Tip:
Highlight text to annotate it
X
POLICÍA
POR CUENTA PROPIA
El tribunal de Queensborough
entra ahora en sesión.
Jonas Maldonado, Lucas Ryan,
A.D. Valburn...
Posesión: Narcóticos - En auto
Conducir bajo la influencia
...se les acusa de posesión criminal
de narcóticos.
¿Cómo se declaran los acusados?
Debido a las circunstancias atenuantes,
inocentes, su señoría.
Los acusados no tienen
antecedentes penales.
- Solicitamos libertad bajo fianza.
- Denegado.
Sospechoso
LIBERADO
A la luz de la nueva información
que ha presentado el Sr. Vecchio,
los tres acusados serán puestos
bajo su custodia. Alguacil.
Me haré responsable de la rehabilitación
de estos tres jóvenes.
PENITENCIARÍA ESTATAL
Vamos. ¿No ven que
trato de dar un discurso?
Algunos de ustedes conocen
a mis mejores amigos y a mí
desde que éramos
monaguillos delincuentes.
Sí, sigan con sus risitas.
Ya veo.
Yo también les conozco cosas.
Saben, quizás me haya tomado
un poco más para decidir unirme,
pero gracias a un poco de ayuda,
sólo quiero decir que mi papá...
Si puedo llegar a ser
la mitad del oficial que fue mi papá...
Bueno, espero llegar a ser
la mitad del oficial que fue mi papá.
Quiero agradecerles a todos
por venir y apoyarme,
a mí y a mis amigos que también
se metieron en esto conmigo...
y claro, a los otros cadetes.
Sí, los otros cadetes.
Y ya saben,
que empiece la fiesta.
- Que se la pasen bien.
- ¡Sí, a festejar!
- Hola.
- Hola. ¿Cómo estás?
Felicidades, Jonas.
Estoy muy orgullosa de ti.
Pero han pasado años.
¿Por qué me invitaste?
¿Aún te gusto, Jonas?
Aún trato de fastidiar
a tu hermano.
Sólo bromeo.
Aún me gustas un poco.
- De acuerdo.
- ¿Está bien eso?
Bueno, esperaba que podamos atender
algunos asuntos pendientes esta noche.
Qué coincidencia.
Pensaba lo mismo.
Muy bien, aquí los tienen.
Cuatro tequilas.
Recuerda lo que pasó
la última vez.
- Avísenme si necesitan algo más.
- De acuerdo.
Muy bien. A que seamos los ojos,
los oídos y los puños del uno y el otro.
- A mis amigos.
- Oye, y que continuemos
estando del lado correcto de la ley...
- por una vez.
- Al mejor de los empleos.
- Sí.
- Salud.
Deme otro.
Oye, ¿quién invitó a Lydia?
¿Quién es la pantera?
La pantera es como
nos aceptaron en la academia.
- O sea, ella nos ayudó.
- ¿Que tu papá fuera policía no bastaba?
¿Recuerdas cuando éramos
niños revoltosos?
Recuerdo que a mi hermano
no le agradaba
que un gángster quisiera ser mi novio
a los 16 años.
Yo recuerdo aventar piedras
con tu hermano.
Recuerdo que él golpeó...
El esposo de la Sra. Vecchio
es el fiscal auxiliar.
Fuimos a la escuela
con su hijo Kenny.
Como sea, después de que tu hermano
le dio una paliza a Malo,
nos delató con la poli.
Se siente raro decir eso mientras
llevo puesto el uniforme.
¿Puedes avisarle a este bobo
que somos polis ahora?
- Oficiales de la ley.
- ¿Cómo?
Sí. Angie, él...
él nos delató con la policía
mientras él estaba
en posesión de su mercancía.
La Sra. V. hizo que su esposo
usara sus palancas
para sacarnos de la cárcel
y meternos a la academia.
- ¿Por qué haría eso por ustedes?
- Les pagaba.
- ¿Cómo que les pagaba?
- Sh. ***, estás loco.
Oye, era bárbara.
Les pagaba a estos dos
para que se la dieran duro
una vez a la semana.
Ahora, a mí nunca me tocó con la esposa
del fiscal auxiliar, así que la invité.
- Como que me toca, ¿o no?
- Eres un idiota. Lo sabes, ¿o no?
- Quizás.
- Sí, no andas bien.
Felicidades a todos.
Dios, aún tiene
un rico trasero, Sra. V.
- Gracias por venir, Sra. V.
- No me invitaste.
- ¿Me permites una palabra?
- Yo le tengo una palabra.
Yo te traje aquí.
Lo menos que puedes hacer
es hablar conmigo.
Yo le hablaré.
Sé algunas cosas
que tú deberías saber.
Sabemos que no hubiera sido posible
estar aquí sin usted.
Sabemos lo que usted y su esposo
hicieron por nosotros.
- ¿Cómo está él?
- Muerto.
Lamento escuchar eso.
Y ahora que tengo su atención...
¿Por qué no se sienta?
Venga a llorar por acá un segundo,
justo aquí en esta área.
Llámame.
¿Aún se la darías duro?
No. ¿Tú?
Mentiroso. Yo también.
- Sin pestañear.
- Este siempre cuenta todo, carajo.
Cortesía del caballero de atrás.
- ¿Quién es?
- No lo sé.
Voy a averiguarlo.
Siéntate.
Felicidades, Jonas.
- Gracias.
- No, no me conoces.
- Pero usted me conoce a mí.
- Soy el capitán Joe Sarcone.
Encabezo la fuerza operativa
de crímenes anti-vicios callejeros.
Tu papá y yo éramos compañeros.
Ahora, cuando termines aquí,
quiero que estés aquí, pero sólo tú.
Dios, te pareces tanto a él.
¿Sharkey's?
Te dejaré la luz encendida.
PARED DE HONOR
A NUESTROS HÉROES CAÍDOS
¿Te gusta lo que ves?
Por siete años, tu padre y yo
fuimos carne y uña.
Te prometo que esto no es ninguna
estafa lustrada para atraparte.
Es todo parte de tu derecho
de nacimiento.
Bienvenido a casa.
Avísenme si necesitan algo más.
Gracias.
Sabes, no soy el tipo de persona
que hace grandes preguntas
sin saber ya la respuesta.
Recuerda eso.
Aparte de honrar la memoria de tu padre,
¿por qué eres policía?
No sé. Para que me respetaran
en el barrio,
quizás para vengarme
un poco.
Ah. Con tan sólo verte,
ya sé que te respetan en el barrio.
- ¿O no?
- Sí, un poco.
Déjame preguntarte otra cosa:
¿cuánto vale tu vida?
Si tuvieras que ponerle un precio,
¿cuánto dirías que valdría?
No lo sé. Jamás pensé en eso.
- ¿Dirías que 46.000?
- No lo sé.
Bueno, según la
Ciudad de Nueva York, eso vale
ya que sales y la pones en peligro
todos los días.
Para mí, creo que mi vida
vale mucho más que eso.
Un saludo y un aumento de 10.000 al año
por un trabajo bien hecho
no vale la pena por mi vida
ni la vida de mis muchachos.
Pero de cualquier modo, tenemos que
cumplir con el trabajo, ¿o no?
Lo que hacemos aquí...
llamémoslo el sistema de primas.
La corrupción en esta ciudad,
sin mencionar en el país,
es mucho más de lo que
podamos imaginarnos.
Confiscas una gran suma
de dinero,
créeme, todos toman su parte
mientras va subiendo por los rangos.
Todo lo que hacemos aquí es tomar
nuestra comisión. Eso es todo.
Lo divido entre mis muchachos
y todos están felices.
Oye, si quieres hacer lo tuyo,
ser un policía de poca monta,
es asunto tuyo.
Pero quiero que sepas
que estamos metidos profundamente,
y somos invisibles,
hasta llegar a la oficina del alcalde.
Ahí está la herencia Maldonado.
- ¿Tienes hambre?
- Jamás rechazo un platillo.
Lo cocina siempre está abierta
y todos comen en mi mesa.
Muy bien, chicos,
¿cómo va a ser?
¿En serio confía en todos aquí?
