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P r e s e n t a:
Una traducción de:
Marga y CarpeDiem
¿Pero qué sabrás tú?
¡Lárgate!
Pon freno a esa jodida lengua.
Deja que hable el romano.
La Tracia y la República han
tenido muchas divergencias.
No siempre hemos sido hermanos.
Pero tenemos que dejar a un lado esos
problemas y unirnos por una causa justa.
Primero abrieron una brecha
a través de nuestra tierra
¿y ahora vienen a pedirnos ayuda?
¿A tendernos una mano?
No tiendo ninguna mano.
Estoy aquí meramente para informar.
Mitridates y sus griegos atacan por
el este, avanzando por el Mar ***.
Muy lejos de nuestros pueblos.
Cierto.
Pero los dacios se
aprovecharán de la distracción.
Sus hordas bárbaras están
concentradas al norte.
A una escasa semana de
marcha de sus pueblos.
¿Cuántos?
Miles.
Alíense con Roma.
Alístense en las tropas auxiliares
y únanse a nuestra campaña.
¿Con qué fin?... ¡¿Con qué fin?!
La victoria.
¿Y cómo se medirá?
Los dacios ya han arrasado
nuestros pueblos en el pasado.
Violado a nuestras mujeres.
Asesinado a nuestros hijos.
Y cada vez que los hemos rechazado...
sólo ha sido para verlos regresar.
Habla sin haberle preguntado, sin
embargo de su boca sale la verdad.
Si nos aliamos con Roma...
el fin debe quedar claro.
Dacios muertos.
Todos muertos.
Muertos... todos.
El Consejo ha decidido.
Vamos a la guerra.
Pediré a los dioses
que bendigan tu espada.
Si conseguimos limpiar
nuestra tierra de dacios,
no habrá motivo para empuñarla de nuevo.
¿Y qué hará mi marido sin
una espada entre las manos?
Cultivar las plantas.
Rezar a los dioses...
Hacer niños.
- ¿Dejarás de combatir?
- Para siempre.
Para estar a tu lado.
¿Y cuándo se pondrán en marcha?
Con las primeras luces del alba.
Entonces ven a la cama. Si una
noche es todo lo que nos queda...
deberemos disfrutarla al máximo.
Cuando me despierte espero
encontrar a mi mujer a mi lado.
Se ha levantado pronto para rezar.
Para que su marido se quede con ella.
Pensaba que estábamos de acuerdo.
- Lo estábamos.
- ¿Estábamos?
Esta noche he tenido
una visita de los dioses.
- Durante el sueño.
- ¿Qué te han mostrado?
A mi marido arrodillado.
Que se inclinaba ante
una gran serpiente roja.
La vida se le escapaba por las venas.
- ¿Qué significado le das?
- Una advertencia.
Si vas a la guerra...
tu destino estará hecho de
cosas grandes y desgraciadas.
Los dacios veneran al
lobo de las montañas.
No tienen ninguna fe en las serpientes.
Sólo era un sueño.
- ¿Y si no lo fuese?
- He dado mi palabra a Sura.
Sangre y honor.
Es un ejemplo para los hombres.
Nada me impedirá volver a tus brazos.
Ni los dacios ni los romanos.
Ni siquiera los dioses.
Las noches están volviéndose más frías.
¿Qué voy a hacer sin ti en nuestra cama?
Levántate el vestido.
Mantenlo cerca de los muslos.
El pensamiento lo recalentará.
Mataremos a todos.
Por ti.
Mantengan la posición.
Violaremos a sus mujeres...
Los barreremos a todos.
¿Dónde mierda están esos romanos?
No muestren ninguna piedad
a esos hijos de puta.
Romanos... al ataque.
¿Dónde andaban?
Un poco tarde.
Sólo son un estorbo.
- La mierda tiene mejor sabor.
- Cocino lo que nos dan, Drenis.
Nosotros comemos esta porquería
mientras los romanos festejan con carne.
Somos los últimos en comer. Los
últimos a la hora de dividirse el botín.
