿Sin matar a nadie?
No, si lo hacemos a mi manera.
El servicio te taxis Finest
no era un servicio normal.
Eran polis corruptos
con un buen negocio ilegal...
llevando traficantes
por la ciudad.
Por unos centenares de dólares
tenías tu propia escolta.
Hasta tenían tarjetas.
Al empezar alguien
a hacer preguntas, cerraron.
Desde entonces, Asuntos Internos
espera cogerlos in fraganti.
Y ahí entramos nosotros.
- ¿Qué tal el vuelo?
- Jodido, pero bien.
¿Me llevará esto
a Staten Island?
Le llevaría hasta Cape Cod.
McManus nos ofreció el golpe,
Fenster los vehículos...
Hockney las armas y yo
la fórmula para no matar a nadie.
Pero Keaton dio el toque final.
Un "jódete" de nosotros
para la policía de N.Y.
¡Cuidado, para!
¡Será capullo!
- ¡Quieto, mamón!
- ¡Tírala, cabrón!
- ¡Ni se te ocurra!
- ¡Te volaré el jodido coco!
¡Capullos!
¡Quieto ahí, gordinflón!
¡Joder!
Hola, cerditos,
ahora dadme el botín.
- ¡Dale la jodida mierda!
- ¡Dáselo, tío!
Date prisa.
- Ahora el dinero...
- No hay dinero.
¡Dame la jodida pasta!
No llevamos dinero.
- ¡Dale la jodida pasta!
- No llevamos dinero.
¡Deprisa!
¿Sabéis quién coño soy?
¿Sabes quién soy?
Ahora sí, capullo.
¿Qué coño hace?
¡Mierda!
Keaton hizo una llamada anónima.
Llegó la prensa
antes que la poli.
Strausz y Rizzi fueron
procesados, con 50 polis más.
Les jodieron a todos,
empezando por el jefe.
Fue muy hermoso.
Te debo 2.50.
Doctor Keaton.
- Hay más de lo que pensé.
- ¿Y el comprador?
Redfoot no viene a mí,
yo voy a él..
¿En California?
Sí, Fenster y yo...
¡Un momento!
¿Fenster y tú?
- ¿Estás de guasa?
- Tranquilo, iremos todos.
Todos.
¿Qué problema tienes?
¡Que tú y Fenster
os largáis a California
mientras nosotros
nos tocamos los huevos!
El trabajo se acabó.
Tranquilo.
Podemos escondernos
en Los Angeles una temporada.
¿Quieres bailar?
Señoras.
Propongo un brindis.
Allá vamos.
Por el señor Verbal...
el hombre con el plan.
Vamos a perder el vuelo.
No lo hagas. Envíale una nota.
Lo conseguiremos.
Perderemos el avión.
Lo entenderá.
¡Qué enternecedor!
Estoy llorando.
¿Quieres esperar fuera?
Ya os dije lo que pasó
después de la identificación.
Venga, Verbal, ¿con quién
crees que estás hablando?
¿Quieres que crea que se
retiró por una mujer?
¡Y una mierda!
Keaton la utilizaba.
- La amaba.
- Sí.
¿Tampoco fue idea suya atracar
el servicio de taxis?
- Fueron Fenster y McManus.
- Fue poli durante 4 años.
¿Quién conocía mejor
el servicio? Fue obra suya.
Edie lo había cambiado.
Te diré algo.
Conozco a Dean Keaton.
Llevo tres años tras él..
Es un cabrón de sangre fría.
Le procesaron por 3 asesinatos
antes de echarlo del cuerpo.
No es ningún santo.
Te equivocas.
¿Sí?
Le procesaron siete veces
mientras estuvo en el cuerpo.
En cada caso, los testigos
retiraron sus declaraciones...
o murieron antes de declarar.
Cuando le cogieron por fraude,
se pasó cinco años a la sombra.
Y mató a cinco presos,
pero, claro,
no puedo probarlo.
Tampoco puedo probar
lo contrario.
Dean Keaton ha muerto.
¿Lo sabías?
Murió en un incendio hace dos
años, mientras investigábamos
a un testigo que iba
a declarar contra él..