Esa puerta por donde entraste
sólo abre en una dirección:
para adentro.
Y una vez que entras
sólo se sale con sonidos de disparos
y música de gaitas.
Jamás me provoques.
El es tu oficial de formación,
el teniente Dennis Lureu.
Jamás cuestiones a Lureu.
Sé como él.
El ha sido mi mano derecha
desde que nos dejó tu padre.
Haré que asignen a tus amigos
al mismo distrito policial.
Y tú... no más uniforme,
no más ronda.
Trabajas para mí empezando ahora...
si aceptas.
Tu padre siempre decía:
"Todos deben guardar un dinerito
para las vacas flacas".
A tu padre.
Esta noche, celebramos.
Escoge una chica.
Diviértete.
- Gracias, cariño.
- Sí.
¿Qué deseas?
¿Cómo te va?
Soy el nuevo.
Hola, nuevo.
De seguro eres muy amable,
pero yo no cojo con policías.
Acabo de llegar ¿y ya empiezas
con los rumores?
- ¿Qué, no eres policía?
- No, no soy amable.
- Ah.
- Jonas Maldonado.
- Pero todos me dicen Malo.
- "Malo", qué curiosito.
Así que eres
como un rudo puertorriqueño.
Mi mamá es negra.
Mi papá es puertorriqueño.
- Tampoco me gustan los puertorriqueños.
- Maldición.
¿De dónde eres?
¿Cómo te llamas?
¿No tienes a una chica linda esperándote
en algún lado? Vamos.
No quiero una linda chica.
Te quiero a ti.
Así que eres encantador.
- Puerto Rico.
- ¿Te gusta la mantequilla de maní?
- Sí, me gusta.
- A mí también.
¿Ves cuánto tenemos en común?
¿Quieres coger?
- Increíble.
- Sé de un lugar.
¿Sí? ¿Para la mantequilla de maní
o para coger?
- Para ambos.
- Sí, ya me imagino.
No sé por qué te haces la difícil.
TIENDA DE COMESTIBLES
DEL LADO SUR
¡Oh!
Sí, ustedes, hijos de puta,
se divierten mucho.
- Arrésteme, oficial.
- Regresaré por lo que me deben.
Buenos días.
¿Café? Está caliente.
Vaya, te ves blando.
¿Cómo?
La placa no es
lo que nos protege acá.
Es tener los huevos de usarla.
Y parece que te falta uno.
Larguémonos,
a ver si hallamos el huevo
que te hace falta, ¿sí?
PREPARATORIA BLOOMBERG
¿Qué?
¿Qué onda?
Déjame preguntarte algo.
¿Crees que alguno de estos
hermanos jóvenes aquí
tiene la misma sensatez que tú
de querer mejorarse?
O sea, la mayoría se ven
como delincuentes.
¿Qué opinas? ¿O no?
Bueno, yo...
No lo sé, señor.
Sabe, tai vez.
O sea, yo... no lo sé.
Ya sabe, sí, no... No sé.
No, no, no, no, no.
No hagas eso.
No hagas eso.
- ¿Hacer qué?
- Comerte las palabras.
"No lo sé. No lo sé".
No. O sea, respiras el mismo aire
que yo, ¿cierto?
- Sí. Es cierto.
- Eres un hombre *** como yo, ¿o no?
- Sí, señor.
- Pues aprende a defenderte, joven.
No te atranques.
Lo único que te pido es que mantengas
tus ojos y oídos abiertos, ¿de acuerdo?
Quizás teniendo cuidado también
aprendas algo.
Pero aprende a defenderte.
Vamos, amor. Déjalo.
Demonios. ¿Viste qué culo tenía?
¿Quién no quisiera con ésa?
¿Quién?
Oye, estoy de acuerdo.
Pero por respeto a mi mujer,
hay que usar goma, ¿o no?
Sin ofender, pero te vendrías
en los pantalones
y ni siquiera te acercarías
a lo bueno.
Oye, puro inglés
dentro de la patrulla, ¿sí?
No es como si pudieras acercarte,
no con su noviecito ahí.
¿Quieres decir el gorila?
Fíjate.
¿Qué pasa?
- ¿Hay algún problema?
- Vámonos, amor.
- Sí, mejor sigue caminando.
- No vale la pena.
- Que tengan un lindo día.
- Qué mierda.
Y así es como se controla
a un sucio ***.
Ah, ¿así trabaja?
Sí, así trabajamos.
¿Te causa problema, novato?
- ¿Quieres un poco?
- No, no quiero nada.
- ¿Estás seguro?
- Sí, estoy seguro.
Mira eso.
¿Dónde están los padres?
Venga, señor.
Cada chico hace lo que quiere.
Cuando yo era joven,
hacer lo que uno quiere
era un privilegio reservado
para los adultos.
Tienes que recordar
que nuestra virtud,
nuestra caída,
queda en manos de estos jóvenes.
Quienes imitan
son en quienes se convierten,
y tú ya sabes
como se comportan ellos.
Así que debemos tener cuidado
de cómo nos comportamos,
basta de darles razones
a los grises de odiarnos.
Oigan, muchachos, muévanse.
Vamos.
- ¿Qué?
- Vamos, dije que se muevan.
Discúlpeme, señor,
¿los "grises"?
Sí, los grises.
O sea, los viejos blancos
de piel gris y de cabello gris
que ves sonriendo
en esos programas de entrevistas
hablando disparates sobre por qué
los negros pueden llamarse negros.
¿Eh? ¿Los has escuchado?
Cuando dicen que es
porque básicamente
no nos queremos,
y menos uno al otro.
Pero está bien que no nos hagamos
responsables de nuestras acciones,
porque, ya sabes,
no sabemos nada.
- Sí, los grises.
- Personalmente,
a mí nunca me ha ofendido
la palabra "***", señor.
- De donde vengo yo...
- ¡Ah!
Ah, tú...
Así que tú debes ser uno.
Sabía que olía a algo.
Anda, vamos.
Estoy paseándome
con un auténtico *** en uniforme.
Un *** en uniforme.
¿Te gustan los deportes, Sr. ***?
Sí, juego un poco baloncesto.
Pero el fútbol americano
era lo mío.
- Jugaba en la prepa.
- Bueno.
Quiero que me acompañes
al parque
donde entreno a unos niños
de la Liga Atlética Policial.
Les encantaría, sabes.
Conocerás a unos orgullosos
jóvenes negros.
No como los que conoces tú.
¿Qué tai, Lureu?
Tengo armas nuevas.
Siempre hace falta uno
de respaldo.
Y a veces hace falta un respaldo
para tu respaldo.
Anda, llévate uno.
Oye, no puedes usar
la palabra "***".
- ¿Por qué demonios no?
- Porque no te es permitido.
- ¿Qué, y a ti sí?
- Sí, a mí sí, carajo.
Déjame adivinar.
¿Tienes unos amigos afro americanos?
¿Unos compadres?
Mira, me asignaron como
tu oficial de formación para enseñarte
para que no aprendieras
por las malas.
Yo llevo 15 años de andar en patrulla.
Tú llevas cinco horas.
Intento darte el beneficio
de mi experiencia.
Amigo, tú puedes sacrificarte
por salvar a unos de estos finos
afro americanos,
puertorriqueños, indios, chinos,
musulmanes... lo que sea.
Pero yo me quedaré en el auto
y sobreviviré
y cenaré con mi esposa e hijo
y me cogeré a mi novia
y cobraré mi pensión.
Me importan un comino
esos animales.
- Carajo.
- Y entiende que esos animales
te comerían vivo si les das
la oportunidad.
¿Vamos a tener
algún problema, novato?
Oye.
Mientras estemos en esta patrulla,
más te vale que me respaldes
y que hagas exactamente
lo que te diga. ¿Entiendes?
La situación puede cambiar,
puede alocarse rápidamente.
Así que cuando eso suceda,
más vale que hagas
lo que te diga.
Espera en el auto, ¿de acuerdo?
¿Qué carajos crees que haces?
¿Le vendes drogas a niños?
- Vamos.
- ¡*** idiota!
¿Se te olvidaron las reglas
del barrio, eh?
