Tip:
Highlight text to annotate it
X
Lo haces en las calles,
en casa.
Lo demás es mentira
y lo sabes.
MALAS CALLES
¿ Qué coño es esto?
En mi puta casa, no.
Lárgate de mi casa.
Sé quién eres.
Y tú, escoria...
Ya hablamos de pasar
esa mierda aquí.
No he hecho nada.
- Tienes que v igilar.
- No he hecho nada.
Eso, no has hecho nada.
Venga, date prisa
con esa mierda.
- ¿ Qué es? ¿Más mierda?
- No, es una lente alemana.
Me han env iado dos,
son buenas.
- No me sirv e.
- ¿ Cómo que no?
Es telescópica,
es la mejor que hacen.
No es alemana, es japonesa.
Es un adaptador, no una lente.
Has comprado dos adaptadores
japoneses, no lentes.
¿Adaptadores japoneses?
Señor, no soy digno
de comer tu carne...
ni de beber tu sangre.
Ni de beber tu sangre.
Vale, acabo de confesarme,
¿ de acuerdo? Bien.
El cura me hace rezar
diez Ave Marías...
diez Padre Nuestros,
diez lo que sea...
La semana que viene volverá
a mandarme otros diez de cada.
Ya sabes qué pienso de eso.
Para mí, no significa nada,
son sólo palabras.
Puede que a otros les sirva,
pero a mí no.
Si hago algo mal,
quiero pagar por ello a mi manera.
Cumplo mi propia penitencia
por mis pecados, ¿ qué te parece?
Y todo menos el dolor es mentira.
El dolor del infierno.
La llama de una cerilla aumentada
un millón de veces. El infinito.
Nadie se burla del infinito.
Es imposible.
El dolor y el infierno tienen
dos caras, la que puedes tocar...
y la que puedes sentir
en el corazón...
en el alma,
la cara espiritual.
¿ Y sabes qué?
La peor de las dos...
es la espiritual.
Charlie, estás loco.
- El cura me lo ha enseñado.
- ¿ Sabes más trucos?
Te los enseñaré
cuando aprenda éste.
¿ Sabes?
Es muy guapa.
Tengo que decirlo otra vez,
es muy guapa.
Pero es negra.
Salta a la vista, ¿ no?
Tampoco hay tanta diferencia.
¿ O sí?
- Es Marlboro.
- Por este precio, no te quejes.
Hice lo que pude,
la semana que v iene lo haré mejor.
Si no puedes fumártelos,
a lo mejor puedes v enderlos.
- No, esta semana aguantaré.
- Gracias.
- ¿Has v isto a Johnny Boy?
- No.
Tendría que estar aquí,
pero quién sabe cómo es ese chico.
Me gustaría saberlo, Charlie.
Creo que intenta joderme.
¿No deberías preocuparte más
de lo que me debe?
- Deberías hacerlo, lo sabes.
- Michael, nadie quiere joderte.
Te lo garantizo.
Bueno, ponte en mi lugar.
Tú respondes por el chico.
¿ Qué pasa si no paga?
¿Me pagarás tú?
- No quiero hacer eso.
- Tienes razón.
Hice un trato con él,
no contigo.
Tienes razón.
No pagaré sus deudas.
- Hablaré con él, lo pondré a raya.
- Debe dinero en todas partes.
No te preocupes, Michael.
- Vamos, siéntate.
- Tranquilo.
- ¿ Qué te pasa?
- Todos están locos.
¡Señora!
- Mira, Charlie, no te entiendo.
- ¿Por qué?
No entiendo
por qué v as con ese gamberro.
- Ese tío es un capullo.
- No digas eso, no busques pelea.
¿ Qué ocurre?
Son cosas de familia.
No puedo explicarlo, ¿ v ale?
- Es un buen chico.
- Sí, claro.
- Nos v emos.
- Vale, nos v emos.
Dejad los abrigos.
Dejadlos.
Si no te importa, jov encita,
me gustaría que guardaras esto.
Me dejo puestos...
Ios pantalones de piel.
Aquí está.
¿ Son los de los corazones?
Bien, muchas gracias, Señor.
Gracias por abrirme los ojos.
Hablemos de penitencias
y nos echas.
Bueno, juguemos con tus reglas.
Bueno, ¿ no es así?
- Bueno, ¿ qué tal?
- ¿ Cómo estás?
Quiero que conozcas
a dos jov encitas preciosas.
Éste es mi amigo Charlie,
y mi buen amigo Tony, el dueño.
- Ésta es... ¿ Cómo te llamas?
- Sara.
Sara Kline, ¿ v erdad?
Sara Kline...
- ésta es Connie y ésta, ¿tu nombre?
- Heather.
Heather Weintraub, ¿ v erdad?
- Las he conocido en el Village.
- Bohemias.
Sí, en el Café Bizarre.
- ¿ Qué queréis beber, chicas?
- Tequila.
- ¿Tienes tequila?
- No.
No importa. Escucha...
Os pediré algo que os gustará.
Pídete algo y tráenos a Charlie
y a mí un J.B., por fav or.
- ¿ Qué es esto? ¿ Qué es?
- ¿ Qué?
- ¿ Qué es esto?
- ¿ Qué?
- ¿De dónde lo has sacado?
- ¿ Qué?
- ¿De dónde lo has sacado?
- ¿El qué?
Esto, sí. Vamos detrás.
- Venga, v amos.
- Eh, ¿ qué haces, tío?
Me estás haciendo quedar mal,
Charlie, delante de las chicas.
No quería ser maleducado, chicas.
Sr. Civ ello, si tiene un momento,
necesito que me acompañe detrás.
- Solicitas mi presencia allí detrás.
- Por supuesto.
- Después de Vd.
- No, Vd. Primero.
- No, Vd.
- Sr. Civ ello, después de Vd.
- No, Vd. Primero.
- Vamos atrás.
Tony, sírv eles lo que quieran.
Chicas, perdonad. Tony, cuida
de estas chicas preciosas.
No dejes que se acerquen
los buitres.
- ¿ Qué haces?
- ¿A qué te refieres?
- ¿ Qué me estás haciendo?
- ¿ Qué?
Me ha agobiado toda la noche.
- ¿Por qué no le pagaste el martes?
- ¿ qué dices? Le pagué el martes.
- ¿Le pagaste la semana pasada?
- Sí.
¿Dice que no le pagué?
¡ Mentiroso! ¿Dónde está?
- ¿Le pagaste?
- Sí.
- ¿La semana pasada?
- Sí.
- ¿El martes?
- Sí.
- Charlie...
- Está aquí.
- ¿Dónde?
- Enfrente.
¿Está aquí? Me da igual.
Iré a v erle.
Arreglaremos esto de una v ez.
Un momento.
- ¿ Qué?
- Tienes razón.
- ¿Tengo razón?
- Sí, ¿fue el martes pasado?
Sí, el martes de la semana pasada,
la anterior a ésta.
Me he equiv ocado, perdona. Fue
la pasada, pensaba en la anterior.
- Ah, ¿sí?
- Asi es.
¿ Qué te pasa? No engañes
a la gente. Cumple con tu palabra.
No sabes qué me ha pasado.
Estoy deprimido por cosas...
y no me preocupo de pagar.
Llego a casa el pasado martes,
tengo el dinero.
Vuelv o a casa, entro en J immy Sparks.
Le debo 700 desde hace 4 meses.
Debo pagarle,
v iv e en mi edificio, ¿ v ale?
Entonces, le doy algo a mi madre
y me quedan 25 a final de semana.
Y lo de hoy no te lo creerás,
es tan increíble que ni yo me lo creo.
