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HORAS DESESPERADAS
COMEDOR DE OFICIALES
BASE NAVAL DE LA ISLA FORD
PEARL HARBOR
6 DE DICIEMBRE DE 1941
BAILE
Liz Eddington está como una cuba.
- ¿Dónde está?
- Allí.
¿Te lo pasas bien?
Voy a detener esto.
- Paul Eddington ha de ocuparse de ella.
- No puede.
Está en alta mar de prácticas de tiro.
Toquen otra cosa, por favor.
- Menos mal que han parado.
- ¿Por qué han parado?
- Venga, la función ha terminado.
- No me quiero ir.
- Vamos.
- ¡No quiero!
Típico antro de la Armada.
Vámonos de aquí.
- Deberíamos llevarla a casa.
- Mac...
- Un último baile.
- No deberíamos dejarla...
Está con un oficial.
¿Y qué pasa con su marido
que está de servicio?
Eddington conoce muy bien a Liz.
Si él lo aguanta, no es asunto nuestro.
- Te quiero.
- ¿Cómo?
- He dicho que te quiero.
- ¿Por qué?
No importa.
Si ya te has tranquilizado,
podemos irnos.
Ahora no sé si quiero irme.
Tienes servicio mañana
por la mañana, muy temprano.
- Teniente J. G. McConnel.
- ¿Sí, señorita?
Tienes que jugar a ser
capitán de tu barco a las 6:00.
¡Liz!
Venga, entra. ¡Está muy buena!
¡Venga!
Estoy despierto, Leary.
Dígale al segundo oficial
que desayune conmigo en mi camarote.
¿Leary?
Vaya.
- Entonces, beicon y huevos fritos.
- Sí, señor.
CAPITÁN
¡Eddington!
Paul, despierte.
Por si se le ha olvidado,
las prácticas de tiro son a las 8:30.
¿Por qué no me sanciona?
Porque su expediente
ya presenta un aspecto lamentable.
Una mancha más y su carrera
en la Armada habrá terminado.
Así tendría que ser.
Tendrían que expulsarme.
Me he quedado obsoleto
como este viejo crucero.
Los dos sabemos
lo que le carcome, Paul.
Eso no puede borrarse con la bebida.
- ¿Qué sabrá usted de todo eso?
- Lo intenté una vez.
¿Usted? ¿El duro de Rock?
No puedo creerlo.
No me obligue
a ponerme severo. Decídase.
En marcha o se va con sus problemas
a otra parte. He de gobernar una nave.
Voy a pedir el traslado.
Ya lo pidió una vez,
en la aviación de Marina.
- Puede que no le den otra oportunidad.
- No me importa.
Eso no era precisamente
lo que esperaba oír.
Lo siento, Rock.
Está bien.
Si puede sujetar una cuchilla,
aféitese antes de subir a cubierta.
Sí, padre Torrey.
¡Menudo holgazán está hecho!
- Vale ya.
- ¡Llévame a casa!
Venga, quiero darme un baño.
Buenos días, señor.
Si el capitán estuviera a bordo,
¿se vestiría así?
Supongo que no, señor.
Entonces, póngase el uniforme.
Ni que fuéramos piratas.
A la orden, Sr. McConnel.
Vale, 15-2, 15-4...
Doble escalera de ochos al 12.
- ¿Algo que destacar?
- Una escalera de tres.
- Los portaaviones partieron el viernes.
- ¿Hacia dónde?
Hacia el Sur. A Lahaina Roads, quizá.
Despacho descodificado
de la Frontera Marítima de Hawai.
Déselo al capitán,
el teniente J. G. McConnel.
- ¿Siguen la diversión y los juegos?
- No.
El destructor Ward
lanzó cargas de profundidad
a un submarino
dentro del área marítima de defensa.
A alguno le va a caer un buen paquete
por atacar a uno de los nuestros.
Comience a navegar
en zigzag, comandante.
- Refuerce la guardia.
- A la orden, señor.
- Buenos días, capitán.
- ¿Cómo está usted en un día así?
Espléndidamente, gracias, señor.
¿A qué se debe la alarma?
El Ward lanzó cargas
a lo que creía que era un submarino
a 15 millas de aquí, junto a la boya.
Otra pobre ballena que se ha perdido.
Señor, ¿buscamos sólo submarinos
o también aviones?
Cualquiera de los dos.
Pues hay una formación
al norte de la isla, señor.
Los pilotos han madrugado
para las maniobras.
Un punto de encuentro muy extraño.
¿Por qué no están en Diamond Head?
También hay otra formación
sobre Diamond Head.
No me gusta, Paul.
Toque zafarrancho de combate.
- Avise de que no es un simulacro.
- Sí, señor.
No es un simulacro.
Zafarrancho de combate.
Todos a sus puestos.
A cubierta.
Atención a los colores.
Puente, a sus órdenes.
¿Sr. McConnel?
- McConnel.
- Recibimos unas señales muy raras.
Parecen dos pilotos japoneses.
- ¡"Japos"!
- ¿Cómo?
¡"Japos"!
¡Dios mío, los "japos"! ¡Vamos!
Señal de emergencia
de la torre del arsenal.
¿Sala de máquinas? Calderas a máxima
presión. Preparados para zarpar.
- Informe en cinco minutos.
- En marcha todas las calderas.
Desconectar sistema de evaluación.
Abrir válvulas de control.
Separar turbinas eléctricas.
¡Zafarrancho de combate!
¡A sus puestos!
- Quoddy.
- Sí, señor.
- ¿Nos sacará de aquí?
- Usted lo ha dicho, Sr. McConnel.
- Hay que esperar al capitán.
- Que le den.
- Velocidad de 20 nudos.
- A la orden, señor.
- ¿Cruzar el puerto a 20 nudos?
- Ya lo ha oído.
Sáquenlo. Ya tiene suficiente
para moverse y sigue aumentando.
Quoddy, timón a 10 grados.
Rumbo 1-2-0.
- Son el capitán Harding y el segundo.
- ¡Reduzcan la marcha!
A esta velocidad
tardaríamos 20 minutos en parar.
¿Alguien puede ver algo a popa?
¡Vamos a subir! ¡Deténganse!
¡Si alguien ve algo, le garantizo
que será lo último que vea!
¡A toda máquina, Mac!
Páseme todos los mensajes que lleguen.
¿Cuántas naves han contestado
a la señal de emergencia?
El destructor Cassiday
está en marcha.
El Harkness, el Ballard,
los cruceros Greely y el Jackson...
¿Y los acorazados?
Ninguno, señor.
- ¿De los nueve acorazados?
- Ninguno, señor.
Informan de observación
que un destructor está saliendo.
Paul, que todas las naves
que salgan formen con nosotros.
A la orden, señor.
- No es posible.
- Así nos ha informado el capitán Torrey.
Tres cruceros ligeros, ocho destructores
y el crucero pesado del capitán Torrey.
- Ninguno de ellos lleva radar.
- 12 naves sin orientación.
Caballeros, denme sus opiniones.
Hay que colocarlos en posición
para rechazar una invasión.
- ¿Esperar, almirante Broderick?
- No tenemos alternativa.
Buscarlos y destruirlos, si fuera posible.
¿Qué pueden hacer 12 naves
contra toda la flota nipona?
Sería un gesto inútil.
Nos daría tiempo para traer
a los portaaviones a la zona de combate.
¿Y si Torrey no puede localizar
a la flota japonesa?
No dispone de radar
ni de aviones de reconocimiento.
Es un gran riesgo
dejar nuestras costas desprotegidas.
- Reitero que deberíamos esperar.
- Gracias, almirante Broderick.
Ordene al capitán Torrey que asuma
el mando de su grupo de combate
y que busque y ataque
al enemigo si fuera posible.
- ¿Resueltos sus problemas personales?
- Digamos que se han minimizado.
Un parte del Centro Naval
de Operaciones.
- ¿Burke?
- Del comandante en jefe.
"Se cree que los japoneses
se han retirado para repostar.
Diríjanse a latitud 18 norte,
longitud 162 oeste.
Busquen y ataquen al enemigo.
Que Dios los proteja".
- ¡Vaya!
- ¡Vaya!
Quiero saber de cuánto
combustible disponemos.
Aunque vaya en contra de las órdenes
usar la radio, pida un petrolero.
- Después de calcular nuestra posición.
- A la orden, señor.
Va a ser difícil sacar
un petrolero de Pearl Harbor.
Si no es así, mañana bombearemos aire
en el motor en vez de combustible.
Señor, el vigía de estribor
divisa un barco a proa.
Cree que es un petrolero.
Navega muy erguido.
Eso es que va vacío.
Vuelve a casa, aunque puede
que le alcance antes un submarino.
A esta velocidad,
haremos lo mismo en diez horas.
Desaceleremos
para ahorrar combustible.
¿A 10 nudos?
Nunca encontraríamos a los "japos".
- Si no fuéramos en zigzag...
- Sería una invitación a los submarinos.
Puede que haya submarinos
y puede que no.
Si los hay como si no,
si navegáramos en línea recta,
dispondríamos de seis horas más.
Volvamos a nuestro rumbo original.
- Enderécenos, comandante Burke.
- A la orden, señor.
Acaba de echar
el reglamento por la borda.
¿Cuánto tiempo va a seguir
Torrey apretando?
No hay suficiente combustible
para seguir así.
Cuando parece que no le quedan
recursos, siempre sale con algo.
- ¿De qué lo conoces?
- Era instructor en la Academia.
Le Ilamábamos la Roca.
Daba muchísimo miedo.
Su vida es la Armada
y nada más que la Armada.
Nunca salía de la Academia,
como si no tuviera adónde ir.
El sónar ha contactado con algo
en 0-2-0 a 2.000 y acercándose.
Aumente a 20 nudos.
Preparados para emergencia.
Cierren puertas estancas.
- Que el sónar siga informando.
- 1.800 y aproximándose.
- ¿Cline? ¿Estás en la estación?
- ¡Aquí estoy!
Informa al buque insignia
que vamos a atacar.
El Cassiday informa
de que ha detectado un submarino.
- Que todos vuelvan a zigzaguear.