Dilo. Di la regla.
Nada de dulces para los niños.
Debo multarte.
Oye, ¿qué haces?
¡Oye! ¡Vamos!
¡Oye!
- ¿Qué carajos estás haciendo?
- Le vendía drogas a unos niños.
Me importa una mierda
si le vendía coca a tu abuelita.
Si te pido que
esperes en el auto,
tú espérame en el auto,
¿entiendes?
Muy bien.
Ahora estás en el barrio, Malo.
Jamás salí del barrio.
Tu primer día fue bastante fácil.
Pero no te acostumbres.
Sí.
ESPOSA Y MADRE
1965-2001
Jonas, sabes que te quiero,
¿verdad?
Sí, papi.
Yo también te amo.
Eres un buen chico.
- Me gusta pasearme contigo, papi.
- Sí, apuesto a que sí.
Jonas.
Sí, supuse que estarías aquí hoy.
- ¿Te acordaste?
- ¿Cómo poder olvidarlo?
No me has llamado.
¿Podemos hablar?
- ¿Sobre qué?
- ¿Ya no piensas en mí?
Sí lo hago. Todo el tiempo.
Tú sabes eso.
No te voy a esperar por siempre.
¿Sigues trabajando
en el restaurante de tu padre?
Sí.
Si pasaras por ahí más a menudo,
lo sabrías.
Me necesita ahí.
No confía en nadie más.
- ¿Y tu hermano?
- ¿Angie, el que pretende ser gángster?
Por favor, ni empecemos con ése.
¿Aún pretende ser rudo?
Yo sólo quiero ser feliz, Jonas.
Yo quiero que seas feliz.
¿Para qué me invitaste
a tu celebración en el bar?
Es complicado, pero...
Ni puedo explicártelo yo.
Mira, ya me tengo
que ir a trabajar, Cyn.
Jonas.
Haz lo que creas
tener que hacer, Cyn.
Oficial solicitando refuerzos,
el bulevar Parsons.
- Eso está justo a la vuelta.
- Sí, sé donde está.
¡Jala entonces!
¡Anda, ***, jálalo!
- ¡Cállense, los dos!
- ¡Anda, ***!
¡Que se callen, los dos!
¡Cierren la puta boca!
¡Oye, pon el arma en el suelo
y retírense!
- ¡Háganlo ahora!
- ¡Púdrete! ¡Yo estoy listo para morir!
- Yo lo conozco.
- Es Félix.
- No, no, Ricky.
- Te dispararé a ti y a tu *** perro.
- ¿Qué?
- ¡Púdrete!
Calma a ese perro
antes de que le dispare.
Hay tres testigos acá, hermano.
Esta cuadra es mía.
¿Captas?
Y no necesito la ayuda de los polis
con este perro puertorriqueño.
Pon el arma en el suelo y retírate.
Hazlo ahora. ¡Ahora!
Soy el detective Lureu.
- ¿Qué pasa?
- Trato de entenderlo, oficial.
Soy Morrison.
Dimos vuelta en la esquina
y estos dos vienen saliendo
de la bodega discutiendo.
De repente el... el...
el ***
intenta darle con un cuchillo
en la mano al pequeño.
El pequeño saca un arma, nosotros
las nuestras, y ustedes llegaron.
Ni vi de dónde salió el arma.
Sucedió tan rápido.
Muy bien. Yo me encargaré ahora.
Suelta el arma. Suéltala.
Hoy no tendremos un mal día.
Hoy no.
Suelta el arma, amigo.
Vamos, ponla en el suelo.
Justo ahí. Ahí en el suelo.
Suelta el arma.
Muy bien, ahora tú.
¡Oye, oye! Sigues tú.
Esposa a ese perro,
que se acueste en la calle. Vamos.
- ¡Púdrete!
- Yo me haré cargo ahora, oficial.
No, es mi tarea
y mis esposas. No.
El oficial Burke es
de rango superior. El decide.
Me está mirando
como si quisiera comerme.
Yo quiero a este animal en mi auto
con mis esposas puestas.
No te lo estoy pidiendo.
Te lo estoy diciendo.
Compañero, apúntale tu arma
al oficial Patán acá.
Ahora mismo, hazlo.
¿Has perdido la puta cabeza?
¿Qué carajos haces?
Todo está bajo control.
Enfunda tu arma o mi compañero
te dará ahí donde estás.
¿Quieres morir?
¿Quieres morir?
- Billy, creo que...
- ¡Cierra tu puta boca!
¿Quieres morir?
Amara a tu perro
a ese poste de ahí.
Quiero que te des la vuelta,
te arrodilles
y que entrelaces los dedos
detrás de la cabeza.
Encárgate de este chico
y después se lo pasas al oficial Burke.
Anda, arrodíllate.
¡Arrodíllate!
Manos detrás de la cabeza.
¡Hazlo ahora!
Te crees muy rudo, ¿eh?
Tienes suerte de que
no sea yo llevándote.
Oye.
¿Qué te parece esto, poli marica?
Y ni te hice nada.
Este hijo de puta la tiene contra mí.
¿Crees que soy un animal?
Ricky, tú me conoces, amigo.
No hagas esto.
No me provoques, Malo.
No me provoques.
Tienes razón,
el tipo la tiene contra ti.
Pero no dejaré que acabe así.
Tranquilo.
Deja que el poli te arreste.
Suelta el arma.
Vamos, amigo.
Sólo empeorarán las cosas para ti.
¡Deben arrestar a ese policía!
De nada.
Arrodíllate. Anda.
Arrodíllate.
- Tranquilo.
- Manos detrás de la cabeza.
¡Manos detrás de la cabeza!
¡Ey, ey, ey!
Retírese.
Ni creas que no voy
a reportar esto, Lureu.
Sí, todos vimos
como asaltaste al delincuente
y como mi novato
tuvo que salvarte el culo.
Así que no olvides incluir eso
en tu reporte.
Ya verás.
Súbete al *** auto.
Patán.
Hazme un favor.
Quítale las esposas, ¿quieres?
Quítaselas.
- ¿En serio?
- Sí.
- Es mi nuevo compañero Malo.
- ¿Qué onda?
- Bien.
- ¿Tienes?
Claro, Lureu.
Sabes que siempre tengo.
Tienes suerte que haya llegado
cuando llegué,
porque sabes que ese patán
te hubiera violado con un palo. ¿O no?
Muy bien, me debes una.
Es tu parada. Baja.
- ¿No quieres divertirte?
- No con eso.
Sí, pues
cuando has visto bastante
y has hecho bastante,
cambias de parecer.
Hasta entonces,
no me juzgues si vas a estar
sentado junto a mí.
No te juzgo.
Ya lo harás.
Sólo una vez me gustaría saber
cómo se siente
no tener una cara café
en el asiento trasero.
Ahora tu mamá va a tener que
bajar la cabeza cada vez que sale, ¿eh?
Quítale las esposas, oficial.
¿Cómo?
Dije que le quites
las esposas al joven.
Y dale esto.
Son sus cosas.
Vamos, hermano.
Oye, y actúa con sensatez,
¿quieres?
- Te la pasamos esta vez.
- Gracias.
No siempre resultará así.
Vaya.
Y yo pensando que debemos de mantener
a esos tipos fuera de las calles.
O sea, yo...
No, no. Dime,
¿qué hubieras hecho tú, oficial,
si tuvieras seis armas
apuntándote
y un loco blanco
queriendo arrestarte, eh?
- Recuerda a Abner Louima.
- ¿Por qué dejarlo ir? O sea...
No, él estará mejor acá afuera
que dentro del sistema. Créeme.
Pero esa no es
nuestra decisión, señor.
No. Oye, déjame decirte algo.
Después de unos años
dentro de ese sistema,
la desesperación por no querer regresar
lo hubiera llevado a jalar el gatillo.
Pero esta lección
no es sólo para él.
Es para ti también.
Sí, señor.
¿Ya te has cogido a Joey?
¿Qué?
Joey, ¿la cantinera?
La acabo de conocer
hace una semana.
¿Ya te has cogido a Joey?
Claro que sí.
¡Ya lo sabía!
Idiotas.