Dos personas le vieron entrar
en un almacén antes de estallar.
Dicen que entró a comprobar
una fuga de gas.
Estalló y se llevó
a Dean Keaton.
En tres meses murieron
los dos testigos.
Uno se mató con el coche
y el otro cayó por el hueco
de un ascensor.
Vamos a empezar.
Esto no es lo que
habíamos acordado.
Estaremos fuera de aquí
enseguida.
- Tengo una reunión.
- ¿Por qué no os calmáis todos?
Pregúntale lo del tiroteo
de la bahía.
Compraban...
Droga. Lo sabemos.
No sabe lo que compraban,
pero no era droga. Personas.
¿Qué?
- Necesita que le garanticen...
- ¿De qué está hablando?
Su vida corre peligro.
El diablo le miró fijamente.
- Me largo.
- No, espera.
Que te diga a ti
lo que me dijo a mí...
El diablo. ¿Quién es?
Keyser Soze.
Estaba en la bahía,
matando a muchos hombres.
¿Vio a Keyser Soze?
Vio su rostro.
Que le diga a ella
qué aspecto tiene.
Que le describa.
Recibí una llamada anónima
diciendo que estaba
almorzando en Mondino's,
y allí estaba.
Al no aprovecharse
de su supuesta muerte,
y al acusar a otro,
tuvimos que soltarlo.
Permaneció muerto lo suficiente,
y luego se fue a almorzar.
- No sé nada de eso.
- Te creo.
Pero lo viste morir.
Le estás encubriendo
y todavía está vivo.
Es el responsable
de lo de la bahía.
Te utiliza porque crees
que es tu amigo.
¿Dices que ha muerto?
Vale.
Quiero asegurarme antes
de volver a N.Y.
No fue él, sino el abogado.
¿Qué abogado?
¿Qué abogado?
Cuando cantaba
con ese cuarteto de Illinois...
Sé que engañaste al fiscal.
¿Qué dejaste de declarar?
- Puedo llamar a Deemer ahora.
- Me dio inmunidad.
¡No tienes inmunidad
de mí, pedazo de mierda!
Cada delincuente y policía
que me debe un favor,
cada loco que anda suelto
por ahí conocerá tu nombre.
Así que habla
o esa preciosa inmunidad
valdrá menos que el contrato
que habrá sobre tu vida.
Había un abogado.
Kobayashi.
- ¿Mató a Keaton?
- No, pero está muerto.
Convénceme.
Cuéntame
hasta el último detalle.
En Los Angeles nos encontramos
con Redfoot.
Tenía buena reputación,
parecía buen chico.
Pero debimos sospechar.
¿Qué tal?
- Bien, ¿y tú?
- No me puedo quejar.
¿Qué tal, Fenster?
¿Lo abro, Ray?
Tú debes ser Keaton.
Redfoot, Dean Keaton,
Todd Hockney y Verbal Kint.
Verbal, el hombre del plan.
¿Os interesa otro trabajo?
Siempre buscamos trabajo.
Estamos de vacaciones.
Vaya, ¡qué lástima!
Tengo un montón de trabajo
y necesito gente como vosotros.
- ¿Qué trabajo?
- Un joyero de Texas, Sal.
Tiene una suite en la ciudad.
Perita cosas.
A veces compra, otras no.
Lleva mucha pasta encima.
Yo me quedo la mercancía,
y vosotros la pasta.
- ¿Y seguridad?
- Un par de guardaespaldas.
Nada importante.
Me lo pensaré.
No me esperaba menos.
Ya te llamaremos.
Que disfrutes de la ciudad.
Un amigo de Nueva York dice
que conocías a Spook Hollis.
Y tú estuviste
en prisión con él..
Era bueno, yo le vendía droga.
- Lástima que lo apuñalaran.
- Sí.
Lo hice yo.
Mejor que te lo diga yo,
y no otro.
Te lo agradezco.
Por curiosidad,
¿fue por negocios
o por algo personal?
Ambas cosas.
Lo dicho.
Llámame si te interesa.
¿Hay algún problema?
Un trabajo.