Estaba jugando,
tenía unos 700 dólares.
Es la suerte. ¿ Conoces a Joey Clams?
Joey Scala, sí.
- También le conozco.
- Joey Scala es Joey Clams.
- Bien.
- Sí.
- Son la misma persona.
- Sí.
Estaba ahí jugando,
cuando de repente...
v oy ganando 600, 700 dólares.
Y de pronto entra un chav al
y grita que v iene la pasma.
Como v iene la poli, salen corriendo.
Cojo la pasta, entro...
es una ex cusa para salir corriendo.
Luego les dev uelv o el dinero...
v uelv o a jugar
y me v iene la mala racha.
Entonces, salgo al patio,
no conozco el edificio, nada.
No podía salir,
era como una caja...
así que entro.
No sólo entro...
sino que el chav al
dice que era una falsa alarma.
Imagínatelo.
Quería matar al *** niño.
Estaba muy enfadado,
quería matarlo.
Así que v uelv o a la partida
y pierdo 400 dólares.
Frankie Bones estaba allí.
Le debo 1.300 dólares
desde hace 8 meses.
Me persigue, no puedo ir por
Hester sin encontrármelo.
Me espera,
y v e que estoy perdiendo.
Me espera aquí,
me da palmadas en el hombro...
así, como un halcón. "Déjalo,
estás perdiendo, dame el dinero".
Le digo, "Frankie, dame un respiro,
déjame que recupere algo.
Tengo deudas, un gran agujero."
Dice que le dé el dinero.
Le digo que sí.
Le doy 200 dólares
y encima pierdo.
Me v oy fuera, deprimido,
te lo cuento rápido...
porque sé que no quieres oírlo.
Ya lo sé, pero te lo cuento rápido.
Pues nada, me fui de compras,
me compré una corbata, esta camisa.
- ¿A qué es bonita?
- A Michael le da igual cómo estés.
No es tu confesor. ¿Por qué v as
de compras si debes dinero?
- Eso no está bien.
- Pero si v oy a pagarle.
- La semana que v iene le pago.
- No lo harás.
- ¿ Cuánto dinero tienes?
- Tengo unos 40 dólares.
¿ Qué haces?
Unos 40 dólares, eso es todo.
- ¿ Qué haces?
- Guardarlo para el próximo pago.
¿Pero qué dices?
Sólo hay 40 dólares. Es un error.
- Sí, un error.
- Te lo juro por mi madre.
Ven conmigo el martes que v iene
y firmo el pago delante tuyo.
Te lo juro por mi madre,
por Dios.
Son 110 dólares,
te v ienes y se los das a Mike.
Dame dinero, están esas dos.
Y pillamos seguro.
Las he conocido
en el Café Bizarre, joder.
No hay problema,
v amos a por ellas.
La tal Weintraub es guapísima.
Quiero montármelo con ella.
Toma.
- Va.
- Es bastante.
- Dame otros 5, v enga.
- ¿ Cuál te gusta?
Me dejas pelado.
¿Debo ir al chino?
- Aguanta con eso toda la semana.
- Vale, ¿ cuál te gusta?
A mí la Weintraub.
Es guapa, me gusta.
¿Es la de la izquierda?
No sé,
¿tu izquierda o la mía?
- Estábamos en el mismo lado.
- No importa.
Teníamos que hablar de unos asuntos.
Está todo arreglado.
¿Puedes cargar esto
en mi cuenta?
Ha ocurrido algo y
me harías un fav or.
¿La cuenta grande o la pequeña?
¿No es mejor en la pequeña
para equilibrarla con la grande?
- Para igualarlas.
- Vale.
¿Dónde has comprado este collar?
- ¿ Y yo no bebo, John?
- ¡ Mike!
¿ Que no bebes, Mike?
¿ Cagan los osos en el bosque?
Ponle uno doble, Tony.
- Hace mucho que no te v eo.
- Sé lo que dirás.
Pero, primero, no pago
las bebidas, me fían.
Y segundo, te pago el martes.
Te lo juro por mi madre y por Dios.
- ¿De acuerdo?
- Pero que no se te olv ide, Johnny.
- Que no se nos v aya de las manos.
- Tranquilo, no se nos irá.
- Lo hago por ti.
- Tómate algo.
- ¡ Por la reina!
- ¡ Por la reina!
¿ Sabéis qué dijo la reina?
"Si tuv iera pelotas sería rey."
Me dijeron que estarías aquí
y aquí estás.
¿ Qué tal?
¿ Cómo v an las clases?
Bien, Oscar.
¿ Cómo te v a todo?
Estaba en el sótano arreglando
el frigorífico, ¿tú te crees?
Tú eres un buen chico.
Dile a tu tío que no tengo nada.
No puedo pagarle
esta semana.
Habla con Giov anni, no conmigo.
Debería entregarle este lugar,
no quiero problemas.
Prefiere que le pagues
y lo sabes, Oscar.
Es un buen hombre, no le engañaré.
Si no cobra, se queda el local.
Parece que se quedará con el local.
¿ Y por qué me preocupo?
Tengo un socio que es un inútil.
Desaparece.
- No lo entiendo, ¿ y Groppi?
- Yo lo sabré. Ni su mujer lo sabe.
Y si a él no le importa,
¿por qué debo matarme yo?
¡ Muchas gracias, Natalie!
¿ Cómo estás, tío?
Estoy bien.
¿Dónde estuv iste anoche?
Sobre el tiroteo de anoche,
yo estaba allí, tío.
No estabas.
- Debí confundirlo con otra cosa.
- Seguro.
¿ Y bien?
Es Oscar.
Creo que se monta historias
de que el restaurante v a mal.
Dice que no puede pagar y que
su socio Groppi ha desaparecido.
¿ Qué hago?
No hagas nada.
Su negocio es malo.
¿Puedo ayudar?
Sí, esperando.
No seas impaciente.
¿Te gustan los restaurantes?
Sí, claro.
¿ Sabes lo que sí tengo?
Un buen papel higiénico.
¿ Qué tipo de papel?
Ya tengo.
Tengo papel higiénico
del ejército.
- Ahora le robas al ejército.
- No lo encuentro más barato.
- AI ejército, al ejército de EE. UU.
- ¿ Vendes fuegos artificiales?
- ¿ Qué?
- Acércate.
- ¿ Qué quieres?
- Fuegos artificiales.
- No, eso es ilegal.
- Fuimos a Chinatown...
- pero no tienen.
- Pasa de ellos, sólo tienen mierda.
- Tenemos 40 dólares.
- ¿Por qué no lo habías dicho?
- 40 dólares...
- No queremos gastárnoslo todo.
- ¿ Quieres algo bueno o mierda?
- Bueno.
¿ Sabes de dónde v iene?
De Maryland, ¿lo entiendes?
Que es bueno.
- Tony, cogemos tu coche.
- Claro.
- Vamos, crucemos la calle.
- ¿Tienes bengalas?
- ¿Bombillas? ¿Petardos?
- Sí.
- ¿ Volcanes?
- Sí.
¿Mujeres?
- ¿Eres un payaso?
- Payasos, Tony.
- Bonito coche.
- Sí, bueno...
Debe de ser caro.
Es una buena compra.
Necesita una puesta a punto.
- ¿Habéis v enido a la fiesta?
- Sí.
Os dejamos en esa esquina de ahí.
- Volv eremos a buscaros.
- ¿No podemos v enir?
No podéis v er dónde tengo
el material. Así es el negocio.
- Vuelv o en media hora.
- De acuerdo.
- Espera, espera. ¿ Y el dinero?
- Te damos un cheque.
¿ Un cheque?
- ¿De dónde sois?
