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La bolsa de Nueva York
mostraba indicios de agitación,
aunque los más optimistas
no parecían preocupados.
Buenas noticias para los solteros.
La competencia por chicas lindas
será más fácil
puesto que Nickie Ferrante,
el gran mujeriego, queda fuera de circulación.
Por fin habrá campanas de boda para él.
El Sr. Ferrante
sale hoy de Europa,
y la Srta. Lois Clarke
le estará esperando en Nueva York.
Lois y sus hermosos 600 millones.
¡Vaya un trato!
No sólo todas esas lechugas,
sino también un espléndido tomate.
Eccovi una notizia straordinaria.
Nickie Ferrante, il maestro
dell'arte dell'amore,...
..e la signorina Lois Clarke,
un'ereditiera americana...
..dell'immensa ricchezza
di 600 milioni di dollari...
600 milioni di dollari!
E in lire italiane,¿ quanti bilioni sarebbero?
Mamma mia!
Seguimos con la sección de los chismes.
Nickie Ferrante viaja esta noche
para contraer matrimonio
con una de las damas de la
nobleza industrial americana.
Roca y gravilla, me parece.
Una tal Srta. Lois...
Clarke.
Sí.
Bien.
Bien... eso es todo.
¿Sr. Ferrante?
¿Está a bordo?
Chico, acá estoy.
¿El Sr. Ferrante?
Tiene una llamada desde París.
¿Le importaría firmarme
esta fotografía?
Me llaman por teléfono. Gracias.
¿Diga? Sí, soy Ferrante.
¿Quién llama?
Pásemela.
Bestia.
Hola, Gabriella.
- No me hables.
- ¿Para qué me has llamado, entonces?
¿Cómo me pudiste hablar de amor,
decir las cosas que me dijiste,
estando a punto de casarte?
¿Recuerdas tus palabras
cuando te di la cigarrera?
Por supuesto, cariño. Te dije...
Te dije...
¡Oiga! ¿Me oyes?
Creo que se cortó la línea.
- No se cortó la línea.
- ¡Operadora!
Es una vergüenza.
¡Hipócrita! Tengo un cuchillo en la mano.
Ojalá lo tuvieras clavado en la espalda.
Menteur! Lâche! Dégoûtant!
¿Tu n'as pas honte?
¡Pero si es el Sr. Ferrante!
Me llamo Hathaway. Ned Hathaway.
¿De veras?
Bienvenido a bordo.
¿Me preguntaba si le interesaría
acompañar a mi...
...esposa, mi hermana y a mí
en una partida de bridge?
Lo lamento, Sr. Hathaway.
Hago trampas.
Es una adicción.
Disculpe. Creo que
usted tiene mi cigarrera.
Mejor que confiese.
Soy ladrona de joyas.
- No me lo creo.
- Iba a dársela al sobrecargo.
La encontré en el...
Un momento ¿cómo sé que es suya?
Tiene una inscripción en el interior.
"Para Nicolo... "
No me diga que es Ud el famoso...
He leído tanto sobre Ud
en "Life" y "Look" y...
¿También en "Good Housekeeping"?
¿Me devuelve la cigarrera?
Un momento.
Es terriblemente íntimo.
Sé suficiente francés para avergonzarme.
¿Me lo podría refinar un poco
y resumir lo que dice?
En resumen, dice...
"Como recuerdo de 3 noches inolvidables
a bordo de La Gabriella". Es su yate.
De acuerdo, supongo que es Ud.
¿Escribió usted la canción
"Jamás volveré a sonreír"?
No.
Pero estoy pensando escribir una titulada
"La luna sobre La Gabriella".
¿Cree que llegará a sustituir
al fútbol de los domingos?
Espere, por favor.
Estoy en problemas.
Se lo podría haber dicho yo,
jugueteando en yates. Pobrecito.
- Necesito hablar con alguien.
- No soy muy buena para eso.
- No sé guardar secretos. Trato de romper el hábito...
- Tiene una cara muy honesta.
- ¿De veras?
- ¿Puedo confiar en usted?
- Sí, supongo.
- Bien, venga conmigo.
El capitán también tiene cara honesta.
¿Por qué no le cuenta sus problemas?
- ¿Vamos a su cabina o a la mía?
- A la mía.
- La mía está aquí al lado.
- La mía es ésta.
No es que sea una mojigata.
Mi madre me enseñó a no ir
a habitaciones de hombres
- en los meses acabados en "e".
- ¿De veras?
Su madre no solamente es hermosa,
también es lista.
- ¿Cómo se llama?
- Terry McKay.
Terry McKay, y viajo sola.
- ¿Es eso, por casualidad, lo que le preocupaba?
- Sí.
- ¿Me permite?
- Le permito.
Gracias.
Lo puede dejar aquí.
Qué velada tan agradable.
Me ha salvado la vida.
Estaba terriblemente aburrido.
No había visto ni a una
mujer atractiva a bordo.
¿No es terrible?
Estaba preocupado. Pensé:
"¿Ya no viajan mujeres hermosas?".
Entonces la vi, y eso me salvó... espero.
Dígame, ¿le ha surtido efecto
ese tipo de táctica?
¿O me sorprendería?
Si se sorprendiera,
yo me sorprendería.
Suena como un comentario cínico.
- Yo también podría hacerlos, si quisiera.
- Seguro que sí.
- Sé que puedo.
- Eso es lo que dije.
- De acuerdo.
- La escucho.
¿Su prometida conoce a la
señorita del yate, Gabriella?
Ciertamente.
Es su mejor amiga.
Qué grupito tan amigable.
Este barco va demasiado rápido.
Deberíamos aprovechar cada momento.
¿No cree que la vida debería ser alegre,
brillante y espumosa, como el champán?
- Me gusta el champán rosado.
- A ése me refiero.
¿Hay alguna razón por la que este viaje
no debiera ser como el champán rosado?
¿Cuál?
Vaya.
- ¿No le gustaría?
- No.
- ¿Marido?
- No.
- Aun así, ¿no le gustaría?
- No.
¿Por qué no viaja con Ud?
Tuvo que ir a Texas
para hacer un gran negocio.
Pensó que sería una buena idea que fuera
de viaje mientras él cerraba el trato.
Porque no tengo cabeza para los negocios.
No entiendo por qué cuanto más
dinero pierde una empresa
más gana, por los remanentes
y las cancelaciones de las deudas.
El gran secreto parece ser fusionar una corporación
enferma con una gorda y saludable,
- y así, todos se ponen bien.
- Tonto ¿no?
No es que él crea que soy tonta,
pero tampoco muy lista... para esas cosas.
- No es necesario serlo.
- Gracias.
Está bien..
- ¿Así que confía en usted?
- Ciegamente.
- ¿Sin equivocaciones? ¿Sin errores?
-5 años de fidelidad.
Suena horrible, ¿verdad?
Pero es cierto.
Ya veo.
- ¿Un cigarrillo?
- No, gracias.
No...