- A la orden, señor.
- 0-1-5, señor.
- Preparados para soltar las cargas.
Popa, suelte la primera.
Suelte la segunda.
Ya han comenzado, señor.
¡Le han dado al crucero!
- Quiero un informe de los daños.
- El barco va a la deriva.
- No contestan desde el centro del barco.
- ¿Bajo yo, señor?
- Comuníqueme los daños.
- Ese brazo está roto.
- ¿Qué ocurre?
- Se ha atascado la puerta.
Comunique a Pearl Harbor
que nos han alcanzado dos torpedos.
- Y que se desconocen los daños.
- ¿Y la orden de no usar la radio?
Burke, ¿no cree que los japoneses
ya saben dónde estamos?
A la orden, señor.
La puerta va a saltar. ¡Apártense!
Griggs, baje los colchones.
Preparados
para lanzar una segunda tanda.
Que los destructores vuelvan a Pearl
Harbor a toda máquina y zigzagueando.
- El Cassiday le ha dado al submarino.
- ¡Espere!
Ordene que todos vuelvan
a 20 nudos, excepto el Cassiday.
Que esté preparado por si tuviéramos
que abandonar el barco.
Ya está.
- Informe del comandante Eddington.
- Cuénteme la situación.
Dice que esta vieja bañera
permanecerá a flote.
- Descanse.
- Gracias, señor.
Déme el parte completo.
Hemos apagado el fuego
donde nos alcanzó el primer torpedo
y hemos taponado
la vía de agua en la sección 26.
El comandante Eddington me ordenó
que le dijera al viejo... perdón, al capitán,
que será mejor
que vengan a remolcarnos.
Si me permite, le diré que
el comandante Eddington es puro nervio.
- ¿Cuántas bajas hay?
- Unos 40 hombres quedaron atrapados.
- 40 hombres, puede que más.
- El Cassiday se acerca, señor.
Ocúpese de este chico.
Buen trabajo, Harding. Lo ha hecho
muy bien con ese submarino.
Gracias, señor,
pero no soy el comandante Harding.
- ¿Dónde está el comandante?
- En tierra, señor.
- ¿Quién está al mando?
- Yo, señor, el teniente McConnel.
¿Es usted subteniente?
Soy William McConnel,
de la promoción del 38.
- ¿Puede remolcarnos?
- Sí puedo, señor.
¿Puede pasarnos bombas portátiles?
Sí puedo, señor.
Pues adelante.
Sí puedo.
Viejo Rock, creo que
nos hemos metido en otra guerra,
una colosal y despiadada guerra naval.
Eso es lo que parece,
comandante Eddington.
Capitán Torrey,
el almirante quiere verle.
Gracias.
- Tome asiento, por favor.
- Gracias, señor.
No sabía que estaba herido.
Es sólo una fractura.
No impedirá que cumpla con mi deber.
Su expediente es magnífico,
capitán Torrey.
- Gracias, señor.
- Ahórrese los agradecimientos.
He de relevarle del mando hasta
que se presente ante un tribunal militar.
No lo entiendo.
No navegaba en zigzag
cuando le alcanzó el torpedo.
Quería ahorrar combustible, señor.
Si no tenía suficiente combustible,
¿por qué no volvió?
Mi misión consistía en atacar
a un enemigo muy superior a nosotros.
Eso sólo se interpreta de una manera:
Mi escuadrón era prescindible.
Dudo que eso lo acepte
un tribunal militar.
Se ha quedado entre una Armada
en tiempo de paz y otra en guerra.
Muy pronto harán almirantes
de capitanes valerosos.
Como están reaccionando a lo de Pearl
Harbor, el castigo está a la orden del día.
No tendrá que acatar
lo que decida ese tribunal.
Puede solicitar un consejo de guerra,
un par de abogados e impugnar.
Eso no lo haré, señor.
- ¿Por qué no?
- Soy de la segunda promoción.
Entiendo.
Tampoco yo voy a solicitar un consejo
de guerra, y he perdido la flota.
Aceptaremos lo que nos ofrezcan.
Espero que sea una labor útil.
Sí, señor.
- Buena suerte.
- Para usted también, señor.
Si no está aquí, puede que siga vivo.
Debe de haber un error. Era muy listo...
Peine, polvera...
- No puede haberse perdido el niño...
- Dos anillos, bolso.
- Quizá la policía sepa dónde está.
- Firme aquí.
Era mi único hijo. Le quería muchísimo.
- ¿No va a ayudarme?
- Venga por aquí para identificarla.
- Vuelva a la policía.
- Ayúdeme.
- Señora...
- Era solamente un niño.
¡Usted no tiene hijos!
¿Qué ha decidido?
¿Qué va a hacer?
- Enviaré a alguien.
- Gracias.
¿Y el hombre que entró con ella?
Las Fuerzas Aéreas solicitaron
el cadáver hace un par de días.
LAGUNA AZUL
...un nombre muy bonito.
- ¿Llevas mucho tiempo aquí?
- Soy de Hawai.
- Me gusta Hawai.
- A mí también.
- ¿Dónde está mi copa?
- Te pondré una.
- Gracias.
- Bourbon.
- Sólo servimos cerveza.
- Entonces, cerveza.
- ¿Por qué la Aviación sí bebe bourbon?
- Se trajeron la botella.
¿Está seco, comandante?
Deje que le endulce la cerveza.
Hay que compartir.
Todos estamos en la misma guerra.
¿Un poco más?
Está bien... ¿Qué tal ahora?
¿Quiere acompañarnos? Sólo hay
dos chavalas, pero podemos compartir...
Que venga la policía al Laguna Azul.
Adelante.
Tengo noticias
del comandante Eddington.
- ¿Qué sucede?
- Está en el calabozo de Honolulu.
- ¿En el calabozo?
- Eso he dicho, señor.
¿Se puede ocupar
de que empaqueten mi ropa
y la envíen
a la residencia de oficiales solteros?
Sí, señor. Permita que le ayude.
- ¿Eso es todo, señor?
- Llevo poco equipaje.
Bueno, comandante Burke...
Oh, señor...
- Adiós, señor.
- Adiós.
Se le deja en libertad
bajo la custodia del capitán, señor.
Sargento.
Esto es suyo, señor.
Le acompañaré al barco de guardia.
Me han relevado del mando.
¡Cabrones!
Lamento lo de su esposa.
Se ha metido en un buen lío.
Una pelea en público.
Qué importa.
Un nuevo crucero antiaéreo
que va a reunirse con Halsey.
Es espléndido.
Un buque rápido en busca del enemigo.
Una situación deplorable,
comandante Eddington.
Deplorable.
No se mueva.
Bien. Venga conmigo, capitán.
Lléveselas al Dr. Lyons
cuando estén listas.
- ¿Doctor?
- Sí.
La fractura se produjo hace tres meses.
Enseguida tendrá las placas.
Gracias. Siéntese, capitán.
CAPITÁN R. W. TORREY
COMANDANTE E. T. POWELL
Un sonido muy agradable
para despertarse.
- ¿Cuál es el secreto de Vicki Marlowe?
- No lo que dice aquí.
Su secreto es que gana
medio millón de dólares al año
y sigue recibiendo mi limosna
en mis precarias circunstancias actuales.
Bueno, sea como sea...
Tengo la satisfacción de que
todas sus películas han sido un fiasco
desde que dejé de escribirlas.
Rockwell, amigo, nunca, repito,
nunca te cases con una actriz de cine.
- Tú te casaste con tres.
- Es como comer cacahuetes.
Cuando empiezas, no puedes parar.
¡Qué te parece!
Enhorabuena, de nuevo dos manos.
- ¿Lo celebramos?
- ¿Cómo?
Hay una fiesta
en una casa en Moanalua.
No, no estoy para fiestas.
Los agentes especiales, ¿cuándo hacéis
lo que se supone que tenéis que hacer?
Duermes todo el día
y vas a fiestas por la noche.
Los civiles necesitamos más diversión
que los viejos lobos de mar.
Algo que tú podrías aplicarte.
Ya es hora de que pongas los pies
en la tierra y mires a tu alrededor.
Te sorprenderías de los cambios
de los últimos 100 años.
Has de saber que las mujeres
fuman cigarrillos, beben güisqui,
y se mueven
con una gracia endiablada.
- Qué gracioso.
- Vamos, Rock...
No, gracias.
- Está bien.
- ¿Cómo?
Quizá tengas razón.
Tengo que hacer algo que no sea estar
sentado y contar las manchas de tinta.
¿Quién es el anfitrión?
¿Quién sabe? Algún millonario
del negocio de la piña.
¿Estás invitado?
Quizá no, pero todos los marineros
son iguales. Dame tu gorra.
¡Egan Powell!
Le voy a presentar al capitán Torrey.
Ésta es la señora...
- Déjeme pensar...
- Henderson.
¿Cómo está usted?
Sígueme.
Hola, Paula.
Vaya... Muchas gracias.
Vamos para allá.
Es muy importante relajarse, amigo.
- Paul, ¿cómo estás?
- Hola, Egan.
- ¿No me vas a presentar?
- Gaby, éste es Egan.
- ¿Cómo está usted?
- ¿Me permite?
Sujeta esto.
- ¿Se lo pasa bien, capitán Torrey?
- Sí, gracias. La fiesta está muy bien.
- ¿Eso cree?
- Es genial.
Gracias.
- Qué extraño.
- ¿Qué es extraño?
No es extraño, es sólo que usted
no se parece en nada a su hijo.
- ¿Mi hijo?
- El alférez Jere Torrey.
Dice que su padre es capitán,
así que supuse que era usted.
Así se Ilama mi hijo: Jeremiah. Jere.
Sale con mi compañera de cuarto.
La verdad es que estoy algo preocupada.
Ella es una ingenua de Vermont
y él un adulador de Harvard.
Creo que está a punto de enamorarse.
Eso es lo que me preocupa.
- No pasará nada, ¿verdad?
- Eso espero.
No me tranquiliza mucho.
- ¿Cómo va su brazo?
- ¿Cómo dice?
- ¡Su brazo!
- Oh, está... bien.
Soy la enfermera Haynes.