- De Riv erdale.
En Riv erdale puede que acepten
cheques, aquí se paga al contado.
Lo tomas o lo dejas.
De acuerdo, toma.
Muy bien.
Esperad allí y calladitos.
¿ Un cheque?
Tony, tú aceptas cheques, ¿no?
Claro que sí.
¿ Cuánto hemos conseguido?
No sé, a v er.
A v er lo que tenemos aquí.
A v er lo que tenemos.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco...
diez, quince...
Míralos.
Esos niñatos nos han engañado.
Sólo me han dado 20 dólares.
Toma, 5 dólares.
Mejor te hago un cheque.
- Mejor sal del coche.
- Coge los 5 dólares.
- Dámelos.
- Bien.
- Vamos al cine.
- Y pagas tú.
Gira aquí, gira.
Ahí está.
- Michael.
- ¡Charlie, sube al coche!
- ¿Entras?
- No, v en aquí.
Hasta mañana.
Frankie, sé bueno.
- ¿ Qué pasa?
- Hemos estafado a unos chav ales.
¿ Cuánto habéis sacado?
¿De qué te ríes?
¿20 dólares?
Vamos al cine.
- Vamos, y pagas tú.
- ¿ Qué? Es mi negocio.
Espero que lo estéis pasando bien,
mi dinero me cuesta.
Quítame las manos de encima,
déjame en paz.
- Cállate, quiero v er la peli.
- Cállate tú.
Ve con cuidado,
llamaré al acomodador y te echará.
- Llámalo.
- Estás loco.
- ¿ Quién está loco? ¿ Yo?
- Tú, sí.
Se está bien, ¿no?
Las calles están preciosas y v acías.
Con esa fiesta
no puedes ni ir por tu barrio.
¡Odio esa fiesta!
Pasa de eso.
Recuerda que al llegar, hablo yo.
Ése es el problema.
No seas tonto,
J immy dijo que me ocupara yo.
- ¿ Cuánto le debo?
- No lo sé, un para de cientos.
Mira a ése,
no se ha bañado desde Nav idad.
- Será el próximo juez.
- Es el ayudante del alcalde.
- ¿Dónde nos espera?
- En el billar.
- ¿ Cerca del Sulliv an?
- Sí.
- No está en la Calle King.
- Tienes que guiarme.
Gira a la derecha
cuando se ponga v erde.
No apuestes fuera del barrio.
¿ Qué pasa con el semáforo?
Venga ya.
Dile a tu padre
que se aleje del coche.
Irá bien, los conozco.
No le engañarán.
- ¿ Cómo lo sabes?
- Tú sólo cállate cuando lleguemos.
- No hables, ¿ de acuerdo?
- No hablaré.
- ¿Dónde está?
- Ahí.
Charlie.
Aposté al número 235
porque soñé con mi abuelo.
- ¿ Cuánto has apostado?
- ¿ Qué te he dicho?
- ¿Has v isto a Gatucci por aquí?
- Sí, está detrás.
Cuando murió,
la sala del funeral era la 235...
y pensé que me daría suerte.
¡Joey!
Bien, San Charles está aquí.
Benditos seáis todos.
Puede lev antarse,
por fav or.
Mi buen amigo Tootie.
- No puedes perder con eso.
- Mushy, apuesta por la lámpara.
Mushy, esto será lo que te llev e
a Hollywood.
- Faltan tacos.
- Tacos.
¿ Y las bolas?
Bendícelas.
Bendíceselas.
- ¿ Cómo te v a, Joey?
- Bien.
- Has adelgazado dos toneladas.
- ¿ Qué te trae por aquí?
Mira, Joey, el v iernes 25
estuv e apostando con Sally.
No sé quién es.
¿ Quién coño es Sally?
Joey, de v erdad, somos amigos.
Déjate de tonterías.
J immy, sabes que aquí
tienes un amigo.
Creo que me acuerdo.
- Es una mierda de tío.
- Cállate.
Los v iernes no son fáciles,
se cometen errores.
Vale, no hay problema.
Yo también olv ido las cosas a v eces.
- Vamos a tomar algo.
- Sí.
Vamos a tomar algo.
J immy, acaba.
- ¿ Quién paga?
- Yo.
¿Pagas una ronda, Joey?
- Toma, tengo whisky.
- Tengo sed.
- ¿De dónde has sacado el sombrero?
- ¿Te gusta?
Es un Dobbs de 25 dólares.
¿ Y tú esas zapatillas?
Me costaron 2 dólares.
¿Bajamos la música?
No oigo nada.
A las chicas les gusta
la música alta.
¿Esas guarras?
Y a éste, ¿ qué le pasa?
- No me pasa nada, estoy bien.
- Cállate.
¿Me mandas callar
delante de este gilipollas?
No pagaremos, no.
- ¿Por qué? Dijimos de tomarnos algo.
- No v amos a pagar porque este tío...
es un gilipollas.
- Pero yo no he dicho nada.
- No pagamos a gilipollas.
- ¿ Gilipollas? ¿ Soy un gilipollas?
- Sí.
- ¿ Quién es un gilipollas?
- ¿ Quién?
- No lo sé.
- ¿ Quién es un gilipollas?
- No puedes llamarme gilipollas.
- ¿No?
No.
Te v oy a dar...
¡Tengo la mano mal!
Oficial, ¿me da el sombrero?
¿Puedo llamar a mi mujer?
- ¿ Qué llev as ahí?
- Un cortauñas.
- Es un cuchillo.
- No.
- Es un cuchillo.
- No, tiene un palillo.
Dav is, esto es muy embarazoso.
¿ Cuánto hace que te conozco?
Nunca nos has v isto
pelear con eso.
Éste es mi primo Charlie.
Somos amigos.
- ¿De dónde eres?
- De East Side.
- ¿ Y esto? Es un cuchillo.
- No...
- es un palillo, ¿ v es?
- Dav is, v en...
- ¿ Vienes del East Side?
- Dav is, déjame...
- Dav is, hablemos.
- ¿ Cómo explicas lo del cuchillo?
- Es sólo un cortaplumas.
- Es un arma peligrosa.
- ¿ Sabes cuánto puede caerte?
- Arreglémoslo.
¿ Cómo lo harás?
- Te pago algo del coche.
- Vale.
- Has tardado. ¿Adónde v as?
- A New Jersey.
Toma, esto es para ti
y tu compañero.
Voy a Filadelfia.
- Gracias.
- Está bien.
Muchas gracias.
Johnny, v amos.
- Gracias por todo.
- Y v osotros, escuchad. No más peleas.
- Os v ais a hacer daño, ¿ v ale?
- Vale.
Ningún problema, Dav is.
Vamos, tomemos algo.
¡Vamos a tomarnos algo!
- ¿ Quiénes eran esos gilipollas?
- Siempre es Nav idad con ellos.
Íbamos a pagarte,
pero no nos gusta que nos mareen.
- Venga, ¿ os estábamos mareando?
- Sí.
- Olv idémoslo.
- Vale.
La que no nos tomamos antes.
¡Salud!
¡Salud!
Aquí tienes el dinero.
- No lo cuentes, está todo.
- Vamos, cuéntalo.
Vamos, no más peleas, amigos.
No me toques, joder.
Cállate.
¡A la mierda!
- ¡Venga, larguémonos!
- ¡Os v ais a enterar!
¡Que os den por el culo!
¡Volv ed por aquí
y v eréis lo que os espera!
- Míralo, míralo.
- No lo toques que duele.
- ¿Tienes algo que podamos ponerle?
- Sí.
Primero quiero enseñarte algo.
Eh, J immy.
Bueno, relájate, tranquila...