Lo podría encender con la
inscripción.
Eso me gusta.
Debo estar alerta con Ud.
Tiene mucha suerte.
Debe ser un hombre extraordinario.
Imagínese lo atractivo que es, si puedo
resistirme a alguien tan encantador como...
Lo entiendo.
Ha sido un placer.
Todavía quedan los juegos
en cubierta, el bingo.
- No me diga que se siente incómodo.
- A decir verdad, sí.
- Lo lamento.
- Está bien, no se disculpe.
Espero no haber herido
su ego.
No se preocupe.
Sacaré a mi ego a pasear.
- A no ser que quiera...
- ¿Cenar con usted?
Me encantaría.
Aquí viene mi amigo Ferrante.
Sr. Ferrante, permítame presentarle
a mi hermana y a mi esposa...
Cuando era pequeño, ¿qué
le leía la niñera antes de dormir?
- Déjeme pensar...
- ¿Las Memorias de Casanova?
Cada noche. Y, después,
apagábamos la luz.
¿"Apagábamos"?
Era sólo así de alto.
Debió tener una infancia feliz.
Sí.
- Y mujeres...
- Mujeres.
- Ha conocido a unas pocas, ¿verdad?
- No sé.
- Quizá "pocas" no sea la palabra.
- Digamos que no es precisa.
Disculpe, Sr. Ferrante. ¿Desea
que le reserve esta mesa cada noche?
- ¿Por qué no?
- Gracias.
- ¿Por dónde íbamos?
Supongo que todas estaban
locamente enamoradas de usted.
- Lo dudo.
- Pero, no las has respetado demasiado.
- Al contrario.
- Sin embargo, siempre ha sido justo con ellas.
He sido más que justo.
Las idealizo.
A cada mujer que conozco
la pongo aquí.
Claro que, cuanto mejor la conozco...
Resulta difícil mantenerlas ahí.
El pedestal se tambalea pronto
y después se cae.
C'est la vie. Etcétera.
Ahora, hablemos de Ud.
No. Esta noche no.
Hablaremos de mí en otro momento.
- No tenemos planes para mañana.
- Yo sí.
Oh, no. Hablaremos de mí mañana.
Qué día tan hermoso.
Hace mucho calor.
Gracias.
¿Por dónde íbamos?
Iba a contarme dónde nació.
- Eso es. Pues...
- ¿Sr. Ferrante? Telegrama.
Gracias.
Disculpe, Srta. McKay.
- ¿Srta. McKay?
- ¿Sí?
También tengo uno para Ud.
- Gracias.
- De nada.
Disculpe, Sr. Ferrante.
- ¿De él?
- ¿De ella?
¿Por dónde íbamos?
Estaba a punto de
contarle dónde nací.
Nací en Boston.
Estoy impaciente
por que se haga mayor.
Tenga paciencia.
Crecí... rápidamente.
Fui a Nueva York, y trabajé de cantante
en un club, de 10 a 3 de la madrugada.
El jefe me perseguía por la oficina
hasta las 4, después... me iba a casa.
- ¿Alguna vez...?
- No.
Una noche... él apareció.
Este es el tipo.
Me dijo: "Este no es sitio para ti".
- ¿En serio?
- Yo le contesté: "¿No es?".
Entonces... ¿qué?
- ¿Qué de qué?
- Creí que había dicho algo.
- No he dicho nada.
- Disculpe. Tenía razón.
Dijo que mi sitio estaba
en un "penthouse" de Park Avenue,
con vistas espectaculares al río.
- Un lugar ideal para perfeccionarse.
- Sí. Estudié mucho.
- ¿Canto?
- Y música
y arte. Literatura.
Para convertirse un día
en una esposa perfecta.
Esa era la idea general.
- ¿Tiene algo de malo?
- No, nada.
Eso pensaba.
Con eso ya estamos al día.
Ahora mi vida es
como un libro abierto.
Eso es sólo una página.
Es la única página.
Disculpen.
Gracias.
- Mala idea.
- Espere un momento.
- Una cámara interesante. ¿Puedo verla?
- Por supuesto.
Es nueva, ¿verdad?
¡Por favor! ¡Pare!
Qué mala suerte.
Eso no ha estado bien.
- No debería haberlo hecho.
- Lo sé.
Obviamente, no es prudente
que nos vean juntos.
Bien o mal, la gente hablará.
Mejor que nos despidamos.
- Es una lástima.
- Adiós.
¿Qué pasa?
¿Tiene miedo?
- ¿De usted?
- Sí.
No.
Nos quedan varios días de viaje,
y no soporto la monotonía.
Siempre puede dar
largos paseos al sol.
¿Y si llueve?
No. Es imposible.
- Es especialmente imposible para Ud.
- Sí.
Ser vista con Ud es noticia,
y no quiero ver mi foto en la prensa.
Así que, iré por mi lado
y usted por el suyo.
¡Socorro!
Espera. Déjame...
Cómo pesas.
- ¿Necesita ayuda?
- Sí. Pesa mucho.
Vamos, amigo.
Suelta.
- Sujételo por el otro lado, papá.
- Gracias. Es Ud de gran ayuda.
¿Cómo te metiste en ese lío?
Me enredé.
¿No podrías bajar?
- Eres todo un muchachote.
- Tú también eres todo un muchachote.
- ¿Sí? ¿Por qué?
- Todo el barco habla de ti.
- ¿En serio? ¿Qué dicen?
- No lo sé.
Cada vez que empiezan a hablar de ti,
me hacen salir de la habitación.
- No lo entiendo.
- Le toca a usted.
Tienes que ir con cuidado.
Podrías hacerte daño.
Cuando era niña, caí
y me rompí una pierna.
¿Cómo la tienes ahora?
- Creo que bien.
- Entonces, ¿de qué te quejas?
No me que...
Perdona.
Cóctel de champán, por favor.
- ¿Tiene tabaco?
- El camarero de la sala de fumadores.
- ¿Tiene champán rosado?
- Sí, señor.
Póngame de ése.
Buenas noches.
Un cóctel de champán, por favor.
- ¿Tiene champán rosado?
- Por supuesto.
Gracias.
Hola.
He cambiado mi mesa
por una individual.
Yo también.
Es una lástima, después de la cena
tan agradable de ayer.
- ¿Habla gaélico?
- Perfectamente.
¿Cómo diría "Salgamos de aquí"?
¡Vaya, vaya, vaya!
¡Vaya!
Qué bien.
A eso se le llama
engañarlos a todos.
- ¿Qué dice?
- A eso se le llama engañarlos a todos.
No la oigo.
¿De quién cree que se esconde?
Todo el mundo nos mira. Es horrible.
- Me voy.
- No, no. Permítame.
Siéntese.
- Perdón, señor. El monedero de la Sra.
- Lo sé. Iba a...
No, espere un momento. Ése es...
Qué piscina tan pequeña.
- No cambie de tema, tiene mi cigarrera.
- No la llevo encima.
