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PLAZA DEL PARLAMENTO
Les habla Peter Mackintosh,
de la BBC, en Londres.
La predicción del tiempo para hoy...
ESCUELA SECUNDARIA NORTH QU AY
MUELLES DE LONDRES
- Está en la sala de profesores.
- ¡Donde debe estar!
Echemos un vistazo a Sudamérica.
Soy una señora, lo soy.
Estaba a punto de enseñarnos
un truco nuev o muy útil.
- Sabía que te encontraría aquí.
- Justamente estaba pensando en ti.
- ¿Muchos recuerdos?
- En cada ladrillo y trozo del suelo.
Siento que soy demasiado joven
para jubilarme.
Me alegra mucho que hayas venido.
¿Por un abrazo así?
Hace años habría dado la vida.
- He oído que tu hijo es universitario.
- Sí. Nos hacemos mayores.
Supongo que eso significa
que me toca ir y apechugar.
¡AL SEÑOR PROFESOR,
CON 30 AÑOS DE CARlÑO!
- Le han ofrecido una plaza en Oxford.
- Necesitará tiempo para acabar su libro.
Oí que lo habían invitado a ir a Yale.
Pero no sé si le interesará
ir a América. Resulta tan...
...americano.
- Ahí llega.
- Ya está aquí.
Aquellos días de colegiala
Sé que seguirán viv os
Para siempre
Pero ¿cómo dar las gracias a alguien
Que te ha llevado
De los lápices de colores al perfume?
No es fácil, pero lo intentaré
Si quisieras el cielo
Yo lo llenaría de letras
Que v olaran a cientos de metros de altura
Al señor profesor, con cariño
Durante 30 años, 20 de ellos en su aula,
los 10 úItimos desarrollando
y dirigiendo un programa
que ha dado esperanza y sentido
a la educación en los suburbios,
Mark Thackeray
ha servido a su comunidad.
Estamos orgullosos de nuestra escuela.
Ese orgullo es el legado
que nos deja Mark Thackeray. Mark.
Muchas gracias.
Lo único en lo que debo objetar
con respecto a sus comentarios
es en quién ha de dar las gracias a quién.
Ahí se han confundido, señores.
Llegué a este país como un extranjero.
Ustedes me dieron un hogar.
Confiaron sus hijos a un extraño.
No hay nada en el mundo
que supere a eso.
Aquí conocí a mi mujer.
Mi única pena es que ella
no haya podido llegar hasta hoy.
No tuvimos hijos.
Durante 30 años, he tenido el privilegio
de tener a más de 900 hijos suyos.
Por ello, permítanme decir...
...del señor profesor,
con muchísimo cariño, gracias.
Casi se me olvida. Se preguntarán
qué voy a hacer cuando me jubile.
He aceptado una plaza de profesor
en Chicago.
La Universidad de Chicago, ¡gran idea!
En realidad, es una escuela
en el centro de Chicago.
REBELlÓN EN LAS AULAS 2
¿Queda lejos
el 3711 de la Avenida Forest?
- A un par de kilómetros.
- ¿Podemos parar allí?
- ¿Está seguro de que es aquí?
- Es la dirección que me ha dado.
¿Hay alguna comisaría
u oficina de correos por aquí?
Viene de Inglaterra.
Nunca había venido aquí.
Y busca a una familia
que vivía aquí hace 30 años.
De nombre Douglas. El caballero
tenía una agencia de contratación.
¿Quiere denunciar su desaparición?
¡Podría estar muerto!
Es posible, pero tenía hijos.
Bueno, gracias por su ayuda.
De acuerdo, hay algo que puedo hacer.
No le prometo nada.
Revisaré los informes.
Hay informes de todo.
- ¡SuéItame, tío!
- Wilsie, vamos.
- ¡Déjame, tío!
- Wilsie, ¿quieres tranquilizarte?
¡Oiga, asegúrese de que le atiendan!
¿Qué ha hecho?
Su banda ha cometido delitos suficientes
como para llenar un libro de leyes.
Robos con violencia.
En su país lo Ilaman extorsión.
Roban. Persiguen a otras bandas
a diestro y siniestro.
- ¿Irá a la cárcel?
- Ojalá. Estará fuera para el desayuno.
En Inglaterra sabrán cómo atajarlo,
pero aquí estamos sin blanca.
Si averiguo algo, se lo haré saber.
¿Dónde se hospeda?
Disculpad.
- Mark, ¡has llegado un día antes!
- Cambié mi vuelo.
- Tenía ganas de llegar aquí.
- ¡Iba a ir a recogerte al aeropuerto!
- Horace, di que te alegras de verme.
- Estoy encantado.
Estoy encantado. ¿Y el equipaje?
Ya he pasado por el piso. Es muy bonito.
Granuja, no sabes
cómo me alegro de verte.
Vamos a ponerte al día.
Me temo que en mantenimiento
llevamos un par de décadas de retraso.
Durante todos estos años...
¿Cuánto ha sido?
¿Desde que viniste a Londres?
SóIo han sido... 15 años.
- Eso es mucho tiempo, ¿no?
- Perdonad.
Os voy a presentar a este granuja.
Ha llegado un día antes. Mark Thackeray.
Nuestro honorífico profesor de Historia.
¡Nos va a enseñar un par de cosas!
Louisa Rodriguez, da clase
de Ciencias Sociales. Ésta es su clase.
Puede coger un rodillo
si se siente inspirado.
- Rob Doerr enseña mates.
- Bienvenido a nuestra gran ciudad.
Tenemos un grave problema.
¿Por qué no os presentáis solos?
Soy Helen Goldfarb.
Profesora de Física. Bienvenido.
- Gracias.
- Greg Emory. Historia.
Bill Plummer y Joan Warren.
Ambos del departamento de Lengua.
No quiero entreteneros.
Si hay algo que pueda hacer...
Por supuesto.
Nos alegramos de que haya venido.
Horace habla de los dos años
que pasó con usted en Inglaterra
como algo fundamental
en su formación como profesor.