- George, deberías estar trabajando.
- Déjame, estoy con una chica.
Ponte a trabajar.
Charlie, déjale.
Cierra la puerta, George.
Antes de curarte,
quiero que observ éis algo.
Mirad.
Mirad.
- Es enorme.
- Tony, estás de broma.
Mírala, es preciosa. Una pantera,
¿ de dónde la has sacado?
¿ Qué les das de comer?
- Es un secreto, no tengo licencia.
- ¿De dónde la has sacado?
Sólo yo puedo acercarme,
soy el único que las alimenta.
- Mira.
- ¿ Qué haces?
- ¿ Qué haces?
- Espera.
- ¿Estás loco?
- Cuidado.
¿Estás loco, Tony?
¿Adónde v ais, cobardes?
Por eso Italia perdió la guerra.
Aquí está papá...
Tony, cuidado.
Quería un tigre, Charlie,
como el v iejo William Blake.
Te crees todo lo que te dicen.
Es v erdad, me lo creo todo,
ése es mi atractiv o.
¡Vaya atractiv o!
- ¿ Y cuándo estuv iste de retiro?
- ¿ Qué?
Charlie se fue de retiro...
y me contó una historia
sobre un cura...
que le dejaba su coche
a una pareja.
No lo hacían
porque no estaban casados.
Pero dos semanas antes de casarse,
lo hicieron.
Así que pararon al lado de
la carretera con el coche del cura.
Un camión los embistió
y murieron los dos.
TERMINANTEMENTE
PROHIBIDO APOSTAR
- Es genial, ¿ ocurrió de v erdad?
- No, espera...
Charlie se lo cree.
Le dije que dos años antes...
yo estuv e de retiro y el cura
me contó la misma historia.
Otro cura, pero la misma historia.
¿Lo coges?
Quieres decir
que la historia es inv entada.
El problema
es que él se enfada de v erdad.
No lo entiende.
Es un negocio, un trabajo,
una organización.
Tony, tienes la facultad
de hablar de una cosa...
y darle la v uelta
sin que nadie se de cuenta.
Me enfadé
porque me mintieron.
Te v oy a decir algo,
no v olv eré a ir de retiro, nunca.
¿Por qué te dejaste engañar?
Porque se supone que no son así.
En eso somos diferentes.
¿ Qué quieres que te diga?
¿ Quieres que te lo diga?
Tendrías que ser como yo.
Quieres que te salv en.
El bar está cerrado.
Estoy esperando a Joey.
De acuerdo, siéntate.
Tengo que ir al lav abo.
Hazlo. ¿ Qué quieres?
¿ Que alguien te la sujete?
Sí, Charlie, sujétasela.
Sujeta su "ding-***".
George...
- ¿ Vas a hacer algo?
- Ya sabes cómo se queda.
¿ Sabes cómo quedan mis sillas?
- Este lugar es deprimente, Tony.
- Lo infrav aloras.
Esos imbéciles v ienen aquí cada noche
y pasa lo que pasa.
- Es como la noche de brujas.
- Sí.
- Bien.
- Tonterías.
¿Tonterías? ¿ Quién es el que habla
de William Blake y tigres?
Venga, chicos. ¿ Queréis dejar
de hablar de tigres y brujas?
Venga, salgamos.
Tony, cierra el local.
- Saldremos cuando haya que cerrar.
- ¿Por qué no ahora?
- Salimos y v amos a comer algo.
- Cerraremos cuando se v aya la gente.
No olv ides cómo le llaman
en los lav abos.
Charlie, v en aquí.
Mira este dibujo de ti.
Aún no, pero sigue.
No te rindas.
- ¿J ugaremos cuando cerremos?
- No.
- Sí, ¿ cuánto apostamos?
- Eres un mierda.
No puedes pagar tus deudas
y te apuntas a una partida.
¿ Cuánto apostamos?
¿Por qué no piensas
con la cabeza?
¿Pero qué os pasa?
Somos amigos.
- ¿ Qué coño os pasa?
- ¿A mí? Es él.
- Y tú.
- Ha dicho que soy un mierda.
- Ya está bien.
- Imbécil.
- Imbécil.
- Sí, imbécil.
Tiraos
las sillas por la cabeza.
- ¿ Vamos a ir a comer?
- Ya está bien.
- Tú no eres así.
- Lo siento, lo siento.
Lo siento, lo siento.
- ¿J ugamos a las cartas?
- No.
¿Alguien quiere jugar?
Michael, hay una partida
a la que no te puedes negar.
No.
Ha dicho que no.
Qué animado.
¿ Un blackjack?
¡Todo el mundo fuera!
George, apaga las luces.
No corráis, por fav or,
no corráis.
Venga, chicos, v amos.
No corráis. Separaos.
No corráis.
¡ No corráis!
Separaos.
¡ No corráis!
George, ¿adónde v as?
¿Dónde está el coche?
Mike...
Michael, déjanos ir contigo.
Conductor.
Conductor.
- Yo se lo pido.
- A la ciudad, Bautista.
Daos prisa.
¿Adónde v amos?
- Michael, llév anos.
- Largo de aquí.
Largo de aquí.
No arméis jaleo.
Déjame entrar,
está llov iendo.
- ¿ Qué os pasa tíos?
- Quieto.
- Apártate.
- Quieto.
- No me toques.
- Acércanos a casa.
- Sammy, compórtate.
- Vale.
Lo siento,
es que está muy asustado.
Que se tranquilice, ¿ v ale?
- ¿Amigos tuyos?
- ¿Estás de broma?
No puedo creerme
cómo seguía dándole.
Debe ser por todo
lo que ha bebido.
- ¿ Sabes lo que significa eso, Sammy?
- Suena a algo sucio.
¿ Qué miras?
¿ Qué hacemos con estos?
Echalos.
¿Estás loco? ¿ Quieres que los deje
delante de la casa de Tony?
Benton, mira a ése.
¡ Precioso!
- Haz que se calle.
- ¿ Qué pasa?
- Sammy, compórtate.
- No quiero.
No quiero, ¿por qué?
Déjame salir del coche.
Dios mío.
¿Tienes algo de carne?
¡Quiero mojar ahí, precioso!
¡ Lo quiero todo!
Échalos de aquí.
Échalos de aquí, échalos.
- ¿ Qué quieres decir con eso?
- Fuera.
- Acabo de entrar.
- Fuera, v ete.
¡Animales! De acuerdo.
- ¿Adónde v amos?
- Gracias, hasta luego.
- Esperad, ¿ qué hacemos?
- Ya basta.
¿ Vienes a por mí?
¿ Qué te pasa?
Mira eso, John.
Los policías
lo llev an en el calcetín.
Un policía me dio con uno
en la cabeza, ¿lo recuerdas?
Sí, nunca te recuperaste
de ésa, ¿ v erdad?
Nunca.
No estaba allí
para hacer de saco de box eo...
- mientras salíais corriendo.
- Eso te pasa por tonto.
Tendrías que haberte
v enido conmigo.
¿ Contigo? Soy tonto
por dejarme pegar así.
Mi mano, mi mano mala...
- ¿ Qué haces?
- Joey Barker.
Le debo dinero.
- No creo que sea él.
- Sí, es él.
¿Dónde está?
- Ha girado en la esquina.
- ¿ Se ha ido?
- Ha girado en la esquina.
- A lo mejor está.
Vamos, dobló la esquina,
¿ qué te pasa?
No puedes v olv er a casa,
quédate conmigo.
- Tu madre no está, ¿ v erdad?
- Está cuidando de mi abuela.
Cojamos pan de la tienda
de mi tío.
