Tip:
Highlight text to annotate it
X
ÉL DIJO, ELLA DIJO
ÉL DIJO
Tome, señor.
Está guapísimo, Sr. Hanson.
A ver, chicos,
20 segundos para salir.
15 segundos. ¿Dónde está Lorie?
Cinco, cuatro, tres, dos...
Calefacción y refrigeración Perkell
les ofrece Él dijo, ella dijo.
Con ustedes,
Lorraine Bryer y Dan Hanson.
Hoy hablaremos de la Propuesta 41,
la unión de autopistas.
Buenas tardes, Dan.
La Propuesta 41,
llevada a votación en octubre,
resultaría en un tramo de unión
de las autopistas 710 y 88.
En mi opinión,
se debería haber hecho antes.
Mejoraría los accesos y favorecería
el desarrollo de la periferia.
Dan, sé que me vas a decir
que puede esperar, que no es necesaria.
Pero dentro de dos o tres años,
será demasiado tarde.
O avanzas o te quedas atrás.
Ahora o nunca.
Así lo entiendo yo.
Lorie, una vez más,
te pasas de intelectual.
Si se piensa bien, no hace falta.
Estas autopistas ya funcionan bien.
Aumentarían los gastos, el tráfico
y la congestión en una zona concurrida.
Y la periferia
a la que haces referencia,
ha llegado a un punto
donde no se prevé mayor desarrollo.
La situación actual
no tiene nada de malo.
Como decía mi tío Olaf:
"¿Por qué arreglar lo que no está roto?".
Y así lo entiendo yo... ¡Ay!
¡Joder!
WBAL no se hace responsable
de las opiniones del programa.
Perdona. Esto es el colmo.
Esta vez se ha pasado.
- ¿Qué le has hecho?
- ¿Yo? ¡Se le fue la olla en directo!
Seguro que le has hecho algo.
La contrarréplica no se hace
con un objeto contundente.
Anda, sigue tú, menudo asco.
Espero que no lo haya visto Weller.
Está bien, no le pasa nada.
A trabajar, por favor.
Emily, ¿traes una aspirina?
Sr. Thurman, el teléfono
está que no para.
¡Qué buitres!
Se mueren por ver qué pasará mañana.
Sí, yo también.
Oye, un momento.
Se mueren por ver qué pasa mañana.
Esto puede ser
lo mejor que podría pasarnos.
- Si nos los montamos bien.
- Acaba de llamar la secretaria de Weller.
¿Sí?
Puede estar genial. Le encantan
estas cosas. ¿Qué ha dicho?
- Que ya llamaría.
- ¿Has oído eso? Ha dicho...
Un momento. ¿Weller va a llamarme?
¿A mí, personalmente?
Esto puede ser un desastre.
Sólo llama personalmente
si te la quiere montar. Estamos jodidos.
Wally, siéntate, tranquilízate.
No sabes lo que está pensando.
- Quizá no sea para tanto.
- ¿Para tanto?
Después de esto,
¿te va a tener ahí?
Lorie se lo ha cargado.
Oye, hablaré con Lorie, ¿vale?
¿Qué le decimos?
Se gasta una pasta, y rompéis en directo.
Aquí nadie está rompiendo.
Lorie y yo somos así.
Siempre lo hemos sido.
Hola, soy Lorie Bryer,
del área de sociedad de The Sun.
Sí.
Hanson. Sí, hola.
Gracias por llamar.
Estoy haciendo la necrológica
del profesor Hollis.
¿No sabrá
a qué hora es la boda... funeral?
Gracias.
¿Ha pedido la familia algo especial?
En lugar de flores. Genial.
Muchas gracias. Adiós.
Castaño rojizo.
Esto va para el Pulitzer.
Es el fin del periodismo.
Aquí todo es importante, Srta. Bryer.
Un periódico es un milagro diario.
Y todos formamos parte de él.
Diana.
Estás increíble. Es el pelo.
Es justo tu estilo, ¿no?
¿Sigue en pie lo del viernes?
Es el cumpleaños de mi hermana.
¿Qué tal el sábado?
Sí, claro. No pasa nada.
Estoy a tu entera disposición.
Sheila, Sheila.
¿Cambiamos lo del viernes al sábado?
- Es el cumpleaños de mi hermana.
- Claro, Dan, no pasa nada.
Gracias. Gracias.
- Eres un cielo.
- Gracias.
Dan.
- Dan.
- ¡Mierda!
¿Dan?
Ligón asqueroso,
mujeriego de mierda.
¡Qué cerdo!
¡Me lo he tragado!
Va y me entero que tiene novia.
- ¿Qué te pasa?
- Hazme caso, ni te acerques.
No salgas con él nunca.
Ni por asomo.
No salgo con cerdos cobardes.
¿Qué le ven todas?
No es tan guapo.
Se cree que es encantador
por su aspecto de jovencito.
Y no creo que sea bueno en la cama.
Bueno...
¿"Mamarracho" es con dos erres?
Una nota está bien,
pero yo haría algo más fuerte.
- Deberías romper algo.
- ¡Qué buena idea!
Uno de sus muñecos.
No, el del Hombre Lobo.
Creo que es su preferido.
No. No puedo hacerlo.
¿Le has oído hablar del Hombre Lobo?
Se me caían las lágrimas.
Mira, hazme un favor, ¿vale?
Cuando lo veas,
le das de tortas de mi parte.
- Hecho.
- Vale.
Tú...
Ni me hables.
- Le dices que destroce mi Hombre Lobo.
- Merecido, por mentir a esa pobre chica.
¿Tengo culpa yo de los trastornos
de personalidad de estas chicas?
Ya le dije a Janet que salía con otras.
Yo no miento.
¿También ayudas
a las viejecitas a cruzar la calle?
Pues resulta que tengo
17 insignias por méritos.
Y por cierto,
soy bastante bueno en la cama.
Sí, ya.
¿Por qué? ¿Te han dicho algo?
¿Qué te han dicho?
Nada.
Sé que ha habido rumores
desde que Monroe dijo que se retiraba.
He decidido darle al joven Sr. Hanson
una oportunidad en su columna.
Enhorabuena.
¡Joder, Ed!
¿Por qué has hecho eso?
Dan... Srta. Bryer, vengan a mi despacho
después de la reunión.
Técnicamente,
la página de la editorial la lleva Ed.
Pero ojalá me hubiera dicho
que le había prometido la columna.
Hemos decidido, salomónicamente,
daros una oportunidad a los dos.
¿Sabéis lo de la historia
de la escultura pública? ¡Bien!
No imitéis a Monroe.
Usad vuestro estilo y opiniones propias.
1.500 palabras antes de las cinco
para publicarlas mañana.
Que gane el mejor...
o la mejor.
- ¡Qué rollo!
- Ni que lo digas.
¿No habrás acabado?
¿Piensas algo o escribes sin más?
No me hace falta pensar.
Me lo dicta el sentido común.
Conque el sentido común, ¿eh?
Mira, te espero y lo entregamos
a la vez, con todas las de la ley.
¿Así que fue una pérdida de tiempo
ir a la Facultad de Periodismo?
- No me considero periodista.
- Yo no me chulearía tanto.
- Trabajo en un periódico.
- Conciso. Tonto, pero conciso.
- Oye...
- Oye...
Tú primero.
A partir de mañana, uno de nosotros
no le dirigirá la palabra al otro, así que...
¿Cenamos juntos?
Esto para usted.
Y esto para el señor.
- Por mi nueva columna.
- El periódico aún no ha salido.
- ¿Y el resto?
- Sólo quería probarlo.
- Dan.
- Susan.
Hola.
Estás preciosa. El pelo te queda genial.
Es justo el corte que te va.
Gracias. Por las flores también.
Sabías que adoro los crisantemos.
Los recibiste, me alegro.
Susan, te presento a Lorie.
Ella... se sienta
justo enfrente en la oficina.
No quiero molestar.
Podríamos quedar la semana que viene.
Genial, llámame.
Pero si te cambias el pelo, paso.
- No lo haré. Adiós.
- Nos vemos.
- No digas nada.
- No doy crédito, es increíble.
Ya veo cómo te las curras en el trabajo.
Aunque no te lo creas,
hay gente que está a gusto conmigo.
Lo único que digo,
por lo que veo de ti y tus mujeres,
es que el dolor, agravio y sufrimiento
que inspiras me parece excesivo.
- ¿Te parece que está dolida?