Pero somos siempre los primeros
a los que envían a la batalla
contra estos bárbaros hijos de Troya.
Quizá si el Legado Glaber pudiese
dejar el calor de su bella tienda
descubriría que sus perros han
vuelto a su naturaleza salvaje.
¿Alguna cosa que añadir, hombrecito?
- Una palabra.
- ¿Y qué palabra?
La que le di a los romanos. Y mi
cuerpo y mi sangre unidos a ella.
Lo hemos hecho todo, para
rechazar a los dacios.
- Podemos defender nuestras tierras.
- Hemos dado nuestra palabra.
En mi pueblo, una cosa dicha
está anclada al significado.
¿En tu pueblo?
¿Y por eso estás aquí?
¿Para defender a tu pueblo?
O quizá estás intentando
impresionar a un
buen par de tetas con
historias de guerra.
He dado en el blanco ¿no?
Palabra de honor que
esta es una gran mierda.
Al final todo se reduce a un
par de tetas y a una fiesta...
El Legado necesita voluntarios
para un reconocimiento
más allá de la primera línea.
¡Tú!
Informe táctico al alba,
o bien no habrá raciones.
Sería suficiente decir por favor.
Más tarde terminaremos esta discusión.
¿Y si morimos?
Entonces seré capaz de encontrarte y
arrancarte el trasero
incluso en el más allá.
- Ilithya.
- ¿Y si hubiese sido un asesino?
Ahora sería una viuda.
¿Cuánto tiempo debo mantener el
luto antes de poder responder?
Has trasgredido la ley.
Las mujeres no pueden estar
en el interior del campamento.
- He sido discreta.
- ¿Tú?
Tus hombres me han ayudado
a pasar los centinelas.
Después de haberles amenazado con
correr desnuda por todo el campamento
gritando que habían puesto sus
manos sobre la mujer del Legado.
¿Tu padre sabe que estás en Tracia?
Por favor. Está demasiado
ocupado discutiendo
con los otros cadáveres del Senado.
Creo que aún sigue
en la ciudad de Capua.
Demasiado seco. La capacidad
cerebral no dura para siempre ¿verdad?
- Tendrías que haberme escrito.
- Me hubieses dicho que no viniese.
- Estoy en mitad de una guerra.
- Te he traído un regalo.
- Una cosita que te recuerde a Roma.
- ¿Vino especiado?
Deja que te llene la copa,
y me hablas de tu guerrita.
Hay poco que decir.
Mitridates y su ejército de griegos,
acosan a las legiones al
este, cerca del Mar ***.
Y yo en cambio estoy aquí para
proteger el confín norte de
una tierra de mierda, azotada
por unos toscos bárbaros.
¿Mitridates?
Una victoria contra él pondrá tu
nombre en boca de todos los romanos.
Cotta dirige el asalto.
- Te roba la corona que te pertenece.
- Es el Cónsul, robar es su privilegio.
Mi padre se va a decepcionar.
Te colocó en este carga
para poder brillar.
- Y en cambio aquí estás, oscurecido.
- Hago lo que puedo.
¿De verdad?
Quisiera que volvieses a casa conmigo.
Mi padre está planificando un día
entero de espectáculos y gladiadores.
En Capua no se habla de otra cosa.
No me había dado cuenta de
que se avecinan las elecciones.
¿No es demasiado pronto
para hacer campaña electoral?
Si las cosas van mejor
podrías estar a su lado.
Sí.
Tanta seriedad. Es malo para la moral.
Ven.
Todavía no has probado tu regalo.
Estamos desmontando el campamento.
Frocetti está asustado, huye con
la mierda pegada a las nalgas.
El retirarse les añadirá
otra montaña, hacia el norte.
Las antorchas se dirigen
directamente al oeste.
¿Oeste?
Están girando para poder atacar
a los pueblos bajo el paso.
Nuestros pueblos.
Brutos, bastardos viciosos.
Si evitamos la montaña
pasaremos desde aquí,
necesitan cuatro días como máximo
para alcanzar los pueblos de más abajo.
Comida, reservas y mujeres.