Vamos a hacer una parada de 5 horas
en Villefranche.
- ¿Va a bajar?
- Voy a visitar a una dama.
- Una en cada puerto.
- Es mi abuela.
- ¿No me cree?
- ¡No!
- ¿Le gustaría conocerla?
- Me encantaría.
Tiene una cita.
- ¿Sorprendida?
- De acuerdo.
- ¿Un regalo para su abuelita?
- Sí.
¿No le parece hermoso
eso de abajo?
- Sí. ¿Quiere oír un chiste muy viejo?
- ¿Cuál?
- Si es tan hermoso, ¿por qué...
- .. estamos aquí arriba?
Es un chiste muy viejo.
¿Está seguro de que su abuela
no es también un chiste?
Ojalá confiara en mí.
Qué lugar tan hermoso.
Es perfecto. Empiezo
a creer que tiene una abuela.
Increíble.
Trataré de encontrarla y de demostrarlo.
No está ahí.
Mire. Debe estar en la capilla.
¿Qué tal, amigo?
¿Qué tendrá este lugar? Hay algo
que me hace querer hablar en susurros.
Es tan apacible.
Es como otro mundo.
Es el mundo de mi abuela.
Hábleme más de ella.
Mi abuelo trabajaba para el servicio
diplomático. Viajaron mucho.
Cuando se retiró,
vinieron a vivir aquí.
Está enterrado detrás
de la capilla.
Ella se quedó para
estar cerca de él.
Debe de estar esperando, impacientemente, el día
en que pueda reunirse con él.
¿Pero, por qué no me has avisado?
¡He querido darte una sorpresa!
-¿Es cierto que vas a casarte?
- Sí, eso parece.
- Y tú, rejuveneces todos los días!
- ¡Bromista!
- ¿Es esa la chica?
- No.
Cariño, te presento
a Terry McKay.
¿Cómo está?
Janou pensaba que eras la chica
con quien me voy a casar.
Ella es encantadora. Me gusta mucho.
Perdón. Decía que
me gusta usted mucho.
Gracias. Me alegro.
Si me perdonan, debo sentarme.
Ahora paso más tiempo rezando.
¡Mis rodillas!
Son tan viejas como yo.
Es un lugar hermosísimo.
Gracias.
- Podría quedarme aquí para siempre.
- ¡Oh, no! Es demasiado joven para eso.
Es un buen lugar para
sentarse y recordar,
pero todavía tiene
que crear sus recuerdos.
La capilla parece tan encantadora.
- ¿Quiere entrar?
- ¿Puedo?
-Se lo ruego.
- Gracias.
¡Nicolo!
¿Cuándo fue la última vez
que entraste en una capilla?
Yo...
- Cuando eras monaguillo.
- Lo sé.
- Entra. No te hará mal.
- De acuerdo.
- Prepararé el té.
- Déjame ayudarte.
¡Marius!Adivina quién ha llegado.
- ¿Quién ha llegado, señora?
- Mira.
¡Oh, señor Nicolas!
¡Estoy contento!
Está la abuela.
- Te presento a Marie.
- ¡Hola!
- ¿Es la última?
- Sí, es la más joven.
- ¿Cuántas, ahora?
- Siete.
Desde que usted partió, son tres.
Éste es mi amigo Marius.
Ha tenido tres hijos desde
la última vez que lo vi.
Marius dice que Francia
necesita hombres.
Por eso tiene siete hijas.
- Venga a ver al resto de mi familia.
- Sí, ve.
- ¿Seguro?
- Quiero charlar con la Srta. McKay.
Janou, sé amable.
No te traicionaré.
- ¿Puedo ayudarla?
- Gracias, querida.
Me alegro de que no seas como tantas chicas,
que no se ocupan de las tareas domésticas.
En mi familia éramos 10. Teníamos
que ayudar, o nos quedábamos sin cena.
¡Qué habitación tan espléndida!
Mi esposo era un gran coleccionista.
Le gustaban las cosas hermosas.
A mí también.
Debería tener una asistenta,
pero ya he sobrevivido a dos.
Soy demasiado vieja
para enseñar a otra.
Además, no me importa decirlo,
había planeado vivir sólo hasta los 80.
Tengo 82. Si no voy a morirme, mejor
que empiece a ahorrar para cuando sea vieja.
Es usted muy sabia.
- ¿Te gusta?
- Es encantador.
- ¿Nickie?
- Lo pintó hace mucho tiempo.
¡Es muy bueno!
Es muy talentoso.
Disculpe. No podía saberlo.
Desgraciadamente,
también es muy crítico.
El artista que lleva dentro, crea.
El crítico, destruye.
- No ha hecho nada desde entonces.
- Qué lástima.
Y ha estado demasiado ocupado
"viviendo", como lo llaman.
- ¿Me permite?
- Gracias, querida.
Tome.
Esta visita ha sido
una gran conmoción.
Trato de parecer tranquila.
- ¿No te parece que lo hago bastante bien?
- Lo hace maravillosamente bien.
- Aquí tiene.
- Gracias.
Quiero mucho a Nicolo.
Cuando era un niño,
nos cautivaba a todos con el piano.
Después estudió pintura.
Lo peor es que
lo hace todo muy bien.
¿Un chico para todo?
Todo le resulta demasiado fácil.
Le atrae el arte que no practica,
el lugar donde no ha estado,
la chica a la que no ha conocido.
Quizá no debería haberlo conocido.
No, querida, tú eres distinta.
No me importa confesarlo,
he estado preocupada por él.
- A veces me asusta.
- ¿Por qué?
Que la vida le pase factura algún día,
y que no pueda pagarla.
Pero, cuando te veo con él,
me siento mejor.
¿Yo? ¿De veras?
Sí.
Ojalá estuviera yo tan segura.
Lo estarás cuando tengas que estarlo.
Es tu forma de ser.
Nicolo no tiene nada que una
buena mujer no pueda solucionar.
Vi a toda la familia de Marius.
¡Siete hijas!
- Lo felicité y estuve charlando con su esposa.
Deberías haber charlado con él.
No te sientes encima
de mi sombrero.
¿De qué han estado hablando?
- Te sorprenderías.
- Seguro que sí.
Seguro que fue Janou
quien estuvo hablando.
Me ha dicho que, cuando eras niño
y no te salías con la tuya,
te tirabas al suelo,
pataleabas y te ponías rojo.
¿En serio?
Deberías haber guiñado el otro ojo.
- ¿Qué has dicho?
Que ahora ya no lo haces.
No.
Ahora, cuando no te sales
con la tuya, te incomodas.
¿Quieres té?
Recuérdame que no
te lo explique luego.
Sí, quiero té.
Janou, tengo un regalo para ti.
Ven a verlo.
- Soy demasiado vieja.
- Nadie es demasiado viejo para eso.
- No deberías derrochar el dinero.
- No me ha costado mucho.
- ¿Cómo lo hiciste?
- De memoria.
Gracias.
¡Es André! Mi esposo.