Ese fue el trato.
¿Un trabajo?
¿Un trabajo?
¡Muy bueno, Keaton!
Keaton luchó,
pero cada uno es como es.
Convencería a cualquiera,
pero no a sí mismo.
Al día siguiente volvió
al trabajo.
El coche quedó destrozado.
Miré atrás
y estaba totalmente desnuda.
- Me eché a reír.
- Sube, Sal.
¡Quieto!
Allá vamos.
Allí.
El segundo.
¡Dame el maletín,
el jodido maletín!
¡Dame el jodido maletín!
Por última vez,
¡dame el jodido maletín!
¡Vamos!
¡Quietos!
Dame el maletín.
¡Dame el jodido maletín!
¡Vámonos!
Mal día. ¡Que se joda!
Vamos, vamos.
¡Joder!
Me parece heroína china.
¡Mierda!
¡Vamos!
- ¿Qué haces?
- Voy a matarlo.
- Lo haremos a mi manera.
- ¿Vas a matarlo tú?
Yo me ocuparé de él..
- Será mejor, o lo haré yo.
- ¡Cállate!
¿Qué hago con esto?
Dáselo a ese.
- Le aliviará el dolor.
- ¿No sabes lo que es?
Me contrató un abogado.
¿Quién?
Un inglés.
Es un intermediario.
- Yo no hago preguntas.
- ¡Y una mierda!
¡Que te jodan!
Escucha, queremos conocerlo.
Qué curioso.
Llamó anoche.
Quiere conoceros también.
Vale.
- Lo veremos.
- Os llamaré.
- Vale.
- Espera, esto no me gusta.
Una cosa más, tío.
Una sorpresa más y te mato.
¡Qué duro, McManus!
Hazme un favor.
¡Que te folle un pez!
Controla a ese cachorro.
Lástima que se cargaran a Sal.
La poli buscará
a los culpables.
Y, tarde o temprano,
me preguntarán a mí.
Que tengáis buena noche,
señoras.
Jódete.
- Ese abogado...
- Kobayashi.
- ¿Salió de Redfoot?
- Sí.
¿Por qué no mencionarlo
al fiscal?
Dave, tienes visita.
Te he estado buscando.
¿Sigues tras la coca que
desapareció de la bahía ayer?
Deja de buscar.
No existía.
He hablado con un tipo
que sobrevivió al tiroteo de ayer.
Ha recobrado el conocimiento.
Unos húngaros hicieron
un trato con unos argentinos.
Y dice que no se trataba
de drogas.
¡Venga ya!
Dice que no había.
Los húngaros estaban
sin blanca al día siguiente.
No tuvieron tiempo
de negociar, ni de vender.
- ¿Y el dinero?
- Lo ignora.
Sólo unos cuantos sabían
de qué iba. Se llevaba en secreto.
Es algo muy extraño.
No lo entiendo.
Tenéis al inválido de N.Y.
¿Mencionó a Keyser Soze?
¿A quién?
Hacedme caso.
- ¿Quién es Keyser Soze?
- ¡Joder!
Llevamos hora y media con esto.
Debemos encontrar a Redfoot,
a Keaton, y largarnos.
Lo que tenemos que hacer
es pensar.
Alguien con poder,
capaz de seguirnos
de N.Y. A Los Angeles.
- ¿Qué coño hacemos aquí?
- Esperar.
- Siéntate.
- ¡Qué aburrimiento!
Señor Hockney, quédese.
He reconocido a Fenster
y a McManus por sus fotos.
Usted será Kint,
el que se deshizo de Saul Berg.
Mi jefe les envía
su gratitud por ello.
Soy el señor Kobayashi.
Me han pedido
que les haga una proposición.
- ¿Qué quiere?
- Sus servicios, caballeros.
Un golpe, un día
de trabajo. Es muy peligroso.
No espera que sobrevivan todos,
pero los que lo hagan
podrán repartirse 91 millones
de dólares
- como quieran.
- ¿Quién es su jefe?
Trabajo para Keyser Soze.
- ¿Quién es Keyser Soze?
- A juzgar por su interés,
sus amigos podrán decírselo.