Todo indefenso.
Es fácil perderse en
la montaña por la noche.
Quizá debamos decírselo
a los romanos para
que evalúen la situación correctamente.
Díselo a los mismos dioses y
tendremos la misma historia.
Descartado.
Si nos ponemos en
marcha hacia el mediodía.
¡Descartado!
- Los bárbaros se dirigen al oeste.
- Eso parece.
Aún más lejos de
Mitridates y los griegos.
Y de la gloria que mereces.
Vuelve a Capua.
¿Y mi padre?
¿Cómo juzgará al hombre al que
ha bendecido con su única hija?
Un coloso que se alza
sobre los enemigos de Roma.
Pomposo arrogante y maricón romano.
No ha hecho otra cosa
que llamarte embustero.
- ¿Cómo lo sabes?
- Lo he sentido aquí dentro.
¿Perderse entre las montañas?
¿Es que hablaba con niños?
No, me refiero a lo de los niños.
¿Cómo sabes que le gustan los niños?
¿Además de para hacer unas risas?
En efecto, siento cosquillas
en el fondo de la garganta.
Sería una putada que Glaber
nos hubiese ido ir a la fuerza.
A la mierda con el Legado. Si quiere
enviar a sus hombres que lo haga.
No cambiará la dirección de los dacios.
Glaber es de la especie de
locos más peligrosa de todos.
Los que tienen título.
Es cierto. Pero puede que tenga
más juicio cuando se trata de vino.
¿Le has robado el vino?
Lo he tomado prestado. Tengo intención
de devolvérselo todo dentro de poco.
- Levántense.
- Jódele a tu madre.
Los romanos han tocado a reunión.
- A la mierda los romanos
y todos sus jodidos cuernos.
- ¡Levántate! ¡Vamos!
- Qué mierda...
El Legado ha recobrado la razón.
¿Queda un poco de vino?
- Está todo en tu estómago.
- Podré devolvérselo todo en breve.
¿Están muy lejos las montañas
que hay que atravesar?
Tres días a pie. Si marchamos con tesón.
Un trago aumentaría mi determinación.
Mi pueblo está en el único
camino que lleva hacia el oeste,
mi vino es tuyo después
de lo que hemos...
¿Ovest?
Marchamos hacia el este para
enfrentarnos a Mitridates.
Byza... ¿El Legado ha mandado a
sus hombres a explorar el frente?
Cómo mierda voy a saberlo.
He estado soñando con
sus jodidos cuernos,
nuestro perro romano ladra y sus
dioses me cagan por todos los lados.
Bienvenido a la tropa
auxiliar del imbécil.
¿Puedo decirte dos palabras, Legado?
¡Fórmense! Nos dirigimos hacia el este.
¿No querrá decir el oeste,
visto que los dacios avanzan?
Mitridates y los griegos
son un asunto urgente.
Ustedes son aliados de Roma.
Yo soy su cuerpo y voz.
Marchamos hacia el
este, hacia el Mar ***.
Formen.
¡Que formen!
¡No!
¿Osas desobedecer una
orden de tu Legado?
He dado mi palabra de
defenderlos contra los dacios.
No de marchar hacia el este
para atacar a Mitridates.
¡Marcarán en la dirección
que se les ordene!
¡Mátenlos!
¡Esperen, esperen!
¡Huye el tribuno!
¿Qué has hecho estúpido
pedazo de mierda?
He hecho lo que tenía que hacer.
Divídanse y marche
cada uno por su camino.
Hacia el oeste si su vida
está ahí, de lo contrario...
me importa una mierda.
¿Y el Legado?
Déjenlo en el fango.
La aldea.
Tenemos que irnos.
Ahora.
No nos han seguido.
¿Estás bien?
Nunca debí haberme ido.
Habías dado tu palabra.
Es culpa de los romanos que
no han mantenido la suya.
- Estás herido.
- No es nada.
- Déjame ver.
- Sura...
¡Déjame verte!
- Tus discursos dan confianza.
- Ya deberías estar habituado.
Estoy bien.