Hoy le he hecho las radiografías.
- ¡Lo siento!
- Gracias por no reconocerme.
Me he esforzado
por no parecer una enfermera.
No se preocupe por su hijo. Seguro
que es un hombre hecho y derecho.
No quisiera mentirle, Srta. Haynes.
No conozco a mi hijo.
Me divorcié hace muchos años.
Creció con su madre y con su familia.
Ni siquiera sabía
que estaba en la Armada.
Vaya...
Aunque quisiera,
no le haré más preguntas.
Siento tener que dejarle,
pero he de volver al hospital.
Y yo quiero irme de aquí.
¿Cogemos un taxi juntos?
Yo le llevo. El jardinero
de mi casero me ha dejado su coche.
Gracias, Srta. Haynes.
Llámame Maggie...
si no quieres ser tan formal.
Te agradezco el ofrecimiento.
No esperes mucho para Ilamarme.
Mi unidad partirá pronto.
- Capitán.
- Maggie.
ESCUADRONES DE TORPEDEROS
HONOLULU
- ¿Alférez Torrey?
- No, señor.
Su oficial de guardia me dijo
que el alférez Torrey tenía guardia.
- Sí, señor.
- ¿Entonces?
- Le voy a Ilamar, señor.
- Gracias.
Sube rápido. ¡Es un jefazo!
- ¿No me has oído?
- Ya voy.
- ¡No debería haber hecho tu guardia!
- Tranquilo.
Yo soy el alférez Torrey, señor.
¿Quería verme?
- Soy tu padre, Jere.
- Sí, señor.
- Te pareces a tu madre.
- Sí, señor.
- ¿Está bien?
- Muy bien, señor.
Siéntate.
Gracias, señor.
¿Sueles hacer guardia
desde el camarote?
El alférez Farris me relevó
unos minutos, señor.
Sirves en un torpedero. ¿Te gusta?
No me gusta, señor.
¿Por qué lo elegiste entonces?
Es un servicio voluntario.
Me lo aconsejaron porque esta unidad
está al mando del almirante Broderick.
Más tarde podría pedir
el traslado a su equipo administrativo.
¿Quién te aconsejó todo eso?
El comandante Neal Owynn,
relaciones públicas del almirante.
Seré su ayudante.
Habrá oído hablar de Neal Owynn.
No.
Es un congresista muy conocido, señor.
Dimitió de su cargo
para alistarse en la Armada.
La familia de tu madre
suele conseguir lo que se propone.
- ¿Lo desaprueba, señor?
- Recibiste instrucción en estos buques.
Serías mucho más útil aquí
que de relaciones públicas.
Me licencié como periodista.
Si he de hacer algo
en esta interesada guerra,
que sea algo para lo que esté preparado.
¿Has dicho que la guerra es interesada?
Es la guerra del Sr. Roosevelt, ¿o no?
No sólo te pareces a la familia
de tu madre sino que hablas como ellos.
Recuerdo que dijeron
que la primera era la del Sr. Wilson.
- ¿Cuál es su misión, señor?
- Escoltar convoyes.
Yo espero estar en zonas de más
actividad o, incluso, llegar a combatir.
El almirante Broderick se va a encargar
de una importante ofensiva: La Skyhook.
No sabía nada de eso.
No esperaba que lo supiera.
El comandante Owen me lo confió.
¿Se marcha, señor?
Sí, antes de que te coja
y te lance por la borda.
Tenía cuatro años cuando abandonó
a mi madre. Ni siquiera le recuerdo.
En 18 años no se ha molestado
en pensar en mí.
¿Por qué ha venido esta noche?
Digamos que he venido y con eso basta.
Buenas noches, alférez.
- ¡Jau!
- ¡Egan!
¿Dónde te has metido estos diez
últimos días, si se puede preguntar?
No se puede, pero te diré
que había nevado en Washington.
¡Washington!
¿Habéis resuelto la guerra?
Si me invitas a almorzar,
te diré el día de la victoria.
- Eso está hecho.
- Bien.
- Localice estas posiciones en el mapa.
- A la orden, señor.
Nos aseguramos de que
la información que recibe la prensa
es positiva para la guerra
y para la Armada.
Y para el almirante Broderick.
Lo que es bueno para él
es bueno para la Armada.
¿También le toca un poco
a Neal Owynn?
- ¿Qué tal con la enfermera?
- La veré esta noche.
¿Por qué no viene?
Su compañera no está nada mal.
¿Qué sabes de una operación
Ilamada Skyhook?
- ¿Dónde has oído eso?
- ¿Es importante?
Sólo la conocen 20 personas
de aquí a la Casa Blanca.
Pues ahora serán 21 o quizá 22 ó 23.
Lo he sabido indirectamente a través
de un ex congresista Ilamado Owynn.
Es el perrito faldero de Broderick.
Habría que ponerle una cremallera.
Es alto secreto. No puedo contarte nada.
¡Está bien!
¿Dices que te enteraste
indirectamente por Owynn?
¿Ves a ese joven alférez
que se enciende un cigarrillo?
- El que está sentado con Owynn.
- Lo he sabido por él.
¿Por ese alférez?
Es mi hijo.
¡Vaya! Me gustaría conocerle.
No te gustaría.
Ha tenido tiempo de preguntarme.
Diez días son más que suficiente.
- Él no me Ilamó, así que le Ilamé yo.
- ¿Cómo te has atrevido?
Annalee, a una cierta edad,
los hombres no se mueven con rapidez
por lo que respecta a las mujeres.
Las mujeres tienen que actuar
antes de que sea demasiado tarde.
En estos tiempos
se hace tarde muy rápido.
Me gusta ese hombre
y quiero que lo sepa cuanto antes.
Imagina que se encuentran.
Jere no se lleva muy bien con su padre.
Déjalos. Puede ser interesante.
- Ése será Jere.
- Voy yo.
- Hola, alférez.
- Hola, teniente.
- Bajará en un par de minutos.
- Gracias.
Teniente...
¿Le gustaría venir con nosotros a cenar
con el comandante Neal Owynn?
Gracias, pero espero a un amigo.
Que venga también su amigo.
Bueno, si viene
antes de que se vayan, puede.
He venido a ver a una enfermera.
¿Para qué estás tú aquí?
Para ver a una enfermera.
Parece que al final
sí tenemos algo en común.
De tal palo, tal astilla, señor.
- Hola.
- Srta. Haynes.
Capitán Torrey,
la alférez Annalee Dorne.
- Srta. Dorne.
- Ya conoce a mi amigo.
Señor, he invitado a la Srta. Haynes
a cenar con el comandante Owynn.
- Espero que acepte.
- Es usted muy amable,
pero tenemos otros planes,
¿no es cierto, teniente?
Sí, señor.
- En ese caso...
- Buenas tardes.
Srta. Dorne.
- Eres un poco duro.
- No es feo el chico, ¿verdad?
No lo es.
Oh... Te he traído algo.
- ¿Qué es esto?
- Dulces.
¡Dulces! Gracias.
- ¿Vamos a cenar al restaurante chino?
- No.
Cenaremos aquí, si no te importa.
- No quisiera...
- ¡Por favor!
No he cocinado para un hombre
desde hace mucho tiempo.
Pon algo de beber.
Si consigo que este horno caliente
de verdad, comeremos unos bollos.
- ¿Quieres un poco de agua?
- Sí, pero no ahogues el güisqui.
No soy lo que se dice una señorita.
Crecí dentro del ejército
y nunca he intentado cambiar de vida.
Ésta es la razón.
- ¿Has dicho el ejército?
- Mi padre fue general.
Era un ángel y un demonio.
Le quería muchísimo.
Tanto que me casé con su ayudante.
Ábreme la lata, por favor.
¿Te casaste con tu ayudante?
- No era lo que se dice un gran hombre.
- El abrelatas está roto.
Ni muy listo ni muy valiente.
Quizá esperaba que fuera
como mi padre y no lo era.
Vaya una navaja que llevas.
Es abrelatas, destornillador,
punzón, incluso una cuchilla.
Muy útil.
¿Qué es lo que cortas con eso?
Enfermeras que me toman el pelo.
- ¿Dónde estaba?
- Acababas de casarte.
Sí. Lo dejé cuando lo descubrí
con una mujer wahine de la isla Kauai.
De eso hace ocho años.
Dejó el ejército para casarse con ella.
Entonces decidí que
o me aferraba a algo o estaba perdida.
Estudié enfermería
y me alisté en la Armada.
- Me gustaría saber ahora algo sobre ti.
- La Armada.
Mi padre fue suboficial de marina
y yo fui a la Academia.
- ¿Eso es todo?
- Puedo enumerarte mi hoja de servicios.
También tienes un hijo...
Aloha.
- ¡Hola!
- Hola, Jere. ¿Sólo vosotros dos?
- La Srta. Haynes no ha podido venir.
- Yo salgo perdiendo.
- Le presento a la alférez Dorne.
- Una casa muy bonita.
Me temo que mi compañero
no dejó mucha bebida
cuando decidió hacer la guerra
desde tierra firme.
Les puedo ofrecer Pernod,
ginebra y... un poco de brandy.
- Yo quiero un brandy.
- ¿Srta. Dorne?
No sé... Ginebra, pero no mucha.
Ginebra, pero no mucha.
Mi unidad ha recibido hoy órdenes.
Nos han destinado al Área 3
del ComSoPacSub, sea lo que sea eso.
Tercera subdivisión de comandancia
del Pacífico Sudoeste.
El nombre impresiona.
- ¿Estáis en alerta?
- No, sólo es un destino.
El Área 3 es la del almirante Broderick.
- ¿El almirante de Jere?
- El mismo.
No me puedo escapar
de los Torrey, ¿verdad?
Ya podemos sentarnos.
- ¡Eh!
- Estamos solos.
- ¿Dónde está el comandante Owynn?
- No pasa nada.
La cena está lista.
- ¿No vamos a esperar al comandante?
- Ha tenido que irse al cuartel.
Vamos a ser solamente tú y yo.
- ¿Te suena el apellido Cunliffe?
- De gente bien de Nueva Inglaterra.
La madre de Jere era una Cunliffe.