- Pues mira, no, parece muy contenta.
Ya sabes: "Ojos que no ven,
corazón que no siente".
Es que no entiendo a las mujeres así.
Quizá sea demasiado cerebral.
- Quiere decir inteligente.
- Lo sé.
Tienes algo en la cara,
una miga, una mancha o algo.
¿Qué haces? Para.
- Escultura pública, ¿a favor o en contra?
- ¿Tú qué crees?
- Yo estoy en contra.
- ¡Menuda sorpresa!
Van a sacar la tuya.
Es un club de hombres.
- ¡Venga!
- ¿Sabes dónde me gustaría trabajar?
En el New York Times.
Podría influir en la gente,
incluso cambiar su forma de pensar.
Por eso quiero esta columna.
No quiero estancarme
haciendo reportajes de bodas.
¿Sí? Pensaba que a las mujeres
os encantaban las bodas.
Te crees que sabes
cómo meterme cizaña, ¿no?
De acuerdo,
si hablamos de estereotipos,
las mujeres se quieren casar
y los hombres temen al compromiso.
No lo entiendes. No se trata de miedo.
Es que no nos queda otra opción,
no podemos comprometernos.
Viene de dentro, un instinto animal
para estar al margen de la manada.
- Sí, como tu amigo el Hombre Lobo.
- Exacto.
Un ejemplo perfecto: El Hombre Lobo
es fuente de inspiración para los tíos.
Es fuerte, distante,
destinado a vivir solo.
Un hombre muy suyo. Un lobo.
Un Hombre Lobo muy suyo.
Sabe que no puede acercarse a nadie,
porque cuando la luna está llena...
¡Bingo! Alguien saldrá herido.
Encuentra la intimidad donde puede,
una noche aquí, otra allá...
¿Las otras se tragan este rollo?
No es ningún rollo.
Creo en ello en serio.
A mí me suena a excusa.
Tarde o temprano,
hasta el Hombre Lobo tiene que elegir.
- ¿Sabe lo que va a pedir, señorita?
- Sí.
Para primero...
...monogamia, luego compromiso...
...y después, matrimonio.
El matrimonio viene con compromiso.
A no ser que quiera algo
para acompañar.
No, yo no.
Pero tal vez hijos, después.
Ha elegido muy bien.
- La monogamia está muy bien.
- ¿Y para el señor?
Un poco de sexo
para acompañar, por favor.
Lo siento, señor,
sólo viene con el compromiso.
Se lo pondré más fácil.
Me tomaré el menú completo.
Sin compromiso ni monogamia,
traiga sólo el sexo, y todos tan contentos.
- ¿No quiere monogamia?
- ¿Es que no sabes leer?
NO SE PERMITEN SUSTITUCIONES
¿Quieres pensártelo mejor?
Dicen que tienen
unos ravioli deliciosos.
Sí, claro. Me parece muy bien.
Cuando sea editor,
te daré otra oportunidad.
Cuando seas editor, ya me habré ido.
No te compadezcas de mí.
- ¡Mierda!
- ¿Qué pasa?
Se me ha caído la lentilla.
Es que siempre me pasa.
A ver. Esto se me da genial.
Tengo poderes mágicos. Observa.
¡Atención, todo el mundo!
¡Que nadie se mueva!
Mi amiga acaba de perder una lentilla.
¡Por favor, no se muevan!
Miren al suelo y...
¡Vaya!
¿Era ésta?
No lo sé, no veo nada.
Ya la hemos encontrado.
Gracias. Gracias.
Lo siento de veras.
¿Cómo voy a conducir?
Tendré que leer mi columna con un ojo.
¿Qué?
¿Qué?
- Lo siento. Es que...
- ¿Qué?
...tiene gracia.
¿No te parece gracioso?
Oye, eso es robar.
Espera, sólo quería decir,
antes de que miremos,
que pase lo que pase,
he estado muy a gusto esta noche.
Bueno.
- Esto es increíble.
- ¡Dios mío!
ARTE: ¿DE QUIÉN FUE LA IDEA?
ARTE QUE LLEGA A TODOS
No es justo.
Se suponía que debía ganar uno solo.
- En principio, iba a ser mi columna.
- Es un detalle por su parte...
- ¿Un detalle?
- Soy yo el que debería enfadarse.
Oye, tío. Por lo único
que ponen la tuya es porque...
...tienes pene.
¿Y por qué no les enseñas el tuyo?
Oye, olvídalo.
Me lo he pasado fatal esta noche.
- Dan, bien hecho. ¡Que se entere!
- ¿Qué dices? Ella tiene razón.
¿Hemos leído la misma columna?
- Hola, Phil. Lo de siempre.
- Marchando.
¿Te vas a quedar mirando
o me vas a invitar a una copa?
Y una de lo que sea
que toma esta señorita.
- Tu eres tipo intelectual, ¿no?
- Depende. ¿Cuál es tu tipo?
Los hombres de tu estatura.
Más o menos de tu talla.
- Pero se podría hacer algo con la ropa.
- ¿Qué le pasa a mi ropa?
Que la llevas puesta.
Te he echado de menos.
- ¿Qué tal en París?
- Muy húmedo.
Linda.
¿Qué tal si nos vamos de aquí?
Tranquilo, muchacho,
quiero acabarme la copa.
¿Y quién es la chica?
¿Formáis un equipo?
¡Dios, no!
No me harían algo así.
Es un caso aislado.
No tendré que volver a trabajar con ella.
Eso es lo que hemos decidido.
Tres columnas a la semana.
Creo que va a dar resultado.
La gente quiere pelea.
- Queda genial como frase publicitaria.
- De acuerdo.
Lo siguiente será la historia esta
del baile en el Royal.
- La historia pornográfica.
- Hay un desnudo breve con clase.
- ¿Lo has visto?
- No, pero...
- ¿Y ahora vas de liberada?
- ¿Y tú qué?
Venga.
- Debería estar prohibido.
- ¿Quién eres tú para decirlo?
Soy una persona de la calle.
Si me ofende, ofenderá a la mayoría.
- Deja que decida la gente.
- Yo sólo presento los hechos.
¿Llamas hechos a lo que escribes?
Simplificando temas complejos
con frases sucintas de tu tío Olaf.
Oye, un momento.
A mi tío Olaf no lo metas en esto.
¡Anda, tío! Si es una baratija literaria.
Ni siquiera existe.
Mi tío no es una baratija.
Demostraré que existe. ¿Qué apuestas?
Te apuesto una copa.
- Hecho.
- Vale.
No está en casa.
Tiene una nueva novia.
- Los martes sale a bailar polcas.
- ¿Sí?
- Me tomaré un cubata.
- Que no está en casa.
- ¿Quieres bailar?
- Yo no bailo.
Pídeme un cubata.
Bailas muy bien.
¡Oh, no!
Conozco a ese tío.
Menudo pesado.
Siempre me está tirando los tejos.
Si me saca a bailar,
¿bailarás conmigo, por favor?
Lorie... Hola.
Steve, ¿te acuerdas?
Hace mucho que no te veo por aquí.
Has estado fantástica.
Disculpe, pero estábamos...
¿Quieres bailar?
Echo de menos cómo bailábamos.
Perdona, colega, va a bailar conmigo.
- Gracias.
- De nada.
- ¿Qué te pasa?
- No lo sé.
Oye...
Lo que quería decir la otra noche es...
...que los ojos de las chicas no brillan
cuando se quitan las lentillas.
Pero los tuyos sí... No pude decirlo
porque iba a sonar ridículo,
y podrías pensar que iba detrás de ti,
y no quería que pensaras eso, porque...
...porque iba detrás de ti.
Si querías confundirme,
lo has conseguido. De veras...
...me encantaría besarte otra vez, pero...
...no si te vas a volver a reír de mí.
No me voy a reír.
- ¿Quieres...?
- Sí.
¡Sr. Hanson!
Debe de ser miércoles.
El día de los pedidos, ¿no?
¿Preparando el fin de semana?
Debe gastarse la mitad del sueldo aquí.
- No es que me queje.
- Esta vez, Lou, sólo un pedido.
- ¿Qué? ¿Sólo uno?
- Sí, vamos a ver...
...rosas, o tal vez aves del paraíso.
Todo depende del efecto deseado.
Romper el hielo, insinuación ***...
¿No será... amor?
Por favor, Sr. Hanson...
No me diga que es amor.
No.
- No lo sé.
- ¿Ya sabe qué es el amor?