Parece tan real. Como era él.
Qué cara tan extraordinaria.
- ¿Lo hiciste de memoria?
- Sí.
¿Te gusta?
Es maravilloso.
Lo pinté hace mucho tiempo,
pero no sabía si dártelo.
Te dije que tiene talento.
- Para ti.
- Gracias.
Gracias.
Para mí.
Bien.
Me gustaría proponer un brindis.
No sé muy bien cómo expresarlo.
Bueno... ¿no tendrá algo que ver con el
feliz matrimonio de su nieto?
Digamos...
Que su viaje
de regreso sea placentero.
Gracias.
Me temo que tendremos
que irnos pronto.
Ha sido un día maravilloso.
Antes de irnos, tienes que tocar
el piano para nosotros.
- Vamos.
- Por favor.
- Mirame las manos.
- Sin excusas. Adelante.
Janou era concertista de piano.
Era.
Recuerden que me lo pidieron.
"Este bello amor"
"Que no puede morir"
"Será para nosotros"
"Un dulce recuerdo"
"Promesa ardiente"
"Del primer beso"
"Que nos une a los dos"
"Por la eternidad"
"De un bello amor"
"Siempre creciente"
"Que desafiará"
"Las pruebas del tiempo"
"Encontremos la alegria"
"¡Quédate en mis brazos!"
No me gustan las sirenas
de los barcos.
¿No debería ponerse esto
sobre los hombros?
Gracias, querida.
- Es maravilloso.
- ¿Te gusta?
Me encanta.
Un día te lo mandaré.
No.
Me gustaría hacerlo.
Los acompaño hasta aquí.
Estos son los límites
de mi pequeño mundo.
Es un mundo perfecto.
Gracias por permitirme traspasarlo.
Adiós.
Que Dios te bendiga.
Hasta pronto, querida Janou.
Volveré a verte muy pronto,
y te escribiré a menudo.
- Por favor, hazlo.
- Lo haré.
Dulces pensamientos, cariño.
Adiós.
Te he estado buscando por todas partes.
Llamé a tu cabina vari...
Has estado llorando.
La belleza me produce ese efecto.
Nickie, yo...
Quiero darte las gracias por...
el día más hermoso
y más memorable que he tenido.
Fuiste muy dulce con mi abuela.
- Le escribiré.
- Eso le gustará.
Caminemos.
No más lágrimas.
Te lo dije. La belleza
me produce ese efecto.
Nos estamos metiendo
en un mar turbulento, Nickie.
Lo sé. Hoy cambiamos
nuestro rumbo.
¿Te acompaño a tu cabina?
Mejor que no.
Buenas noches.
Un momento.
- ¿Por qué has venido? Es peligroso.
- Tenemos mucho de que hablar.
Soy consciente de eso.
Si nos vieran juntos, podría traernos
consecuencias desastrosas.
Tenemos que pensar rápido.
Nos hemos metido en un problema.
Lo sé. No lo compliquemos aún más.
Al ser mujer, soy mucho más cauta y
pienso con más claridad cuando no estás.
Vete a pensar a tu habitación,
y yo pensaré en la mía...
- De acuerdo.
- Mientras nos echamos de menos.
Lo que acabas de decir
es muy bonito.
- Muy buenos días, caballero.
- Lo mismo le deseo. Escucha...
- No te pares.
- Vaya por Dios.
Espera. No te vayas.
- ¿Has llegado a alguna conclusión?
- No. No te pares.
- Te extraño.
- Yo también.
- ¿Por qué no me llamas más a menudo?
- Lo intentaré, pero ya sabes...
- ¿Ibas a decir algo?
- No iba a decir nada.
¿No podríamos ni comer juntos?
¿En tu habitación o en la mía?
Todo el barco lo sabría
antes del primer plato.
La tripulación también habla.
- Cambia de lado. Me estás mareando.
- A mí también me irá bien el cambio.
Espera un momento. ¡Cariño!
Escucha, querida, yo...
Qué raro.
- Buenas tardes.
- ¿Está cenando la Srta. McKay?
- Sí, señor. ¿Desea acompañarla?
- No, creo que prefiere comer sola.
Casi ha terminado.
- Pide la bullabesa. Es exquisita.
- Mil veces gracoas.
- De nada.
- Cállate.
Adelante.
- ¡Hola!
- Hola, Sr. Hathaway.
Srta. McKay.
¿Dónde está Ferrante?
¿Cómo lo voy a saber?
¡Venga ya! Un pajarito me ha dicho
que tal vez estuviera aquí.
Es Ud un impertinente.
No he visto al Sr. Ferrante...
Hola, Terry.
- Pensé que te gustaría leer este libro.
- Ya lo he leído.
Hace días que no te veía.
Pensaba que habías bajado.
No hemos amarrado
en ningún puerto.
Por si no la vuelvo a ver,
Srta. McKay, feliz regreso.
Gracias, Sr. Ferrante.
No crea que no ha sido un absoluto...
Un momento. ¿Les importaría
a ambos hacerme un enorme favor?
- ¿Qué favor?
- ¿Me las podrían autografiar?
Mi esposa, mi hermana y yo hemos comprado
una distinta cada uno.
- ¿Las ha comprado?
- ¿A quién?
Al fotógrafo del barco.
Tiene un montón en la cubierta.
Está haciendo un gran negocio.
Tendremos que pensarlo.
¿Dónde puedo encontrarle?
Estaré en el bar o,
cómo no, en el comedor.
Cómo no.
- Esta no está tan mal.
- No bromees.
¡Es terrible! Después de todo lo que
hicimos para engañar a todo el mundo.
Lo lamento especialmente por ti.
No lo lamento tanto como pensé.
- Fue tonto esconderse como fugitivos.
- Lo sé.
Para dar algo más de que hablar,
¿vamos con los demás?
De acuerdo.
¿Por qué no? ¿Qué tenemos
que perder?
Es la última noche.
Aprovechémosla.
¿Cómo está, Hathaway?
Hágame un favor, cambiemos de parejas.
Es la última noche, todo el mundo lo hace.
¿De veras? Qué interesante.
En su caso, haremos una excepción.
No entiendo a ese tipo.
Day by day l'm growing fonder
Of those tender things you do
Un viaje estupendo.
Hola.
- Vamos a tomar el aire.
- Te enseñaré el timón.
- Dónde está? - Afuera.
Tomaré el abrigo.
¡May sometimes try to lure me
Can't you think of something spiteful?
Something mean that you could do
Must you be so darn delightful?
You make it easy to be true
¿Por qué no hacemos
esto toda la vida?
- He hablado con el capitán. No funcionaría.
- ¿No?
Dice que no puede dar la vuelta.
Casi todo el mundo quiere regresar a casa.
¿No te parece tonto?
Entiendo su problema.
Navegar por el océano
con sólo nosotros 2 a bordo.
You make it easy to be true
Si me preguntas en qué pienso,
me tiro por la borda.
Bien...