Todos en ese bar han querido
cogérsela desde que llegó.
Y llegas tú, paseas por ahí,
y en una semana la tienes.
Ey, ¿qué tenemos aquí?
- Déjame a mí.
- Tranquilo, novato.
Yo primero y después me enseñas
lo que tienes, ¿sí?
Señoritas.
¿Se le perdieron las llaves?
Carajo, espero que
sólo vengan a ayudar.
Son demasiado buenos
para ser policías.
- ¿Qué sucede, damas?
- Su novio está loco.
- No es mi novio.
- ¿Tú novio está loco?
Sí, y estuvimos acá anoche
pasándola bien,
fumándonos un porro.
Y quise llamarle a mi hombre
pero se había descargado mi celular
y le pedí a Eddie usar el suyo.
Pero luego anda fastidiando
sobre gastar sus minutos...
- Empezamos a gritar.
- Luego llega la policía,
que estamos alterando el orden público
y que nos van a arrestar.
Como sea, arrestaron a Eddie anoche,
aún tiene las llaves de aquí
- y mis cosas están adentro.
- ¡Ya, basta!
- Muéstrenme su identificación.
- ¿Para qué quieren eso?
Sólo denme su identificación,
¿quieren?
Mierda. Ten.
¿Y qué hace Eddie?
¿Eddie vende coca?
Contéstale a mi compañero.
No, Eddie vende hierba.
Hay algo aquí.
¿Lo hueles?
- Agarra tu mierda y lárgate.
- Denme un *** minuto, ¿quieren?
Asegúrate de que
se vayan, ¿quieres?
Dios.
- Dame un minuto.
- Sólo toma lo tuyo y lárgate.
Demonios.
- ¿Dónde está mi ***...?
- ¿Cómo voy a saber yo?
- A lo mejor se lo llevó.
- Sí, no veo nada mío. Nada.
¿Por qué solamente veo
lo de mi novio?
¿No dijiste que Eddie
no era tu novio?
De acuerdo, mira...
Oye, ¿qué carajos crees
que haces?
¡Mierda! ¡Mierda!
No se lo diré a nadie.
No diré nada. Juro que no.
Acaba de huir
con tus huevos, chico.
¡Auxilio!
¡No, no!
¡Por favor!
¡Mierda!
Abuelita, ¿está muerta?
Atrás.
Que alguien llame a Emergencias.
¿Primera vez que ves
que le disparen en la cara?
No.
Aquí está tu parte más...
una pequeña prima
por ser tu primera vez.
Otro buen día.
- ¿Y mi parte de la hierba?
- Oye.
No. Venderemos las drogas de Eddie
a uno de sus competidores,
y haremos mucho dinero.
A menos que tengas otra idea.
Librar a Eddie
y venderle su mercancía de vuelta.
Lo ponemos a trabajar
para nosotros
y tomamos un porcentaje
de las ganancias. Todos ganan.
Sabes, tenía razón.
Tú sí tienes encanto.
Me encanta este chico.
Hoy fue un buen día.
Salgan, diviértanse.
Vayan a celebrar.
Bienvenido a mi lugar favorito.
- ¿Aquí vienes?
- Aquí vengo.
Hola.
Toma asiento, ¿sí?
Relájate.
Hola.
Veo que trajiste a un amigo.
Ve atrás.
Ya está listo todo.
Diviértete, ¿sí?
Va por mi cuenta.
Gracias.
Me gusta pasearme contigo, papi.
Sí, apuesto a que sí.
Muéstrame las manos.
No hay nadie aquí.
Nos divertíamos y nos pasamos.
Fue inocente.
Tengan cuidado.
Jonas, tú sabes en lo que
trabaja papá, ¿cierto?
Tú eres uno de los buenos, papi.
Es cierto. Esta placa
me protege de todo.
En esta vida a veces hay que
tomar lo que se te debe dar.
¿Entiendes?
Debes guardar un dinerito
para las vacas flacas.
Pasa.
¿Quieren que los respeten?
No se trata de la fuerza
sino la forma.
La práctica hace al maestro.
Eso es. Se ve bien... ¡Ey!
¿Qué tai, amigos?
¿Qué onda?
¿Cómo están?
¿Qué hacen acá?
- ¿Estás bien?
- Sí, sí.
Oye, cuidado con el codo.
Fíjate que tenga la forma correcta.
Ey, hazle caso. Fue uno de los mejores
quarterbacks en la prepa.
Oye, te queda muy bien esto.
Y se siente bien.
Oigan, vamos a la sombra.
Hace calor.
Oigan, ¿recuerdan como sobornábamos
al entrenador Bishop
con rosquillas del restaurante del padre
de Cyn cuando no querríamos correr?
Oye, y hablando de Cyn,
¿has hablando con ella?
- No, no hemos hablando.
- Oye, sólo sé
que tu oficial de formación
está loco, carajo.
- Mira quién lo dice.
- Sí.
Oye, ¿y le habrías disparado a Morrison
si te lo hubiera pedido?
Oigan, ustedes ni tienen idea
de lo que sucede en mi brigada.
A ellos les va bien,
ganan dinero de verdad.
La oficina del alcalde
responde a las llamadas de mi jefe.
- Es una locura.
- Sabes, pensé que debíamos ser
los ojos, oídos y puños
del uno y el otro.
Es por eso que debo recomendarlos
para la brigada.
Oye, por favor hazlo antes de que
mi compañero loco haga que me maten.
Sí, yo quiero.
Voy para allá más tarde.
A ver qué puedo hacer.
Oye, ¿tienes?
Oye, parece que no entendiste
la última vez, marica.
¡Mierda!
¡Mierda!
Joder.
¡Púdrete!
Párate.
Hago lo correcto
con este chico, ¿o no?
Sí, estás haciendo lo correcto.
Entiendo.
Teniendo al hijo aquí te ayuda
a mantener la conciencia calmada.
Confías en él, ¿o no?
- Oye, ¿qué haces?
- Tarea.
John Jay, estudiante,
psicología criminalista.
¿No te acuerdas?
No.
- Lo quiero poner a prueba.
- ¿Ah sí?
Entonces dale algo que hacer,
encárgale algo pequeño.
Algo pequeño. Sí.
Es por eso
que no salgo con policías.
Son muy egocéntricos.
- ¿Qué?
- Nada.
¿Así que ahora andas arrestando
a malos en plena calle?
No te puedes llamar un hombre
y venderle drogas a niños
y a madres con carriolas.
Ese es un hombre de mierda.
¿Me estás llamando
un hombre de mierda?
¿Eh? ¡Ah!
Sólo estoy bromeando.
Pero no te metas con
nuestros representantes en las calles.
- Eso es lo más importante.
- Está bien.
¿Quieres una oportunidad
de ascender?
- Sin duda. Claro que sí.
- Ve aquí...
y regresa con mi dinero.
- ¿Me pueden acompañar mis amigos?
- Así es como se hace aquí.
Tú respondes por ellos,
sí, claro.
- Son como mis hermanos.
- De acuerdo.
Será la primera vez
que veas a este tipo.
Quiero que te hagas respetar
y que él entienda. ¿De acuerdo?
Sí, señor.
Es importante.
- Adelante.
- Ey, ey, ey, ey.
¿Estás listo, Malo?
Adelante. Ve.
¡Aguarden un *** minuto!
Carajo.
- Oigan, tranquilícense.
- ¿Eres Sully?
- Sí, soy Sully.
- Buen día, compadre.
¿Te parece que tengo cara
de canguro, *** idiota?
- ¿Quién carajos son ustedes?
- Somos los nuevos.
- No me digan.
- Oye, oye, oye.
- Apacíguate.
- Atrévete.
Vinimos por el dinero de Sarcone.
Sarcone.
¿Y Lureu?
Como él acaba de decir,
somos los nuevos.
Sólo dinos dónde está el dinero.
Sobre la mesa.
Sí, está bien.
Larguémonos.
- Hazle caso a tu compañero.
- ¿O qué?
O me voy a empezar a cabrear.
Así que no tienes miedo, ¿eh?
¿Te crees un tipo rudo o algo?
¿Le ocultas algo a Joe?