Es una bomba de relojería,
esperando a explotar. Créame.
Por eso Dios creó a otras mujeres.
Por muy buena que sea una mujer...
...siempre hay otra a la vuelta
de la esquina que podría ser mejor.
- ¿Estás bien?
- Sí, estoy bien.
4.15, tranquilo, es una pesadilla.
Respira hondo
y vuélvete a dormir.
- Venga.
- Nunca me tomas en serio.
¿Es que a ti nunca te pasa?
Te despiertas y nada te parece real...
Sientes que no vives
la vida que deberías vivir.
¿Que te has equivocado al elegir?
Sólo estás cansado.
No, no estoy cansado.
No lo entiendes.
No te quiero.
Quiero decir... Te conozco
mejor que a cualquier otra mujer, pero...
...no debería acostarme
con alguien a quien no quiero.
¿Sabes cuántas veces te despiertas
a las 4.15 dándole la vuelta a algo?
Sí.
Y siempre acabo pensando lo mismo.
¿Qué me quieres decir?
Que sé con quién debería estar.
Y sólo quiero acostarme con ella.
Lo siento, Linda.
Dan...
¿Conoces a la mujer
por la que me estás dejando?
No merece la pena.
- Hola.
- Hola.
¿Cuánto tiempo llevas aquí?
Un rato.
Traje zumo de naranja y donuts.
Pero me he comido los donuts.
Mira...
Yo sólo quiero estar contigo
y quiero que tú sólo estés conmigo.
Por favor, di algo.
Y así empezó todo.
Un segundo, rebobina.
Esa Linda, ¿te refieres a Linda Metzger?
- ¿Te acostaste con ella?
- ¿La conoces?
Claro. lntenté acostarme con ella
en mis años de universidad.
- ¿Cómo os conocisteis?
- Bueno...
Espera, ¿qué historia quieres oír?
He hecho una cuña
para el programa de mañana. Es genial.
Hola, Dan, ¿qué tal la cabeza?
Te dio una buena, ¿eh?
Lo ralenticé y lo dupliqué.
Se ven las letras en la taza.
Como decía mi tío Olaf:
"¿Por qué arreglar lo que no está roto?".
Y así lo entiendo yo... ¡Ay!
Nunca se sabe
qué va a lanzarse en "Él dijo, ella dijo".
Vean a Hanson y Bryer, segundo asalto,
mañana al mediodía en el Canal 11.
- Cómo va dando vueltas...
- Creo que me voy a tumbar.
Sr. Thurman, es él.
Bill Weller por la uno.
¡Joder!
Hola, soy Wallace Thurman,
director de la cadena WBAL.
Es un placer
hablar con usted personalmente.
Hanson y Bryer.
¡Cómo no, señor! Un momento.
Quiere que os pongáis Lorie y tú.
Ponlo, improvisaré algo.
Hay un problema:
nunca he utilizado el altavoz.
- Gracias.
- ¿Hay alguien ahí?
Hola, soy Dan Hanson.
Estoy aquí con Wally Thurman.
- Y con Ray, el director técnico.
- Lorie Bryer está en el servicio.
¿Qué se le va a hacer?
Vayamos al grano.
- Compraré ese programa de pacotilla.
- Lo sabemos, señor...
Esa movida que montasteis, Hanson,
usted y la Srta. Bryer...
Eso fue auténtica magia
para subir el índice de audiencia.
Me da igual si se odian
o si es de mentira.
Hay que explotarlo al máximo
por cada céntimo que cueste.
Nos alegra que esté tan encantado.
- No estoy encantado, es pura codicia.
- La codicia es buena.
Es codicia y determinación.
Para asegurarme de que todo va bien,
estaré ahí en el programa de mañana.
No la jodan.
- No, espere, fue un error.
- Ha colgado.
¿Qué...? ¡No!
¡Venga ya!
Esto es absurdo.
Lorie... Lorie, cariño.
Anda, venga, abre.
Lorie, ¿qué pasa?
Lorie, sé que estás ahí.
Por favor, cielo, háblame.
Te he traído ensalada de col de Rita.
- Llévatela.
- ¡Anda!
- La odio.
- Pensé que te gustaba.
- Lo decía por educación.
- ¿Durante tres años?
- Vete.
- ¿Qué? ¡Pero si vivo aquí!
Ya no.
¿Qué tal la herida?
Me duele, y sangra.
Quizá necesite unos puntos.
Lo siento, pero ya no aguantaba más.
Te miro esa cara regordeta de creído
y no lo puedo evitar.
Gracias, cariño.
Bonita forma de disculparse.
¿Qué hacen mis cosas en el pasillo?
¿Qué significa esto?
Significa que ha bastado
con este rollo de la televisión,
el programa y el éxito,
y cómo nos ha repercutido...
...para darme cuenta de que queremos
cosas diferentes.
Ya lo sabía, pero...
...seguía pensando que algún día
todo sería más sencillo...
...pero no creo
que vayas a cambiar.
Oye, espera.
Nos va todo genial.
No podemos dejarlo por una pelea.
Hay mucho en juego.
Cariño, por favor.
No quiero que esto se acabe.
Te gustaba tal como era.
Y me sigues gustando.
Te quiero.
Pero necesito algo más.
Pues es que no sé
qué más te puedo dar.
Bueno...
¿Es ensalada de col de Rita?
- Sí. ¿La quiere?
- Sí.
- Espere, ahora se la bajo.
- Gracias. Te lo agradezco.
A ver...
Te daré un dólar. Es lo menos.
- Anda, pasa. Menuda pinta llevas.
- Vale. Gracias.
¡Ay, aquí está!
- Hola, Sra. Spepk.
- Siéntate.
- Te traeré algo para la cabeza.
- Gracias...
...pero el chichón no es el problema.
Yo sé cuál es el problema.
Verás, en mis tiempos, la gente joven
se casaba antes de acostarse.
¡Sandeces! Nosotros nos acostamos
antes de casarnos.
No es cierto. Y entonces,
tampoco te casabas por amor.
- El amor surgía después.
- Yo aún sigo esperando.
Muchas gracias, Sra. y Sr. Spepk.
Pero ahora tengo que irme.
Parece que va en serio,
quiere que cambie la cerradura.
¿No lo dirá en serio?
¿Le ha pedido eso?
Ya no tendrás que romper más ventanas.
- ¿Qué quiere decir?
- ¿Recuerdas la ventana que rompiste?
- Sí, pero yo no la rompí.
- Sí que lo hiciste, ¿no te acuerdas?
Yo no rompí aquella ventana. Fue Lorie.
- ¡Despierta!
- ¿Qué haces?
Tenemos que salir de aquí.
Se está inundando la habitación.
- No se está inundando.
- Te he cogido una gabardina.
Gracias. Estás dormida.
Anda, vuelve a la cama.
- Tenemos que irnos de aquí.
- Lo sé, nos iremos...
Pero ahora mismo no.
Pediré un taxi, una góndola.
Cuando te despiertes,
estará aquí. ¿Vale?
- De acuerdo.
- Bien.
No te olvides del paraguas.
No, tranquila. Ahora duérmete.
No, no soy sonámbula.
Ya me lo habrían dicho.
- No eres el primero con el que duermo.
- Sí, y la ventana se rompió sola.
- El pedido para Hanson.
- ¿Dos pastramis con pan de centeno?
Eso es.
Oiga, usted es el tipo ese.
He visto su foto.
Y usted. Ustedes dos...
¡No! ¡Qué pasada!
Rita, mira quién está aquí.
Tengo que hacerles una foto
para mi rincón de famosos.
- Rita.
- Ya te he oído, papá.
Mira quién está aquí.
Son esos que se pelean.
¿Y sabes una cosa?
Están enamorados.
Encantada de conocerles.
Me encanta su columna.
- Gracias.
- Cojan esto para la foto.
Pónganse ahí.
Que se vea bien.
Sonrían. Así.
Un momento.
Mira eso. Ten esto.
LA GENTE QUIERE PELEA
¡Eh, mira lo que tengo!
¡Estás guapísima!
- Oye.
- ¿Qué?
Te quiero.
No te lo digo
para que me digas lo mismo.
Te tengo mucho cariño,
y creo que está genial...
...que no me pidas
que sienta lo mismo que sientes tú.
Sólo conozco tu versión de la historia,
aún no he estado con Lorie,
pero te conozco
lo bastante para saber...
...que las preocupaciones
que pueda tener por ti son justificadas.