Estoy harto de mi sombrero.
Tu abuela se está muriendo,
¿ v erdad?
Sí.
¿Te gusta?
- ¿ Si me gusta? Es mi abuela.
- ¿ Y qué? No significa nada.
¿ Y qué? ¿De qué v as?
¿De qué v as tú?
Aún no está muerta.
Por Dios, cállate.
- Charlie.
- ¿ Qué?
- No hay nada de comer.
- Podría habértelo dicho antes.
No hay nada.
Sé lo que haremos.
- ¿ Qué?
- Te diré lo que haremos.
Iré a casa de mi tía
que tiene un montón de comida.
- Entraré por la salida de incendios.
- No, asustarás a tu prima Teresa.
Tienes razón.
¿ Sabes qué podemos hacer?
Puede que le de un ataque
y lo v emos.
No tiene gracia. ¿Piensas ser
un gilipollas toda tu v ida?
Madura de una v ez.
Si quieres comida de casa de tu tía,
llamas a su puerta.
Sí. Olv ídalo.
Da igual.
Además, ¿adónde v as
a las 6 de la mañana?
¿Has rezado tus oraciones?
Muy gracioso.
¿Por qué no me arropas, cariño?
Teresa, anoche tuv e un sueño
sobre nosotros.
Tengo que decírtelo. Estábamos
en esta habitación desnudos.
Había una cama blanca enorme,
estabas acostada y yo encima tuyo.
Estábamos haciendo el amor
y me corrí.
Lo que pasa
es que era sangre.
Había sangre por todas partes.
Esparcida por todos sitios,
en ti, en mí, en mis manos...
No le v eo la gracia.
Teresa, las chicas
no tienen sentido del humor.
Yo soy una chica.
¿Te gusto?
- Sí, me gustas.
- Y yo te quiero.
- Bueno, yo no te quiero.
- Ya v eremos.
Olv ídalo. Si pensara que puedo
enamorarme de ti, no estaría aquí.
¿Por qué?
- Contigo no puedo tener nada.
- ¿Por qué?
Porque eres una puta.
- Era broma.
- ¿Dónde aprendiste a hablar así?
Era broma, por Dios.
Ven aquí.
Sí, claro.
¿ Qué haces así en la v entana?
Alguien podría v erte.
Ven aquí, v enga.
Quítate de la puta v entana.
No mires.
No mires.
- ¿No quieres que mire?
- No quiero.
Veo lo que haces.
- Te he v isto.
- ¿ Qué? No he hecho nada.
¡Salv aje!
¡ Déjame en paz,
quítame las manos de encima!
Me estás matando.
Deberías haberlo v isto,
fue increíble.
Fue al lav abo y le disparó.
El otro le perseguía como Rasputin.
El chav al estaba asustado,
pero nosotros más.
No tiene sentido.
¿Lo mató sólo porque insultó a Mario?
¿No fue algo personal?
El chico es un trepa,
no es muy listo.
Mata a uno que insulta a un pez
gordo y cree que ya está.
- Es asqueroso.
- No lo es, es estúpido.
Anoche Johnny quiso robar
comida en casa de tu madre.
- ¿Por qué no le dejaste?
- ¿Te parece div ertido?
Deja esa mierda,
¿ qué haces?
¿ Qué te pasa?
No sabe nada de nosotros,
¿ v erdad?
No, no quiero que lo sepa.
Nadie lo sabe,
tu reputación está a salv o.
Venga, sonríe. ¿ Qué ocurre?
Pareces querer matarme, ¿lo quieres?
Sí, mátame.
Señora, ya puede arreglar
la habitación.
- Sólo tengo dos manos.
- Utilícelas.
- Déjalo ya.
- Odio esta mierda.
Perdone.
- Vaya boquita tienes.
- Pues bésame.
Eso es lo que te daré.
- Hash, ¿ cómo estás?
- ¿ Qué tal?
- ¿Está mi tío detrás?
- Creo que está ocupado.
- Charlie, apuesta por el 463 hoy.
- Gracias.
Lo que te digo es que lo hizo
por el honor de Mario.
Si insultan a Mario
te insultan a ti.
¿ Qué dices?
No lo insultó.
Lo conozco, iba borracho.
ÉI ha hecho el ridículo,
no yo.
No debía dispararle.
Mi hijo sólo hizo lo correcto.
No necesitamos algo así,
tenemos suficiente con lo que hay.
¿Protegerlo? ¿Por qué?
No le pedí que hiciera nada por mí.
Mándalo a Miami
unos seis meses, un año.
Todo estará olv idado
y v eré lo que hago con él.
Pero ahora, deshazte de él.
- Odio el sol, v amos adentro.
- ¿ Qué más odias?
Odio el océano,
la playa y el sol...
y la hierba y los árboles.
Y odio el calor.
Charlie, ¿ y qué te gusta?
Los spaghetti con salsa de almejas,
las montañas...
San Francisco de Asís...
pollo al ajillo con limón...
y John Wayne.
Sabes que no hay montañas
en Manhattan.
Hay edificios altos,
que es lo mismo. Y me gustas tú.
A mí sólo me gustas tú.
Voy a coger ese apartamento,
el de la parte alta.
- ¿ Sí?
- Sí, v oy a hacerlo.
- ¿Por qué no lo haces ya?
- Sí, estoy harta de mis padres.
- Creo que es algo bueno.
- Y v oy a hacerlo.
- ¿ Y a qué esperas?
- A ti.
Teresa, no puedes esperarme.
Tengo mis cosas en el barrio
y tengo que estar por aquí.
- ¿De qué tienes miedo?
- ¿ Qué? Vamos, ¿ qué te detiene?
Si no tienes miedo
de tus padres, v ete.
- Todo lo que tengo yo es el barrio.
- ¿ Y yo?
Sólo el barrio y los chicos.
Es lo único que me importa ahora.
Claro, chicos
como mi primo Johnny.
No exactamente
como tu primo Johnny.
Espero que no, está loco.
Me saca de quicio.
No sé cómo puedes aguantarlo
todo el día, es un enfermo.
¿ Qué te ocurre? ¿ Cómo
puedes hablar así de tu primo?
- Que se joda.
- Eso es horrible.
¿ Quién le ayudará si no lo hago yo?
Nadie lo intenta.
- ¿lntentar qué?
- Ayudarle, ayudar a la gente.
- Ayúdate a ti mismo primero.
- Y una mierda, te equiv ocas.
San Francisco de Asís
lo tenía claro, él lo sabía.
- ¿De qué hablas?
- Lo sabía.
¿De qué hablas?
San Francisco no apostaba.
Ni yo.
- Diane, ¿ cómo estás?
- Bien. Perdóname, por fav or.
Diane, quería hablar contigo
un momento.
Perdona.
Al margen de toda la broma
que hacemos...
Perdona.
De v erdad, creo que eres
una artista una increíble.
- Bien.
- En serio, eres muy buena.
Lo sé.
Dentro de poco podré abrir
mi propio local...
mucho más bonito
que éste.
En la parte alta, una especie
de restaurante y sala de fiestas.
- Creo que quedarías muy bien allí.
- ¿Bailando?
- No, de anfitriona. Estaría bien.
- ¿Anfitriona?
Sí, hablar con la gente que entre,
llev arlos a su mesa, cosas así.
¿Por qué no quedamos luego
y hablamos un poco de esto?
- ¿ Comida china?
- Vale, comida china.
¿Dónde quieres que te deje?
No pare, pasa despacio,
¿ de acuerdo?
Pare aquí.
¿Estoy loco?
¿Me llev a donde me recogió,
por fav or? Lo siento.
De acuerdo.