Yo no le oculto nada
y con todo lo que le sé a Sarcone,
no me preocupo de él.
Pero déjenme decirles esto:
púdrete, púdrete
¡y púdrete tú!
¡Mierda!
¡Ya verán, malditos hijos de puta!
- Me las van a pagar.
- Vamos, agárrale el pie.
- ¡Levántenme!
- ¿Ahora tienes miedo, hijo de puta?
Porque yo tengo miedo por ti.
- ¡Vas a volar!
- Voy a dejar a tu culo caer.
- Ya no estás hablando como rudo.
- ¡Levántenme, malditos!
Ya no estás hablando
como rudo, ¿eh?
Ayúdenme a meterlo.
Pon tu culo acá.
Me vas a decir por qué
no le tienes miedo a Sarcone,
o te echaré a volar por la ventana
como un papalote.
Me preocupa más Baez.
¿Quién?
Trabajan para Sarcone, pero ni siquiera
saben quién es el jefe en realidad.
Su jefe, mi jefe,
el jefe de ustedes...
es Gabriel Baez.
Lo que sabes de Sarcone...
multiplícalo por 10
y ni se acerca a Baez.
- ¿Sarcone tiene quien lo controla?
- Todos tienen un jefe.
Baez lleva 20 años importando
su mercancía a la ciudad.
El le paga a Joe para que mantenga
la ruta de transportación sin problemas.
Joe solía ser la escolta.
Ahora ése soy yo.
Yo le pago en secreto.
Yo sé de lugares lucrativos
que Sarcone...
- de los que él ni siquiera sabe.
- Revisa la otra habitación.
- Y tú sigue hablando.
- Hace unos años atrás,
un fiscal auxiliar de Queens
quiso apretar a Joe.
Hasta consiguió que
un antiguo policía lo delatara.
Pero no funcionó.
Joe sigue libre.
Y después de eso...
todos los que estaban
involucrados murieron.
- ¿Eres policía?
- No. No lo estás entendiendo.
Tú eres su nuevo
perro de los mandados.
Hará que quieras coca.
Y te usará tai como lo hizo
con sus otros perros.
Y tú creías que Joe era tu amigo.
Miren lo que encontré.
Y esto ni es la mitad.
¿De quién es esto?
Técnicamente, de mi jefe.
Si le anda quitando a Baez
y ocultándoselo de Sarcone,
entonces no es de
nuestra incumbencia, Malo.
Ya cumplimos con lo que
se nos encargó. Larguémonos, amigo.
Aguarda, aguarda.
Nuevo trato:
tú me vas a decir dónde están
esos lugares lucrativos, ¿me oíste?
O le diré a Sarcone
sobre tu pequeño chanchullo,
y tú ya sabes lo que él hará.
Trabajas para mí ahora.
Aquí está el dinero de Sully.
¿Qué es la peor cosa
que ha hecho, Joe?
La peor cosa que he hecho
es confiar en el hombre equivocado.
¿Cómo se sabe cuando estás confiando
en el hombre equivocado?
¿Me estás interrogando? ¿Eh?
Pequeño pedazo de mierda.
Siempre he tomado mis decisiones
con la cabeza, no con el corazón.
Llegué a donde estoy
en este mundo
aprovechándome de la confianza
de otros, y no me avergüenzo de eso.
Te tengo una pregunta para ti:
¿tus amigos te son fieles?
- Absolutamente.
- ¿Seguro?
No te estoy pidiendo
que respondas por ellos.
Te pido que apuestes tus huevos
por ellos, literalmente.
- Lo entiendo. En serio.
- ¿Sí, lo entiendes?
Porque suele ser el amigo más cercano
a tus huevos el que te los patea.
Tengo un soplón
entre estas paredes.
Y ese es un aviso directamente
de la sede del Departamento.
Alguien de mi confianza
me está engañando.
No me hagas equivocarme
al confiar en ti.
Te amo como a un hijo,
pero si tú o alguien cercano a ti
me traiciona...
mientras tenga aliento
te encontraré y te freiré.
- No tiene que preocuparse de mí.
- No me preocupo, chico.
Confundes "preocupar"
con "interesar".
A veces acaba siendo una mujer la que
te patea los huevos con más fuerza.
- ¿Es por eso que no es casado?
- Correcto.
No confío en ninguna perra,
y ni deberías tú.
Especialmente una disoluta
trabajando en un *** bar.
- Entendido.
- Haz lo que tengas que hacer.
Usa tu cabeza, siempre,
y mantén tus huevos protegidos.
Recuerda eso.
¿Entiendes bien?
Lo escucho claro.
- Tragos.
- Ahí van.
Oye, ¿cuál es la noticia?
¿Estamos o no?
Sarcone me avisará
cuando esté listo, amigo. Descuida.
Oye, eso lo que dijo Sully
sobre el fiscal auxiliar de Queens,
¿cuáles son las posibilidades
de que fuera Vecchio?
¿A quién demonios le importa?
Si eso es verdad,
Sarcone y Baez
se arriesgan a perder más
si no nos asignan a esa brigada.
- ¿O no tengo razón?
- Hablaré con Lydia mañana.
Oigan, acabo de ver
a esta chica latina ardiente.
Oye, ¿y qué pasa con Cyn?
¿Has hablando con ella?
Sabes que ella te quiere.
¿Cuánto más harás que ella pague
por la mierda que hizo su familia?
Mira, amigo, Cyn cuida a Cyn.
Yo me cuido a mí.
Vámonos.
Sí, como sea.
Pero por si acaso...
Hola. ¿Cómo estás?
- Bien. ¿Y tú?
- Bien.
¿Viniste aquí con estos payasos?
No, una de mis amigas conoce
a uno de ellos.
Los acabo de conocer.
¿Eso está bien?
Oye, ¿acaso te conozco?
Oye, te estoy hablando.
- No, hombre, no me conoces.
- ¿Quieres divertirte?
- Oh. ¿Un policía, eh?
- ¿Qué carajos?
Mierda. Su puta placa
no sirve de nada aquí.
Creo que ella le halló uso.
Oye, ¿quién te invitó aquí?
- Oye, púdrete.
- ¿Qué?
¿Con quién carajos crees
que estás hablando?
Entras aquí con esa placa
como si controlaras todo.
- Yo ya me voy.
- Eres un alborotador, ¿no?
¿Tienes miedo?
¿Estás nervioso?
¿Estás nervioso?
Anda. ¿Para qué sacas
el arma, blanquito?
Todos cargamos un arma.
¡Anda!
- ¿Estás nervioso?
- ¿Vas a dispararnos a todos?
- ¿Tienes miedo, blanquito?
- ¿Vas a dispararnos a todos?
¡Fuera del camino!
¡Fuera del camino!
- ¡Policía! ¡Al suelo!
- ¿Qué hiciste? ¿Qué carajo?
- Suelta eso.
- Qué tontería. Larguémonos de aquí.
- Vamos, amigo. Larguémonos.
- ¡Sí, púdranse!
- Vámonos. Vamos, anda.
- ¡Púdranse!
- ¿Qué hacemos?
- ¿Ellos qué van a hacer?
¿Llamar a la policía?
Oye, amigo,
está fuera de control.
Siempre es la misma mierda con él.
Córtalo.
¿En realidad crees
que no me hubiera enterado
que tu amigo le disparó
a dos personas en una fiesta?
¿Y en frente de testigos? ¿Eh?
- ¿Eh?
- Contéstale.
Tu *** amigo es un idiota.
Es un *** idiota.
¿Entiendes eso?
El no está bajo mi protección
como lo estás tú.
El puede hacer que te jodan.
Puede hacer que me jodan a mí.
- Se emocionó. Lo tranquilicé.
- ¿Se emocionó? ¿Se emocionó?
Hice algunas llamadas.
Lo de anoche jamás sucedió.
Me gustas, Malo.
Hasta ahora confié en tus decisiones.
Sé que lo quieres contigo
porque es tu amigo,
pero si vuelvo a oír de
otra pendejada suya, se acabó.
Es todo. ¿Entiendes?
- Quiero escucharte decirlo.
- Sí, entiendo.