Claro que sí. Quédate quieto.
¿Ha funcionado, verdad?
El pueblo.
Todos a los que conocíamos.
Vayamos al sur.
Una vez allí encontraremos gente.
Los dacios no se aventurarán tan lejos.
No si esto conlleva el
riesgo de decimar sus filas.
¿Y los romanos?
Va hacia el este a
enfrentarse con Mitridates.
Y queda el sur.
Ojalá hubiese sido yo 1.000 hombres.
Has hecho lo que has podido.
Has regresado.
Por mí.
Sabiendo que podía
haberte costado la vida.
No hay vida sin ti.
Hay un Tribuno muerto
Una vez que las tropas
auxiliares han desertado. Ahora
tengo la orden de reunir
a todos tus hombres.
Yo soy el responsable de mis acciones.
- Pero mi mujer
- Está condenada a la esclavitud.
Gracias a su marido.
No... No. ¡No!
La sombra de Roma es amplia.
Y tú, tracio, morirás bajo ella.
Qué amable de tu parte
el unirte a nosotros.
Durante un tiempo
pensamos que habías muerto.
Hedor de muerte.
Mierda
Vayan despacio
¡Despacio!
Has estado inconsciente durante un día.
¿Estamos en el mar?
En el Adriático.
Directos a Capua.
Sura.
¿Tu esposa?
Los romanos la han apresado.
Ahora es mejor que la olvides.
¿Y si hubiese sido un asesino?
Mi padre está en la
ciudad. Volverá pronto.
¿Muy pronto?
No está muy contento contigo.
¿Y su hija?
Le falta su marido.
Pero le preocupa que tu regreso
haya sido demasiado rápido.
¿Los juegos que patrocina
tu padre para los de Capua
Se inician mañana.
¿Esta noche es el banquete?
¿No estás en la ciudad por eso?
Les diré unas palabras.
Se necesitarán más de unas
para reconquistar sus favores.
La cámara del Senado esta
llena de murmuraciones sobre tu
regreso anticipado.
Las aclamaciones de la multitud
pondrán freno a sus lenguas.
¿Aclamaciones? ¿Cómo conseguirás
aclamaciones sin una Victoria?
Dándoles algo que muy pocos han visto.
Sangre tracia
vertida en la arena.
Ganar el corazón de la gente
y el Senado implorará ir detrás.
¡Fuera de mi vista!
¡Malditas zorras inútiles!
Debería venderlas todas a las minas.
Ha regresado mi padre.
Y de un humor magnífico.
- Si se niega a oír mis intenciones
- No niega nada a su hija
cuando ella se lo
pide con ojos llorosos.
Queridos ciudadanos de Capua.
Invitados de honor.
Tengo una deuda de
gratitud con ustedes, porque
participan en la celebración
de la familia Albinius.
¡Albinius! ¡Albinius!
Su presencia honra la
memoria de mis antepasados.
que se han ido demasiado
pronto del reino de los vivos,
y nos da la alegría de una hija
todavía llena de vida.
Les devuelvo su amabilidad
con el don del agua
traída de Roma donde los dioses han
intervenido para evitar la sequía
y dones de sangre.
Que verán vertida en la arena.
Quintus Lentulus Batiatus, adelántate.
Presenta a tus gladiadores.
En honor al senador
Albinius y al pueblo de Capua
les presento a Barca,
la bestia de Cartago.
Pero aún su ferocidad palidece
frente a la del tigre de la arena,
el dios de la sangre
y de la arena, Crixus.
Aún imbatido.
Muchas gracias a Batiatus.
Y ahora...
Marcus Decius Solonius y su oferta.
En honor al Senador
Abinius y al pueblo de Capua
traigo a 6 de mis mejores hombres.
Ante ustedes, Arkadios
el látigo de Atenas.
Hijo puta de la mierda.
Es una afrenta para los del oficio.
- ¿Una afrenta?
- ¿No estás de acuerdo?
Deja que pase.
Somos huéspedes del senador.
Que nos ha invitado a
sentarnos mañana en el palco.