La clave aquí es
expresarse con palabras.
Para lograr una empatía madura
con tu pareja,
tienes que compartir tus sentimientos.
Lo sé, por eso he venido aquí.
Bien. Hemos logrado
resultados impresionantes...
...auténticos avances...
...con esto.
Eric, es una marioneta.
Mis pacientes expresan sus sentimientos
sin sentirse demasiado vulnerables.
Los llamamos sustitutos emocionales.
Te quiero, Dan.
Te quiero.
- Venga, prueba tú.
- No creo que quiera.
Anda, venga.
- Me siento ridículo.
- Vamos.
No puedo.
¡Dios!
Dan.
No pasa nada, cariño. Estoy bien.
¿Dan?
Creo que me apetece pastel de queso.
¿Qué?
Tú también podrías comer un poco.
Sí. Tienes razón.
- Sí, podría comer un poco.
- Vale.
No te vas a acordar
de nada de esto, ¿verdad?
¿Lorie? Te quiero.
Estoy loco por ti.
Por favor, no me dejes nunca.
Quiero pasar el resto de mi vida contigo.
Voy a por pastel de queso.
Sólo quería avisarte.
A mi padre no le parecerás bien,
pero mi madre es un encanto.
Me parece genial que hayas cogido
vacaciones para venir.
Quería conocerlos, ya iba siendo hora.
¿Por qué? ¿Qué quieres decir?
Nada.
Que ya era hora de que los conociera.
- Eso es todo.
- No te pongas nervioso.
Son muy normales.
Son la familia más normal del mundo.
No puedes discutir el control de natalidad
fuera de su contexto político.
Yo uso diafragma. Eso no me convierte
en una capitalista o una socialista.
Los diafragmas son una amenaza.
Dan poder a las mujeres.
Yo siempre he usado condones.
No me avergüenzo. ¿Y tú, Dan?
- ¿Utilizas condones?
- Pues mire, depende.
Lleva condón escrito en la cara.
¿Y tu padre qué hace, Dan?
- Creo que ya son mayores para eso.
- Me refiero a qué se dedica.
- ¡Ah, está jubilado!
- Rico independiente, ¿eh?
No, es ya mayor.
Yo nací tarde. Una sorpresa.
¿Te gustan los niños, Dan?
- Sí. O sea, sí. Bueno, sí...
- ¿Dónde está Wendy?
¡Ay, leyó el artículo del aborto de Dan
y decidió que no podía comer con él!
- ¡Qué mala educación!
- A mí no me lo parece.
- ¿Y la pena capital, Dan?
- No es el momento...
Está bien. Está a favor de la pena capital,
votó a Reagan dos veces.
Gana un poco más que yo
por el mismo trabajo,
y solemos utilizar
condones con depósito.
- ¿Algo más?
- Estamos conociéndolo.
No es que vayamos
a casarnos, ¿verdad?
No. Quiero decir, no.
O sea, no.
APLAUSOS
Buenos días.
Bienvenidos a A.M. Baltimore.
Hoy están con nosotros
Dan Hanson y Lorie Bryer,
dos columnistas
del Baltimore Sun,
cuyas columnas rivales
han causado cierto revuelo.
Buenos días. ¿Os ha sorprendido
el éxito de vuestras columnas?
- La verdad es que no...
- Yo...
Perdona, continúa.
No sé si la gente
observará lo que decimos...
...si fueran editoriales normales,
sin esto de la rivalidad...
La gente lo lee, eso es lo que cuenta.
Hacemos pensar a la gente.
Tal vez. Pero, ¿es lo que decimos
o es sólo un truco publicitario?
¿Dejáis alguna vez de discutir?
Decidme si esto es verdad.
Se dice que vivís juntos.
Bueno, preferiría no hablar de ello.
Digamos que aún no.
¿No es genial?
¿Por qué te has enfadado tanto con eso?
¿Qué quieres decir con "aún no"?
Hemos hablado de irnos a vivir juntos.
No. La que ha hablado he sido yo,
tú has hecho caso omiso.
¿Quiere eso decir que quieres hacerlo?
Bueno, hay que hablarlo.
Me suena tanto
a lo típico de Dan Hanson.
¿Hablamos de ello en casa a solas
o enfrente de 500.000 personas
desconocidas?
¡Venga, ya! Este programa
no tiene esa audiencia, ¿no?
Es que es imposible. lmposible.
Perdonen, no quisiera molestar.
Soy Wally Thurman,
el director de la cadena.
- Hola.
- Ustedes dos son fantásticos.
- Gracias.
- Fantásticos, juntos.
Como equipo.
¿Han pensado alguna vez
salir en televisión con regularidad?
- Sí. No.
- No. Sí.
De hecho, hablamos de ello,
nos parece que es una evolución natural
de lo que venimos haciendo.
Preparados, por favor.
Cinco, cuatro, tres, dos, uno.
- Hola. Soy Dan Hanson.
- Y yo Lorie Bryer.
- Y están viendo Él dijo...
- ...Ella dijo.
Hoy hablaremos de la basura.
Los vertederos se llenarán en 10 años.
Algunos creen que es responsabilidad
del gobierno, y quizá tengan razón.
Pero como dice mi tío Olaf:
"Si es tu basura, la sacas tú".
Y así lo entiendo yo.
- Has estado genial.
- No, tú.
Tú has hecho que estuviera bien.
Hagámoslo. Vámonos a vivir juntos.
Hola, Larry.
Esta relación será un éxito
cuando te limpies la taza del café.
- ¿Qué quieres hacer hoy?
- No lo sé...
A mí me apetece quedarme en casa.
¡Eh, Dan!
- Hola, chicos.
- ¿Un partido de baloncesto?
Sí.
Bueno, es que hoy
voy a quedarme en casa. Gracias.
- ¡Venga, tío, apúntate!
- ¡Qué tía!
Hola, Dan. ¿Qué tal estás hoy?
Bien... pero me voy a quedar en casa.
¿Linda?
Dan, date prisa.
Te estás perdiendo la fiesta.
Enseguida bajo.
¿Sabes?
Creo que hoy
deberíamos quedarnos en casa.
Lo que tú digas, cariño.
¿Que no cambié? ¡Venga ya!
Cambié mi vida entera por ella.
Más te vale.
Lo que podría haber hecho
si no hubiera tenido que venir a casa.
- ¿Como qué?
- ¿Cómo voy a saberlo si no lo hice?
Está bien. Tú, ya vale.
Sube ahora mismo.
Abrázala y dile que la amas.
Demasiado tarde, Sra. Spepk.
Ya está. Se acabó.
- Dan, no lo dirás en serio.
- Sr. Spepk...
Aquí tiene mis llaves. Dígale
que no hace falta cambiar la cerradura.
Coge esto.
Gracias.
- Hola, Dan.
- Hola.
- ¿Todo bien?
- Sí.
- Me llamó Wally. Me lo contó todo.
- ¡Vaya! Las noticias vuelan.
Tía, estás estupenda.
Me alegro mucho de verte.
- No deberíamos sentarnos aquí.
- ¿Por qué?
¿Qué más da? No importa.
- ¿Así que conoces a Wally?
- Sí. Lleva siglos detrás de mí.
- Casi tanto como tú.
- Yo nunca fui detrás de ti.
No te hizo falta.
Wally me pidió que intentara
que Lorie y tú volvierais juntos.
- ¿Y qué dijiste?
- Que lo intentaría, por el programa.
Hay un problema:
el programa no está disponible.
- Y tú sí, ¿no?
- Solo yo, no.
Yo no soy tan exigente.
- ¿Tienes dónde quedarte?
- Pues, de hecho...
Mi empresa mi paga un apartahotel.
Tengo un sofá y una habitación de sobra.
- Me encantaría que te quedaras.
- Dan.
- Mark, hola.
- ¿Qué tal la herida?
Está... bien.
Sí.
Tengo que volver al trabajo, ya...
Hasta luego.
- ¿Qué ha pasado esta mañana?
- Bien. Estaba en el camerino...
- ¿Por qué le llaman a esto camerino?
- No lo sé.
Seguramente una tradición del teatro.
Tendrá que ver
con Shakespeare, o algo así.
- ¡Joder, Lorie!
- ¿Qué?
Tu taza. Tu maldita taza.
Y bien...
¿Sabes algo de Linda?
Algo sabrás, si no, no me preguntarías.
¿Has leído la carta?