Déjame decirte algo:
tú trabajas para mí.
Y sólo para mí.
No para ti solo.
Tú haces lo que yo te pida.
Inhala eso.
¡Inhala la puta coca!
Y la otra.
- No lo estás entendiendo.
- Tu *** amigo es un idiota.
Tú eres su nuevo
perro de los mandados.
Oye, eso lo que dijo Sully
sobre el fiscal auxiliar de Queens.
- Hará que quieras coca.
- El no está bajo mi protección.
¿Cuáles son las posibilidades
de que fuera Vecchio?
El puede hacer que te jodan.
Me gustas, Malo.
Hasta ahora confié
en tus decisiones.
¡Y sólo para mí!
Quiero escucharte decirlo.
Lárgate.
Este chico.
Hola.
Sabía que llamarías
eventualmente.
Se te concedió tu deseo.
Aprecio todo lo que ha hecho
por mí, Lydia,
pero llamé porque necesito
hablar con usted de su esposo.
¿Qué le pasó?
¿Cómo murió?
Kenneth era muy ambicioso.
Estaba buscando algo grande,
algo que lo convirtiera
en una estrella en el mundo legal.
Y así pasaría a ser
el fiscal de distrito o el alcalde...
o Dios sabe qué más.
¿Gobernador?
- ¿Y qué pasó?
- Halló lo que buscaba.
Un agente de la DEA
le pidió su ayuda
en formar una causa
contra policías corruptos
de la Ciudad de Nueva York.
Kenneth aceptó
inmediatamente.
Entonces, ¿cómo murió?
Nada bien.
Lo llamaron
un suicidio sin nota.
Que no me dejara una nota
para mí, entiendo, pero...
¿nada para su hijo o hija?
No, Kenneth no era así.
Conocí al agente Robert Jude
en el velorio de Kenneth.
Me mostró lo que Kenneth tenía
guardado en su despacho...
un expediente
sobre un tai
capitán Joseph Sarcone.
Grabaciones,
videos de vigilancia,
cuadernos con nombres,
fechas y ubicaciones.
Básicamente, él era
un narcotraficante en uniforme.
Y él tenía dos compañeros.
Cariño, no seas ingenuo.
Mi esposo halló
el punto débil de tu padre.
Lo convenció de que
tú corrías peligro.
Logró hacerlo hablar en el acta
sobre Sarcone y toda la mierda
en la que estaban involucrados.
Es por eso que mi esposo te metió
en la academia.
Se sintió culpable.
¿Culpable por qué?
¿Cómo crees que murió tu padre?
¿Cómo crees que murió
Kenneth?
Sarcone no es ningún amigo.
Sarcone ha sido
como un padre para mí.
¿Sí? ¿Y por cuánto durará eso?
Mi nombre es Daniel Maldonado.
Soy detective para el Dpto. de Policías
de la Ciudad de Nueva York.
¿Y la razón por la que vino hoy?
Mis compañeros,
Dennis Lureu y Joe Sarcone,
y yo mismo,
trabajamos para el jefe de cartel,
Gabriel Baez.
Mientras trabajamos,
transportábamos cocaína, marihuana,
y trabajamos como guardaespaldas
y mercenarios
para Gabriel Baez
por los últimos siete años.
Y ahora temo por la vida
de mi esposa e hijo.
- Te amo, papi.
- Yo también te amo, Jonas.
Si Sarcone se enterara de que
he estado hablando con Vecchio,
tratando de crear una causa
contra él, me matarían, carajo.
Vete atrás. Vete atrás
y escóndete en el piso.
Anda. Y calladito.
No digas nada.
- Hola. Si son ustedes.
- Baja del auto.
Vamos. Sólo estoy recogiendo
un dinerito. No es nada.
No me provoques.
Danny, te pasaste.
Ahora, baja del *** auto.
Tu papá y yo
éramos compañeros.
Te quiero como a un hijo.
Si esto es sobre el dinero,
ten, toma una parte.
No se trata acerca del dinero, Danny.
Entonces ¿de qué carajos
se trata?
Se trata de lealtad.
Hijo de puta.
Hijo de puta.
¿Por qué? Aguarda.
Aguarda un minuto.
Papi, ¿cómo te saco de ahí?
Estoy bien.
Todo va a estar bien.
No te preocupes por mí.
Ahora, baja del auto.
- No, papi, no. No te voy a dejar.
- Vete de aquí.
¡Hazlo ahora!
Jonas, haz lo que te pido, hijo.
Así que quiero que esto
quede grabado
por si algo me sucede.
OFICINAS DE LA DEA, SUCURSAL
DE QUEENSBOROUGH, QUEENS, NY
Gracias, Karen.
Hazlo pasar.
Tome asiento.
El hijo de Daniel Maldonado
a fin me busca.
No existen las coincidencias,
¿cierto?
Su número de teléfono
estaba en el expediente
que Lydia Vecchio me dio.
Eso es cierto.
Todas esas fotografías,
la confesión de mi padre...
¿nada de eso bastó
para encerrar a Sarcone?
Yo quiero a Sarcone
más que a nadie.
Y a veces, en mi negocio,
se hace lo que se puede
- y se espera lo mejor.
- Qué pendejada.
Algo me dice que aquí se trató más
que sólo una esperanza.
Su padre intentó hacer
lo correcto.
Entonces ¿qué hace aquí,
oficial Maldonado?
Dígamelo directamente.
Le quiero traer a Sarcone
en bandeja de plata.
Ajá.
Pero necesito saber
cómo hacerlo.
- ¿Quién?
- Soy Jonas.
Ve al grano, Jonas.
¿Qué es lo que quieres
para nosotros?
- ¿Qué quiero yo?
- Sí.
¿Para qué viniste, Jonas?
¿Eh?
O sea, ¿acaso soy yo
lo que realmente quieres?
Ven acá.
No actúes así.
Te quiero a ti, Cyn.
Siempre has sido tú.
Dímelo.
Dímelo.
Jonas, jamás me dices
que me quieres.
Necesito escucharte decirlo.
Dímelo.
Eres una mierda.
- Ven.
- Sal de mi casa.
- Ven.
- No me toques, carajo.
Sal de mi casa.
Sal de mi casa.
Buenos días, cariño.
¿Quieres un café?
¿Café?
¿Qué? ¿Qué pasa?
Es que me cuesta confiar
en las personas.
Y tengo muchas cosas
de que ocuparme ahora.
Tengo mucho
que hacer, es todo.
Hola, A.D.
¿Qué noticias me tienes?
Interrogué a Sully.
Me enteré que Baez lava dinero
en el hipódromo de Queens.
Oye, y no vas a creer esto.
¿Recuerdas al hermano de Cyn, Angie?
El maneja todo allá.
Busca a Lucas y aguarden
mi llamada, ¿sí?
- De acuerdo, eso haré.
- De acuerdo.
- Hola.
- Lureu.
- ¿Qué pasa?
- Hallé algo.
Sí, es grande.
No, Sarcone no sabe nada.
Confías en mí, ¿cierto?
Paso por ti en 10 minutos.
- Buena suerte.
- Gracias.
QUE LAS CARRERAS COMIENCEN
- Hola.
- ¿Qué tai?
Tengo suerte hoy,
si gusta algunas sugerencias.
De hecho, estoy aquí por
negocios oficiales de policía.
Voy a necesitar que nos dejes
entrar por esa puerta.
- Permítame preguntar arriba.
- Oye, si haces esa llamada
puede que seas cómplice
en todo lo que ocurre aquí.
No me pagan lo suficiente
para aguantar esto.
Doble después de la ventanilla
y le voy a abrir la puerta.
De acuerdo.
Hermano, quédate
en el *** suelo.
- ¿Adónde vas? ¿Adónde vas?
- Joder.
Quédate ahí o te patearé
la puta cabeza.
Tranquilo. Sí, sí.
¿Y estos qué hacen aquí?
En especial este pendejo.
- Oye, síguele, viejo.
- ¿Te atreves?
Puede hacer que desaparezcas.
¡Puf! Desaparecerás.
Sólo abre la boca
una puta vez más.
Mi plan, mi equipo.