Escaso consuelo.
Sólo ha escogido a dos de mis hombres
para combatir en los juegos de mañana.
mientras que Solonius
tendrá media docena.
Ese hombre tiene los dedo en
todos los agujeros de los culos.
Los mueve y todos cagando oro.
Muchas gracias a Salonium.
Pero agua y juegos son un
escaso alago para la ciudad,
en la que ha nacido la
familia de los Albinius.
Merece más.
Y los dioses han considerado justo el
concedérselo en la forma
del marido de mi hija.
El Legado Claudius Glaber.
Que ha regresado hace
poco de la salvaje Tracia.
Más regalos para el pueblo de Capua.
Seis chacales tracios.
Desertores de la guerra
contra los bárbaros dacios.
Para ser ajusticiados por la espada
en los juegos de mañana.
¿Bien?
Ha sido bien acogido.
Si vuelve a pedir un favor
para él ignoraré tus lágrimas.
Bien, ahora, más música y más bebida.
¿Tracios?
Entre los animales y las
míseras ofertad de Solonius
todo esto es una
ofensa, según mi opinión.
Glaber ha hablado de ejecuciones,
quizá podamos darle a
nuestros hombres para hacerlo.
El encargo ya está asignado.
Bien Solonius. Sólo
admiraba tu mercancía.
Y yo la tuya.
Me siento alagada.
Lo agradezco.
Me alegra haberte visto
de nuevo, viejo amigo.
Durante un tiempo temé
que les hubiesen excluido.
Los juegos sin Batiatus
son como un cielo sin sol.
Crixus y Barca. No están mal.
Hemos de suministrar una buena
diversión en la batalla más importante.
Me llama el senador. Si mañana no
nos vemos en los juegos, Lucrecia
Es improbable, estamos invitados
a sentarnos en el palco.
¿En el palco? ¿Con el
senador? ¡Qué gran honor!
Allí disfrutaré de tu compañía.
Algún día veré como le
sacan el corazón del pecho.
Y yo llevaré el puñal.
Jamás había contemplado
sexo de este tipo.
Y no volverá a suceder.
La multitud agradece tus regalos.
Como todos nosotros.
He dejado para el final
lo que es digno de nota.
¿Estás preparado sucio tracio?
El ***óstico parece estar en tu contra.
Este tracio ha causado un
gran daño a Roma, padre.
Su cobardía causó una deserción en masa.
¿El que pague con la
vida no es suficiente?
Debe ser humillado con
un castigo ejemplar.
Solonius ha sido muy
amable al ofrecernos
sus servicios para este número.
Da la señal.
- Una afrenta.
- Silencio.
Matarlos a todos.
¡Mátalo! ¡Mátalo! ¡Mátalo!
¡Mátalo! ¡Mátalo! ¡Mátalo!
¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón!
¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón!
Bueno, esto presenta dificultades.
La condena a muerte permanece.
Sin embargo, el desafiar los
deseos de la gente... ¿es prudente?
Incluso para un senador.
Si ha hecho un mal, no
acepto el verlo liberado.
Quizá haya una solución.
Si deseas tenerla en
consideración, Legado.
El tracio ha demostrado
prometer en la arena,
incluso contra los animales
inferiores de Solonius.
Mañana me llegará una
nueva partida de reclutas.
Podría comprar a este
hombre y le adiestraría
en las artes de los
gladiadores en mi gimnasio.
Dudo que en su situación
sobreviva hasta el cuarto de luna.
Seremos clementes.
De esta manera, obtendrá
el favor que buscan.
¿Cómo se llama el hombre?
Nunca me he molestado en preguntar.
El modo en el que combate...
Como el rey tracio más legendario.
Se llamaba Spartacus.
Pueblo de Capua.
Este hombre...
Este Spartacus que ha sido
a prueba en la arena...
Por esto el Legado Claudius
Glaber y yo le concedemos...
la vida.
¡Spartacus! ¡Spartacus! ¡Spartacus!
¡Spartacus! ¡Spartacus! ¡Spartacus!