Fueron buenos tiempos para todos.
He leído sus artículos
en Educación Moderna. Muy buenos.
Después de tantos años,
se aprenden algunas cosas.
- Me sorprende que haya venido.
- ¿Por?
Por lo que respecta a la educación,
en esta ciudad estamos a años luz.
Interesante metáfora.
¿Ha oído hablar de Semilla de Maldad?
Esto son sóIo los gérmenes.
Problema a la vista.
Jonesy se ha rajado.
La escuela va de la clase A,
para los chicos más brillantes,
a la H, para los incorregibles.
- Gil Jones fue profesor de una clase H.
- Uno de muchos.
No me acuerdo de sus nombres.
Uno duró un mes.
Otro se fue cuando Frankie Davanon
le rompió el brazo.
Otros dos a las tres semanas.
Jones terminó el curso.
Dijo que volvería,
pero se lo habrá pensado mejor.
- ¿De qué daba clase?
- De Historia.
- ¿Y Greg?
- No lo hará, señor.
- Yo lo haré.
- Eso no sería buena idea.
- Claro que sí.
- A ti te espera un curso honorífico.
No has venido de Londres
para meterte en un cenagal.
Me dedico a eso.
Dame los cenagales que hagan falta.
- ¿Cuánto hace que no das clase?
- Demasiado.
No pienso discutirlo.
Esos chicos son unos degenerados.
- No lo son.
- Es imposible darles clase.
Son peligrosos.
Greg, te ocuparás de la sección H.
Eso le concierne a mi sindicato.
Tendrás que arreglarlo con ellos.
- No tengo tiempo para eso.
- Yo estoy aquí y lo estoy deseando.
De acuerdo.
SóIo hasta que encuentre a alguien.
Perdón. Perdón.
Pase, señor.
- Buenos días, Sr. Thackeray.
- Srta. Rodriguez.
- ¿Cómo está?
- Muy bien.
De nuevo al pie del cañón, amigos.
Está bien, ¡paren!
¡Ahora mismo!
¡Dejen ese maletín! ¡Venga!
¡Apártense de la ventana!
¡Borren la pizarra!
Sepárense. ¡Sepárense!
Déjenlo ya. Déjenlo.
¡Siéntense!
Ordenen los pupitres.
Pónganlos bien y siéntense.
Ya ha comenzado la clase.
¡Siéntense! Venga. ¡Venga!
SóIo quería asegurarme
de que se sentaban todos.
A ver si estamos en el lugar correcto.
Ésta es la clase 202.
¿202? No, no, no.
Me he equivocado, tíos.
Déjeme ver su horario.
Buen intento. Vuelvan a sentarse.
Siéntese, Srta. Mariner.
Usted también. ¿Desea alguien más
que revise su horario?
Creo que ya podemos empezar.
Ésta es la clase de Historia Americana.
Soy el Sr. Thackeray.
- ¿Zoquete?
- ¿Paquete? ¿Ha dicho paquete?
¿Creen que pueden pronunciarlo?
Thackeray.
- Thackeray.
- Bien. Ahora pruebe con Sr. Thackeray.
Métele caña, Evie. ¡Métele caña!
Sr. Thackeray.
- Bien.
- ¡Fantástico!
No soy su tío ni su colega ni su hermano.
Sé que serán capaces de dirigirse a mí
como Sr. Thackeray.
- Sí, pero ¿y si no podemos?
- Entonces, Ilámenme señor.
- Sí, señor.
- ¡Sí, señor!
Pensaba que te habían trincado.
¿Está usted en esta clase?
- Eso es, tío.
- Soy Thackeray. El Sr. Thackeray.
Dígalo, por favor.
- Debes de ser nuevo.
- Así es.
- No parece que seas de aquí.
- No. De Inglaterra.
- ¿De Boston?
- Nueva Inglaterra, no, idiota. Inglaterra.
- ¿Ha estado allí?
- Sí. Me paso por allí los fines de semana.
¿Va en tren, en autobús, en avión?
Quiere saber si sabes dónde está.
- Hace autoestop.
- Ah, ¡no está mal!
- Sr. Laredo, ¿usted sabe dónde está?
- No he dicho cómo me Ilamo, tío.
- Pero yo sí les he dicho mi nombre.
- Ha visto tu horario.
¿Le Ilama "señor" a Danny?
- A eso se le Ilama respeto. ¿Señorita...?
- Hillis. Pero puedes Ilamarme Evie.
No, gracias.
Dígame dónde está Inglaterra, Srta. Hillis.
En Europa. Es una isla,
así que tiene que ir en barco.
- O en avión.
- Yo llegaría allí en cinco minutos.
Con polvos para la nariz
llegas en uno.
¿Pensáis que es divertido?
Sois una pandilla de idiotas, ¿Io sabéis?
¿No veis que este hermano
quiere jugar con vuestra mente?
A eso he venido.
Igual se le ha olvidado,
pero le he pedido que diga mi nombre.
Y ahora le pido que se siente.
Hace calor aquí, ¿no?
Siéntese, Sr. Laredo.
No le he dado permiso.
- Hace calor.
- Hace buen día. Siéntese.
- Hace calor.
- Si estamos cómodos, somos más listos.
- Voy a desmayarme.
- Tío, deja que abra la ventana.
- ¿Tío?
- Señor.
Abra una ventana.
Necesitaremos abrir más de una.
Mirad las ventanas.
Entren.
- ¿Habéis visto las ventanas?
- Ya las veo.
Apague eso. Apague eso.
Muy bien, siéntense.
- Mira las ventanas.
- ¿Y mi silla?
- Ahí.
- Ésa no es mi silla.
Coja ésa por ahora.
De acuerdo, siéntense.
- ¿Dónde te vas a sentar?
- Siéntese ahí.
- Ésa es mi silla.
- Siéntense.
Vamos, vamos. Cada uno a su pupitre.
Ya saben dónde estaban.