No. No era para mí.
- ¿Es eso lo que te preocupa?
- Es que me parece un poco raro.
Se fue de aquí. Nos manda
postales de Navidad y postales.
Y una carta sólo para ti
me ha parecido un poco raro.
¿Por qué te preocupa esto ahora?
Estamos como nunca.
Vale. Va a venir a la ciudad.
Bueno, de hecho, ya ha venido.
- ¿La has visto?
- No, no la he visto.
De hecho, si te apetece,
podemos tomar algo con ella hoy.
- ¿No me lo ibas a decir?
- Cariño, acabo de hacerlo.
- Desde luego. A veces, te juro que...
- ¿Qué te pasa?
¿Cómo puedes estar celosa ahora?
Parece que aún hay razones
para estarlo.
Ibas a quedar con ella sin decírmelo.
Iba a quedar con ella,
no a acostarme con ella.
No estoy diciendo eso,
pero al no invitarme,
dejas un margen de error
para posibles accidentes.
- Sigues engañándome.
- Yo no te engaño.
No me voy a acostar con ella.
Como mucho, compartiré la ensalada.
- Yo me quiero casar.
- ¿Qué?
Me acusas de engañarte
y ahora quieres casarte conmigo.
- ¿Es que nunca te lo planteas?
- Sí. Pero no sé lo que pienso.
Yo he crecido en los últimos tres años,
pero tú te has quedado donde estabas.
No, no estamos hablando de eso.
A ti te da miedo que te hagan daño...
¡Me exiges algo que no puedo hacer,
me estás presionando!
- ¿Es eso lo que quieres?
- Es que no lo entiendes.
Ya sé que te da miedo
dar este paso. A mí, también.
Pero eso es lo maravilloso, ¿entiendes?
Podemos sentir miedo juntos.
Mira, yo sólo quiero estar segura de ti.
Y si eso significa que soy insegura
o neurótica, pues mira, oye.
Sólo quiero saber que si sigo
en antena contigo dentro de cinco años,
es porque me quieres,
no porque soy tu socia.
Pues claro.
Claro que sí. Venga.
Venga...
Tú no te quieres casar.
No, el que no quieres eres tú.
Déjame oírtelo decir.
- Es la hora.
- Oye, Mark.
Sí.
Estábamos discutiendo
por qué le llaman a esto camerino.
No lo sé.
Os veo luego.
Lo siento, pero...
No me quiero casar.
ELLA DIJO
- Ahí viene. Cuidado.
- Lorie, faltan 15 segundos.
He dicho ahora mismo.
Todos a sus puestos.
Silencio, por favor.
Cinco, cuatro, tres, dos...
Calefacción y refrigeración Perkell
les ofrece "Él dijo, ella dijo".
Con ustedes,
Lorraine Bryer y Dan Hanson.
Hoy nos ocupa la Propuesta 41,
la unión de autopistas.
Buenas tardes, Dan.
La Propuesta 41,
llevada a votación en octubre,
resultaría en un tramo de unión
de las autopistas 710 y 88.
En mi opinión,
se debería haber hecho antes.
Mejoraría los accesos
y favorecería el desarrollo
especialmente en la periferia.
Dan, ya sé que me vas a decir.
Que puede esperar,
que no es necesaria.
Pero dentro de dos o tres años,
será demasiado tarde.
O avanzas o te quedas atrás.
Ahora o nunca.
Así lo entiendo yo.
Lorie, una vez más,
te pasas de intelectual.
Si se piensa bien, no hace falta.
Estas autopistas funcionan bien
independientemente.
Aumentarían los gastos,
el tráfico y la congestión
en una zona concurrida.
Y esa periferia
ha llegado a un punto,
donde no se prevé mayor desarrollo.
La situación actual
no tiene nada de malo.
Como decía mi tío Olaf:
"¿Por qué arreglar lo que no está roto?".
Y así lo entiendo yo... ¡Ay!
Lorie.
- ¿Te encuentras bien?
- Claro que sí. Desde luego.
- Estoy bien.
- ¿Seguro?
Sí, estoy bien, Mark.
No te preocupes. Se me pasará.
Mis llaves están dentro. Y mi cartera.
Mi vida entera está dentro.
- Vale, ya...
- No voy a entrar ahí.
- De acuerdo.
- ¿Le he hecho daño? ¡Qué más da!
Me voy a casa andando.
Me siento muy bien, me voy andando.
Lorie, yo...
- ¿Me llevas a casa?
- Claro, tengo el coche aquí.
- ¿Dónde van éstos?
- Todo al pasillo.
Los discos, los juguetes
y los muñecos asquerosos.
- ¿Y esto?
- No. Me lo quedo.
Cindy, me conoces hace mucho.
Soy una persona razonable, ¿no?
- En cierto modo, sí.
- O sea, no estoy loca.
Pero llega un momento
en el que dices:
"Sí, seguimos adelante",
o "No, cometimos un error".
De veras, me siento genial.
- Para, para.
- Vamos.
No te voy a permitir que hagas eso,
ni a ti ni a tu vídeo.
No se lo merece.
Para empezar, ni le necesitabas.
Podrías haber tenido tu propio programa.
Ya vale. Yo nunca quise un programa.
Ni siquiera veo la televisión.
El New York Times adora mi trabajo.
Les volveré a llamar,
voy a buscar el número.
Y pensar que le dejé
que me disuadiera de mi objetivo inicial.
Tres años perdidos,
pero aún soy bastante joven, ¿no?
¿Han pasado ya tres años?
El tiempo que he perdido
sin darme cuenta de esta podredumbre.
Tú te acordarás, Cindy.
Estaba claro desde el principio.
Hemos decidido, salomónicamente,
daros una oportunidad a los dos.
¿Sabéis la historia
de la escultura pública? ¡Bien!
- ¡Ah, sí!
- No imitéis a Monroe.
Usad vuestro estilo y opiniones propias.
1.500 palabras antes de las cinco
para publicarlas mañana.
Que gane el mejor...
o la mejor.
Oye...
A partir de mañana, uno de nosotros
no le dirigirá la palabra al otro, así que...
¿Cenamos juntos?
Aunque suene un poco fuerte,
me gustaría, pero tengo una cita.
Bueno, no es una cita,
más bien un compromiso. Lo siento.
Gracias.
- ¿Adivina qué?
- ¿Qué?
- Adivina.
- ¿Qué?
Van a publicar
el artículo del New Republic.
Genial. ¿El de los Sandinistas?
Estupendo.
- He traído una copia para que lo veas.
- ¡Me encantaría! ¡Genial!
- No, yo...
- ¿Qué? ¿No es buena la cabecera?
- ¿Le cuesta arrancar?
- Lo estamos volviendo hacer.
Nos tratamos como escritores
y colegas políticos.
No nos tratamos
como una mujer y un hombre.
Adam...
Mira...
Lo que quería decir...
Creo que deberíamos
dejar de vernos.
Ya no hay esa pasión
entre nosotros.
Creo que la hubo,
pero ya se ha apagado.
- Es difícil decirlo...
- Es difícil escucharlo.
Lo sé... y lo siento.
Mira, yo no me chupo el dedo.
Me lo veía venir.
- Pero no creo que sea sólo culpa mía.
- Yo no digo que lo sea.
Bueno...
Quizá dos personas cerebrales
no deberían estar juntas.
Tengo que irme.
- No, no te vayas.
- Si no te importa, lo prefiero.
Hasta luego.
¡Vaya, qué cita más rápida!
- Parece que no podamos separarnos.
- A lo mejor es el destino.
- ¿Va a cenar la señora?
- La ensalada César está deliciosa.
- No, yo...
- Venga.
Vale, comeré una ensalada César.
Y un cubata.
- Yo tomaré lo mismo.
- Bien. ¡Que aproveche!
Nos hemos peleado.
Bueno, de hecho, no.
No nos hemos peleado.
Lo hemos dejado.
No sé por qué
te estoy contando esto.
De veras, lo siento.
- ¿Quién ha dejado a quién?
- Yo.
A veces es la postura más dolorosa.
Siempre es más fácil amar
que ser amado.
Hacer daño a alguien
es peor a que te hagan daño.
Bien sabe Dios que me da pavor
dar malas noticias a una mujer.
Tal vez sea debilidad, no lo sé.
Sí.
¿Y por qué sabes tanto?
Créeme, me ha pasado.
- ¡Dan!
- Susan, hola.
Disculpa.
Estás fantástica.