Mañana por la mañana, Nueva York.
Sí.
¿Te estará esperando?
¿Y ella?
Sí.
¿Qué hace la vida tan difícil?
¿Las personas?
¿Estás enamorada de él?
Ahora, no.
Sabes, no he trabajado un solo día en toda mi vida.
Lo sé. Lo he estado pensando.
- ¿Qué dices?
- No he dicho nada.
- Sí.
- ¿Qué?
Has dicho que me gustaban
las cosas caras,
las pieles, los diamantes
y esas cosas.
- ¿Dije eso?
- Y el champán rosado.
Ese es el estilo de vida
al que estamos acostumbrados.
Podría resultar un poco difícil...
¿Te gusta la cerveza?
Es un cambio.
Mi padre bebía cerveza.
Por la mañana.
¿Le gustaba la cerveza?
Por la tarde bebía cualquier cosa.
Qué frío será el invierno para
quien no guarda recuerdos cálidos.
La primavera ya ha pasado.
Esta es probablemente
mi última oportunidad.
Y la mía.
Es ahora o nunca.
Nunca es una palabra aterradora.
Seríamos tontos al dejar
escapar la felicidad.
- Por el simple hecho de que no hayas...
- ¿Trabajado? No quiere decir que no pueda.
Claro que no.
Supongamos...
Tardaré un poco, digamos
seis meses, en saber si...
- ¿Si qué?
- Imagínate...
- Sé realista.
- De acuerdo.
Si trabajara duro durante
algún tiempo, digamos 6 meses,
¿Dónde estarías?
¿Qué tratas de decir, Nickie?
Quiero ser... digno de pedirte
que te cases conmigo.
Nickie, eso es lo más bonito...
Se te ha quebrado la voz.
- Eso es porque yo...
- Sí, lo sé.
Me voy a la cama.
A dar vueltas y a pensar en ello.
Te lo diré por la mañana.
Será una noche larga.
Para mí también.
El matrimonio es un paso muy serio
para una chica como yo.
Lo sé.
- ¿Te gustan los niños?
- Sí.
- Estaba tan preocupado...
- No he tenido tiempo de vestirme.
- ¡No pude dormir hasta las 5!
- Yo no he dormido nada.
Escúchame atentamente. Si todo sale bien
para ambos, dentro de 6 meses...
Toma. He empezado a escribirla.
¿La leo ahora?
"Cariño", ¿Ese soy yo?
"Tienes una cita, querido, el 1 de julio a las
5 de la tarde". Pero no dices dónde.
- Decide tú el lugar y yo obedeceré.
- No se me ocurre.
¿Qué tal en lo alto del
Edificio Empire State?
Es perfecto. Es el lugar
más próximo al cielo de Nueva York.
En el piso 102.
No te olvides de tomar el ascensor.
No lo olvidaré.
- Querido, si las cosas no salen bien...
- No digas eso.
- En caso de que uno de nosotros...
- Estarás ahi.
- Piensa en ello.
- Cuídate.
¡Nickie, querido!
Me alegro de verte.
- Estoy tan contenta. ¿Tuviste buen viaje?
- Algo agitado, pero agradable.
Una fotografía, por favor.
- ¿Me permiten una a mí también?
- ¿Qué tal así?
¿Puedo tomar otra?
Muchas gracias.
Disculpen, tengo
una cita importante.
Es maravilloso que estés de vuelta.
Es maravilloso estar de vuelta, Ken.
El coche está por allí.
- ¿Qué pasa? ¿Nos vamos?
- Sí.
- Tengo el coche ahí fuera.
- Bien.
Tenemos que hablar. Entremos ahí
para poder estar solos.
- ¿Qué demonios es todo esto?
- ¿No te lo dije?
Querían hacerme una entrevista para la TV.
Acepté si hacían una donación
a mi entidad benéfica favorita.
- Es por una buena causa.
- Deberías habérmelo dicho.
¡Te conozco! Si te lo hubiera dicho,
no habrías bajado del barco.
- Cámara uno, planos cortos.
- El Sr. Lewis nos entrevistará.
- Sr. Fulton Q. Lewis.
- Robert.
- Robert Fulton, encantado.
- No, Robert Q. Lewis. Les pasa a todos.
Llega un poco tarde, Sr. Ferrante,
tenemos que transmitir.
Siéntense aquí. Les haré algunas
preguntas, y entonces...
¿La cara? Brilla. Harry!
¿Le importa que le pongamos
algo de maquillaje?
Harry!, un poco de polvo.
- Terminaremos pronto.
- Eso espero.
Esa camisa blanca.
¿Qué tal se ve? Deslumbra.
- ¿No tendrá una camisa azul?
- No la llevo encima.
No se preocupe,
nos arreglaremos.
Les voy a hacer
algunas preguntas
sobre cómo se conocieron,
sus planes futuros y cosas así.
Pónganse cómodos.
5 segundos, Sr. Lewis.
Miren a la cámara. Si la luz roja
está encendida, estamos transmitiendo.
Está encendida.
Bienvenidos a otro programa
"En Casa Con... ",
presentado por la firma Benton
de alimentos para bebé.
Recuerden, niños más sanos con Benton.
Hoy estamos en el hogar
de la Srta. Lois Clarke,
heredera de una de las mayores
fortunas del país.
En breve, les presentaré a la Srta. Clarke
y a su prometido, el Sr. Nickie Ferrante,
y hablaremos sobre
su maravilloso idilio,
que ha aparecido en los
titulares de todo el país.
Un idilio que ha cautivado
al mundo entero.
¿Cree que están enamorados?
No sabría, Gladys.
Me muero por ver
al tal Nickie Ferrante.
No sé cuál sería la pregunta del millón,
pero está claro que conocía la respuesta.
Aguafiestas.
Terry, cariño.
Recuérdame que te pregunte
por qué tus besos no son como antes.
Quizá hayas perdido
la práctica... espero.
No necesitamos televisión, ¿verdad?
Aún no te has cambiado.
Creía que te había dado tiempo para...
Tenemos tanto de que hablar...
Pienso mejor con esta ropa.
Esperaba que este viaje
te sentara bien, pero...
No tienes muy buen aspecto.
¿Qué te pasa?
Tuviste un viaje agitado?
Sí, un poco.
Ken, ese programa podría
ser divertido.
Iban a entrevistar
a Lois Clarke y Nickie Ferrante.
-Solo me interesas tú, pero si te entretiene...
- Sí.
De acuerdo.
Debe de haber vivido experiencias
maravillosas en Europa.
Sí.
¿Le importaría ampliar esa frase?
No.
Olvidé que Ferrante iba
en el mismo barco que tú.
- Sí.
- ¿Lo conociste?
¿Era encantador?
¿Fascinante?
¿Irresistible?
Perdona.
No fue propio de mí. Retiro ese comentario.
¿Es ésta su primera experiencia
de felicidad connubial?
¿Le importaría volver
a formular la pregunta?