A sus pupitres, por favor. Siéntense.
Muy bien. Siéntense.
- Ésta no es mi silla.
- Deje eso. ¡Deje eso!
La historia. No tendría sentido
subirse al metro si no supiéramos
adónde queremos ir.
Stan siempre lo hace. Va buscando rollo.
- Gilipollas.
- Ya es suficiente.
Cuando quieran hablar, levanten la mano.
Lo que quiero decir es que es importante
saber adónde vamos.
La historia es la manera de saber
quiénes somos.
Todos somos producto de la historia.
¿Qué le parece tan divertido, Sr. Laredo?
- No he dicho nada.
- ¿Por qué se reía?
- Pregúntele a éI.
- Le pregunto a usted.
Frankie dice que no sabe de historia,
pero sabe quién es.
Pero ¿Io sabe?
¡Frankie no sabe quién es!
Igual se cree que es Elvis.
¿Por qué no le dices a tu mami
que ponga tu nombre en los calzoncillos?
¡Está bien! Siéntense.
Siéntense. Siéntense.
Siéntese.
Todos estamos de acuerdo
en que resulta raro pensar
que alguien no sabe quién es.
Pero veamos qué es lo que sabemos.
¿Quién quiere empezar?
Díganme quiénes son.
De quien no sabemos nada es de usted.
Sí, Sr. Thackeray.
Nací y crecí en Guyana, en Sudamérica.
Es un país muy pobre.
Cuando tenía un año más que ustedes,
me trasladé a Inglaterra,
donde tenía más posibilidades
de encontrar trabajo.
Encontré uno como profesor
en una escuela como ésta.
Parece que es un país con problemas.
La mayoría lo es, Sr. Laredo.
La única forma de que no sea así
es consiguiendo educar a las personas.
Ésa es la historia de mi vida.
He dado clase en Londres
hasta este año, que me he jubilado.
¿Jubilado? Tío, debe de ser muy viejo.
Qué tonto eres. ¿No sabes
que a un viejo no se le Ilama "viejo"?
- ¿Por qué ha venido aquí?
- Eso no les incumbe.
SóIo un loco vendría a este agujero.
Si nos mandan a un profe que está loco,
merecemos saberlo.
Tengo mis razones para estar aquí.
Les aseguro que no estoy loco.
- Sr. Laredo, díganos quién es usted.
- Claro.
Quién soy, por Danny Laredo.
- Soy el jefe.
- ¿El jefe?
- Si necesita algo, dígamelo a mí.
- ¿Como qué?
De acuerdo. Suponiendo que sé
Io que quiero, usted sería mi hombre.
- Eso es.
- ¿Ése es usted?
Eso es.
Pongamos que yo quisiera algo
que usted no puede conseguir.
¿Quién sería usted entonces, Sr. Laredo?
Eso podríamos arreglarlo, Louis.
Podríamos arreglarlo.
¿Qué significa eso de arreglarlo?
Estás interesado. Venga.
- Eh, Wilsie, cuidado.
- Pirémonos. Toma.
¡Si son los hermanos carrozas!
¿Podemos jugar también?
Habéis venido aquí, nada de juegos.
¿Eso dices, Cara Oscura?
¿Qué me dices de empezar la fiesta?
No digas nada una palabra más, hermano.
¡Cuidado, detrás!
¡Detrás de ti!
¡Levanta, gilipollas!
- Levanta, gilipollas.
- Esto aún no ha acabado, Cara Oscura.
¿Qué vas a hacer? ¿Qué tienes?
- La poli.
- ¡Vámonos!
- Venga, tío, vámonos.
- Esto aún no ha acabado.
Vámonos cagando leches.
¡Vamos!
- Muy bien, se acabó la fiesta.
- No te preocupes, Arch.
No podrán trincarme.
- No tienen nada contra éI.
- ¿La has vuelto a cagar?
¡CáIlate, tío!
Mi familia es de Santo Domingo
y estoy orgullosa de ser dominicana.
Mi madre es italiana y mi padre polaco.
¿En qué me convierte eso?
En una pizza con salchichas.
Buena respuesta, Srta. Guzman.
Muchos nos definimos a partir del origen
de nuestras familias. ¿Quién más?
- ¿Sr. Radatz? ¿Quién es usted?
- Leo Radatz.
Ésa es una respuesta a mi pregunta.
¿Y usted, Srta. Torrado?
- Un par de tetas parlantes.
- Que tiene pillado a Billy.
Me Ilamo Rebecca Torrado
y soy la nena más caliente de aquí.
Muy bien, ya es suficiente.
Su definición de sí misma se centra
en cómo se ve como mujer,
como joven, ¿no es cierto?
Sí. Eso es lo que soy. No soy un genio,
¿sabe a lo que me refiero?
Pero tengo algunas cosas a mi favor.
- ¿Y eso es importante?
- ¿Ser popular?
- ¿Bromea? De eso se trata.
- Qué chorrada.
- Ser popular no es importante.
- ¿Y qué lo es?
Cuando una mujer quiere ser popular,
tiene que hacerse la fácil.
La ropa ajustada y el maquillaje
no dicen nada de quién es ella.
Eso no es más
que un estereotipo machista.
- ¡Tíos, dejadla acabar! ¡Callaos!
- Es muy sencillo.
Los tíos tenéis una imagen mental
de cómo se supone
que tenemos que ser las mujeres.
Nosotras intentamos ser esa imagen,
pero no nos aporta nada. Es una trampa.
¿Ah, sí? Igual es una trampa
si no te funciona, pero a mí me funciona.
Y sería una idiota si hiciera como que no.
Ésa soy yo, Sr. Thackeray. Señor.
- No puedo creer lo que acabas de decir.
- Es una idiotez.
¿Por qué es una idiotez, Sr. Cameli?
Eso está muy bien cuando eres alguien.
Pero, si no eres nadie, ¿para qué sirve?
¿Es posible no ser nadie?
Sí lo es. Pero es por tu culpa.