¿ Estoy loco?
Sólo me falta que
me pillen en el Village con ella.
Hola.
- ¿ Cómo estás?
- Bien, gracias.
- Me alegro de v erte.
- Y yo.
- Hola, Oscar.
- Hola.
- ¿ Qué tal?
- Me alegro de v erte.
- Giov anni, ¿puedo sentarme?
- Claro.
- ¿Podemos hablar?
- Dime.
Es sobre Groppi.
Lo sé todo,
hablamos luego.
Claro, lo entiendo.
¿Te sirv o los callos?
- Cuando quieras. Gracias, Oscar.
- De nada.
Estos políticos tocapelotas.
Son todos unos ladrones.
Si tuv ieran que v iv ir honestamente,
se morirían de hambre.
No son como nosotros.
Saben dónde ir
cuando nos necesitan.
Me di cuenta hace tiempo,
en la Segunda Guerra Mundial.
Charlie Lakey trabajaba para
el gobierno, v igilando el muelle.
- ¿ Qué hizo?
- ¿ Qué hizo? Estar allí, eso hizo.
Le dije lo mismo a tu padre
hace v einte años.
No te escuchó.
¿Todav ía v as
con ese Johnny Boy?
A ese Johnny Boy le llaman así
por mí. Bonito, ¿no? Claro.
Ese Johnny Boy está como tu
amigo Groppi, un poco loco.
Entiendo que quieras ayudarle,
por nuestra familia y la suya.
Eso está bien, lo entiendo.
Pero cuídate,
no lo estropees.
Los hombres honorables
v an con hombres honorables.
No lo olv ides.
Toda su familia
tiene problemas.
Su prima...
- la que v iv e al lado tuyo...
- ¿Teresa?
- La que está mal de la cabeza.
- No, tiene epilepsia.
Eso he dicho,
que está mal de la cabeza.
Sus padres v inieron
a pedirme consejo.
Quiere v iv ir sola. ¿ Qué esperan
que les diga? ¿ Que la encierren?
Sabes que somos compadres.
Así que les escuché.
Tenía que mostrar interés.
Tú v iv es al lado. Mantén
los ojos abiertos, pero no te metas.
Charlie, ¿por qué no
echas un v istazo?
Ya he estado aquí
cincuenta v eces.
A lo mejor hay algo
que no has v isto.
Después de todo,
deberías conocer el local.
Sí.
Dios mío, eres un cerdo.
- Hola, ¿ qué tal? ¿Tienes calor?
- Sí. ¿ cómo estás?
Bien.
Teresa...
Nos v emos abajo, ahora.
Sí.
- ¿ Qué ocurre?
- Baja.
Vamos.
- Esta noche no puedo.
- Está bien.
- Pues nos v emos el v iernes.
- El v iernes...
El v iernes tampoco puedo.
¿ Qué quieres decir?
No puedo v erte durante un tiempo.
- No me digas eso.
- Teresa...
- ¿Por qué?
- ¡Tú y Johnny lo estropeáis todo!
- ¿El qué?
- ¿El qué?
Lo siento, Sra. Rucco, perdóneme.
Vamos dentro.
- ¿Por qué lo estoy estropeando todo?
- Cállate o te hago callar.
¡Cállate!
Y escucha un momento.
Mi tío me monta un restaurante,
pero debo alejarme de v osotros.
- ¿ Sabe lo nuestro?
- No.
¿ Sabe lo de Johnny
y los préstamos?
No, ¿ estás de broma?
Claro que no.
No entiende a Johnny,
que sólo necesita ayuda...
- Contéstame.
- ¿ Qué quieres de mí?
- ¿Piensas lo mismo que él de mí?
- No.
No lo pienso.
No quiero dejar de v erte.
Te quiero.
- No quiero decir eso.
- ¿ Qué?
- Eso.
- ¿ Qué? ¿Me quieres?
Sí...
Venga, v amos,
salgamos de aquí.
Vale, sólo es que...
Deja que consiga el restaurante,
después todo será más fácil.
Está bien.
- ¿Dónde estabas?
- Por ahí.
¿Has oído lo que le ha pasado
a Groppi?
No, ¿ qué?
Oscar encontró a su socio.
Groppi fue a v isitar
a su madre.
Va a su habitación,
donde estaba v iendo la tele...
y le pide perdón.
Eso es todo, le pide perdón.
Va a otra habitación,
se pone su pistola en la boca...
y eso es todo.
Te lo dije, ese Groppi
no está bien de la cabeza.
Eso por lo menos.
¿ Qué ocurre?
Ahora no.
¿No v e que estamos hablando?
Dame un par de minutos.
Sal fuera.
- ¿ Qué quiere?
- Querrá hablarme de algo.
Me has escupido en el zapato.
Bueno, Charlie, me estás insultando
como Johnny Boy.
Creo que ya le he dado
suficientes plazos.
- Venga, Michael.
- No, Charlie, no es bueno.
Es un cerdo bastardo.
Llamé a su trabajo y me dijeron
que Johnny Boy no aparece por allí.
- ¿Eso te dijeron allí?
- Sí. ¿ Cómo v a a pagarme?
Hablé con él.
- ¿ Qué más puedo hacer?
- No lo sé.
Esta noche, en la fiesta,
nos juntamos y le hacemos razonar.
- ¿De acuerdo?
- De acuerdo, Charlie.
Ya sabes que no me gusta
que se aprov echen de mí.
Estabas ahí dentro con tu tío
y me he sentido un poco humillado.
Lo siento, Michael.
Hablábamos de negocios, era priv ado.
- Llego tarde, he quedado.
- Vale.
Lo arreglamos esta noche.
Adiós. Michael, aprecio
lo que estás haciendo.
PRUÉBATE ESTO Y DIME SI LAS
MANGAS SON MUY LARGAS. MAMÁ.
- Es muy inteligente.
- ¿ Sí?
Va a la univ ersidad,
quiere ser profesora.
He salido con ella
un par de v eces.
- Michael, déjame v er esa foto.
- Va a ser profesora.
- La conozco.
- ¿ Sí?
La v í besando a un negrata
debajo de un puente en Jersey.
Pero, ¿ qué dices?
- Un negrata, a un ***, un negrata.
- ¿Besándose?
Besándose.
Sus labios en los de él, besándose.
- ¿Estás seguro?
- Sí.
No te preocupes, hermano.
Aleluya,
he v enido a poner orden.
Carl, un J B con soda,
por fav or.
Que el Señor esté contigo
y con tu espíritu.
Deja que te pregunte algo.
¿Es el rey de los judíos?
¿Lo sabía o se lo han dicho otros?
- ¿ Soy judío?
- Mi Reino no es de este mundo.
Jerry, ¿ cómo te v a?
Por Jerry...
que luchó en Vietnam...
siguiendo las palabras de John
Garfield: "Apuntad a los ojos".
Volv ió con la Estrella de Plata.
De parte de los chicos.
¡ Bebidas para todos!
¡ Bebidas para todos!
Podrías hacer una camisa
con eso, Jerry.
- Bebamos y después hablemos.
- Sí.
- George...
- ¿ Qué pasa?
¿ Qué haces?
Michael, pon
sólo las antiguas.
- Sólo las antiguas.
- De acuerdo.
Charlie,
Flash aún no ha llegado.
- Dijo que estaría aquí.
- Pues no está.
Muy bonito.
Vendrá, v endrá.
- Te doy 20 dólares si esperas.
- ¿Bromeas?
No pagarías
ni los intereses por dos horas.
- Con esta semana, son casi 3.000.
- ¿3.000?
¿Le has cargado a uno del barrio
800 dólares de intereses?