Ese vestido es...
Es el color que mejor te sienta.
Gracias. Y gracias
por las flores. ¡Eran preciosas!
¿Las recibiste? Bien.
- A ver si nos vemos la próxima semana.
- ¡Buena idea!
- Pero ponte ese vestido.
- Lo haré.
¡Ay, mierda, que se me sale la teta!
Lo odio cuando me pasa, ¿tú no?
- Adiós.
- Hasta luego.
¡Qué clase! Con mayúsculas.
Y tú. ¿Te has visto?
¡Qué tacto!
Es increíble que estuviera
dejándome caer en tus redes.
"Es mejor amar que ser amado."
Esto... Me estabas tirando los tejos.
- Estás intentando ligar.
- ¿A esto le llamas ligar?
Todos los hombres sois iguales.
No nos tomáis en serio.
No, espera. Estaba pensando...
¿Estaba intentando ligar?
¡Dios mío, tienes razón!
Estaba intentando ligar. Lo siento.
Pero, ¿qué se supone que debo hacer?
Estás ahí sentada...
...vulnerable, atractiva...
¡Qué fastidio!
¡Qué fastidio!
Otra vez, ¿lo ves?
No me sé controlar,
no hay quién me detenga.
De todos modos...
Lo tuyo ya se me ha pasado.
En estos momentos
hay otras cosas más importantes.
- ¿Como qué?
- La oportunidad de decir algo.
Llegar a la gente.
El sueño de todo periodista. Trabajar...
...en el New York Times.
Por ahora,
me conformo con esta columna.
¡Mi columna!
Te voy a poner algo para que comas.
- No, deja.
- Es como comer con un tiburón.
- ¿Vale? Un poco de pasta.
- Salsa.
- Ensalada.
- Tomate.
¿Vale? Disfruta.
Por mi columna.
El periódico no sale
hasta dentro de unas horas.
¿Diga?
¡Ay, hola, Cindy!
Sí. ¿A que está genial?
¡Ay, gracias!
¿No te parece una pequeña victoria
que hayan publicado la suya también?
Tienes razón, ese estilo reaccionario
me va a dejar a mí en mejor lugar.
No, acabo de llegar.
¿Por qué? ¿Has llamado antes?
Adam... ¡Ah!
Dios... No, eso ha sido hace horas.
Bueno, estaba...
De hecho, estaba cenando
con el mismísimo reaccionario.
Bueno, sí.
Me pisó la lentilla, pero bueno...
Sí. Bueno, no. De hecho, me...
Me lo he pasado muy bien.
No. Esto es algo aislado.
No me dejaré caer en sus redes.
Hola, Lorie, hace siglos
que no te veo por aquí. ¿Bailas?
Sí, pero, ¿puedes hacerlo
un poco menos exagerado?
Vale, la próxima canción lenta,
el chico de ahí... No mires.
- ¿Cómo te llamabas?
- Steve.
Steve, gracias.
Toma tus cinco dólares.
- No hace falta que me pagues.
- Bueno, quédatelos.
¿Te importaría abrocharte
la camisa? Gracias.
Hola.
- Una música estupenda.
- Sí, es fantástica.
¿A quién miras?
Conozco a ese tipo.
Menudo pesado.
Siempre me está tirando los tejos.
Si me saca a bailar, ¿bailarás conmigo?
- Es que... Mira...
- Lorie.
Hola. Steve, ¿te acuerdas?
Hace mucho que no te veo.
Estás fantástica.
- Hola, soy Dan.
- Espera. ¿Quieres bailar?
Echo de menos cómo bailábamos.
Perdona, va a bailar conmigo.
- Gracias, me has salvado.
- ¡No es nada!
Bueno...
- Bueno...
- Oye, me lo he pasado bien.
Buenas noches.
¿Qué pasa?
Ya no quiero seguir jugando
ni ligando ni todos esos rollos.
Lo que trato de decir es...
que eres un buen tipo.
En ideas estás hecho un lío,
ni eres un gran escritor,
pero no eres un psicópata
y, más o menos, eres guapo.
¿Nunca te sientes solo?
Ya sé que tienes
a muchas detrás, pero...
¿Nunca... te sientes solo?
¿No sientes miedo?
Como si se te pasara la vida,
y tus días y tus noches.
No tienes a nadie alrededor
para verlo, excepto tú.
Sólo... sólo me gustaría
estar contigo esta noche.
Estás temblando.
No me digas
que no has hecho esto nunca.
Contigo no.
Olga,
¿tomas a Olaf como esposo...
...para vivir en matrimonio
según la palabra de Dios?
Sí, quiero.
Os declaro marido y mujer.
Me debes una copa.
Lo que ha unido Dios
que no lo separe el hombre.
Me alegro de que hayáis venido todos.
Hay un viejo dicho sueco...
¿cómo es?
Que se podría traducir como:
"La felicidad es fácil,
cuando te quitas el abrigo".
Pues bien, hoy, me he quitado el abrigo.
Ya vale de discursos.
Vamos a bailar "Los pajaritos".
- ¿Quiere bailar?
- Me encantaría.
¡Guay del Paraguay!
- ¿Quieres bailar?
- No.
- Venga.
- Es que es tan... No, porque...
¿Qué te hace tanta gracia?
- Oye...
- ¿Qué?
Te quiero.
No te lo digo
para que me digas lo mismo.
Te lo digo porque es lo que siento.
Si no puedes expresar tus sentimientos,
¿de qué sirve tenerlos?
Y me siento muy bien al decírtelo.
No tienes que contestarme.
De verdad, no hace falta.
"¡AY, MADRE,
MI MARIDO ES UN LOBO!"
Toma, cielo.
Gracias.
Seguramente ni se acuerda.
Siempre se olvida de los detalles.
Lo único que recuerda
es el resultado final.
Yo recuerdo cada momento
que pasamos juntos.
Todas las cosas sin importancia.
Como cuando le arreglé el carburador.
Le impresionó mucho.
O cuando rompió la ventana.
Tuvo que llamar al reparador.
La ventana, ¿qué ventana?
¡Ay, sí, ya me acuerdo!
Seguro que él no.
Bueno, ya está bien.
A partir de ahora,
nada de echar la vista atrás.
¿Crees que el tío del New York Times
se acordará de mí?
La semana que viene
podría tener un trabajo nuevo.
Creo que aún tengo el teléfono
en mi Rolodex, ahí en mi...
...estudio.
Además de mi coche, mi vida entera.
- ¿Qué hago con esto?
- En la caja con los archivos.
Gracias, Mark.
Me estás salvando la vida.
Nunca se sabe
qué va a lanzarse en "Él dijo, ella dijo".
Vean a Hanson y Bryer, segundo asalto,
mañana al mediodía en el Canal 11.
Wally, ¿qué demonios pasa
con estos anuncios?
Ahora no puedo hablar.
Que te lo cuente él.
Sí. Haz lo que puedas.
Te dejo. Adiós.
- Lorie, Lorie...
- Wally, Wally.
Estáis anunciando un programa
que no se va a emitir.
Calma. Mira estos mensajes:
"¡Bravo, Lorie!", "¡Ya era hora!".
Eres una heroína. A las mujeres
les encantaría hacérselo a sus maridos.
No quiero ser una heroína.
Y él no es mi marido.
Lo último que va a ser
es mi marido. ¿Lo entiendes?
Totalmente. Pero todos
esperan ver qué harás mañana.
Weller quiere verlo.
Por eso viene.
Pues no va a ver nada, ¿de acuerdo?
Porque, se.... Bueno...
Se acabó, ¿vale?
Dan y yo... lo hemos dejado.
¡Dios mío!
Lo siento.
De veras que lo siento.
Pero puedes seguir con el programa.
Hasta puede ser más interesante.
No doy crédito, Wally,
eres todo un hombre.
Gracias.
¿Cómo puedes separar
el amor y el trabajo así como así?
Bueno... el amor es el amor...
y el trabajo es el trabajo.
Amor... trabajo.
El trabajo no es el amor.
El amor no debería...
- Vale, vale.
- Mira, te lo pondré más fácil.
Grabamos su parte antes que la tuya.
No hace falta ni que lo veas.
Se acabó, Wally.
Oye, mira...
No quería llegar a esto,
pero aún hay un contrato firmado.
Yo no sé ponerme en plan duro,
pero los abogados te comerán viva.
- Gracias, Wally, eres un gran amigo.
- Por favor.