- Dejas que todos te pisoteen.
- ¿Quién le pisotea?
- Todo el mundo.
- ¿Tú?
Sí. Yo. Todo el mundo.
Eso no hace que no sea nadie.
Todos somos alguien.
Igual tiene cosas mejores que hacer
que pegarse con una panda de idiotas.
Los únicos don nadie son los que pegan
a gente que no se va a defender.
¿Dirá esa zorra algo con sentido
alguna vez?
- Ya está. Vámonos de aquí.
- Mañana retomaremos esto.
- Un momento.
- Sí, ¿qué?
Vaya a la enfermería y que le miren eso.
Deje a mi hermano en paz, tío.
¿Le cuesta mucho?
- En este momento, sí.
- Hágame caso, ¿quiere?
Le he escuchado desde que llegó.
Conozco toda esa montaña de basura
que nos está vendiendo.
Y no me la creo. Y mi hermano tampoco.
Cuanto antes lo entienda,
más difícil será que le pase algo.
Vámonos. Te dije que me dejarían salir.
- ¿Querías verme?
- Habrás oído lo del incidente de anoche.
A la atrocidad de un bando
le sigue la atrocidad del otro.
- ¿Quién estuvo involucrado?
- Wilsie y su hermano Arch.
Están en tu clase.
Necesito un profesor con experiencia.
- ¿Experiencia? ¡La mía es de 28 años!
- En Londres. Y estás jubilado.
Necesito a alguien
que sepa cómo son esos chicos.
¿AIguien que los juzgue sin conocerlos?
- Eso no es experiencia. Son prejuicios.
- Me conoces bien.
Cuando a esos chicos los metieron
en la sección H, se les acabó el futuro.
Eso son prejuicios.
No brillan ni relucen como ganadores,
así que mejor dejamos que pierdan.
¡Eso son prejuicios!
Trato de abrirles la mente, Horace,
pero ¿qué tiene eso de bueno,
si tú ya has cerrado la tuya?
La lucha fue contra la segregación
en los restaurantes del Sur.
El principio en el que se basaron
se Ilamaba "resistencia pasiva".
Cuando les tiraban encima café, k etchup
o mostaza, ellos permanecían sentados.
A veces, no defenderse
puede ser una respuesta poderosa.
- Yo les habría encerrado.
- Es de idiotas dejar que te hagan eso.
Ganaron.
Si Stan no quiere defenderse,
no tiene por qué hacerlo.
- ¿Es eso? ¿La cosa posesiva esa?
- Resistencia pasiva.
Yo no quiero...
Sí. Lo es. Eso es lo que es.
El Sr. Cameli parece tener una idea
de quién es.
¿Qué hay de usted, Sr. Davanon?
Yo no lo necesito.
Todos saben quién soy.
- ¿Todo el mundo le conoce?
- Exacto.
¿Te estás escuchando a ti mismo?
¿AIguno de vosotros lo hace?
"Todos me conocen".
"Soy la nena más caliente". "Soy el jefe".
Todos habláis sobre quiénes sois
sin problemas, como si sóIo tuvierais
que miraros al espejo.
Es difícil saber quién se es.
¿Es eso lo que quiere decir?
Stan es el único sincero.
Todos fingen ser alguien. Tienen miedo.
- ¿De qué?
- De todo.
De no ser nadie. De graduarse.
¿Qué harán entonces?
Yo tengo casa gratis.
- Mi madre es actriz...
- ¿Dónde sale? ¿En Cats?
- ¿Los Miserables?
- Está de gira.
Ser actriz es hacerte pasar
por alguien que no eres.
Ella dice que todos hacemos eso.
He escrito un poema
sobre lo que hablamos. Quisiera leerlo.
Sí, me encantaría escucharlo.
"Yo soy nueva en esto, pero tú, mamá,
has convertido el arte en ciencia.
Ser lo que no eres.
¿Era divertido cuando empezaste?
Podrías conseguir
un papel de madre, mamá,
igual que Rebecca se hace el zorrón
y Danny juega a ser Danny.
Es divertido ser quien no eres, ¿verdad?
Menos alguna vez por la mañana
o por la noche cuando mi cuarto
está vacío y sóIo quedo yo
y es hora de dejar de fingir.
No se puede engañar a nadie
en un cuarto vacío.
En un cuarto vacío puedo ser yo.
¿Qué pasa, Evie?
Llevas toda la vida siendo otra.
Trata de ser Evie en un cuarto vacío.
¿Se te ha olvidado
o es que nunca has podido hacerlo?"
- Hola.
- Hola, he oído a sus alumnos hablando.
¿Qué ha hecho hoy?
Evie Hillis ha leído un poema suyo.
Impresionante. Deja que te ayude.
Gracias. Evie tiene mucho talento.
- ¿Por qué está en la sección H?
- Bajó demasiado el listón.
Es una pena. Intenté que escribiera
en el periódico del colegio.
Tengo que irme.
¿Cómo va eso, Sr. T?
Qué infierno de clase hemos tenido hoy.
Sí, así es.
¿Qué le dije sobre quedarse al margen?
¿Qué le preocupa al hermano?
- Lo que tiene bajo la chaqueta.
- ¿Qué puede ser?
Supongo que algo que no puede pasar
por el detector de metales de la puerta.
- Supongo que una pistola.
- Digamos que lo es, ¿qué va a hacer?
- ¿Quitármela?
- No. Usted me la va a dar.
Si la tengo como si no,
o se equivoca o está loco.
Deje que se lo explique.
Soy consciente de que no le caigo bien.
Pero supongo que no es algo personal.
No sé qué problema le hace creer
que necesita una pistola en la escuela.
Sea cual sea el problema,
no tiene nada que ver conmigo.
- Nada de nada.
- No quiere dispararme a mí.
No había pensado hacerlo,
pero eso puede cambiar.
Reflexionemos un poco.
Si me mira, sabrá que no me moveré.
Ahora piense dónde estamos.