Quiere decir que si es
la primera vez que te casas.
Sí.
¿Tiene intención de mantener
a su mujer de la forma en que...
Sí.
- Qué gracioso.
- ¿Haciendo qué?
Voy a volver a pintar.
Así mantendré a mi esposa.
Va a tener que pintar mucho.
Ya tienen la casa llena
de obras de arte.
Sí. No sabía que ibas a...
- Aun así, voy a pintar.
- ¿De veras?
- Creía que habías dejado todo eso.
- No debería haberlo hecho.
- Seguro que Nickie tiene todo tipo de planes.
- Los tengo.
¿Cuándo piensan casarse?
- Tan pronto como...
- Espera un momento, cariño.
Dentro de seis meses.
¡Seis meses! Seguro que no lo lleva al altar.
¿Seis meses? Muy bien.
Muchas gracias, Srta. Clarke,
y a Ud, Sr. Ferrante.
Con esto termina
nuestra entrevista...
Terry.
Quiero volver
a hacerte esa pregunta.
¿Encontraste a Ferrante irresistible?
Ken, lo siento.
Estas cosas no se prevén. Ocurren.
Querida, no tiene sentido.
Lo sé.
- Tienes que ser realista.
- ¿Con el amor?
- Ya sabes lo que todos dicen de él.
- Sí, lo sé, lo sé.
¿Qué vas a hacer?
No lo sé, Ken.
Creo que regresaré a Boston
y trataré de encontrar un trabajo o algo,
volveré a cantar, hasta que él...
¿Hasta que él, qué?
Nunca podrá mantenerte.
Terry, escúchame.
Quiero casarme contigo.
Debería habértelo pedido antes.
Es culpa mía, pero no es demasiado tarde.
No es posible que lo sea.
Terry, mírame.
¿No ves que estoy enamorado?
Yo también.
¿Crees que podrás venderlo?
Lo intentaré.
- ¿Lo hiciste sin una modelo?
- No podía permitírmela.
¿Qué pasa?
¿Me falla la memoria?
Se está volviendo
un poco borrosa.
¡No!
- ¿Y éste?
- Este sí es de memoria. Era mi almuerzo.
- Es una mujer.
- Sí.
¿Quieres decir que no te molestaría que
te vieran con ella?
Lo dudo. Si me dejaras
decirle a la gente,
me refiero a las mujeres, quién lo pintó,
podría venderlo, y muchos otros.
No. El viejo Ferrante ha muerto.
La firma "Rossi" no significa nada.
Si usas tu propio nombre...
El viejo Ferrante ha muerto y
el nuevo Rossi se muere de hambre.
¿Qué esperabas en tres meses?
Recuerda, el pincel
obedece a la mano.
No sabe que estás acostumbrado
a salirte con la tuya.
Estás consentido.
El pincel no lo sabe.
No puede seguirte la corriente.
Lo sé. Esperaba que
hubieras vendido algo.
Quiero sentir la emoción del primer dólar.
Tendré que buscar trabajo.
¿Y dejar de pintar?
No voy a dejarlo. Es lo único que sé hacer.
Pero tengo que ganar dinero. Y rápido.
Mientras tanto,
te invito a almorzar.
Me lo devolverás
cuando seas famoso.
Por fin me das ánimos.
Esa debería ser una de las
pocas cosas que recuerdo.
Qué le vamos a hacer.
EL CLUB MÁS ELEGANTE DE BOSTON
PRESENTA A TERRY McKAY
CADA NOCHE
Buenas noticias.
He vendido a una de tus mujeres.
La del...
Saqué 200 dólares por ella.
Tu primer dólar.
- ¿Qué te pasa?
- Amigo mío, soy feliz. Soy pintor.
¿Y qué? Yo llevo años pintando
y no soy feliz.
Gracias, señoras y caballeros.
Esta es mi última noche, y me
gustaría cantar una canción
que significa mucho para mí.
- ¿Se ha abrochado el cinturón?
- Sí.
Ahí está el Empire State Building.
Gracias.
Srta. McKay, mi clienta predilecta.
Me alegro de que haya vuelto.
- Gracias.
- Srta. Webb, mire quién ha venido.
Precisamente estábamos diciendo:
"¿Dónde estará la Srta. McKay?".
- Tiene un aspecto estupendo.
- Es cierto. No lo compré aquí.
- ¿Dónde ha estado los últimos meses?
- En Boston.
- La hemos echado de menos.
- Gracias. Yo también, Srta...
- Lane.
- Srta. Lane.
Quiero algo muy especial para...
La Srta. Webb la atenderá
con mucho gusto.
Disculpe, tengo que ir
a la oficina.
Estaré encantada de ocuparme de Ud.
- ¿Qué tiene en mente?
- Quiero algo irresistible, asequible...
- ...y rosa.
- Por supuesto. Lo tenemos.
El más hermoso.
Lo tenía apartado para Ud.
Dé a la Srta. McKay lo que quiera, y
siga hablandole hasta que yo llegue.
- Eso es todo lo que queríamos saber.
- ¿Le preocupaba su crédito?
¡Me sorprende usted!
- Este es adorable.
- Un poco corto, ¿no?
- Con estos.
- Oh, no.
Tiene que probarse éste.
Precioso, pero quiero
el que había elegido.
- Se lo enviaremos.
- Ya les daré la dirección,
porque no estoy del todo segura.
- Creo que así está bien.
- ¿No lo carga en cuenta?
No.
Lo sé, pero... no.
- ¡Ken!
- Terry, ¿cómo estás?
¿Qué estás haciendo aquí?
¿Cómo sabías que...
Ya veo. Me gustó hacer negocios con Uds.
Perdona, Ken. Llego tarde.
- ¿Qué hora es?
- Las cinco menos cinco.
- Me alegro de haberte visto, Ken.
- Tenemos tanto de que hablar.
- Disculpa. Tengo mucha prisa.
- ¿Podemos tomar algo?
- Realmente, tengo prisa.
- Tengo tanto que decirte...
Llámame otro...
Eso tampoco, porque voy a casar...
- ¿Vas a casarte?
- Sí, y llego muy tarde.
- ¿Qué hora es?
- Casi las cinco.
Adiós, Ken.
Espero que encuentres la felicidad,
y si alguna vez necesitas algo,
como a alguien a quien amar,
no dudes en llamarme.
Lo haré.
- Adiós, Ken.
- Adiós. Buena suerte.
¡Qué cabeza la mía! Creía que el
Empire State Building estaba por ahí.
Por supuesto, está por allá.
Me bajo aquí, tengo mucha prisa.
- Quédese con el cambio.
- ¿Cuál es el apuro?
Voy a casarme. Quiero que sea
el primero en felicitarme. Gracias.
¿El matrimonio es algo para correr tanto?
Planta 102.
- ¿Baja?
- No, gracias.
Último piso.
- ¿Baja?
- No. ¿Tiene hora?
Las cinco y diez.
Sé lo que hago. Quiero hacerlo.