Traigo una oferta del señor Soze.
- Más bien una orden.
- ¿Cómo que "una orden"?
En 1981 usted asaltó
un camión en Buffalo,
Nueva York.
La carga era acero y pertenecía
al señor Soze.
Iba destinada a Pakistán,
a un reactor nuclear.
Rentable violación
de la normativa de la ONU.
No podía saberlo
porque quien lo enviaba trabajaba
para el señor Soze,
sin saberlo.
Este año Fenster
y McManus atracaron
un avión en Newark.
Llevaba hilo de oro y platino,
también para Pakistán.
Hace dos meses Hockney
atracó un camión
con armas en Queens.
Iban a ser destruidas
por las autoridades,
pero en realidad,
iban destinadas a Belfast.
Una vez más,
nadie sabía nada.
Eso nos lleva al señor Kint.
Hace nueve meses
un correo del señor Soze
fue víctima de un fraude
por parte de un astuto inválido.
Le timaron 62.000 dólares.
Tardamos en localizarle.
Pensábamos abordarle después
de su detención en N.Y.
- Prepararon la identificación.
- Sí,
tenía que verle.
Pero la abogada del señor Keaton,
la señorita Finneran,
fue demasiado eficaz,
y le soltaron.
Fue inútil.
- ¿Y Redfoot?
- No sabía nada.
Soze nunca trabaja
con los mismos,
y ellos no lo conocen.
No te pueden traicionar
si no tienes a nadie.
¿Por qué nos lo cuenta?
Porque todos ustedes
le han robado al señor Soze.
Y sólo están vivos porque
ignoraban que lo hacían.
Le deben algo.
Están en deuda con él..
¡Que se joda! ¿Cómo sabemos
que trabaja para Soze?
¿Eso qué más da?
Mataron a Saul Berg,
y a sus guardaespaldas.
Redfoot puede testificarlo,
y procuraremos que lo haga.
- Vaya al grano.
- Esta es la oferta.
El interés del señor Soze
es narcóticos.
Lleva algunos años compitiendo
con un grupo de argentinos.
Y les ha costado caro.
Están negociando
la venta de 91
millones en cocaína, en tres días.
Esa venta
le volvería a dar fuerzas
a su decadente grupo.
El señor Soze quiere
que impidan la transacción.
Pueden esperar hasta después
de la venta. El dinero es suyo.
Quiere que lleguen hasta el
barco y destruyan la cocaína.
Y ya no tendrán obligaciones
con el señor Soze.
Déme una razón
para no matarlo ahora.
Un regalo
del señor Soze.
Buenos días, caballeros.
Aquí está toda mi vida,
desde los dieciocho años.
Lo saben todo.
Con quién he trabajado
y cumplido cadena.
- Esto no está bien.
- No lo sé.
¿Quién hablaba de Soze
en Nueva York?
Bricks Marlin.
Trabajaba para él,
indirectamente.
Siempre dijo que ganaba
más de lo que valía.
Es un fantasma. Kobayashi
le utiliza de escudo.
No me gusta.
Podría ser un poli,
y todo esto una trampa.
He oído que Soze
es un carnicero.
- Un carnicero psicópata.
- ¡Keyser Soze no existe!
¿Quién es Keyser Soze?
Se supone que es turco.
Dicen que su padre era alemán.
Nadie creía que existiera...
ni le conocían directamente.
Cualquiera podía trabajar
para Soze.
Nunca se sabía.
En eso radicaba su poder.
El mayor engaño
del diablo...
fue convencer al mundo
de que no existía.
Una de las historias que he
oído, y que creo, es de Turquía.
Unos húngaros
querían formar una banda.
Se dieron cuenta
que para ser poderosos,
no necesitaban
ni armas ni dinero.
Sólo la voluntad de hacer
lo que el otro no haría.
Subieron al poder
y fueron a por Soze.
Entonces sólo traficaba, dicen.
Una tarde fueron a su casa
en busca de su mercancía.
Cogieron a su mujer e hijos,
y decidieron esperar a Soze.
Al llegar, su mujer había sido
violada y los niños gritaban.