Justo encima de la policía de la entrada.
Si me disparara,
no conseguiría salir de aquí.
No creo que quiera
echar su vida a perder por mi culpa.
- Ya lo tiene todo pensado, ¿eh?
- Sabe que sí.
Déme la pistola.
¿Y luego qué?
- Yo entregaré la pistola.
- Soy hombre muerto de todos modos.
- Seré yo quien entregue la pistola.
- Le preguntarán de dónde la sacó.
Yo me encargo de eso.
Muchos intentan deshacerse de mí.
Usted se lo pone más fácil.
- Tommie nos espera.
- Vamos.
- Tienes la pipa, ¿no?
- Vamos.
Tiene una pipa.
En los aseos del segundo piso
he encontrado... esto.
- ¿Lo ha encontrado usted?
- Eso es.
Mire, si le quita eso a un crío,
necesitamos saber a cuáI.
La he encontrado yo.
¿Se la tengo que entregar a usted o no?
Gracias.
Mira, tío, creía
que alguien acabaría herido o muerto,
que le dispararían a alguien.
Pero nadie ha salido herido.
No pasó nada.
- ¿Se ha perdido, señor?
- No, para nada.
Quizá usted pueda ayudarme.
Los Douglas vivían antes aquí.
Se fueron hace mucho tiempo.
Hace mucho tiempo.
SUPERVIVENCIA
Lo consigamos o no,
si seguimos existiendo
como si dejamos de existir.
La cuestión que se nos plantea es:
¿qué necesitamos para sobrevivir
en un país como éste?
- Un trabajo.
- Contactos.
- Agallas.
- Hay que ser listo.
- ¿Se refiere a tener una educación?
- ¡No en esta escuela de pena!
¿No creen que puedan?
Se puede aprender de los libros,
pero eso no cuenta.
- ¿Por qué no cuenta?
- No nos darán trabajo.
No habrá prestación social toda la vida.
¿Qué harás entonces?
- Mi madre no recibe prestaciones.
- Relájense. Tranquilos. Relájense.
Permítame preguntarle algo,
Sr. Carrouthers.
- ¿Ha recibido su madre una educación?
- No meta a mi familia en esto.
¡Mi madre tiene dos trabajos
y se deja el culo!
Y sobrevive.
Estamos aquí porque nuestras madres
o padres o alguien
encontraron la manera de sobrevivir.
Ahora nos toca a nosotros.
Piensen en eso para mañana,
en cómo se las van a ingeniar
para sobrevivir.
Eso es basura, tío.
Estamos en la clase H.
Si te ponen en la clase H,
ya tienen claro que no vas a sobrevivir.
H significa ir directamente al hoyo.
- Ellos ya lo tienen claro.
- Pues hagan que eso cambie.
Sí, claro. Igual eso funcionaría
allá en su país o en su colegio.
Fue a Inglaterra a dar clases
en una escuela. Usted se cree alguien.
- Soy alguien. Todos lo somos.
- En este país, no es nadie.
No importa en cuántas escuelas trabaje,
todos ven que su piel es negra.
- ¿Qué quiere que vean?
- A mí.
¿Quién es usted? ¿Se ve del modo
que le gustaría que la vieran?
Entonces, debe ver carácter
en sí misma, disciplina,
determinación en sí misma
para sobrevivir con dignidad,
sin importarle las dificultades
del mundo que la rodea.
¿Usted es así?
Si no, ¿es quien quiere ser?
Si es así, adelante.
Bajemos a la calle
y veamos qué podemos ofrecerles.
Y bien, ¿no vienen?
¿Vamos de compras?
Vamos a realizar un experimento.
Necesito un voluntario.
¿Qué me dice usted, Sr. Davanon?
Veamos lo que podemos aprender
de cómo reacciona la gente al vernos.
¿Ve a aquella señora
junto a la parada del autobús?
Acérquese a ella. Pregúntele
qué ha pensado al verle acercarse.
- ¿SóIo eso?
- Luego venga a contarnos lo que dice.
- Muy bien, Frankie.
- ÉI es blanco. No demostrará nada.
Cuando se realiza un experimento,
se necesita un patrón de comparación.
El Sr. Davanon será nuestro patrón.
¡Eh!
¡Vamos, Frankie! ¡Vamos!
¡Ésas son maneras, Frankie!
¡Eh, Frankie!
¡Déjalo ya, hermano!
Ahora necesito a otro voluntario. Arch.
Quiero hablar primero con usted.
Eh, ¿de qué están hablando?
Perdone, señora. ¿Puedo decirle algo?
Me Ilamo Archie Carrouthers.
Estudio en la escuela John Adams.
Estoy haciendo un trabajo para clase.
¿Podría ayudarme?
Lo que vimos ayer es que,
hasta cierto punto,
controlamos el modo
en que se nos percibe.
"¡Eh, tú!" obtiene una respuesta,
"Perdone, señor", otra.
Si nos dirigimos a alguien con respeto,
es más probable que nos respeten.
No siempre es así,
pero más a menudo de lo que creen.
Si son refinados, con eso bastará.
Sean educados. "Por favor". "Gracias".
"Perdone". Son palabras mágicas.
- Eh, Sr. Thackeray.
- Srta. Torrado. ¿Cómo está?
- Me preguntaba si podríamos hablar.
- Claro. ¿Qué le preocupa?
He estado pensando en todo aquello
sobre lo que estuvimos hablando,
en lo que dice Evie de que no sabemos
quiénes somos realmente.
A veces es muy difícil.
Sí, claro. Pero he pensado:
"¿Y si sí sabemos quiénes somos
y no es así como queremos ser?".
La gente puede cambiar.
Cada mañana me levanto
y tengo que pensar qué ponerme,
el pelo y el maquillaje.
- Me vuelve loca. Me da ganas de Ilorar.
- Y se pregunta por qué lo hace.
El caso es que sí sé por qué lo hago.
A nadie le gustan las chicas
que no se cuidan.