La conocí en un baile
de la Armada en 1917.
Era preciosa.
No sé cómo se casó conmigo.
- Yo era un simple alférez.
- ¡Apuesto a que eras todo un alférez!
No paraba de tropezarme solo.
Cuando volví de la guerra,
tuvimos un hijo
y los Cunliffe tenían
grandes planes para mí.
Tenía que renunciar
a mi cargo en la Armada
y hacer algo de provecho
en el mercado de valores.
Todo el día entre tazas de té
y pendiente de los teletipos.
Les dije que no.
Fue todo un drama.
Entonces, Athalie, así se Ilamaba,
me dijo que no pensaba seguirme
a todos mis destinos
y que cuando no estuviera muy ocupado
con la Armada, podía visitarlos.
Y así fue. Me pasé a visitarlos.
Me destinaron a las Filipinas
y ése fue el fin.
No has mencionado un detalle.
Estabas muy enamorado de ella.
Cocinas muy bien, Maggie.
Y estás muy guapa a la luz de las velas.
- No has hablado mucho.
- No tendré nada que decir.
- ¿Quieres bailar?
- La verdad es que no.
Ven a sentarte aquí.
- No sigas, por favor.
- ¿Qué ocurre?
Será mejor que volvamos a casa.
No me gusta esto.
- ¿Desde cuándo?
- Desde que desapareció el comandante.
No sabía que le echaras
tanto de menos. ¡Estoy celoso!
Ya me entiendes.
Me siento una chica fácil.
¡Tranquila! Tardará en venir.
Disculpa, Jere, pero quiero irme.
- ¿Crees que soy idiota?
- ¿Qué?
- Ir provocando sí que es de chica fácil.
- ¿Cómo?
- ¿No es eso lo que has hecho?
- ¡Eso es mentira!
Creí que... Pensaba que tú...
- ¡Espera!
- ¡Déjame!
Me he pasado la vida aprendiendo
a gobernar hombres y barcos en acción.
No estoy a gusto tras un escritorio, no...
...no estoy hecho para eso,
me siento como en dique seco.
- Pero bueno.
- Gracias.
¿Gracias?
¿A quién le has contado esas cosas?
¿Lo has hecho alguna vez?
- Serán Annalee y tu hijo.
- Será mejor que...
- Gracias, amigos.
- No hay de qué.
Sabía que iba a pasar.
Buenas noches, Rock.
Buenas noches, Maggie.
- Cuando quieras, Rock.
- Gracias, Maggie.
Adelante con eso. Yo iré después.
- El comandante Powell le espera.
- Gracias.
- ¡Hola!
- ¿Por qué estás tan contento?
Por esto... Cierra la puerta.
Tengo un trabajito
que sólo puedes hacer tú.
Hay que escoltar tres convoyes
a la isla de Toulebonne.
- Paul Eddington está estacionado allí.
- Es la nueva base de Broderick.
De nuevo Skyhook, ¿eh?
Ésta es la lista de barcos.
- Es mucho tonelaje.
- Es una operación difícil.
El Estado Mayor quiere
que lleguen a tiempo e intactos.
El primer convoy ya está cargado.
El jueves embarca la tripulación.
Cuando zarpen es tu responsabilidad.
Creo que ya entiendo.
¿Qué es lo que entiendes?
Skyhook.
Está bien.
Las líneas niponas de abastecimiento
son escasas al sur del cabo ***án.
Broderick podría atacar
Lalatea, Muk o Gavabutu
y de cualquiera de estas islas,
lanzar un ataque a...
...Levu-Vana.
- ¿Por qué Levu-Vana?
Porque tiene una Ilanura
en la que podrían aterrizar los B-17.
Con los B-17 allí, dominaríamos
un área de 1.000 millas a la redonda.
Buenas noches.
- ¡Maggie!
- ¡Hola, marinero!
Qué sorpresa tan agradable.
Como no es fácil hablar contigo,
he decidido tenderte una emboscada.
Pasa.
- Es muy bonito.
- Siéntate.
- ¿Quieres beber algo?
- No, nada. Gracias.
Mi unidad ha de estar
en la isla Ford mañana a las 6:00.
No nos han dicho nada,
pero sólo puede significar una cosa.
Estaréis en alta mar al mediodía.
- ¿Sabías que me iba a ir?
- Sabía que sale un convoy.
¿Alguna pista sobre nuestro destino?
Sabes que no puedo.
Lo sabréis después de zarpar.
- ¿Es una travesía muy larga?
- Sí que lo es.
Entonces, no nos veremos
en algún tiempo, ¿cierto?
Cierto.
¿Crees que es mejor
dejar las cosas como están?
- ¿Diga?
- Comandante Powell.
Un momento.
Es para usted.
- Al habla el comandante Powell.
- ¿Egan?
- ¿Puedes dormir fuera esta noche?
- Ya buscaré algo.
Gracias, Egan.
¿Maggie?
Sí, Rock.
¿Permiso para subir a bordo, señor?
- Identificación y motivo.
- Eddington, de la base de Toulebonne.
- Quiero ver a la enfermera Haynes.
- Permiso concedido.
¡Hola a todas!
¿Es éste el harén del almirante?
¡Enfermera teniente Maggie Haynes!
- Estoy aquí.
- Con los saludos del capitán Torrey.
Soy Paul Eddington. Le Ilamaré Maggie
porque así me lo ordenó Rock.
Me dijo que fuera bien recibida
a su llegada a Toulebonne.
Bienvenida, Maggie Haynes.
Es preciosa.
Hay una botella de coñac
debajo de los plátanos.
Sé lo secos
que pueden ser estos convoyes.
¿Me disculpa?
Soyez la bienvenue.
Le presento a Annalee Dorne.
- Hola.
- Hola.
- ¿Lleva mucho tiempo aquí?
- Desde enero.
Hemos estado adaptando esta base
francesa para nuestros barcos.
¿Tendrá sitio para 50 enfermeras?
Llevamos tres semanas en esta bañera.
- ¿No se han enterado?
- No.
Este convoy zarpa esta noche
con destino a Gavabutu.
- Allí sí que van a necesitar enfermeras.
- ¿Una ofensiva?
Creo que sí.
- ¿Va usted también a Gavabutu?
- ¡No!
La Armada no resistiría aquí sin mí.
¡Podría hundirse esta isla!
¿No le gusta lo que hace?
Es como trabajar en una gasolinera
viendo pasar los coches.
Adiós, Maggie Haynes.
Cuando escriba a Rock,
dígale que estaba sereno.
No lo creerá,
pero dígaselo de todas formas.
Adiós, Comandante.
DEFENSA CIVIL
PUESTO DE OBSERVAClÓN AÉREA
¿Control? Estación 26.
Lo tengo. Un PBY
se aproxima por el sudoeste.
- Roger 26. Avión de reconocimiento...
- Hola.
- Observador 26.
- 26.
Formación al noreste de su puesto.
Compruebe si son F4F.
Afirmativo. Tres F4F del noreste...
...dirección sudoeste.
- Roger, 26.
- Distingue los aviones rápidamente.
- Al principio no era así.
¿Cómo está?
No sé cómo decírselo
de forma suave, Sra. McConnel,
pero he venido para comunicarle que
su marido ha caído en acto de servicio.
Recibirá un telegrama en un par de días.
Lo he leído esta mañana
en el informe y...
Solicite a Control que la releven.
La llevaré a casa.
Estoy bien.
¿Dónde sucedió?
Su destructor trabajaba solo
en la zona de Gavabutu.
Nos informaron del impacto de
dos torpedos y se cortó la comunicación.
Al día siguiente, un reconocimiento
aéreo no dio ningún resultado.
- ¿Ningún superviviente?
- Ninguno aparece en el informe.
Estación 26.
- ¿Está ahí, 26?
- 26.
Tenemos un avión no identificado
al sur. ¿Lo puede ver?
Un AT-6 a unos 9.000 pies.
- ¿Sigue ahí, 26?
- Un AT-6, Control.
Esos aviones de entrenamiento
revolotean como murciélagos.
De acuerdo, 26. Cambio y corto.
Gracias.
Capitán, ¿ha sido en vano
la pérdida de Mac?
¿En vano? ¿Qué quiere decir?
Le leeré parte de una carta de Mac.
"Esto es un infierno por culpa de los
aviones nipones de la base de Gavabutu.
No sé mucho
sobre las operaciones anfibias,
pero dudo que
el almirante Broderick sepa algo.
Esto es un caos desde que empezó...".
Me sorprende que Mac escribiera eso.
No lo hubiera hecho si
no hubiera estado desanimado y furioso.
Beverly, no le enseñe esa carta a nadie.
No tengo intención
de hacerlo... ¿Es cierto?
Si las cosas están tan mal,
seguro que habrá cambios.
¿Es que no están tan mal, capitán?
Sí, supongo que sí.
Estación 26.
- 26, Control.
- Identifique avión al noreste.
De acuerdo, Control.
Pequeño avión de entrenamiento
dirección sudoeste...
- Mensaje del Estado Mayor.
- ¿De qué se trata?
Tiene que asistir a una cena
en el número 10 de Makalapa.
Es pronto, a las 18:00.
- Tiene el tiempo justo para cambiarse.
- Está bien, Simpson.
Lléveme a casa.
Caballeros, pasemos al motivo
de la convocatoria de esta velada.
Podría haberme ahorrado tiempo
y licores haciéndolo en mi despacho,
pero esta ceremonia es necesaria.
Powell, ¿tiene ese despacho?
Del Jefe de Personal de la Armada
al Capitán Rockwell Torrey:
Se le informa de que el Presidente
ha aprobado su ascenso
al grado de contraalmirante
con fecha del 1 de agosto de 1942.
Este ascenso se ejecutará
tras un reconocimiento físico,
el juramento del cargo, etc.
Almirante Torrey, esto ha sucedido
porque el civil sentado a su lado
se ha ganado la confianza de mi plantilla
y ha tenido el atrevimiento de sugerir
que la Armada se equivocó al juzgarle.
Ya sabemos que la Armada
no se equivoca nunca, pero...
...en este caso,
mostró debilidad al aplicar justicia.