Los húngaros sabían
que Soze era duro.
Así que actuaron.
Querían su territorio
y sus clientes.
Soze miró los rostros
de su familia...
y les mostró a aquellos hombres
lo que era tener voluntad.
Prefería ver
a su familia muerta
después de aquello.
Soltó al último húngaro.
Y, después del funeral,
fue a por el resto de la banda.
Mató a sus hijos,
a sus esposas,
a sus padres y a sus amigos.
Arrasó sus casas...
y sus lugares de trabajo.
Mató a la gente
que les debía dinero.
Y desapareció.
Nadie lo ha visto más.
Es un mito, una historia que los
criminales cuentan a sus hijos.
"Si delatas a papá,
te cogerá Keyser Soze. "
- Nadie cree que exista.
- ¿Lo crees tú, Verbal?
Keaton decía:
"No creo en Dios,
pero le temo. "
Yo creo en Dios...
y lo único que temo
es a Keyser Soze.
¿Tiene algún valor?
Te presentaré a Metzheiser.
Tiene la ficha de Soze.
Es su afición. Lo comparan
con el reportero de "Hulk".
- ¿Has oído hablar de él.?
- Un par de veces, en la calle.
Habladurías.
Uno que trabaja para otro que,
a su vez, cobra de Keyser Soze.
Podría ser un escudo para
que nadie te joda, como antes.
- Pero estás aquí.
- Claro.
Un malherido intentó escapar
del hospital porque temía a Soze.
Lo presionaré un poco.
Ya te conté lo que pasó.
¿Qué más da cómo llegué allí?
Ya tengo amnistía,
y vosotros tenéis
lo que queríais.
- Se lo ocultaste al fiscal.
- Dímelo tú, Kujan.
¿Si digo que me contrató
un fantasma, qué dirías tú?
Testifica para nosotros.
Tengo inmunidad.
¿Qué puedes ofrecerme?
Si Keyser Soze existe,
vendrá a por ti.
Piensa, Kujan.
¿De dónde crees
que viene la presión?
Keyser Soze sabe dónde
estoy ahora mismo.
Quiere que me soltéis para
cogerme él. 10 minutos después.
La inmunidad no me sirve.
Tendré otro problema cuando salga.
No te rindas,
podemos protegerte.
Gracias.
Buen trabajo hasta ahora:
Extorsión, coerción.
¡Bésame el capullo!
Los mismos que nos metieron
en esto ahora quieren salvarme.
¿Crees que cogerás a Soze?
¿Que un tipo como él.
se jugaría el cuello?
Si aparece,
será para eliminarme. Luego...
no volverás a saber de él..
¿Qué pasó luego?
Fenster se largó.
No quería trabajar para Soze.
Dejó una nota deseándonos
suerte y se llevó algo de dinero.
- ¿Y luego?
- McManus estaba furioso.
Quería seguirlo y arrancarle
el corazón.
Luego recibimos la llamada.
¿Qué llamada?
Kobayashi nos dijo
dónde encontrar a Fenster.
¡Hay que largarse!
Tenemos que enterrarlo.
- ¿Con qué?
- Con nuestras manos.
¡Qué locura!
Es arena. Cuando se pudra,
los bañistas lo olerán a la legua.
Cava, cabrón.
¿Qué vamos a hacer?
Este capullo nos va a matar.
Tú no sé, pero yo puedo correr.
No tengo problema.
Kobayashi tampoco lo tiene.
Si huyes, cavaremos
un agujero para ti, ¿vale?
No es de los míos.
¡No le debo nada!
- Así que jódete.
- Llevábamos 5 años juntos.
Ganamos más pasta que nadie
más, ¡así que jódete tú!
¡Es gratitud!
¡No lo es!
Es precaución.
Si quieres huir, me da igual.
No lo hago por Fenster.
Ni por ti.
Lo hago por mí.
Acabaré esto.
No dejaré que Kobayashi
me manipule.
Al matar a Fenster,
¿nadie huyó?
- Yo quería hacerlo.
- ¿Por qué no lo dijiste?
Lo intenté, pero Keaton
no quería. Era una locura.