Sé que soy mona y que eso les gusta.
¿Y eso le parece importante?
Es que tienes que respetarte.
No sé. Si no le gustas a nadie...
Primero tiene que gustarse
a sí misma, ¿no cree?
Rebecca, ¿adónde coño vas?
Sr. Thackeray, gracias por escucharme.
- Me he encontrado al Sr. Thackeray...
- Sí, bueno, te estaba esperando.
- Sr. Thackeray.
- Hasta luego, Sr. Thackeray.
Me has hecho esperar...
Eso no se hace, guarra.
Lo siento. Te digo que lo siento.
Vaya cara. Pareces una puta barata.
SóIo necesito un momento.
Ahora me la arreglo.
Olvídalo. A nadie le importa una mierda
cómo llevas la cara.
¡Eh! Llega un poco tarde,
pero ya está aquí. Fiesta.
Frankie, no sé si quiero
seguir haciendo esto.
Vamos. Aquí está.
Perdonad que llegue tarde, tíos.
Di que lo sientes. "¡Lo siento!".
Venga, dilo. Lo siente, tíos.
Venga, soltad la pasta
antes de hacer nada.
J ARDÍN DE LA COMUNIDAD
"GENTE DEL BARRIO"
- Qué bonitas.
- Hola, Sr. Thackeray.
- ¿Hace esto a menudo?
- Siempre que puedo.
Me gusta... cultivar cosas.
Son preciosas. Yo tenía un jardín
en mi casa de Londres.
Le dejaré que siga trabajando.
Nos veremos en clase mañana.
Sr. Thackeray, será mejor
que no hable de esto en clase.
Las flores no tienen nada de malo
y embellecer la vecindad tampoco.
No se preocupe.
Si usted no quiere, no diré nada.
SE NECESITA
AYUDANTE DE FLORISTERÍA
- Disculpe, señorita.
- Sí, señor. ¿Puedo hacer algo por usted?
Sí. Sí, creo que sí.
- Déjame, tío. ¡Déjame!
- ¡Chsss! No te preocupes, hermanito.
No voy a rajarte del todo.
¿Podrías hacerme el favor de darle
un mensaje a tu hermano?
Pregúntale:
"¿Qué se siente al ser hombre muerto?".
- Sr. Thackeray, es genial.
- Muchas gracias.
- ¿Irá a verle?
- Sí, iré.
De acuerdo. Muy bien.
Tengo que anunciarles algo.
Hablaré con la gente de negocios
de todo el barrio,
de contratistas a tiendas de ordenadores
o la compañía del gas.
Quien quiera tener un trabajo
después de clase...
- ¿Qué es esto? ¿Ayuda al necesitado?
- No ha levantado la mano, Sr. Davanon.
Estoy harto de que todo el mundo
tenga que cuidar del resto del mundo.
- ¿Y nosotros?
- ¿"Nosotros"? ¿Quiénes?
- No le incluyo a usted.
- ¿Qué intenta decirnos, Sr. Davanon?
Todo el mundo se deja los huesos
para ayudar a negros,
puertorriqueños, mujeres y niños.
Pero yo soy blanco
y no aparezco en esa lista.
Eso es una chorrada. Te diré por qué.
En primer lugar,
nadie da nada a cambio de nada.
Si el viejo te consigue un curro,
tienes que conservarlo.
Segundo, eso de "dejar"
que los negros tengan esos curros,
significa que antes
nunca había habido negros en ellos.
Durante todo este tiempo esos curros
han sido para la gente blanca.
No veo que te quejes por eso.
En tu vida te has molestado
en buscar un maldito curro,
así que no sabes de qué hablas.
Mi padre siempre tiene que contratar
a tipos negros porque su jefe dice...
- ¿Tu padre es capataz?
- Claro que sí.
¿Puedes decirme
cuántos capataces negros hay?
- Ha estado admirable.
- No he dicho más que la verdad.
Espere. Decir la verdad es admirable.
No habla en clase muy a menudo.
Cuando tengo algo que decir, lo digo.
- La gente escucha. ¿Se ha dado cuenta?
- No.
- Le preocupan otras cosas, ¿no?
- Sí. Como salvarme el culo.
No necesito que ningún hermano trajeado
me dé lecciones
que no tienen nada que ver conmigo.
Si tiene algo que decir,
¿por qué no lo dice?
Tiene una banda.
Parece un policía. "Jefe de banda",
eso lo ponen en los informes.
Así que no es un jefe.
- Entonces, me he equivocado de hombre.
- Eso será.
¿Cuándo va a madurar?
La capacidad de liderazgo no abunda.
Es algo innato.
Usted no pidió tenerla, pero la tiene.
Hay gente que le sigue,
pero no sabe adónde conducirlos.
No le gusta cómo funciona el sistema.
Eso está claro.
¿Por qué no utiliza su talento
y su rabia para hacer algo?
- Mire, yo hago lo que puedo.
- ¿Qué? ¿Meterse en peleas?
¿Proteger un patético trocito
de territorio?
No existen jefes de banda
mayores de 25 años. Usted tiene casi 20.
- Bueno, esas cosas pasan.
- Es una tontería morir sin razón.
- No creo que usted sea tonto.
- Me importa una mierda.
Su hermano es una de esas personas
que le siguen hacia ninguna parte.
¿No le importa lo que le pase a éI?
Igual puedes ayudarme tú.
Arch y Wilsie Carrouthers
se llevan cerca de un año.
- Creo que dos.
- Pero están en la misma clase.
Wilsie repitió el octavo
y el undécimo curso.
¿Qué dice la ley?
¿Está obligado a graduarse?
- No, puedes dejarlo a los 16. ¿Por qué?
- Porque éI sigue aquí.
Hasta mañana.
- ¡Eh! ¿Qué hay, Sr. Thackeray?
- Sr. Laredo, parece estar de buen humor.
Sí. Respecto a lo que ha dicho
sobre lo del trabajo, estaba pensando...
¡Siempre estoy pensando!