Den el barco marcha atrás.
Quiero que den marcha atrás al barco.
Nickie, ayúdame
a dar marcha atrás.
Eres mucho más fuerte que yo.
No puedo hacerlo sola. No puedo.
- Debe tranquilizarse.
- Pero le necesito.
Nickie, te necesito.
Ayúdame a dar marcha atrás al barco.
Debo...
¿Baja?
Sus radiografías no son alentadoras.
No sabemos si volverá a andar.
Tardaremos algún
tiempo en saberlo.
Dios mío.
Se habrá dado cuenta de que
no soy el hombre al que llama.
Iba camino de casarse con él.
- ¿Conoce él su estado?
- No.
Hasta que Ud sepa lo que
tardará un tiempo en saber,
prefiere que él no lo sepa.
Parece una buena chica.
Lo es.
Quiere verle.
Entraré dentro de unos minutos.
- Hola, Ken.
- Hola, Terry.
Le dije que no sabía si hoy
estaría entre nosotros.
Le engañé, padre.
Le he explicado
la situación al padre.
Dice que me encontrará un trabajo.
¿Verdad, padre?
- Será mejor que te recuperes primero.
- Tiene razón. Después te buscaré algo.
Tómatelo con calma.
- Srta. McKay.
- ¿Sí?
Quiero agradecerle lo que
está haciendo por mi hijo.
Ahora ya no será
tan estúpido como yo.
Es usted demasiado
modesto, Sr. Bugsy.
Soy tan estúpido que
no soy ni ignorante.
- Gracias otra vez.
- Agradézcaselo al padre. Él me dio el trabajo.
Gracias, padre.
Atentos, por favor. La pobre Molly
tiene el sarampión. Yo cantaré su parte.
¿Todos listos?
Ahora ya estamos listos.
Fijense bien.
No debemos equivocarnos.
¡Vaya!
Entra.
¡Nickie! Qué alegría verte.
- ¿Cómo está mi crítico más estricto?
- Vamos a ver.
Veo que los tienes todos en orden.
Adelante con esa crítica.
El trabajo de seis meses.
No has desaprovechado el tiempo.
Gracias. Deberías haber visto
los 50 que tiré al mar.
- Deberías haber tirado ése también.
- Me inclino a pensar lo mismo.
Puedo leer tu estado de ánimo
cuando los pintaste.
Te lamentabas de tu suerte
cuando pintaste éste.
Lo pinté en agosto. No cuenta.
Aquí estabas furioso.
Estabas superando tu mal de amores.
¿Mal de amores?
Eso no va conmigo.
- Me alegra oírlo.
- Vamos a este lado.
Vamos a ver.
Aquí te convertiste en pintor.
Gracias. A mí tampoco
me parece del todo mal.
Tenía muchas cosas que decir,
y lo dije con pinturas.
El estar lejos, solo durante tanto
tiempo, te ha dado ese toque de...
Yo contesto. Recuerda
lo que decías. Quiero oír más.
Pinturas y Barnices Courbet.
¿Nickie? Leí que llegabas hoy.
¡Lois! Qué agradable sorpresa.
¿Cómo sabías que estaría aquí?
Llamé a tu hotel. Me dijeron
que estabas en este número.
He pensado en ti día, tarde
y noche. Y también entre medio.
Me preguntaba si tal vez...
Pues...
Es una oferta tentadora,
pero esta tarde no puedo.
Si no puedes...
ojalá pudieras.
Gracias de todos modos.
Es lo mejor que me ha pasado hoy.
Podrías venir a la
función esta noche.
Dejaré una entrada en taquilla.
Trata de venir.
Y, Nickie...
Hagas lo que hagas, no hagas planes
para después de la función.
- Me encantan estas butacas.
- ¿Qué?
Digo que me encantan
estas butacas.
- Una función estupenda.
- Gracias por invitarnos.
Fue un placer. Si no les importa,
el Sr. Ferrante me acompañará a casa.
Buenas noches.
- ¿Adónde te gustaría ir?
- Decide tú. Ésta es tu noche.
He estado tanto tiempo fuera,
que no sé dónde va la gente.
Mi abrigo.
Hola.
Te ruego que me dejes decírselo.
No.
- Voy a buscarle.
- No, por favor.
Qué mala suerte.
La primera vez que puedes salir,
y te encuentras con él.
Lo único que supe decir
fue... "Hola".
La función ha terminado.
El chico consiguió a la chica.
¿Vamos?
Vuelvo enseguida.
Buenas noches, Lois, y gracias.
Llevarte al teatro esta noche
no fue una buena idea.
- Feliz Navidad, Lois.
- Feliz Navidad, Nickie, y...
Es terrible tener que llevarte
a casa cuando todo el mundo sale.
Esla vida. Etcétera.
Terry, déjame pedírtelo otra vez.
¿Por qué no dejas que te ayude?
De acuerdo, te lo explicaré otra vez.
Si pagases mi rehabilitación, a él
no le gustaría, y a mí tampoco.
Si me recuperase con tu ayuda y
me fuera con él, no te gustaría.
- Él debería saberlo.
- ¡No! Si se enterase,
insistiría en hacerlo él mismo,
si tuviera el dinero, cosa que dudo.
Y, si yo no me recuperara...
sería terrible.
No. A menos que pueda andar hacia él, y
quiero decir "correr", nunca lo sabrá.
Estoy bien.
Tengo mi trabajo y un presupuesto.
Si las cosas salen bien,
y, quizás, si soy una chica muy buena,
la próxima Navidad
tendré lo que quiero. ¿Entiendes?
Feliz Navidad.
¿Cómo se encuentra, Srta. McKay?
Niños, tengo malas noticias.
El doctor no me deja
ir con vosotros.
Podría estar de vuelta
en un par de horas.
Es la función de Navidad.
Es su primera aparición
en público. Es mi equipo.
- Es nuestra preparadora, doc.
- ¡Norman! "Doctor".
Es nuestra preparadora, doctor.
Si no fuera bueno para ella,
¿querrían que fuera?
No.
¿Por qué no lo intentan sin mí?
Lo único que les puede
costar es empezar.
- ¿Srta. McKay?
- ¿Qué quieres, Tyrone?
Pensaremos en usted mientras cantamos,
deseando que se ponga buena pronto.
Gracias, Tyrone.
Un momento. ¿Dónde está Sally?
¿No ha venido hoy?
- La expulsamos. Canta muy alto.
- Es una fanfarrona.
Sally creía que era una broma, y tenía
muchas ganas de salir al escenario.
Ven aquí, cariño.
Sal al escenario con los demás.
Vuelves a estar en el equipo, pero tienes
que prometer que no cantarás tan alto.
De acuerdo, Srta. McKay.
- ¿Listos?
- Sí.
De acuerdo.
- Lo haran bien sin mí.
- Vamos, niños. Tenemos que irnos.
- Feliz Navidad.
- Que Dios los bendiga.
Sean buenos.