- Sólo se ha retrasado en el pago.
- ¿ Soy su padre?
¿No crees que debías
habérmelo dicho antes?
Charlie, esto son negocios.
Pues debes ser realista.
¿De dónde sacará los 3.000?
A v er si nos aclaramos.
- Que sean 1.800.
- No me agobies.
No te agobio.
Que sean 2.000.
- Ahora eres más realista.
- J uro por Dios en la Santa Cruz...
que si el chico me toma por
gilipollas, le romperé las piernas.
Michael, v enga...
- Intenta no inv olucrarte.
- No me digas lo que debo hacer.
- Es la v erdad.
- Estás más metido en esto que nadie.
¿Te parezco imbécil?
El próximo día de pago,
espero que Johnny Boy aparezca...
o le encontraré y le romperé
las piernas. ¿ Queda claro?
Te he oído.
Bien.
Amén a eso.
No te librarás de ello hasta
que hayas pagado el último céntimo.
- Michael, se te v e cansado.
- Exacto.
Jerry, tranquilo.
Estás en América.
Tranquilo, v enga.
¿Bailas?
¿Te gusta esta canción?
Charlie, una chica quiere v erte.
- Charlie...
- ¿ Qué ocurre?
Johnny Boy llev a media hora en
el tejado del edificio de la esquina.
- Tranquila...
- Tiene una pistola.
- Tranquila, quédate aquí.
- Voy contigo.
- Quédate.
- No...
Te quedas.
Tony...
Venga, Teresa, quédate.
- Tómate algo.
- No.
- Sírv ele algo.
- No.
- Te inv ito.
- Tomaré una soda.
Charlie, v en aquí, v en.
Ese hijo de puta está en el tejado.
- ¡Johnny, soy yo, Charlie!
- ¡ Mira esto!
¡Voy a darle a la luz
del Empire State!
¡ Para ya, estúpido, soy yo!
¡ Déjame entrar, Bobby!
¡ No me jodas!
- ¿ Qué haces ahí arriba?
- Tengo una 38.
- Esto no v a en serio, ¿ v erdad?
- Sí.
¿ Qué le pasa?
Le v oy a tirar por el tejado.
Mierda. Señora, lo siento.
No lo quería hacer, se lo juro.
Lo siento mucho.
¿Estás loco?
¿ Qué haces?
- Los he acojonado.
- Muy div ertido, dame eso.
Odio a esta señorita,
quería darle a la ropa.
- ¿ Qué te ocurre?
- ¿ Qué?
Teresa está como loca
por esto.
No disparaba a nadie. Quiero
despertar a este barrio. Está muerto.
Odio a esa mujer con toda mi alma,
con pasión.
- Tú y tus números.
- Putos cobardes de mierda.
Otra v ez en Bataan.
Ahora sí que v erán
un Bataan de v erdad.
Una bomba atómica
que despierte el barrio.
¡Qué cojones! ¡ Deja eso!
Johnny, deja eso.
¡Sorpresa!
¿ Quieres v erlo?
Escondámonos aquí un momento.
- Vamos.
- La puerta no se abre.
No le des patadas,
imbécil.
- ¿Recuerdas el juego del escondite?
- Háblame de la mierda de semana.
- ¿ Qué?
- ¿ Qué?
Tienes muchos cojones
al no ir a trabajar.
Con lo que nos costó encontrártelo,
estúpido. ¿De qué v as?
Charlie, v enga,
me dolía el brazo...
Y te dolerá la boca
de la ostia que te daré.
¿ Qué? Te lo juro.
¿De qué hablas?
- No me gusta cargar camiones.
- No tiene que gustarte.
- Lo que me cabrea es tu actitud.
- ¿Mi actitud? ¿ Y la tuya?
¿Has cargado camiones?
No trabajas, ¿ qué haces? Me dices
que trabaje y tú no trabajas.
No soy yo el que debo
2.000 dólares, estúpido.
Conseguí que Michael lo dejara
en 2.000, y que te diera más tiempo.
Mañana v as a trabajar.
O te rompo los dos brazos.
Sí. Lo siento, Charlie.
Lo haré...
porque aprecio todo lo que haces
por mí, de v erdad.
Pensaba que lo mejor
que puedo hacer, y no te enfades...
- ¿ Sí?
- No te enfades...
¿Tienes una solución?
- ¿ Cómo piensas salir de esto?
- Hablando con tu tío.
Eso sería genial para ti, ¿no?
Pero no para mí.
Una palabra más de tu boca...
Si mi tío sabe algo de esto...
Está bien, sólo preguntaba.
Eso me pasa por preocuparme.
Mira, el día de pago, al menos
pásate por allí para v erlo.
Así no pensará que le tomas
por un gilipollas.
- De acuerdo.
- No te lo pregunto, te lo ordeno.
Vale.
- Johnny, v amos.
- ¿ Qué?
- Vamos.
- ¿Nos v amos?
- Shorty.
- J ódete, Charlie, ¿ quieres?
Debes de tener delirios de grandeza.
¿ Qué quieres de mí?
Habla con él.
Os v eré a ti y a Johnny Boy
aquí esta noche.
Sí.
Si ese chico no aparece
esta noche, lo encontraré.
Le arrastraré hasta aquí.
Le ataré una pierna a ese Cadillac
de ahí y otra al Ford y tiraré.
- Vendremos.
- Será mejor, Charlie.
Michael, no me amenaces, joder.
Señorita, perdone, señorita...
¿ Qué quiere?
Asegurarme que su primo
Johnny Boy v aya a v er a Michael.
- Dígaselo Vd.
- Me encantaría. ¿Dónde está?
- No lo sé, no v iv e aquí.
- Está siempre aquí.
- Váyase a la mierda.
- ¿A la mierda?
Mire lo que ha hecho, im...
¿Podría darme mi puta berenjena,
por fav or?
- Vaya boca que tienes.
- Largo de aquí.
Acuérdate de decirle
que esté esta noche.
¿No te ha dicho nada
de esta noche?
Ya te lo he dicho, nada.
Charlie, escúchame.
No puedo estar aquí a estas horas.
Michael te está buscando.
- ¿ Qué está pasando?
- Nada.
No te creo.
- Hijo de puta.
- ¿ Qué?
- ¿ Qué has dicho?
- Teresa, no me toques.
Charlie, Charlie...
¿Tú qué piensas?
¿No te das cuenta
lo que significa este apartamento?
Quizá dentro de poco
puedas trasladarte tú.
¡Ya basta con lo del apartamento,
no quiero oírlo más!
Tengo bastante con tu primo.
Si quieres irte de casa, v ete.
Pero déjame al margen.
Teresa, lo siento. No quería
decir eso, pero tenemos un problema.
Un problema. Mira, v ete a jugar
con ese idiota, me da igual.
Teresa, no es un juego.
- ¿Dónde estabas?
- Estaba por ahí...
Contesta, hijo de puta,
¿ dónde estabas?
- Cállate.
- Sí, cállate.
No queremos
que Charlie tenga problemas.
No te hagas el bueno,
me estoy v olv iendo loco.
- ¿De qué v as?
- ¿De que v as?
- Llegas una hora y media tarde.
- Eso está mal.
Michael nos está esperando.
¿Lo has olv idado?
Tu prima estaba muy preocupada
por ti, llamaba a todo el mundo.
¿ Sí? Eso está mal, ¿ v erdad?
¿No, Teresa?
Bueno, ¿habéis hecho planes?
¿ Cuándo os casáis?
- No te hagas el listo, Johnny.
- No v oy de listo, soy tonto.
Soy tan tonto que tienes
que cuidar de mí.
¿ Qué te pasa? Teresa...