Mola que se preocupe por nosotros.
A Herbie y a Ángel les gustaría trabajar,
sóIo que les da miedo decírselo.
No me está dando esa información
por pura bondad.
Les está cobrando algo.
Ellos me cuidan y yo le cuido a usted.
No estoy interesado, Sr. Laredo.
Pensaba que usted
era uno de esos tipos altuistas...
Primero, se dice altruistas.
Segundo, deje que se lo aclare.
No estoy interesado en sus planes.
No estoy interesado en tomar
porcentajes del trabajo de otros.
No me compensa.
- Lo hago lo mejor que puedo.
- No, no es así.
Ni siquiera está cerca
de hacerlo lo mejor que puede.
Ni lo conseguirá mientras siga
tratando de sacarle partido a todo.
- Usted es un chico listo.
- Hago lo que puedo.
No, no hace lo que puede.
Ésa es la cuestión.
Siempre está metido en historias,
pero nunca llega a ningún lado.
¿Verdad que no?
Sí, ya voy.
- ¡Sr. Thackeray!
- He parado en el Clarion.
No se ha pasado por allí.
En realidad no necesito trabajo.
- ¿Puedo hablar con su madre?
- No está.
- ¿Hay algo por lo que no pueda entrar?
- No, claro que no.
No está en casa. Puede volver si quiere,
pero me dijo que hiciera lo que quisiera.
- ¿Han hablado de ello?
- Sí.
- Y no...
- Dijo que hiciera lo que quisiera.
No hay razón para hablar con ella.
- Su madre no vive aquí.
- Está de gira.
Pero va a regresar.
Va a regresar muy pronto.
Sé que volverá, en cuanto pueda.
Es importante para su carrera.
- Si no, no tendría que...
- No está de gira.
No sale en ninguna obra.
Tengo que quedarme aquí. Si lo supieran,
me llevarían a una casa de acogida.
Pero va a volver.
Tengo que quedarme aquí.
Tengo que cuidarla.
No tiene a nadie, Sr. Thackeray.
Por favor.
- ¿Dónde está?
- En la cárcel.
Pero está en un programa
de desintoxicación muy bueno.
Esta vez va a conseguirlo.
Yo no la enviaría a una casa de acogida.
No se preocupe por eso.
¿Qué le parecería si encontrara a alguien
para quedarse aquí con usted?
¿Podría hacer eso?
Es posible hacer cosas
más difíciles que ésa, Evie.
Salir con una chica no es como salir
con los amigos. Esperas algo más.
Tiene que seguirte el rollo
si la invitas a una hamburguesa, ¿no?
¿A quién intentas engañar?
Las tías queréis lo mismo que nosotros.
- ¡Qué más quisieras!
- ¿No cree que sea verdad?
El sexo es sexo, ¿de acuerdo?
Los tíos son unos cerdos.
Tienen el cerebro en los calzoncillos
y son unos pulpos.
El viernes ibas con una falda ajustada
y una camisa transparente.
Si quieres que no se te lancen,
¿para que los calientas?
No creo que las chicas evitemos el sexo,
sino que queremos que signifique algo.
- ¿Realmente es ésa la diferencia?
- No. Mire, esto es lo que pasa.
Todas creen que lo único que queremos
los tíos es meternos en sus braguitas.
- ¿Y usted no quiere eso?
- No siempre.
Pero lo tienen metido en la cabeza,
que vamos a eso, aunque no sea así.
Nadie sabe lo que va a pasar.
Son sóIo dos personas más.
- Así es como debería ser.
- Y ya pasará lo que tenga que pasar.
Muy interesante.
Sr. Thackeray, ¿y usted?
¿No tiene a nadie por ahí?
- Cuidado.
- No, no pasa nada.
- Estuve casado.
- ¿Dejó a su mujer en Inglaterra?
- Dice que estuvo casado, ¡idiota!
- Mi mujer murió hace algunos años.
- ¿Era inglesa?
- CáIlate.
- ¡Callaos vosotros!
- Sí, era inglesa.
Negra, por si se lo estaba preguntando.
¿Y aquí tiene algo?
- Ahora no.
- Por fin llegamos a lo importante.
- Eso parece.
- Díganos qué significa lo de "ahora no".
Hace años, cuando era joven,
conocí a una mujer de por aquí.
- Entonces, ¿ya había estado antes aquí?
- Ella era de aquí.
Pero estaba en Guyana.
Su familia pasó un año allí.
- Pero ¿no estaba casado?
- Fue antes de conocer a mi mujer.
¿Qué pasó entre usted
y esa chica del South Side?
No lo sé. De verdad que no lo sé.
A veces pienso
que cuando algo va bien
entre un hombre y una mujer, dura...
...para toda la vida.
A veces más.
Disculpe la interrupción,
pero el Sr. Weaver quiere verle.
Muy bien. Iré cuando se acabe la clase.
Me ha dicho
que me encargara de la clase.
Los agentes Dennis y Alvarez
quieren hacerle algunas preguntas.
- ¿Quieren que me marche?
- No es necesario. Siéntese, por favor.
- ¿Recuerda haber entregado un arma?
- Sí, lo recuerdo perfectamente.
Bien. La examinamos. Esa arma se utilizó
hace cinco meses en un tiroteo.
Un agente resultó herido
de extrema gravedad.
- Lo siento.
- Queremos saber a quién se la quitó.
Desearía poder ayudarles, pero no puedo.
Con esa arma se disparó a un policía.
Eso no inculpa a nadie de esta sala.
- Eso lo decidiremos nosotros.
- No puedo ayudarles. Di mi palabra.
Está obstruyendo a la justicia,
Sr. Thackeray. Eso es delito.
No empecemos a lanzar acusaciones.
No habrían conseguido esa arma
de no ser por alguien que confió en mí.
Eso no ha cambiado y no va a cambiar.
Si me disculpan, señores,
tengo que regresar a mi clase.
Mark, lo siento,
no tengo más remedio que hacerlo.