- Enhorabuena, almirante Torrey.
- Gracias, señor.
- Powell, haga los honores.
- Gracias, señor.
Caballeros, por el almirante
Rockwell Torrey.
- Que el éxito acompañe a tu bandera.
- ¡Que así sea!
Se lo agradezco de veras.
Con su permiso, señor.
Por nuestra patria, nuestra Armada
y por todo lo bueno que representan.
¡Que así sea!
Almirante Torrey,
cuando se acaben las felicitaciones,
reúnase con el comandante Powell
y conmigo en mi despacho.
- Caballeros, los veré más tarde.
- Buenas noches.
Enhorabuena, Rock...
Ya conoce la parte buena.
Ahora conocerá la parte mala.
Almirante...
¿Sabe qué es esto?
Sí, reconozco la forma de esas islas.
Gavabutu, Levu-Vana,
Toko-Rota y el estrecho de Pala.
Eso es Skyhook.
Powell me dijo que adivinó
la estrategia hace meses.
- Pura coincidencia.
- Una coincidencia muy acertada.
- ¿Cuál es su opinión?
- En teoría, buena.
¿Y en la práctica?
El retraso nos ha costado
el elemento sorpresa.
¿Hasta dónde
ha llegado Broderick en Gavabutu?
Se ha quedado atascado aquí.
No ha avanzado en cuatro semanas.
Más vale que se haga con la isla
o despídase de la operación.
Tendrá que atacar Levu-Vana antes
de que los "japos" puedan prepararse.
Acaba de mencionar su parte mala.
Se encargará de limpiar Gavabutu
y de organizar la invasión de Levu-Vana.
¿Qué pasará con el almirante Broderick?
Un hombre muy sabio dijo una vez
que incluso en el trono más excelso
estamos tan pegados al trono
que no podemos actuar.
Con respecto a Broderick,
estoy muy pegado
porque no puedo quitarle el mando
de la noche a la mañana.
Perjudica a los aliados
y ayuda al enemigo.
Lo único que puedo hacer es ponerle
al mando táctico de la operación.
Lincoln se encontró en la misma
situación con George McClellan.
McClellan era un gran organizador,
pero no se decidía a la hora de luchar.
La indecisión es un virus
que puede extenderse por un ejército
y destruir su ansia de victoria
o, incluso, de supervivencia.
Lincoln Ilamó a un tal Grant
al que no le importaba la organización,
pero que no estaba infectado por el virus.
Colocó los batallones
en la dirección correcta y atacó.
Torrey, usted será mi Grant.
Es asunto suyo cómo tratar
con Broderick. Cumpla con la misión.
¿Hasta dónde puedo llegar
con el almirante Broderick?
No puede matarlo.
- ¿Puedo elegir a mi ayudante?
- ¿A quién quiere?
- A Eddington, mi antiguo segundo.
- Yo me ocuparé de eso.
Llévese a Powell. Conoce a Broderick
y así me deshago de él.
- Los reservistas me dan alergia.
- Gracias.
Yo llevaba estas estrellas
hasta que me dieron éstas más pesadas.
Me gusta pensar que me dieron suerte.
Llévelas usted en el cuello.
Si de verdad dan suerte,
la va a necesitar.
Gracias, señor.
¿Saree?
¿Saree?
¿No tienes nada mejor que hacer
que molestarme cuando trabajo?
No quisiera importunarle, pero tiene
órdenes de volver al cuartel general.
- ¿Para qué?
- Lo desconozco, señor.
No, me voy, nena...
Volveré, nena. Por eso no te preocupes.
CUARTEL GENERAL
DEL PACÍFICO SUDOESTE
No voy a aceptarlo
de ninguna de las maneras.
He sudado sangre por esta descabellada
y prematura operación.
No puedo hacer milagros
con el material que me han dado.
Voy a hacérselo saber al alto mando.
- No se precipite, almirante.
- ¿Precipitarme?
Torrey llegará a Gavabutu
dentro de tres días.
¿Quiere que le reciba con flores
dándole una cordial bienvenida?
Usted sabe más que yo
de estas cosas, pero...
...si Torrey fracasa, podría culpabilizar
al Estado Mayor por nombrarle.
Si consigue algún éxito
aquí en Gavabutu
que no le han procurado a usted,
sigue siendo el comandante de zona
y se llevará las flores.
Sea comandante o no, no sabré
lo que hace hasta que no lo haga.
Estaré aquí en Toulebonne
y eso lo sabrán los periodistas.
Eso es fácil. Necesita un... representante
en el campamento de Torrey
que le mantenga informado
de lo que esté pasando.
- Eso podría ser de gran ayuda.
- Ha llegado el comandante Eddington.
- ¿Es usted Eddington?
- Sí, señor.
- ¿Responsable de muelles y bodegas?
- Correcto, señor.
Le mandé buscar
hace dos horas. ¿Qué le retenía?
Reclutaba mano de obra nativa
para los muelles y las bodegas, señor.
Eso no significa que tenga
que parecer un nativo, ¿verdad?
No esperaba la Ilamada
del almirante, señor.
¿No ha visto la directiva que obliga
a todo el personal a ir afeitado?
No la he visto, señor.
¿Deseaba verme el almirante
para hablar de mi barba?
Eddington, se le destina a Gavabutu
con el rango de capitán.
¿No se equivoca de Eddington?
Se le destina a las órdenes
del almirante Torrey como su segundo.
Eso es todo.
¿El almirante Torrey?
¡Sí, señor! ¡Gracias, señor!
Ése es un ejemplo
del personal de Torrey...
Ha dicho que necesitaría
un representante en Gavabutu.
Será usted. Será, por así decirlo,
mi oficial de enlace.
No he recibido entrenamiento
de combate. No creo que...
No trate de escurrir el bulto.
Fue idea suya.
El servicio en la línea del frente
no le vendrá mal.
Piense en lo que significaría
lucir una medalla al valor.
Le reportaría un millón de votos
en las elecciones.
Permítame ser el primero en darle
la bienvenida a la tierra de leche y miel.
- Coronel Gregory, de los paracaidistas.
- Encantado.
Egan Powell, de Inteligencia.
Mi asistente, el Sr. Armstrong.
Coronel, ¿están listos
sus hombres para saltar?
Quizá les falte práctica,
pero se mueren de ganas.
¡Atención!
Descansen.
Tuthill, señor, de Operaciones.
- Jefferson, Logística.
- Lantz, Comunicaciones.
Continúen, caballeros.
- Gottlieb, señor, Meteorología.
- Sr. Gottlieb.
Yo soy Clayton Canfil,
me encargo de la vigilancia costera.
- Tenía plantaciones antes de la guerra.
- ¿Es australiano?
- Eso es, señor.
- Me alegro de tenerle con nosotros.
- ¿Cómo está, teniente?
- Muy bien, gracias, señor.
Comandante Neal Owynn, señor.
- ¿Cuál es su misión?
- Enlace con el almirante Broderick.
El almirante quiere tener informes
de primera mano de la vanguardia.
Le dará todo el apoyo que necesite.
Todas las comunicaciones
con Toulebonne pasarán por mí.
- Lo repito: Todas. ¿Alguna pregunta?
- No, señor.
Egan, despliega el mapa de operaciones.
Habrá que dejarlo
para más tarde. Por aquí, por favor.
Es la operación "Pastel de manzana",
no porque vaya a ser fácil...
...sino porque vamos a partir
la isla en tres trozos.
¿Dónde cree que podrían saltar
sus paracaidistas
sin que se extravíen en la jungla?
- Aquí. Este prado es bastante grande.
- Bien.
- Realizaremos un salto a baja altura.
- Luego, caven y esperen.
- Los "japos" se les echarán encima.
- Ésa es la idea.
Abandonarán sus defensas costeras
para atacar a Gregory.
- Sr. Canfil, ¿conoce esas montañas?
- Sí.
¿Podría cruzarlas un batallón de noche?
Sí, si no tienen que arrastrar
grandes cañones.
Hay un paso muy estrecho
a unos 1.800 metros.
- Tendría que guiarlos.
- Ya tiene una misión.
Paul, que una fuerza de desembarco
circunde la zona y tome esta playa.
A la vez, enviaremos un tercer grupo
a través de las montañas.
Tres columnas convergen
en la posición del coronel Gregory.
Al unirnos nos dirigiremos
a la pista de aterrizaje nipona.
Cortaremos la línea
de abastecimiento de la bahía Voyon.
Luego, acabaremos con las posiciones
niponas y Gavabutu será nuestra.
- ¿Sr. Gottlieb? El tiempo.
- Inestable. Va a Ilover pronto.
- ¿Cuándo?
- En cosa de una semana.
Gregory saltará el domingo. Elabore
el programa a partir de ese día.
A la orden, señor.
De acuerdo. Quiero un informe
con todos los números a las 7:00.
- De acuerdo, señor.
- Bien.
Una cosa... El almirante Broderick
sólo nos ha cedido diez aviones...
Un momento.
Comandante Owynn,
teniente Torrey, eso es todo.
Bien, Greg.
Sólo volarán el 60% de mis hombres
si no cuento con cinco aviones más.
¿No hay más R4D en Toulebonne?
- Se guardan de reserva.
- ¿Para qué?
Así lo organizó el almirante Broderick.
- ¿Y si se avería un R4D?
- Toulebonne envía uno hasta repararlo.
- Pues cinco acaban de estropearse.
- Le daré la noticia a Broderick.
- Se ha juntado con unos ladrones.
- Me alegra decirle que así lo creo.
- Gracias por sacarme del purgatorio.
- Olvídelo.
Y ahora...
- ¿Dónde está el hospital?
- Le llevaré a verla.
- Srta. Dorne.
- ¡Capitán Eddington!
- ¿Dónde está la Srta. Haynes?
- Está ahí dentro.
- Gracias, Srta. Dorne.
- ¡Enfermera!
Apártese de la luz.
Lléveselo al tercer barracón.
Esta mañana tenía mejor aspecto.
Tienes un aspecto formidable, Maggie.
- ¿Qué dice un almirante de nosotras?
- Lo mismo que un capitán.