- Feliz Navidad.
- Feliz Navidad, cariño.
No serán unas Navidades
felices para usted.
- Estaré bien.
- Aquí tiene.
- ¿Puede acercarme el...?
- Claro.
Muchas gracias.
Puede venir a comer el pavo
con mi esposo y conmigo.
- Guárdeme un muslo para luego.
- De acuerdo.
Si necesita cualquier
otra cosa, grite.
Muchas gracias. Lo haré.
Es usted muy amable.
- Feliz Navidad.
- Para usted también.
¿Está la Srta. McKay...
Hola, Terry.
Me... alegra verte.
A mí también.
- ¿Te encuentras bien?
- Sí. Estoy descansando.
Estupendo.
- Ha pasado mucho tiempo.
- Es cierto.
Me alegra verte.
Eso ya lo has dicho.
- ¿Puedo...?
- Por supuesto, siéntate.
- Será sólo un momento. ¿te importa?
- Claro que no.
¿Son éstas las vistas
espectaculares?
No soportaba la altura.
Seguro que te preguntas
cómo te encontré.
Pues sí.
Estaba buscando en el directorio
a alguien llamado McBride
y encontré el nombre "T. McKay".
Me dije: "¿Es posible que sea
Terry McKay, mi antigua amiga?".
- Y lo era.
- Sí.
Entonces me dije: "No fui
muy amable con la Srta. McKay".
"Después de todo, tenía una cita
con ella y no me presenté".
No te presentaste...
No.
Y me dije, porque hoy en día
hablo bastante conmigo mismo,
"Esas no son formas de tratar a
una antigua amiga como la Srta. McKay".
"Debo disculparme".
¿No es cierto que, cuando alguien
falta a una cita, debería disculparse?
Estoy totalmente de acuerdo.
Lo mínimo que se puede hacer
es pedir disculpas, o... algo.
Y aquí estoy.
- Eres muy amable.
- Eso pienso yo.
A menudo me he preguntado
cómo estarías.
¿De veras?
De veras.
Yo también he pensado
mucho en ti.
¿No te enfadaste porque
no fui a la cita?
Seguro que lo estabas,
al principio.
Pues...
Sí, lo estaba.
Al principio estaba furiosa.
Me dije: 'No puede hacerme esto.
¿Quién se cree que es?'.
¿Cuánto esperaste?
Quiero decir, ¿esperaste mucho tiempo?
Digamos... pues sí.
Esperé hasta...
Medianoche.
¿Qué hiciste después?
Me puse realmente furiosa.
- Imagínate, allí de pie, en...
- Sí, en medio de la tormenta.
Una tormenta.
¿Y qué te dijiste a ti misma?
Me dije: 'Iré a casa
y me emborracharé'.
- Pero no lo hiciste.
- ¿No?
No. Bueno, tal vez un poco,
cada hora, durante un mes.
- ¿Me lo reprochas?
- La verdad es que no.
Lo mínimo que podría haber
hecho era enviarte una nota.
¿Quizá cuando lo pensaste
no sabías dónde encontrarme?
Te juraste que, si me volvías
a ver, me lo preguntarías.
No.
Recuerdo que dijimos que, si podíamos ir,
allí estaríamos.
Y si uno de nosotros no iba,
sería por una muy buena razón.
- ¿Dijimos eso?
- Eso es exactamente lo que dijimos.
- ¿Como qué, por ejemplo?
- Así que no habrá más preguntas.
Espero.
¿Quieres un cigarrillo?
Gracias.
Gracias a ti, Nickie.
¿No te parece maravilloso?
Caminé hasta aquí sólo para...
Y no puedo ni preguntarte
por qué no estabas allí.
¿No te parece raro?
Solíamos leernos los
pensamientos uno al otro.
Ya no es así, ¿verdad?
No del todo.
- No parece...
- Lo sé.
No sé lo que me sucede
cada vez que...
Veo que no llevas anillo de boda.
No.
- Creía que él...
- ¿Ayer, en la función?
Era sólo...
No.
No quise ofenderte.
¿Cómo te van las cosas, Nickie?
¡Tú sí puedes hacer preguntas!
Creía que todo iba bien hasta
que te vi ayer por la noche.
Entonces supe que debe de haber algo
entre nosotros, aunque sólo sea un océano.
Y me compré un pasaje.
¿Te vas?
Esta noche.
- Eres feliz, ¿verdad?
- Sí.
- ¿Y tú?
- No lo sé.
Me preocupa el futuro
y lo que pueda pensar la gente.
Dirán: "Ahí va el pintor loco.
¿Qué le pasa? No le gustan las mujeres".
- ¿Por qué iban a decir eso?
- Porque navega los 7 mares,
y a cada mujer que conoce le pregunta:
"¿Dónde estarás dentro de seis meses?".
- ¿Y están allí?
- En todas partes.
En lo más alto de las pirámides,
de las catedrales, en la Torre Eiffel.
Todavía intenta mantenerlas en lo alto.
Las deja esperando.
Esperando, esperando, esperando...
¿Dónde está él mientras tanto?
Esperando.
No puedes seguir así.
No es bueno para tí. Ojalá pudiera
decirte que estás equivocado.
Lo estuve una vez.
- ¿Qué te parece si cambiamos de tema?
- Sí, me encantaría.
- Feliz Navidad.
- Casi lo olvido.
¿Quién hubiera pensado, hace seis meses,
que pasaríamos las Navidades juntos?
Te he traído un regalo.
Lamento no tener nada para ti.
No pensé que iba a verte.
No te preocupes, no esperaba ninguno.
En realidad, no es un regalo de Navidad.
Por eso me devolvían las cartas.
Te lo habría enviado, pero
hasta hoy no sabía tu dirección.
Ella quería que lo tuvieras,
¿recuerdas?
Así que... por eso he...
Adiós, Terry.
Adiós, Nickie.
Te había pintado así,
con el chal.
Ojalá lo hubieras visto. Courbet
decía que era uno de los mejores.
No pensé que lo vendería,
pero no había motivo para guardarlo.
No podía cobrar por él
porque, ya sabes...
Courbet me dijo que una chica
entró en la galería y... le gustó.
Vio en él lo que esperaba que tú vieras,
y... le dije a Courbet que se lo diera.
Porque dijo que no tenía
dinero y, además, estaba...
Estaba...
Le dije que se lo diera.
Courbet dijo que lo quería
con tantas ganas...
Le dije que se lo diera.
Es Navidad, y todo eso.
Ya me conoces, santo
en mi corazón.
Cariño, no me mires así.
¿Por qué no me lo dijiste?
Si tenía que pasarle a uno
de los dos, ¿por qué a ti?
No fue culpa de nadie, excepto mía.
Estaba mirando hacia arriba.
Era el lugar más próximo al cielo.
Tú estabas allí.
Cariño.
No te preocupes, amor.
Si tú puedes pintar,
yo puedo caminar.
Todo es posible,
¿no crees?
Sí, querida.