Keaton era un ex-policía.
Para un poli la explicación
es siempre mucho más simple.
No hay ningún cerebro
detrás de todo.
Si encuentras un cadáver
y crees que fue su hermano, es así.
No discutieron con Keaton.
Querían ir a por Kobayashi.
Ahora suben.
¿Me oyes? Ahora sube.
Ya baja.
Quieto.
Oprime el 20. Ahora.
¡Vamos!
La respuesta es no.
El señor Soze se...
Sabes que no existe. Menciónalo
otra vez y te mato ahora.
Menuda amenaza. Supongo
que ha venido a matarme.
Sabemos que nos podéis
localizar.
Y que nosotros también
a vosotros.
Es tu última oportunidad
para parar esto.
Cuando mi jefe
toma una decisión, no la cambia.
Nosotros tampoco.
Acabasteis con Fenster,
pero no podréis con todos
sin que acabemos con vosotros.
Le creo, sinceramente.
Por eso les eligieron.
Yo no decido.
Sus amenazas no son nada
en comparación a lo que
me ocurrirá si no cumple
mis órdenes.
Voy a acabar contigo.
Quería que lo supieras.
Lo siento, señor McManus.
Le suplico que me crea.
El señor Soze es real.
- Y muy decidido.
- Ya veremos.
Antes de matarme,
señor McManus,
¿me permitirá que acabe
mis asuntos con la señorita Finneran?
¿Qué has dicho?
Edie Finneran está arriba,
en mi oficina
para una declaración
de extradición.
Pedí que le asignaran el caso.
Llegó ayer.
Da igual. Máteme, señor McManus.
Mientes.
¿Sí?
Su escolta mientras esté
en Los Angeles.
Nunca la deja sola.
Sepa que está en buenas manos.
El barco estará preparado
para ustedes el viernes.
Si veo a alguno
de ustedes antes,
la señorita Finneran será violada
violentamente antes de morir.
Al igual que su padre,
señor Hockney,
y su tío en Arizona, el señor Kint.
Pero sólo castraremos
al sobrino del señor McManus.
¿Ha quedado claro?
Ocúpense de los 2 cadáveres
de abajo, a costa del señor Fenster.
Disculpen, caballeros.
Es una pesadilla logística.
Un espacio reducido
con diez, veinte hombres.
¿Quién sabe cuántos más habrá?
- ¿Podemos sorprenderlos?
- No.
Con tanta coca,
estarán preparados.
Eso me lleva al punto dos.
Aunque alguno consiga entrar,
seguiremos sin nada.
¿Y si esperamos el dinero?
Habrá diez hombres más.
En mi opinión,
no se puede hacer.
Nadie saldrá con vida.
Esperaré el dinero.
- Yo también.
- ¿No lo has oído?
- Quiero mi parte.
- Yo también.
Nada es imposible.
Vamos hacia una muerte segura.
Dicen que está lloviendo
en Nueva York.
- ¿Qué idioma es?
- No sé.
Ruso, creo.
¿Húngaro?
Ha llegado el paquete,
caballeros.
¿Preparados?
Lo estaría si no tuviera
que responderte.
Preparado. McManus,
tienes 10 segundos.
Preparado.
Quédate aquí.
Debo cubrir...
Si fallamos,
coge el dinero y lárgate.
Cuéntaselo todo a Edie.
Conoce a gente y sabe qué hacer.
Si yo no acabo con Kobayashi,
lo hará ella.
- ¿Qué tal si yo...?
- Obedéceme.
Por favor.
Dile que...
Dile que lo intenté...
McManus, ya viene.
Es mío.
Un, dos, tres, cuatro...
cinco, seis, siete.
Oswald era marica.
¿Qué tal?
¿Hay algún problema?
Ahora.
En la granja de Pepito...
mató unos cuantos tipos.
Elvis ha salido.
¿Por qué no huiste?
No pude.
Pensé en Fenster
cuando lo enterramos...
y en Keaton. Parecía
que lo conseguiría.
Encontraron un cadáver en la
playa con dos balas en la cabeza.
- Le han identificado.
- ¿Qué más?