- Linda Metzger por la uno.
- Ahora no. Luego la llamo.
¿Linda Metzger?
- ¿Ahora le llama aquí a Dan?
- No, a mí. Esto viene de atrás.
No significa nada, siempre ha ido
detrás de mí. Una atracción fatal.
Tal vez no signifique nada para ti,
pero con sólo oír su nombre...
¡Oh, Linda!
- ¿Qué?
- ¿Qué?
- ¿Qué has dicho?
- He dicho...
He dicho: "¡Oh, Linda!".
Perdona.
No pasa nada.
- Lo siento.
- No, entiendo que pueda pasar.
Las dos somos mujeres,
nuestros nombres empiezan con "L".
- Te acuestas con las dos.
- No, ya no.
- ¿Desde cuándo?
- Desde que empecé a salir contigo.
¿Qué quieres decir con "empezar"?
¿Lo hiciste...?
- ¿Después de acostarte conmigo?
- No... no me acuerdo.
¿Que no te acuerdas?
Piensa, Dan, piensa.
¿Ha habido alguien en tu cama,
contigo, que no sea yo?
No lo sé,
seguro que lo hicimos una vez.
Bueno, dos.
¿De qué se supone
que me tengo que arrepentir?
¿De que en el instante que nos tocamos
mis relaciones no se esfumaran?
Todas tus relaciones no.
Sólo tus relaciones sexuales.
Pero, ¿para tanto es?
Desde el momento
en que me acosté contigo,
no se me pasó por la cabeza
acostarme con otro hombre.
Pero a ti, sí se te pasó por la cabeza,
dormir... con otra mujer.
Eso fue al principio.
Hablemos del presente.
Tú eres con la que...
- ¿Con la que qué?
- Con la que estoy ahora.
¿No es eso lo que cuenta?
- Quiero conocerla.
- ¿De veras te parece una buena idea?
Quiero conocerla.
Trabajo en la nueva línea para el otoño.
He traído el catálogo.
Deberías echarle un vistazo.
Seguro que podríamos encontrarte...
...algo que te sentara genial.
- ¿Cariño?
- ¿Qué?
- Solemos hacer esto con la comida.
- Dan.
No te avergüences.
Dan me lo cuenta todo.
Seguro que tú también
ya conoces todos sus secretos.
- Bueno.
- Bueno, a lo mejor todos no.
Perdimos la virginidad juntos.
Sólo teníamos 14 años, unos críos.
- Pero ya entonces era increíble.
- Bueno.
¿No te parece?
Durante años, he anotado
nuestras posiciones sexuales favoritas.
- ¡Qué guay!
- Unas notas de nada, con dibujos.
- ¿Te gustaría verlas?
- ¿Cariño?
¿Qué dices?
- Aquí hay una. 17 de marzo de 1980.
- ¡Ay, madre!
- ¿Te acuerdas?
- Sí, en la cocina.
Muy bien.
En el dibujo se puede ver
dónde va la licuadora.
¡Ay, Linda!
Creo que éste te quedaría muy bien.
Cariño, ¿estás bien?
¿Por qué no os echáis un polvo
y os dejáis de tonterías?
Me voy de aquí ahora mismo.
¿Qué clase de escena estás montando?
Al veros juntos, creo que sobro.
- No es justo. Tú querías conocerla.
- Sí, lo sé, pero...
Si te comportas así con otra persona,
no puedo estar contigo ahora.
Preparados, por favor.
No os pongáis nerviosos,
es sólo una prueba.
Si sale mal, la tiramos.
Pero sé que estaréis geniales.
Un momento, Wally.
Ésta no es la copia que escribí.
La retocamos un poco.
No hay tiempo para convencer a nadie.
¡Chas, chas, y al siguiente anuncio!
Pensaba que íbamos a escribir.
No deja de ser un programa de opinión.
- Sí, en cuanto le cojáis el tranquillo.
- Es sólo una prueba para ver qué tal.
- De acuerdo.
- ¿Y qué más da?
- Cariño, no lo eches a perder.
- No, es que...
- ¿Quieres saber el secreto?
- ¿Qué?
- Sonríe. Una gran sonrisa.
- Vas a estar fantástica.
- Allá vamos.
- Me voy.
¡Vaya, es verdad!
Pareces más gordo en pantalla.
Ocho, siete, seis...
Tienes una mancha en el vestido.
- Hola. Soy Dan Hanson.
- Y yo Lorie Bryer.
- Y están viendo Él dijo...
- ...Ella dijo.
Parad la cinta, por favor.
Lorie...
Lorie, va muy bien.
Pero esto no es un concurso.
- Intenta sonreír un poco menos.
- Pero ella me ha dicho...
La chica de maquillaje
es una experta.
El entusiasmo está muy bien,
pero sin enseñar tanto los dientes.
Aparte de eso, genial.
Probamos de nuevo...
- Lo estás haciendo a propósito.
- Sólo estoy nerviosa.
- ¿Dónde está la mancha?
- En tu teta izquierda.
- Hola. Soy Dan Hanson.
- Y yo Lorie Bryer.
- Y están viendo Él dijo...
- ...Ella dijo.
Hoy hablaremos de la basura.
Los vertederos se llenarán en 10 años.
¿Y luego qué?
Algunos creen
que es responsabilidad del gobierno.
Y quizá tengan razón.
Pero como solía decir mi tío Olaf:
"Si es tu basura, la sacas tú".
Pero, ¿qué hace?
Parad la cinta, por favor.
- Cariño, estamos los dos en cámara.
- ¡Ay, lo siento!
- Si no quieres hacerlo, dilo.
- Si recuerdas, ya lo dije.
Lo hago lo mejor que puedo.
- ¿Probamos otra vez?
- ¿Por qué es siempre lo que tú quieres?
¿Qué? Me cogí vacaciones para ver
a tus padres, siempre voy a tu casa.
- ¿No quieres estar conmigo?
- Sí, pero me siento como un extraño.
- Es porque te lo tomas así.
- No hay sitio para mis cosas.
- Cambia de sitio la bicicleta estática.
- Increíble.
¿Y todas tus cosas de tíos
por todas partes?
- ¿Cosas de tíos?
- Tus zapatos enormes y tu mapa de 3D.
Y eres el único hombre de Norteamérica
que todavía se pone pijama.
Basta.
¿Hacemos una pausa
y lo intentamos más tarde?
Bien.
No tenía intención de parecer lela.
¡Bah, no es para tanto!
Tenemos los mejores trabajos
de Baltimore.
Si no nos quieren en televisión,
ellos se lo pierden.
Me has traído hasta aquí,
me das mucho miedo.
Y cuando pienso que tengo
todas las razones para cabrearme...
...es cuando mejor te portas.
Me tienes pillado.
Vamos.
- He estado fatal.
- No es cierto.
Horrible. Casi me muero.
- ¿Lorie?
- ¿Qué?
Hagámoslo. Vámonos a vivir juntos.
¿Qué me dices?
Bien, chicos, hemos visto la cinta,
y aunque no lo creáis, está genial.
¿Qué dices?
Que sí.
- ¿Cómo dices que estamos bien?
- ¿Qué querías? ¿La verdad?
Es una historia muy bonita.
Deberías estar agradecida, te ayudé.
Bien, ahora hay otra gente
a quien puedes ayudar, Wally.
Esto debe ser una pesadilla.
¡Trabaja conmigo, por Dios!
Lorie, te lo suplico.
- Adiós, jefe. Hasta mañana.
- Y tú, Judas.
¡Tal vez no tengas trabajo mañana!
¡Tal vez yo no tenga trabajo mañana!
¡Por favor!
¡Espera, espera! ¡Vuelve!
Olvídate de Wally.
No tienes muy buen aspecto.
No me importa ayudarte.
¡Dios mío!
¡Dios mío!
¡Dios mío!
Para el coche. Echa atrás.
- ¿Qué pasa?
- Es que...
- ¡Dios!
- ¿Qué?
¡Mierda, de todos los restaurantes!
¡Mira ese gilipollas!
Y está en nuestra mesa.
Dios.
Lorie, deja de torturarte.
Vamos, te llevo a casa.
No.
Mark, ¿eres tan amigo
como para hacerme un favor?
¿El qué?
¿Y bien?
Él va a ir a su hotel.
Va a pasar la noche con ella.
¡Que se vaya a la mierda!
¡Y ella también!
- No, espera.
- ¿Qué?
- Vamos a ir allí.