Carajo.
Eso no está bien, chico.
No está bien.
¿Quieres provocar a Joe?
No te podré proteger.
- Levántate.
- Ya, hombre. ¿Qué te pasa, Malo?
Sabía que te volvería a ver, Angie.
- ¿Qué, lo conoces?
- Sí, lo conozco.
¿Por qué no me lo dijiste?
¿Qué demonios está pasando?
Mi novia de la prepa,
éste es su hermano, Ángelo.
Angie el Griego.
El es el que nos metió en el juego,
vendiendo en una esquina.
¿O no, Angie?
¿Y así me das las gracias?
Cuando se enteró que le gustaba
a su hermana, casi la mata a golpes.
¿Recuerdas eso, Angie?
Eres un tipo muy fino.
- Vete al demonio, Malo.
- ¿Crees que ya me olvidé
del autógrafo que me dejaste
en la frente con el bate de béisbol?
¿Sabes quién es
el dueño de aquí?
Gabriel Baez.
¿Has oído hablar de él?
¿Gabriel Baez es el dueño?
¿Sabes quién es Gabriel Baez?
Trabajamos con él,
por Dios santo.
De acuerdo, de acuerdo.
Mira...
sólo larguémonos de aquí.
No toquen nada.
- Tranquilo. Tranquilo.
- Oye, oye.
¿Vas a dejar que me apunten?
¿Me van a apuntar con la puta arma?
Más te vale hacerle caso, Malo,
porque cuando Baez te encuentre
me dejará golpearte con esta mano
justo antes de que te mate.
¿Estás drogado?
¿Estás drogado?
¿Intentas hacerle una jugada a Joe?
Después de que Joe termine contigo
ya no quedará nada
que Baez pueda golpear.
- ¿Me oíste?
- ¿Eres policía?
Eso es gracioso.
Vamos, Malo. Hay más que
suficiente dinero para todos.
- No tienes que hacer esto.
- Cállate.
¿Todavía estás enojado?
Fue hace años.
- Sí, y sólo mírate ahora.
- Por Dios santo, hagan algo.
- No lo hagas.
- ¡Dispárale al cerdo!
- ¡Mierda!
- Qué grave error, muchacho.
¿Qué carajos te pasa?
¿Qué estás pensando?
- ¡Sí!
- ¿Qué carajos, hombre?
Busca una cuerda o algo.
Átalo.
- Nos tomamos todo.
- ¡Mierda!
Adiós, viejo amigo.
Yo no sé, amigo.
- ¿Estás seguro de esto, Malo?
- Claro que sí.
- ¿Tienes algo que decirme también?
- A mí qué me importa.
Vámonos.
Estamos justo donde
debemos estar, amigos.
Todo es posible, ¿cierto?
Ya no lo creo.
¿Recuerdas cuando éramos niños
y jugábamos
a los policías y ladrones
en la lluvia?
Sí, y tú nunca querías ser
el policía.
Ahora sí.
Pero por las razones equivocadas.
¿Y qué carajos significa eso?
Ya no quiero hacer esto.
¿Ya no te importamos?
No, ya no me importa
hacer esta mierda.
- ¿Ah, sí?
- Sí, escuchaste bien. ¿Algún problema?
Ya cállense.
Ambos, sólo cállense, ¿quieren?
Tranquilícense.
Oye, si quieres salirte,
A.D., adelante.
No cambiará nada.
Las placas no nos han cambiado.
Seguimos iguales.
Pero placa o no placa,
esto no está bien.
Ahora eres igual a Sarcone, Malo.
Y lo raro es que te gusta.
Y este pendejo de acá quiere ser
igual que tú cuando sea grande
si tú no haces
que nos maten primero.
¿Eso es lo que piensas?
Se acabó para mí, amigo.
- Me salgo.
- ¿De verdad fue tan malo?
¿Crees que no me saldría si no?
No le prestes atención
a ese marica.
Tú lo tienes todo bajo control
como siempre. ¿O no, amigo?
Cállate, Lucas.
Tú me has estado dando órdenes
desde que éramos niños.
Y ya me cansé.
¿Qué crees que haría si supiera
que mataste a Angie?
¿Crees que Cyn te perdonaría por
haber matado a su hermano?
Ah, ¿y Sarcone?
¿Qué crees que haría él si supiera
que lo estás traicionando?
No te sientas superior a mí,
hijo de perra.
Porque tú no puedes
joderme a mí,
pero yo sí puedo joderte a ti.
Recuerda eso.
Gabriel.
¿Cómo pudo suceder esto?
Totalmente inaceptable.
Sí, sí. Lo sé, lo sé.
- Arréglalo ahora.
- Sí, eso hago.
¿Cómo pudieron robar
el hipódromo?
- ¿Para qué te pago?
- Sí, entiendo.
- Arregla esto.
- Eso hago.
Tienes dos días
para encontrar mi dinero.
Soy Lureu.
Después del tono, díganlo.
Me retiro.
- Hola.
- ¿Dónde carajos estás?
Algo muy desagradable
acaba de suceder.
Suena preocupado, Joe.
¿Has visto a tu compañero
últimamente?
- No, ¿por qué?
- Estoy en una situación muy mala.
Acaban de robarle a un asociado
nueve grandes
y eso normalmente no sucede
sin que yo lo sepa.
No sé qué carajos está pasando.
Lureu no está contestando
y no lo hallo
y ya no sé qué pensar.
Me parece que ya sabe
quién es el soplón, Joe.
- ¿Cuánto se robó?
- No lo puedo cubrir.
- Y no dije que fuera Lureu.
- Pero cree que es.
- ¿Quiere que lo busque?
- No. Si no quiere que lo encuentren,
tiene un sinnúmero de lugares
donde esconderse.
- Y eso me preocupa.
- ¿Quiere que salga a las calles,
- a revolver unas cuantas cosas?
- No. Lo que quiero que hagas
es ver a mi amigo Gabriel Baez
y quiero que lo calmes.
Sí, lo que quiera, Joe.
Que se pudra Lureu.
Te tengo a ti, ¿cierto?
Sí. Siempre podrá confiar en mí.
Muy bien.
Me llamo
Jonas Maldonado, Malo.
¿Lleva micrófono oculto,
Sr. Maldonado?
- No, señor.
- Joe habla muy bien de usted.
Gracias, señor.
Es una falta de respeto que él mande
un mensajero en su lugar.
¿No está de acuerdo,
Sr. Maldonado?
Hable, mensajero.
Cree que Joe me envió
para tranquilizarlo,
pero me envió para mentirle.
¿Y dónde está Joe,
Sr. Maldonado?
En algún lugar
contando su dinero.
Por favor elija sus próximas palabras
cuidadosamente.
Explíqueme.
Nada de lo que sucedió
fue idea mía.
¿Está a punto de admitir
que me robó?
Estuve ahí, sí, pero es Sarcone
el que lo está jodiendo.
Intenta usarme a mí,
pero yo no quiero estar en medio
cuando usted lo joda a él.
Pero sigue en alianza con él,
¿o no, Sr. Maldonado?
Ahora, ¿dónde está lo mío?
Sarcone lo tiene,
pero se lo puedo conseguir.
- Todo.
- ¿Por qué traicionaría a su patrón?
Estas son las transcripciones
de las escuchas telefónicas realizadas
por la DEA en el bar de Sarcone.
Está con el agua al cuello.
Delataría a todos
para salvarse él mismo.
Pero ellos sólo lo quieren
a usted.
Robarle sólo fue su manera de joderlo
un poco más antes de entregarlo.
¿Así que, socios?
¿Qué es lo que quiere,
Sr. Maldonado?
Quiero el asiento de Sarcone
en su mesa.
Primero mi propiedad.
Mitad del dinero y la mercancía
está con Lureu.
Esta es la dirección, llaves del auto,
y la mitad de lo suyo está ahí.
Sarcone tiene la otra mitad.
Haré que salga de donde se esconde
para que haga con él
lo que crea necesario.
Soy bastante ingenioso,
Sr. Baez.
Puede retirarse.
Quédate cerca.
DEPÓSITO MUNICIPAL POLICIAL
- ¡Hijos de puta!