Se llamaba Márquez,
un traficante argentino.
Lo arrestan por traficar
en N.Y., y escapa a California.
Lo cogen en Long Beach
para extraditarlo. Vuelve a escapar.
Y contratan a Edie Finneran
como consejera jurídica.
Kobayashi.
Tengo una copia
de su declaración. Era un soplón.
- Una jodida rata.
- No quería ir a prisión.
Señaló a casi cincuenta personas.
Adivina a quién incluyó.
Keyser Soze.
Hay más.
Te diré lo que sé.
Párame cuando te suene.
No había droga
en aquel barco.
Tú, quieto.
Está aquí. Sé que está aquí.
Es él, te lo aseguro.
¡Sé que está aquí!
- No lo entiendes. Es él..
- ¡Cállate!
¡Te digo que es Keyser Soze!
- ¿Y Hockney?
- No lo sé.
- ¡No hay coca!
- ¿Qué?
¡No hay coca!
He registrado el barco,
cada jodida habitación,
y no hay nada.
¡Nada!
No me jodas.
¡No hay ninguna jodida coca!
Yo me largo.
No les dije nada.
Lo juro.
No les dije nada.
Por favor.
McManus.
¿Qué coño pasa?
Es muy extraño.
Y dices que viste a un hombre
delgado y trajeado.
- Un momento.
- Que no.
¿Viste a Keyser Soze y decías
que ni siquiera lo conocías?
- Había droga a bordo.
- Sabes a lo que me refiero.
- Déjame en paz.
- Lo sabes.
Tengo inmunidad.
No necesito esta mierda.
- Sabes a lo que me refiero, Verbal.
- No sé de qué me hablas.
La verdad.
Dime que viste a alguien
matar a Keaton.
- Lo vi.
- ¡Mientes!
¡Lo conocías desde el principio!
Vi como mataban a Keaton,
te lo juro.
¿Por qué no le ayudaste?
Era tu amigo.
Tenía miedo.
¿Vale?
- Miedo.
- ¿Miedo de qué?
Sabía que era Keyser Soze.
Era Keyser Soze,
el mismísimo diablo.
¿Cómo le disparas
al diablo por la espalda?
¿Y si fallas?
Bien, volvamos al muelle.
- ¿Conoces a Arturo Márquez?
- ¿Qué? No.
Era un soplón del Departamento
de Justicia. Declaró
que había visto,
y que podía identificar a un tal
Keyser Soze.
Lo pone en el informe.
Conocía a fondo sus negocios,
incluyendo el tráfico
- de drogas y asesinato.
- No lo conocía.
Iban a venderlo
a unos húngaros.
Probablemente los mismos
que Soze casi eliminó en Turquía.
No querían droga,
sino que iban a comprar al único
que podía acusar a Soze.
- No le conocía.
- Keaton sí.
Edie Finneran
era su consejera jurídica.
Sabía quién era y qué hacía.
No había droga en el barco.
Fue un asesinato.
Una misión suicida para eliminar
al que podía señalar a Soze.
Y Soze contrató a gente
que sabía que se arriesgaría.
¿Nos envió a matar a alguien?
Keaton sí,
por eso te dejó atrás.
Obedéceme.
Si sabíais que Soze
os podría localizar,
¿por qué te dio el dinero?
Te necesitaba en el barco.
Quería que viviera.
Un poli corrupto, sin lealtades,
¿decide salvar
a una rata inválida?
¡Ni hablar! ¿Por qué?
¡Edie!
No me creo ni una palabra.
Y aunque fuera cierto,
no te enviaría a ti a protegerla.
¿Por qué?
- Porque era mi amigo.
- No, Verbal.
No era tu amigo.
No tenía amigos.
¿Qué haces aquí?
Lo hizo
porque le convenía.
Era su voluntad.
Keaton era Soze.
La clase de hombre
que podría manipular
la voluntad de hombres
como Hockney y McManus,
y organizar una rueda
de identificación
después de tantos años
en el cuerpo de policía.
La clase de hombre que pudo
haber matado a Edie Finneran.
La encontraron ayer en un hotel
con dos disparos en la cabeza.