- ¡Lorie!
¡Y luego, zas!
Es más, vi las estrellas.
- Es un sitio público. Tenemos derecho.
- ¡Menuda herida, podría demandarle!
- Comeremos juntos.
- La ensalada César está deliciosa.
- Tal vez se atragante.
- Sangrando de la cabeza...
- Le da un ataque, se monta la de Dios...
- Dan...
- ¿Qué?
- Está justo ahí. Junto a la puerta.
- ¡Hola, no sabía que estabas aquí!
- ¡Qué valor!
¡Mamón! Ni siquiera se ha enfriado
el cadáver de nuestra relación.
Vale, yo también sé hacerlo.
- ¿Os importa?
- No, venid.
- Vale.
- Claro.
¡Linda, qué alegría verte!
Siéntate.
Linda, ya te acuerdas de Mark.
- Pues aquí estamos.
- Sí, claro.
¡Qué bien que nos juntemos todos
después de haber roto hace poco!
Linda, ¿te lo ha contado Dan?
Lo hemos dejado.
Claro, si te lo cuenta todo.
- ¡Qué bien que seas tan adulta!
- Gracias.
Tú también lo llevas muy bien.
Cuatro horas y aquí estamos, a tiempo.
Tenía dos opciones: regodearme
en la oficina o venir a mi cita con Linda.
- ¿Por qué no vamos a otro sitio?
- No, me encanta este sitio.
Aquí fue nuestra primera cita.
En esta misma mesa.
- ¿Te acuerdas, Dan?
- Sí, pero no lo llamaría una cita.
Se comió mi cena y me insultó.
- Me lo debía haber imaginado.
- Es mejor así, ahora somos libres.
Libres para dedicarnos
a nuestra carrera, a otra gente,
aunque no pensaba
que ibas a empezar tan pronto.
Oye, aquí no pasa nada.
Claro que no, Dan nunca lo haría.
Ligón asqueroso.
No has cambiado nada
desde que te conocí.
- ¿Cómo se te ha ocurrido...?
- Me has seguido.
No te he seguido.
¿Y quién está en nuestra mesa?
- ¿De quién es ese culo gordo?
- Dan...
- Ya no es nuestra mesa.
- ¿Y quién tiene la culpa?
- Vamos.
- No, quédate.
- Sois los dos muy autodestructivos.
- Estoy de acuerdo.
- Cállate.
- Deberíamos irnos.
- A ella no la metas en esto.
- Me encantaría no tener que meterla.
Dan, ¿te encuentras bien?
Vamos. Por aquí.
Algunos dicen que las noticias
no son entretenimiento.
Se lo podrían pensar mejor si han visto
el canal WBAL de Baltimore.
- En un programa de opinión...
- Ven aquí.
...la presentadora Lorraine Bryer
fue más contundente que nunca...
...y le tiró una taza
a Dan Hanson,
cuya situación es estable,
pero de confusión.
La cadena se vio inundada de llamadas
relativas a los hechos.
- Menos mal que tú no bebes café.
- Bebo té caliente.
Dios mío, es como ET.
Esto es fantástico.
A Lorie le va a dar algo.
No sé si lo habrá visto.
- ¿Qué más da?
- Quizá sea para mejor.
Lo sé. Tienes razón.
Me alegro de que se haya acabado.
No hace falta que me den en la cabeza.
Al menos, tres veces.
¡Guau, ese perfume es... !
Y...
¿Qué opinas?
¿Nos acostamos juntos?
No puedo dormir aquí,
no tengo pijama.
No creo que vayas a necesitarlo.
Una parte de mí quiere, pero no puedo.
Dan, has cambiado mucho.
Pero yo creo que también.
Nos echábamos muchas risas
y el sexo era bastante bueno.
Tal vez estemos preparados
para algo más.
Yo creo que lo estoy.
Linda, lo siento.
Dan, vete a casa a por tu pijama.
Hola.
Hola.
No tenía pijama ni sitio donde ponérmelo
desde que me echaste.
- Pensaba que estabas con Linda.
- No.
No creo que sea buena idea
que te quedes.
¿Dónde sugieres que me quede?
- ¿Qué tal un hotel?
- Es muy tarde, y no quiero.
Está bien, puedes dormir en el sofá.
Pero sólo por esta noche.
- No creas que porque estás aquí...
- Créeme, no.
Gracias.
Tengo que escribir mi artículo.
¿Te llamó el abogado?
Sí.
- Un programa más, ¿eh?
- Sí.
Bueno...
- Supongo que a la larga es lo mejor.
- Sin duda.
Bueno...
- Buenas noches.
- Buenas noches.
- Dan.
- No pasa nada, cariño, estoy bien.
Dan.
- Creo que me apetece pastel de queso.
- ¿Qué?
Tú también podrías comer un poco.
Sí, tienes razón,
podría comer un poco.
Vale.
No te vas a acordar
de nada de esto, ¿verdad?
Lorie, te quiero.
Estoy loco por ti.
Por favor, no me dejes nunca.
Quiero pasar el resto de mi vida contigo.
Voy a por pastel de queso.
- Y así lo entiendo yo.
- Vale. Parad la cinta, ya está.
Sr. Weller.
Bien, Srta. Bryer.
Ya veo que mejor
que nos olvidemos de ello.
Siento que así sea.
Acabo de ver la cinta.
Y no es lo mismo
sin ustedes dos ahí presentes.
¿Sabe? Me he dado cuenta,
ahí, mirando la cinta,
porqué me gusta tanto su programa.
No es por los temas,
ni por su repercusión social,
sino porque siempre
hay esa posibilidad....
...de que tu mujer, tu marido,
tu novia, quien sea...
...haría exactamente
lo mismo que hizo usted ayer.
Es lo que hace
que la vida sea interesante.
Preparados, por favor.
Siete, seis, cinco, cuatro,
tres, dos, uno.
Y ahora,
Calefacción y refrigeración Perkell...
- Lo siento, señor. De verdad.
- Yo, también. Hacían muy buena pareja.
El tema de hoy:
El ayuntamiento y la salud mental.
Buenas tardes.
Antes de empezar, me gustaría
pedirle disculpas a nuestro público
por mi comportamiento irracional
e inapropiado en el programa de ayer.
También me gustaría aclarar algo
relativo a la propuesta
de la unión del tramo de autopista.
Sólo me gustaría decir que...
...mi oponente tiene razón.
La unión no es necesaria.
Se supone que ciertas cosas
nunca se llegan a cumplir.
Crees que puedes hacer
que vayan en la misma dirección...
...pero lo único que se consigue es...
...congestión,
aumento de tráfico y... dolor.
Debería dejarse
que las autopistas siguieran su curso.
También me gustaría decir:
Dan, dondequiera que estés...
Mira, he limpiado mi taza.
Pasa al logotipo,
pon la cinta de Dan. ¡Ay, madre!
Pobre Lorie.
Buenas tardes.
Antes de empezar el debate, Lorie,
me gustaría decir algo sobre la unión
de la autopista discutida ayer.
Me gustaría que quedara constancia
de mi cambio de opinión.
Es el momento oportuno
para unir las autopistas.
Esta propuesta garantizará
el desarrollo futuro que tanta falta hace.
Como solía decir mi tío Olaf...
No.
No voy a volver a decir eso.
No es mi tío Olaf el que habla, Lorie...
Soy yo.
Y lo que quiero decir es que...
...quisiera una segunda oportunidad.
No quiero separarme de ti.
Y así lo entiendo yo.
¿Significa esto que...?
Qué pasada, ¿no?
Sí.
¡Ay, se me ha vuelto a salir la lentilla!
- Espera, yo la busco.
- No, la aplastarás otra vez.
- Nunca la aplasté.
- Sí, la aplastaste.
¿Ves? Magia.
¿Y qué piensas de lo del ayuntamiento?
- ¿Qué crees que pienso?
- Lo sabía.
¿Quieres esto en antena?
No, Ray. Hay cosas más importantes
que un programa de televisión.
Hasta yo entiendo eso.
Estos muchachos se merecen intimidad.
No hace falta explotar
su relación para que podamos...
Cámara 1, para Dan.
Cámara 2, enfoca a Lorie.
- Supongo que esta vez ha ganado ella.
- ¿Qué quieres decir? Ganó él.
Hablar contigo no sirve para nada.
Eres un viejo tonto.
Y tú eres la señora del tonto.
ÉL DIJO, ELLA DIJO