- ¡Quieto!
Conduce tú.
- Joe.
- ¿Lo hallaste?
No, pero sí encontré
la mitad del dinero en su casa.
Parece que sí fue él.
- Baez va a estar cabreado.
- Sí, lo sé. Pero tranquilo.
Baez no sabe quién le robó.
Debería agradecerte por encontrar
mitad de lo suyo.
Tal vez pídale una recompensa.
Recuerde quién
le hace el favor a quién.
De acuerdo.
- Aquí Jude.
- Hola.
Agente Jude, todo parece
estar funcionando.
Sólo me hacen falta
unas cosas más.
Sabe, entiendo que quiera vengarse
por la muerte de su padre,
¿pero qué pasará después, eh?
O sea, ¿ha pensado
en respetar la placa?
¿Quizás canalizar ese dolor
para cosas buenas?
No, no he pensado en eso
últimamente.
Entonces, ¿qué va a necesitar?
¿Matar?
¿Quieres matarme?
Ni tienen los cojones para enfrentarse
hombre a hombre, ¿eh?
Ah, ¿así que ustedes
me van a asesinar?
¿Es así?
Pues, anda entonces.
¡Adelante!
Hijos de puta.
- ¿Es lo demás de mi propiedad?
- Ahí lo tiene, señor.
Tal como había dicho,
Joe llamó...
para colmo de males.
Es astuto, Sr. Maldonado.
¿Satisfecho?
Recuérdeme...
¿cuál es mi incentivo
para no dispararle
o asesinarlo ahora?
Soy astuto. Lo acaba de decir.
Joe lo subestimó.
Yo no lo haré.
Ya le he demostrado mi lealtad.
No, aún no,
pero ya lo hará.
Mierda.
¿Qué carajos está pasando?
Tranquilo.
¿De qué se trata esto?
Es una prueba.
- ¿Quién es la muchacha?
- Sé que su amigo es un problema
que Joe tolera sólo para mantenerlo
a usted cerca de él.
La verdad no sé por qué.
Pera a mí no me gustan
los problemas.
Desafortunadamente,
la muchacha estaba con su amigo
cuando fuimos por él.
Ella sólo es
una inocente transeúnte.
Ahora está tratando conmigo,
Sr. Maldonado.
Quiero que le dispare
a uno de ellos...
o mataré a ambos.
Usted elija, Sr. Maldonado.
Muy bien, empecemos.
- En fila, todos.
- Muy bien.
Aquí vamos.
Vamos, no sean niñitas.
Corran.
¿Qué tai, amigo?
Es bueno lo que estás haciendo.
Sabes, mi entrenador tenía razón.
He aprendido mucho
sobre mí mismo.
Tú también podrías hacerlo.
Debo regresar con los chicos.
Pórtate bien.
Te ves muy mal.
Sarcone está en el auto.
Estén listos.
Aquí vamos, muchachos.
¿Todavía nada de Lureu?
¿Sabes por qué
confío en ti, chico?
- Porque sabe que no lo joderé.
- Sí.
¿Cuándo fue la última vez
que vio a Baez?
No hace poco.
Tengo que ver al idiota esta noche.
Con tai que se le entregue ese dinero
dos veces al mes, ¿cierto?
Requiere de cierta persona
para hacer lo que hacemos,
de tener los cojones para ser
el tipo de hombre que somos.
Tienes que desearlo, todo.
Los buenos, los malos...
Todo eso son puras pendejadas.
Se trata de dinero, que te teman
y que te respeten.
Tal como tú,
yo siempre quise los tres.
Y como tu padre cuando...
cuando recién empezábamos.
No los pierdan de vista.
Entendido.
Cuéntame sobre cuando atracaron
al avión. Me encanta ese cuento.
¿Sobre cuando tu padre y yo
empezamos?
- Eso es.
- Tu padre y yo
íbamos por los cargamentos
de Baez en el aeropuerto JFK
y los escoltábamos por la ciudad.
Lo vigilábamos por la distribución
y colección por la ciudad,
y luego devuelta al aeropuerto JFK.
Así de fácil, 10 grandes.
Qué bien.
Sí, 10 grandes... antes de quitarle
al cargamento un poco de arriba.
Así es como construí mi imperio,
robándole droga a ese...
ya sabes, a ese idiota.
- Entonces ¿cuándo se puso mal?
- ¿Entre Baez y yo?
No, entre mi padre y usted.
Ya te conté todo lo que
necesitas saber, chico.
Pero cuénteme lo que crea
que no sepa.
Sabes...
a fin de cuentas,
tu padre tenía miedo de tomar
las decisiones difíciles,
así que tomaba
las malas decisiones.
Haz que suelte todo, Malo.
Vamos.
Siempre he hecho lo correcto
para ti, chico.
- Como un padre.
- Como un padre.
Y no te daría mi mano si creyera
que me la morderías.
Yo sólo quiero saber la verdad.
Eso es.
Yo jamás, ni por un instante,
creí que tu padre podría delatarnos,
pero los hechos están claros.
El hizo un trato con un fiscal auxiliar.
Estamos hablando de condenas serias
para todos, incluyendo para mí.
Todos pasarían vergüenza
y serían deshonrados en los periódicos.
Todo se supo un lunes por la mañana.
Teníamos que hacerlo.
¿Por qué usted?
Porque yo era su compañero.
Mi lealtad estaba a prueba.
¿Ellos o él?
¿Qué hubieras hecho tú?
Fue un miércoles.
Lo seguimos
a la isla Roosevelt y...
Todas las unidades, estén preparadas.
Una patrulla, de todas las cosas,
lo había parado.
Esperamos a que se fuera
y luego nos acercamos.
Hice que se bajara y...
Tu padre fue...
Tu padre fue...
fue un soplón.
Vayan por él cuando baje del auto.
¿Lo volvería a hacer?
Tu padre tenía miedo de tomar
las decisiones difíciles.
Hombres como nosotros existimos
para tomar esas clases de decisiones.
Así somos.
¿Puedes hacerlo?
¿Puedes tomar
esas decisiones difíciles?
Ya lo he hecho.
Vayan por él.
Vamos, vamos.
Ya me voy.
Quítame las putas manos de encima.
Hombre herido.
¿De dónde salió ese disparo?
¡Revisen los techos, ahora!
¿De dónde salió ese disparo?
Tiene que haber sido Baez.
¡Con un demonio!
¡Quiero ver a todos
allá arriba, ahora!
¡Suban a los techos,
todas las unidades!
¡Bloqueen todo!
No quiero que nadie salga de esta área,
un radio de cinco cuadras.
- ¡Muévanse todos, ahora!
- Voy a entrar.
¿Qué demonios pasó?
Quiero una patrulla allá.
Quiero otra patrulla por allá.
DEA NOMBRA NUEVO JEFE DE NUEVO
EQUIPO OPERATIVO ENCUBIERTO
Gracias por no perder las esperanzas
conmigo, Cyn.
- ¿Siempre consigue lo que quiere?
- Yo cumplí con lo mío.
Oh, ya sé lo que hizo
y sé lo que está planeando.
Con mi ayuda logró que Baez
se deshiciera de Sarcone
y ahora le toca tomar el asiento
de Sarcone en la mesa de Baez.
Muy astuto.
¿Por qué no intenta trabajar
para los buenos para variar?
Sé que puede.
Cree que me conoce.
No soy uno de los buenos.
De acuerdo,
de mitad de tiempo.
Uno de los buenos
de mitad de tiempo, o...
- o por cuenta propia.
- Por cuenta propia, ¿eh?
Si va a usar la placa,
tome la responsabilidad
que viene con ella, ¿no?
¿Quién sabe? Tal vez encuentre
un poco de dignidad también.
Agente Jude, ella es
una vieja amiga mía.
- ¿Qué tai?
- Hola.
El agente Jude trabaja
para la DEA.
Es mi nuevo jefe.
- Fue un placer.
- Igualmente.
Estaré trabajando en secreto.
¿Qué significa eso
para nosotros?
Mira...
es nuestro momento, Cyn.
Confía en mí.
Jonas.
Te amo, Cyn.