- ¿Tendremos tiempo para nosotros?
- Lo buscaremos.
El batallón de Canfil
ya está al otro lado de la montaña.
Que el grupo anfibio
comience el desembarco.
Coronel, ¿hay sitio para mí en su avión?
Claro, señor, si quiere correr ese riesgo.
- Señor.
- Comandante.
- ¿Y el almirante Torrey?
- Ha salido con los paracaidistas.
Eso sí que es original.
Ya tienen su historia para los periódicos.
Vayamos a ver si las operaciones
siguen el curso que planeamos.
En pie.
Enganchen.
Comprueben el equipo.
Preparados para saltar.
- Buena suerte, coronel.
- ¡Gracias, señor!
¡Vamos allá, muchachos!
Pónganse en contacto
con los cazas de protección.
Que nos cubran dos aviones
y que el resto vuelva a casa.
- ¿Puedo preguntarle qué pretende?
- Digamos que un vuelo turístico.
¿Tiene un lápiz?
Gracias.
Hemos Ilamado a esta operación
"Pastel de manzana".
Se pretende dividir la isla en tres trozos
a través de las montañas,
por la playa y a través de estas colinas,
convergiendo en un punto
dominado por nuestros paracaidistas.
Almirante, ¿tienen orden
los corresponsales de guardar secreto?
Ya las recibirán, capitán.
Ahora, vuelva a su puesto.
A la orden, señor.
Saben que no pueden publicar nada
hasta que el comandante Owynn
se lo autorice. Volvamos a la operación...
Continúe.
Teniente, ¿sabe cómo se ha enterado
Broderick de esos detalles?
Me temo que no, señor.
Tampoco sabe si Owynn envía
despachos especiales a Toulebonne.
Tampoco lo sé, señor.
Desconozco la situación entre su padre
y usted, pero sepa una cosa:
Canallas como su amigo Owynn
los hay siempre, como el mal tiempo,
pero marinos como su padre
sólo aparecen de largo en largo.
Me temo que no acepto su opinión
sobre el comandante Owynn.
Y yo no le acepto
como hijo de Rock Torrey.
- Alguien se le adelantó.
- ¡Un momento, Eddington!
Capitán Eddington.
¿Vale?
Son de los nuestros, capitán.
En pie.
- ¡Teniente! Vuelva a casa.
- ¡Está bien, señor!
Cambio de planes
del mismo viejo, por Dios.
Atravesaremos el área en línea recta.
¡El último en llegar
a la bahía Voyon es un canguro!
Es lo que decimos en Australia.
Baker D, no pase
por la carretera Z-2, está minada.
Va tan rápido que cuesta seguir al tanto.
El almirante quiere que se dirija
a los corresponsales de guerra.
No les puedo contar nada.
¿Dónde está el almirante?
- Está con ellos.
- Dígale que iré en cuanto pueda.
Baker D. Siga adelante. Corto.
Hemos tenido suerte.
Canfil se reunirá pronto con Gregory.
Ya lo ha hecho.
Van juntos a reunirse con los anfibios.
- Déjame ver esos partes.
- ¡Atención!
Continúen, caballeros.
Empezábamos
a preocuparnos por usted.
Ha sido muy valiente
por ir a la línea de fuego,
pero un tanto arriesgado abandonar
el puesto de mando a la hora cero.
- Era necesario para el plan.
- Seguro que sí.
- ¿Podemos informar a la prensa?
- Primero mejor en privado, señor.
La prensa no está en nuestra contra.
Deles una oportunidad.
- Si insiste.
- Disparad, chicos.
Almirante Torrey,
¿se está cumpliendo con lo planeado?
- No exactamente.
- Podríamos ser más concretos.
Después de todo, una ofensiva
no corre tanto como un tren expreso.
La verdad es que va a ser difícil
echar a los japoneses de Gavabutu.
No veo razón para no admitirlo.
Se pueden idear planes,
pero es difícil cumplirlos.
- ¿Verdad, almirante?
- Cierto, señor,
pero en este caso
nos hemos adelantado al programa.
Las tropas habrán tomado ya
la pista de aterrizaje nipona
y los anfibios se estarán acercando
a la bahía Voyon.
- Pero la resistencia enemiga...
- No ha existido.
Los japoneses se retiraron anoche.
- ¿La isla es nuestra?
- Sí.
- ¿Cuándo lo ha sabido?
- ¿Por qué se han marchado?
- Creo que es suficiente por ahora.
- Eso creo.
Espere. Quisiéramos saber
algo más de...
Almirante, me gustaría
que revisara estos partes
y me dé su opinión
sobre cómo finalizar la operación.
Sí, por supuesto.
Vayan a la sala de personal
a escribir sus artículos.
Me ocuparé personalmente de su envío,
si el comandante Owynn no se opone.
- Tu padre ha frustrado nuestros planes.
- La verdad es que sí.
ASEO DE OFICIALES
Caballeros...
Tenemos que reunirnos con el almirante
antes de que se vaya mañana.
- ¿Se va el almirante?
- Opina que aquí todo va perfectamente.
Gottlieb, Tuthill.
Cara.
Adiós, comandante. Que se divierta.
¿Qué quiere decir con eso?
- ¿No se va usted con Broderick?
- No.
- Yo diría que sí.
- Espere un...
Será mejor que coja ese avión
si no quiere morir en Gavabutu.
- No puede hacer esto.
- Pues lo estoy haciendo.
Tenemos una misión que cumplir
y nadie lo va a impedir.
¿Entendido?
Y Ilévese a este inepto.
Lo llevaré a un consejo de guerra.
Ya has visto que no se las he devuelto.
- No he visto nada.
- ¿Qué es eso de que no has visto nada?
Por lo que a mí respecta,
le ha caído un coco en la boca.
Será mejor que se invente una excusa
y nos larguemos en ese avión.
¿Te gustaría volver a los torpederos?
Bastaría con que se lo pidiera
a Broderick para que sucediera.
Pídaselo.
Caballeros, aquí estamos.
Los marines se están mojando
los pies en la bahía Voyon.
- ¿Y la pista?
- Ya aterrizan aviones.
- Esta operación ha sido muy fácil.
- Pues vamos a empezar con otra.
Ésta es mucho más difícil.
Llega a tiempo de ayudarnos.
- Éste es el lugar.
- Levu-Vana.
Hay que saber qué hace allí el enemigo.
Las fotos aéreas no dicen mucho.
Pensamos que sus vigías
nos podrían ayudar.
¿Por qué no me lleva un submarino?
Conozco muy bien esa isla.
En una semana me acercaría
y pondría en un plano sus posiciones.
- No me gustaría perderle.
- No tengo intención de perderme.
Esperen mi señal
todas las noches a las 3:00.
De acuerdo. Buena suerte.
- ¿Algún motivo para darlo en persona?
- Sí.
- De acuerdo, pero no se entretenga.
- Gracias.
Hola, marine.
- ¿Te cuesta respirar?
- No.
- Hola.
- Hola.
Hemos oído que te han destinado
otra vez a las torpederas.
- ¿Te felicitamos o lo lamentamos?
- Felicítenme.
- ¿Buscas la estafeta?
- Dando un rodeo.
- Te mostraré dónde está.
- Gracias.
- Me alegro de haberla visto.
- Lo mismo digo.
Ven, ponte aquí.
Señor, no sabemos
si volveremos a embarcar juntos.
Los chicos y yo hemos votado.
Le hemos votado como mejor oficial
con el que quedarse en una isla desierta.
- Gracias, muchachos.
- En serio, lo decimos de verdad.
Adiós, Culpepper... Adiós, Al.
¡Mac! ¡Mac!
- No me dijeron que estabas herido.
- No es mucho.
- ¿Cómo has llegado aquí?
- En avión desde Pearl Harbor.
He estado esperando 10 días
la llegada de este barco tan lento.
Me siento tan bien a tu lado...
No perdí la esperanza
ni por un momento.
Toma. Un regalo para ti
de la oficina de personal.
Capitán de corbeta McConnel.
¡Eso es maravilloso!
Espera. ¿Significa eso
que ya te han destinado a...?
- Secretario de marina, tercera zona.
- De nuevo el infierno de Gavabutu.
Pero con Torrey, no con Broderick.
Torrey solicitó mi traslado.
- ¡No enseguida! No sería justo.
- Enseguida no.
Tengo 30 días
de permiso de superviviente.
- ¿Qué se te ocurre hacer?
- ¡Tengo muchas ideas!
SERVICIO DE ENLACE
CON SAN FRANCISCO
Creí que no volverías a ver a Eddington
ahora que habías vuelto con Jere.
Es un picnic. Además, vamos muchos.
- Pero ¿irás con Eddington?
- Probablemente.
- No llevas el anillo de Jere.
- Me viene grande. Igual lo pierdo.
- Ya.
- Le voy a decir que estoy prometida.
Muy bien.
Maggie, sólo quiero divertirme un poco.
No juegues con Eddington.
¿Por qué no te gusta?
Es el mejor amigo del Sr. Torrey.
Instinto. Algo esconde
tras esa elegancia y ese encanto.
- ¿Qué?
- No lo sé.
Pero recuerda
a la sonriente joven del Níger.
- ¿Quién?
- "La sonriente joven del Níger
cabalgaba a lomos de un tigre
y, tras el paseo, el tigre se la tragó
y la sonrisa
en el rostro del tigre se posó".
¡Maggie! Sé cuidar de mí misma.
- Annie, ¿estás lista?
- ¡Un momentito!
- ¿Quién va de carabina?
- Yo.
- ¡Vaya!
- Se la devolveré con vida.
- ¡Vamos, están en el muelle!
- Adiós, Maggie.
Pasadlo bien.
¡Dorne!
¿No tendríamos que volver? No quiero
que tu amiga se enfade conmigo.
¿Sabrina? Qué gracioso.
¿No tienes miedo
de estar aquí sola conmigo?
Un miedo de muerte.
- El agua está deliciosa.
- La marea está baja.
Me gustaría darme un baño.
- Adelante.
- ¿Qué ibas a pensar de mí?
Soy oficial y caballero. No pensaría nada.