Mira, está triste.
¿Por qué estás triste?
No le entiendes.
Charlie quiere a todo el mundo
y todo el mundo le quiere.
- Es suficiente.
- Putos políticos...
- Me v oy a casa.
- Teresa...
Terese, v amos, quédate,
de v erdad.
No quiero estropear
este hogar tan feliz.
Basta de bromas.
- J uro por Dios que como digas algo...
- ¿De qué?
- Johnny, sabes de lo que hablo.
- ¿De v osotros?
¿A quién le importa?
No diré nada, ni a mis tíos.
A los chicos no les importa,
¿a quién le importa?
No se lo diré
ni a tu tío Giov anni.
No le diré nada a Giov anni.
Quería pedirte algo, Charlie.
Siemp're me he preguntado una cosa.
Esta es una v erdad div ina.
¿ Qué hace cuando se corre?
¿ Qué hace cuando se corre?
¡Cerdo cabrón!
¡ No v uelv as a pegarme!
Muy bien, creo que se lo diré
a tu tío.
¡ Hazlo, te sacaré los ojos!
- ¡Te v oy a matar, cabrón!
- ¡Vamos!
Teresa...
¿ Qué hay que hacer?
¡Johnny!
¿ Cómo podría saberlo?
Es tu chica.
Teresa...
Teresa...
¡ Le ha dado un ataque!
¿ Qué hay que hacer?
¿ Qué hay que hacer?
¡ No hiciste nada por mí!
¡ No hiciste nada por mí,
cabrón!
*** cabrón,
eres un *** cabrón.
- Vamos, ¿ qué haces?
- ¿ Qué estás haciendo por mí?
No aparezcas esta noche
y ya v eremos lo que te pasa.
¿ Cuánto dinero tienes
para Michael esta noche?
- No tengo nada.
- ¿Nada?
Tengo 8 putos dólares.
Bueno, toma 20.
Toma, 22.
Con tus 8, le daremos 30 a Michael.
Me quedo 11 para pasar la semana.
Quizá conseguiremos más,
luego.
¡Cógelo!
Lo hago por ti.
Venga, cógelo, ¿ quieres?
Charlie, sabes que 30 dólares
no es nada.
Sabes que la única manera
es que hables con tu tío.
- ¿Por qué no?
- No v oy a hacer eso. Olv ídalo.
¿Te he hecho daño?
Vamos.
Llegas más de una hora tarde.
Michael dijo que v olv ería.
- Tómate algo.
- No me apetece.
Para ya, ¿ v ale?
- ¿Adónde v as?
- AI lav abo.
De acuerdo, tranquilo,
no te pongas nerv ioso.
No.
- ¿ Quién es la chica?
- Es judía.
- ¿ Cómo lo sabes?
- Mírala.
- No lo parece.
- Viene siempre con un tío diferente.
Te quiero.
Desde que te v i en el conv ento
jugando al v oleibol con las monjas...
no pude ev itarlo.
- Vámonos.
- Vete a la mierda.
Vete tú, yo me quedo.
Está claro que la chica
no quiere acompañarte, ¿no?
- Mira, tío, esto es priv ado.
- Nada es priv ado.
Quiero irme.
Aunque quiera irse o no,
no se irá.
- Déjala.
- Llév atela de aquí.
Venga. Por la fuerza,
llév atela por la fuerza.
Joyce, toma. A lo mejor nos v emos
alguna noche en el bingo.
- Hola, Mike.
- Hola.
¿ Qué pasa, John?
He llegado antes y me has hecho
esperar más de una hora.
Perdona, Mike, tenía algo
que hacer. Pero tengo algo para ti.
No es mucho, pero tengo algo.
Tiene 30 dólares.
Es todo lo que tiene.
- ¿Dónde está el resto?
- Sí, ¿ dónde está?
Bueno, he pagado algunas rondas
mientras esperaba.
Tony dice que ya no me fía.
30 dólares ya es un insulto...
pero lo acepto por Charlie.
Pero 10 dólares...
10 dólares...
Mike...
Mike, serías demasiado
bueno para 10 dólares, ¿no?
Demasiado bueno.
10 dólares son buenos.
¿ Sabes, Mike?
Me haces reír.
Sabes que les pido dinero a todos,
de izquierda a derecha y nunca pago.
Ya no puedo pedir
dinero a nadie.
¿A quién puedo pedir
dinero sino a ti?
Te pido el dinero a ti
porque eres el único gilipollas...
al que le puedo pedir dinero
y no dev olv érselo, ¿ v ale?
Es lo que pienso de ti,
eres un gilipollas.
Se ríe
porque es un gilipollas.
*** gilipollas.
Y te diré algo más.
Mike, me cago en ti...
porque me importas una mierda,
tú y cualquier otro.
Venga, v enga.
Venga, ¡cabrón!
Ven aquí, hijo de puta, v enga.
Venga, hijo de puta.
Venga, pez gordo.
Venga, v enga...
Venga, tonto del culo.
Sí, imbécil.
- Venga, v enga...
- No te atrev erás...
- No te atrev erás a usarla.
- ¿ Que no? Ven aquí, imbécil.
Ven y te la meteré por el culo.
¡ lmbécil!
¡ Esto es para ti, imbécil!
Lmbécil de mierda.
Estúpido cabrón. ¿Ibas a usarla?
¡Cabrón! ¡Te mataré, Johnny!
¡Toma!
¡ *** estúpido!
De acuerdo.
Ya lo has hecho.
No hay balas.
Ya lo has hecho.
Sácalo de aquí
antes de que esto explote.
Esconde el arma, Tony,
tírala.
Tony, déjame tu coche...
daremos una v uelta,
no deberíamos estar aquí ahora.
Vale.
No des muchas v ueltas, id al cine.
Esto no es bueno, ¿me entiendes?
- ¿Lo entiendes?
- Puede.
Ya tienes lo que querías.
Sube.
¡Sube al coche, John!
Teresa, ¿ estás bien?
Sí.
Lo siento...
He dicho que lo siento.
- Tiene problemas.
- ¿ Qué pasa?
Mira, Teresa, problemas.
Debemos irnos hasta
poder hablar con una gente.
Necesito algo de dinero
para ir a Greenwood Lake.
- ¿ Adónde?
- A Greenwood Lake.
- Voy contigo.
- No.
¿ Quieres más problemas?
Me v oy contigo.
No tengo tiempo
para esto...
- ¿ Qué ha pasado?
- Olv ídalo.
Deberíamos hablar con tu tío,
es la única manera.
No.
- Charlie, ¿ qué ha pasado?
- Teresa, olv ídalo.
- ¿ Qué v as a hacer? ¿Esconderme?
- Eso es.
Supongo que puedes decir que
no ha ido bien la cosa esta noche.
Pero lo intento, Señor.
¿Estás hablando solo?
Sube el v olumen.
Ponla más alto, John, sí.
- Vamos a una fiesta a div ertirnos.
- ¿Adónde? ¿A Brooklyn?
¿Por qué no lo subes?
Vamos.
- En serio, ¿sabes por dónde v as?
- No sabes dónde v as.
No conocemos Brooklyn,
¿ qué es esto?
- ¿ Se v a por aquí?
- Conozco Brooklyn.
Conozco la jungla.
- ¿Adónde v as?
- ¡Ve con cuidado!
¡ Estás loco! ¡ Eso era un semáforo!
¿Es que no lo has v isto?
Estaba en rojo.
- Más despacio, frea un poco.
- ¿Por qué no frenas tu boca, Teresa?
- ¡ Ese tío está loco!
- Mira.
Ha llegado el momento.
¡Johnny!