¿Qué piensas de Keaton ahora?
¿Edie?
Os utilizó para subir a bordo.
No podía ir solo.
Tenía que disparar él mismo
para asegurarse de que muriera
el que lo podía identificar.
- Esto es una patraña.
- Decías que lo viste morir.
¿O no?
Tuviste que ocultarte
al llegar la policía.
Oíste el disparo antes
del incendio,
pero no lo viste morir.
- Él nunca...
- Te programó
para explicar lo que él quería.
Sabía que estábamos cerca.
Esa presión política,
tu protección. Era Keaton.
- La inmunidad era tu premio.
- ¿Por qué yo?
¿Por qué no Fenster o McManus?
¡Soy estúpido e inválido!
Por tu condición de inválido,
de estúpido.
Porque eres el más débil.
Si está muerto,
si es cierto,
no importará.
Atracar el servicio
de taxis fue idea suya.
- Dime la verdad.
- Fue Keaton.
Lo seguimos
desde el principio.
No sabía nada.
Lo vi morir.
Ha muerto. ¡Dios!
No estás a salvo.
¿Crees que...?
¿Keyser Soze?
No sé, Verbal.
Keyser Soze es un escudo.
Como dijiste, un fantasma.
Pero conozco a Keaton,
y alguien irá a por ti.
Te protegeremos.
- Ni hablar, hoy quedo libre.
- Hace 20 minutos que lo estás.
El capitán te quiere fuera,
a menos que declares.
Me arriesgaré.
Si quieren,
te cogerán allí fuera.
Si declaras no irás a juicio.
Quizá.
Pero no soy un soplón.
Jodidos polis.
Disculpe. ¿Puedo usar su fax?
Tendrá que firmar, señor Kint.
Un reloj y un mechero,
de oro.
Y cigarrillos. Gracias.
Seguimos sin nada.
Sé lo que quería de Keaton.
O sea, nada.
Da igual. Estuvimos muy cerca.
Keyser Soze o no,
si Keaton sigue con vida,
no aparecerá.
Le encontraré.
Pierdes el tiempo.
Un rumor nunca muere.
¿Qué?
Nada.
Eres un cerdo.
Sí, pero con un sistema.
Tienes que ver el conjunto
desde cierta distancia.
Si quieres ver algo horroroso,
mira en mi garaje.
Convénceme.
Cuando cantaba
con el cuarteto en Illinois...
Piensa, Kujan...
Lo que necesitamos
hacer es pensar.
Has oído cuentos chinos.
No está bien.
Está todo ahí...
Te digo la verdad, te lo juro.
Un tío en California. Redfoot.
Un regalo del señor Soze.
Háblame, Verbal.
¿Qué hay de Redfoot?
Redfoot no sabía nada.
El barítono era un gordinflón.
No volverás a saber de él.
Cuando trabajaba en Guatemala
hacíamos buen café.
- Pensabas que era buen tío.
- Era bueno.
Es extraño.
¿Cómo le disparas
al diablo por la espalda?
Está protegido desde arriba
por el Príncipe de...
¿Cuál es tu historia, tullido?
- Había un abogado.
- ¿Qué abogado?
Soy el señor Kobayashi.
Convénceme.
PORCELANAS KOBAYASHI
Todos conocerán el nombre
de Verbal Kint.
¿Ha visto al inválido?
¿Por dónde se fue?
Por allí.
Sé que sabes algo.
Soy más listo que tú.
Averiguaré
lo que quiero, y lo sabes...
¡Sabes a lo que me refiero!
Alguien con poder, capaz de...
¡Estoy hablando de Keyser Soze!
¿Crees que un tipo como él
se jugaría el cuello?
Por tu condición
de inválido, de estúpido.
¡Le conocías desde el principio!
No siento mis piernas, Keyser.
Lo primero que aprendí
fue reconocer a los asesinos.
...un inválido de Nueva York.
- ¿Mencionó a Keyser Soze?
- ¿A quién?
Y luego, no sabrás más de él.
El mayor engaño del diablo
fue convencer al mundo
de que no existía.
Y así...
desapareció.