¿Te darás la vuelta
hasta que esté en el agua?
Aquí La Rosa de Tokio.
Dedicamos el próximo disco
a los pobres marines de Gavabutu.
Vais a ser sacrificados
porque el almirante Torrey
no tiene suficientes barcos
y aviones para protegeros.
Pero a Torrey
no le importan vuestras vidas...
- ¿Por qué no cortan la transmisión?
- No quieren.
A los chicos les gusta la música.
No atemoriza a nadie,
aunque a veces
se aproxima mucho a la realidad.
- ¿Como ahora?
- He dicho que se aproxima.
Ya es suficiente con lo que sabes.
Ésta es una operación encubierta.
Delante está el general MacArthur.
Es ahí donde se centra
la Armada nipona, no en nosotros.
Al menos, ésa es la teoría
en la que nos basamos.
- ¡No lleva azúcar!
- Lo siento.
- ¿Has visto a Jere?
- No.
Pensé que le habías visto.
Su barco lleva el correo.
Annalee y él han vuelto. Le ha pedido
que se case con él tras la guerra.
- ¿Un Cunliffe con una plebeya?
- Su apellido no es Cunliffe, sino Torrey.
- Bueno.
- Así es, Rock.
- ¿Qué intentas decirme?
- Nada.
Ha cambiado. Ha dejado de ser
un listillo universitario.
Le ha pasado algo aquí.
Bueno... Yo no puedo
hacer de padre ahora.
Desperdicié esa oportunidad hace
18 años cuando lo dejé con su madre.
No sabría cómo hablarle o...
¡Paul!
Deja la ropa en el suelo.
- Déjala en el suelo y date la vuelta.
- Esta vez no, nena.
- ¡Paul, por favor!
- No, tendrás que venir a por ellas.
Vale, pero te vas a sorprender.
¿Lo ves? Es como si llevara biquini.
- Eres preciosa.
- Mi ropa, por favor.
Paul, no voy a dejar que me beses.
Estoy prometida a ese chico...
Dame la ropa, por favor.
¡Suéltame!
¡Suéltame!
¡No! ¡Suéltame!
¡Suéltame, Paul!
- Salimos.
- A la orden, señor.
Largar todo. En marcha.
Cubierta a puente.
El almirante y su séquito se acercan.
El viejo Swayback.
- Tiene un porte señorial.
- Es que es todo un señor.
Es un gesto sentimental del Estado
Mayor destinaros al viejo crucero.
- Un acorazado sería más reconfortante.
- Me alegro de verlo.
No entiendes las relaciones amorosas
que hay entre barcos y marinos.
¿Qué te ha pasado en la cara?
¿Te has peleado con un gato?
Es una herida sin importancia.
Aquí cubierta. Embarcando.
Oficial de cubierta, a sus puestos.
- Enhorabuena por su nuevo cargo.
- Bienvenido a casa.
- Han hecho un buen trabajo.
- Está en plena forma.
- Hola.
- Me alegro de verle.
- Enhorabuena.
- Tuthill, mi oficial de operaciones.
Vayamos a la sala de oficiales.
¡Atención, caballeros!
Descansen. Siéntense, caballeros.
Prescindiremos
de todas las formalidades.
- Éste será mi buque insignia.
- Gracias, señor.
Les presento a mi segundo,
el capitán Eddington.
Él les expondrá el plan de operaciones.
Todo se reduce
a que los japoneses tienen Levu-Vana.
La queremos y lo saben.
Nos haremos con ella
y harán lo imposible para evitarlo.
No podemos esperar
ayuda externa. Estamos solos.
Sr. Canfil. Disculpen, caballeros.
- Espero que perdone mi interrupción.
- Siéntese. Nos tenía preocupados.
Tuve problemas
para volver al submarino.
Esa isla está atiborrada de nipones.
Aquí lo tiene, almirante.
No le va a gustar.
Les están preparando
un gran recibimiento en Levu-Vana.
Han puesto alambre espinoso
en las playas
y bloques de hormigón.
La pista de aterrizaje
está casi terminada.
Han construido terraplenes
protectores para 200 aviones.
Aquí hay tanques y tropas
y cada noche vienen cientos de ellos.
- Eran unos 5.000 cuando estuve allí.
- ¿5.000?
- A ese ritmo, sólo quedan tres semanas.
- Puede que eso no sea lo peor.
Estuve merodeando durante una fiesta
por un campamento nipón.
Pude entender algo
de su incomprensible idioma.
Van a concentrar
sus buques al oeste del cabo ***án.
- Forman una flota de ataque.
- Es posible.
- Podría inspeccionar ***án.
- Supongo que no volverían los aviones.
¿No podrían reconocer la zona
los portaaviones de Halsey?
Ahora no. Están atacando
las Salomón con el general MacArthur.
Lo mejor sería mandar un submarino.
No lo creo. Tardaría diez días en llegar.
Si los "japos" están montando una flota,
hemos de saberlo ya.
Puede que planeen atacarnos
antes de que empecemos.
¿Y con aviones de reconocimiento
de largo alcance?
Capitán, somos los últimos de la lista.
Todo va para MacArthur.
Nos dan lo que sobra,
nada de aviones de reconocimiento.
- Necesitamos uno, sea como sea.
- Podemos intentarlo.
Manda un mensaje
exhortándoselo a Pearl Harbor.
Necesitamos al menos un avión
de largo alcance ahora mismo.
Llena el mensaje de lágrimas
y de sangre, Egan.
- Cariño, ¿eres tú?
- Hola, cielo.
¿Dónde has estado?
- ¡Qué bien hueles!
- Te he preguntado dónde has estado.
- He ido a la base de San Francisco.
- ¿A qué?
- Una visita con la Armada.
- Apuesto a que ha sido divertido.
- ¡Mira esto! Qué bonito.
- ¿Te gusta?
Póntelo, me ducho y nos vamos.
- Mac, ¿qué pasa?
- Nada, ¿por qué?
Parece como si
te hubieran lavado el cerebro.
Tienes malas noticias, Mac.
Cuéntamelas.
Si me lo cuentas cenando,
Iloraré encima de la sopa.
Pues sí, tengo órdenes.
- ¿Cuándo?
- Hay que proceder inmediatamente.
¿Por qué? Ni siquiera hemos disfrutado
de la mitad de tu permiso.
No te dicen por qué.
Va a pasar algo en Gavabutu.
¡Maldita sea! ¡Voy a ponerme que Ilorar!
¿Mejor así?
- Puede que no te recupere esta vez.
- Cielo...
Mac...
Esta vez, déjame un niño.
¡Por favor, Mac!
- Buenas noches, Maggie.
- Buenas noches, chicas.
Os veo mañana.
- Pat, Ilama al médico. ¡Rápido!
- ¿Qué pasa?
Un médico. ¡Deprisa!
Annalee...
El Estado Mayor pide excusas,
pero no pueden enviar ningún avión.
¿Comenzamos con Skyhook
de todos modos?
Tenemos que conocer los planes
de los "japos" en el cabo ***án.
¿Por qué no enviamos uno
que envíe la información por radio?
- ¿Y el piloto?
- Que americe y lo recoja un submarino.
Torrey al habla... ¡Maggie!
¿Qué?
Enseguida estoy ahí.
Egan, consígueme
un jeep con conductor.
- ¿Qué pasa?
- Una enfermera amiga de Maggie...
...ha cometido suicidio.
- ¿Qué?
Era la prometida de mi hijo.
- ¿Cuándo es la reunión de personal?
- A las 7:00.
Tomaremos una decisión entonces.
La violó, Rock.
Temía haberse quedado embarazada.
Fue a decírselo...
Pero él no la creyó.
Toma, lee esto.
Dices que dejó
el anillo de Jere en un sobre.
¿Se lo digo yo a Jere?
No, yo le llevaré el anillo.
No nos veremos durante un tiempo.
Va a...
- ¿Va a empezar?
- Muy pronto.
Capitán Eddington.
- Prepáreme un bombardero.
- Pero, señor...
- Ahora.
- Sí, señor.
- Tráigame un mono de piloto.
- A la orden, señor.
Gracias.
¿Qué mira? Vuelva a la radio.
Gracias. Continúe.
Señor, ¿cómo registro este vuelo?
Viaje de placer
del segundo del almirante.
Se ha atascado el mecanismo eyector.
- Atención en cubierta.
- Continúe.
- Buenos días, señor.
- Buenos días.
- Éste es el patrón, el teniente Mason.
- ¿Cómo está usted?
- ¿Puedo hablar con mi hijo?
- Por supuesto, señor.
Quiero que tengas valor.
- La enfermera, la alférez Dorne...
- ¿Sí?
Ha muerto.
Una sobredosis de somníferos.
Pero ¿por qué? ¿Por qué?
Cualquiera que fuera la razón,
lo cierto es que pensaba en ti.
Te dejó este anillo.
Lo lamento mucho por esa chica, Jere.
Gracias por venir desde tan lejos.
Es lo menos que puedo hacer...
por uno de mis oficiales.
Quizá no sea
el momento apropiado, pero...
...no sé como decirlo,
pero entre nosotros...
tendría que haber una...
Entiendo lo que quiere decir, señor.
Tampoco sabría expresarlo,
pero entiendo lo que dice.
- Adiós, Jere.
- Adiós.
El gradiente isalobárico
está cambiando rápidamente.
La presión,
marcada por la curva isobárica,
está llevando bajas presiones al este.
Explíquele a un ignorante hacendado
qué significa todo eso.
El mal tiempo se va
y vamos a tener cinco días soleados.
¡Fantástico!
- ¿Dónde está Eddington?
- No ha venido aún.
- Búscalo.
- ¿Pasa algo?
- Tú ve a buscarlo.
- Ahora mismo.
- Hola, Mac. ¿Cuándo has venido?
- Hace cosa de una hora.
- Bienvenido.
- Me alegro de verle.
Gracias. ¿Dónde estábamos?
Rover, aquí John Paul.
¿Me recibe? Conteste.
Aquí John Paul. Responda, Rover.
¿Le dio un avión
sin consultarlo con Operaciones?
El capitán Eddington
es el jefe de operaciones.
- ¿Están en contacto con él?
- Lo intentamos hace horas.
Es para usted, almirante.
Al habla Torrey.
Enseguida estoy ahí.
Mac.
Rover, aquí John Paul.
¿Sintoniza en esta frecuencia?
Aquí John Paul. Conteste.
John Paul, aquí Rover.
¿Me recibe? Cambio.
Ésta es mi respuesta, John Paul.
¿Me recibe?
Rover, aquí John Paul.
Siga emitiendo. Trato de localizarle.
Responda, cambio.
Creo que lo tenemos,
pero está muy lejos. La señal es débil.
Rover, aquí John Paul.
¿Cómo me recibe?
- ¿Cuál es su última posición?
- 3-3-0, señor.
Mac, márquelo en el mapa.
Aquí John Paul. Le hemos perdido.
Siga emitiendo, cambio.
John Paul, aquí Rover.
¿Me recibe ahora?
Repito. ¿Me recibe ahora?
No puedo mantener la señal.
Cada vez está más lejos.
Debe de estar
al sudeste del cabo ***án.
Rover, cambie a frecuencia secundaria.
Intentaré localizarle.
Rover a John Paul. ¿Me recibe ahora?
- Responda.
- Ahora sí, cambio.
Vuelo a 10.000 pies. Me dirijo
al cabo ***án por el sudoeste.
¿Me recibe?
Rover, aquí John Paul.
Le recibimos alto y claro.
Sólo veo un par de sampanes
y algún albatros.
Estaré sobre el cabo ***án
en 40 minutos y...
¡Espere, John Paul!
Hay algo ahí abajo.
Voy a descender
para verlo de cerca. No se vaya.
John Paul, aquí Rover.
Hay una flota, ¿me ha oído?
Buques de guerra dirección sur,
alejándose del cabo ***án.
Son 16, no, 17 barcos, ¿me ha oído?
Repito: 17 buques. Confirme, cambio.
Aquí John Paul. 17 buques. Cambio.
Parece que tengo compañía.
Supongo que serán Zeros de ***án.
Voy a descender más para ver
los buques de cerca. No se vaya.
Veo 12 destructores.
Repito: 12 destructores.
Cuatro acorazados...
No distingo si son ligeros o pesados.
Los Zeros quieren jugar.
Traiga.
Hola, Rover, aquí John Paul.
Vuelve a ocultarte
entre las nubes y quédate ahí.
Ese bombardero no tiene
nada que hacer contra los Zeros.
Gracias, Rock, pero quiero ver
de cerca ese gigante.
Es el más grande que he visto.
Parece una isla flotante.
Mide como cuatro manzanas de casas
y tiene 12 cañones de gran calibre.
Diría que son de 18 pulgadas.
¿Cómo se Ilamaba ese gran buque
que construyeron hace un tiempo?
¿Yamato?
- ¡Podría ser ése!
- El Yamato, de 80.000 toneladas.
- ¿Me reciben? Cambio.
- Le recibimos, Rover.
Cuidado si ese pequeño
se cruza en su camino.
Perdóname,
pero voy a estar algo ocupado.
¡Rover!
Conteste, Rover.
¡Paul!
El Yamato, cuatro acorazados
y 12 destructores.
- Un gran poder destructivo.
- Igual no se dirigen contra nosotros.
Puede que escolten el Yamato
a otra base, a Truk o Pelaki-Shima.
Puede, pero no es así.
Esa flota se dirige a Levu-Vana.
Así es, Egan.
Se esforzarán al máximo
por defender la isla.
Cuando finalicen la pista y lleguen
sus bombarderos, controlarán el área.
Gavabutu sería imposible de retener
y al final tendríamos
que abandonar Toulebonne.
Es la operación Skyhook a la inversa.
Esa flota se dirige hacia aquí.
Mac, Gottlieb ha pronosticado
cinco días de buen tiempo.
Eso es, señor.
¿Cuánto diría que pueden tardar
de ***án a Levu-Vana?
No pueden avanzar muy rápido.
Tiene que atravesar los estrechos.
Tardarán unos cuatro días.
Podríamos intentar lanzar
el ataque anfibio en 48 horas.
Mientras apoyamos el desembarco,
¿quién se ocupará de esa flota?
Nuestros barcos
tendrán una doble misión.
Establecer la cabeza de playa, volver
a la mar y enfrentarse a esa amenaza.
- ¿Crees que podemos detenerlos?
- Podemos intentarlo.
Tuthill, ahora es mi segundo.
Señor, ¿cómo he de registrar
el vuelo del capitán Eddington?
- He de dar cuenta del avión.
- Como misión autorizada.
¿Va a hacer una mención especial
sobre el capitán Eddington?
Lo que hizo se merece
una medalla de honor.
Tal vez, pero Paul
no lo hizo por las medallas.
No, nada de menciones.
- ¿Alguna novedad de la flota nipona?
- Ni una señal.
- Quizá no se dirigen hacia aquí.
- Que sigan los de reconocimiento.
No están rodeando las islas
sino que se dirigen al paso de Pala.
- Lo cruzarán esta noche.
- ¿Es posible para una flota tan grande?
La Armada japonesa tiene
la mala costumbre de hacer imposibles.
- ¿Cuánto mide el paso más estrecho?
- 20 millas.
- Sólo diez tienen profundidad.
- Que minen esas diez millas.
Las minas no detendrán
al Yamato. Está blindado.
Quizá hundiremos
dos o tres barcos escolta.
Tut, envíe las torpederas
con el minador.
Pueden maniobrar
entre los bancos de arena
y pueden atacar cuando los nipones
estén ocupados con las minas.
Rock...
Mañana...
¿Cómo es...
...una batalla naval?
Supongo que como cualquier otra.
Puede que más ruidosa.
Tengo tanto miedo
que me castañetean los huesos,
como los dados
en la mesa de un casino.
Tendría que estar en Hollywood,
delante de mi máquina de escribir,
inventando todo esto para una película.
No viviéndolo.
En las batallas hay hombres aterrados
que quisieran estar en otro sitio.
¿Eso incluye a los almirantes?
Sí.
Almirante, 30 minutos
para que choquen con las minas.
Jere.
¡Relájate!
Patrón, si le defraudo,
¿hará el favor de dispararme?
¡Claro!
El campo de minas está siendo un éxito.
¡Allá vamos!
¡Patrón!
¡Toma el mando!
¡Preparados para el torpedo!
¡Lancen el primero!
¡Lancen el segundo!
¡Le hemos dado!
¡Le hemos dado otra vez!
Dirección... De acuerdo, pásemelo.
El primer informe, almirante.
Dos destructores hundidos por las minas
y un destructor por las torpederas.
¿Cómo? Repita.
- ¡Un acorazado inutilizado!
- ¡Los estamos reduciendo en número!
- ¿Y el informe de bajas?
- ¿Se sabe algo de las bajas?
Aún no, señor.
Informe de bajas
de las torpederas, Rock.
Orden a todos los destructores:
- Cortinas de humo y atacar.
- Aquí Dirección...
¡Vamos, chicos, vamos!
Preparados para abrir fuego.
A todos los puestos.
Tres salvas de fuego rápido.
¡Ahora!
¡Fuego!
El Yamato ha pasado.
Que todos los barcos aceleren
con rumbo de evasión según el plan.
Te necesitan en Dirección.
¡Está fuera de alcance!
50 grados a estribor.
50 grados a babor.
Que todas las piezas disparen al virar.
¡Puente! ¡Puente!
Puente... El capitán ha muerto.
Han muerto todos.
- ¿Qué hago, señor?
- Quédese ahí.
Yo me encargo del puente.
- ¡Mac!
- ¡Voy con usted, señor!
¡Señor...!
¡Levante, señor! ¡El barco se hunde!
¡Abandonen el barco!
¡Abandonen el barco!
Enfermera...
Enfermera...
¡Maggie, ha hablado!
¡Ha dicho "enfermera"!
¿Rock?
- ¿Puedes oírme?
- Maggie.
- ¿Dónde...?
- Estás en un barco hospital.
- Llegaremos a Pearl Harbor mañana.
- ¿Qué ha pasado?
Deja que hable yo.
Te has pasado dormido tres semanas.
Tenías heridas graves.
Fragmentos de metralla.
Pero pronto estarás bien.
¿Para qué es esa pequeña carpa?
Eso es lo peor de todo.
Has perdido la pierna izquierda.
¿Egan?
Egan murió.
- ¿Tuthill?
- Todos, excepto Mac McConnel.
Te salvó la vida. Te llevó a una balsa
antes de que el barco se hundiera.
Está a bordo. Le verás mañana.
- Tengo que saber...
- Mañana.
Mañana.
- ¿Que le pasó a tus manos?
- Quemaduras. Se pondrán bien.
Gracias por haber cuidado de mí, Mac.
Varios hombres cuidaron de nosotros
hasta que nos recogió un destructor.
- ¿Perdimos la cabeza de playa?
- No, señor.
Teníamos a los japoneses
acorralados al norte de la isla.
El Yamato viró
y se fue a través del paso.
¿Por qué? ¿No estábamos vencidos?
- Buenos días, señor.
- Descansen.
- Es difícil acabar con usted, almirante.
- Eso parece, señor,
pero mataron a todos
mis hombres bajo mi mando.
¿Cree que les ha traicionado
al quedar con vida?
Algo parecido.
Siete barcos sacrificados.
Podría suponer un consejo de guerra.
- ¿Aún está dopado?
- Un poco, señor.
Voy a aclararle la situación, almirante.
La batalla de Pala
ha supuesto una victoria decisiva.
Skyhook está en marcha
y los japoneses no pueden detenerlo.
Volará a los EE. UU.,
pero no para un consejo de guerra.
Le colocarán
una pierna ortopédica y volverá aquí.
Vendrá con nosotros
hasta llegar a Tokio
y lo hará a bordo de un buque
al mando de una división de combate.
¿Queda claro?
- Sí, señor.
- Y ahora procure dormir.
A la orden, señor.
Has recibido una orden.
Tienes que dormir.
¿Maggie?
Estaré aquí, Rock.
Ripped by:
SkyFury