No creo que puedas seguir
aquí como profesor.
Emory se ocupará
hasta que encuentre a un sustituto.
El Sr. Emory os mandó una redacción.
Espero que pudierais con ella.
- ¿Por qué se va?
- Es una cuestión personal.
Nosotros también hemos hecho
cosas personales.
- ¿Le han dado un trabajo mejor?
- ¿Con chicos que saben sobrevivir?
No es por nada personal.
Es que le han puesto entre las cuerdas.
- ¿De qué hablas?
- Yo estaba abajo.
Salió del despacho de Weaver
con unos polis. Ha delatado a alguien.
No me lo trago.
No sé cuáI es el protocolo
de devolución de Ilaves.
- Supongo que bastará con dártelas a ti.
- Siento que haya tenido que pasar.
- ¿Tenía que pasar?
- No me has dejado otra opción.
Le di mi palabra a un alumno.
¿Eso no cuenta?
En tu posición es fácil decirlo,
pero he de pensar en la escuela entera
y no en éste u otro alumno.
Una escuela consiste en eso, Horace,
en este alumno y otro.
Y otro.
- Antes lo sabías.
- Antes de que empieces la acusación...
Cuando empiezas a hacer concesiones,
ya no puedes parar.
- Eso díselo al consejo escolar.
- Serán demasiadas concesiones.
Dile eso a la policía estatal,
a los federales.
Te darás cuenta
de que has protegido tu trabajo,
pero que lo que diriges
ya no es una escuela.
Mark, lo que pasa aquí
no puede arreglarse aquí dentro.
Ésta es sóIo la punta del iceberg.
Cada persona ha de conocer sus límites
y mantenerse dentro de ellos.
Así es como lo veo.
Y tú no lo ves así... aún.
Te deseo suerte.
Y yo a ti.
BODA AFROAMERICANA
PARA LOS RICHARDSON
- ¿AIgún problema?
- No.
¿Tiene el periódico
archivos de periódicos antiguos?
Desde hace 45 años, joven,
desde la primera edición.
Evie, ¿qué hace?
¡Entre!
¡Dios mío! ¿Va algo mal?
Quería preguntarle...
¡Se marcha!
Todos nos pintan de perdedores,
pero no hemos abandonado.
Danny quiere ir a la universidad.
Rebecca ya no deja
que Frankie la chulee.
Y yo hasta fui a lo del periódico.
- Eso es fantástico.
- Es usted el único que nos abandona.
No puedo evitarlo,
si es eso lo que creen.
- ¿Para qué ha venido?
- No tiene que ver conmigo.
Es por esa mujer que usted conocía.
¿Se Ilamaba Emily Douglas?
- ¿Cómo sabe eso?
- Estaba trabajando en el periódico.
Estuve revisando periódicos antiguos.
En la sección de negocios, encontré
a Lawrence Douglas, un contratista.
Iba a edificar un centro comercial
en Guyana. Había un reportaje muy largo.
Eso sí es tener recursos.
Me ha impresionado.
Lo busqué en las Páginas Amarillas.
Su empresa ya no existe.
Yo lo busqué en la guía telefónica, Evie.
Incluso fui a la policía.
- Pero no miró las páginas de sociedad.
- ¿Qué?
Emily Douglas se casó hace 26 años
con un hombre Ilamado Jack Taylor.
En el anuncio aparecía
la dirección de los padres.
SóIo tuve que hacer un par de Ilamadas.
Su marido murió hace dos años.
Tiene un hijo. Quiere conocerle.
- Te Ilamo luego.
- He quedado aquí con el Sr. Taylor.
Soy yo. ¿Cómo está, Sr. Thackeray?
Mi madre ha estado muy enferma.
- Lo siento mucho.
- Venga, le llevaré a donde está ella.
Debo explicarle de qué va todo esto.
Hace mucho tiempo su madre y yo
tuvimos una relación muy estrecha.
- Estaba enamorada de usted.
- ¿Eso le ha dicho?
- Sí.
- Entonces, ¿por qué...?
¿Por qué se marchó?
Será mejor que se lo explique ella.
Desapareció. Le escribí cartas.
Me las devolvieron todas.
Mi abuelo las confiscó.
Hizo que se las devolvieran.
Entiendo.
Cuando murió mi mujer, no tuve
la necesidad de volver a casarme.
Pero un día me vi preguntándome
qué habría sido de su madre.
Cuando me ofrecieron este trabajo
en Chicago, lo acepté.
Supongo que quería tener
la oportunidad de encontrarla.
Y lo ha hecho.
¿Mamá? Aquí hay alguien
que quiere verte.
Voy a por una taza de café.
Tendréis cosas de que hablar.
Ha pasado mucho tiempo, Emily.
Mucho, mucho tiempo.
SóIo tienes que mirarnos, Mark.
¿Cuántos años han sido?
Muchos, pero parece que fue ayer.
Mark, gracias a Dios
no has cambiado nada.
Siempre has sabido
Io que tenías que decirme.
He pensado mucho en ti
durante los úItimos meses.
Quería verte por úItima vez antes del fin.
- ¿Es éste el fin?
- No hablemos de ello.
He tenido una buena vida. Siéntate aquí.
Mark, ¿te casaste?
Ella murió hace mucho tiempo.
- Pero ¿te hizo feliz?
- Sí.
Bien. Me alegro.
Me he pasado cerca de treinta años
recordando el año y medio
que estuvimos juntos.
Me he preguntado si habría sido así
de haber tenido la oportunidad
de estar juntos.
El jardín.
Aún puedo sentir tus manos
sobre mi piel en aquel jardín.
¿Puede haber algo tan perfecto?
No podemos perder eso.
Eso nunca cambiará.
El modo en el que las estrellas
parecían enredarse entre las hojas.
Siempre pensamos
que se quedarían atrapadas allí.
Y así fue, Emily. AIlí siguen.
¡Ay, Mark!
- Entonces, ¿por qué...?
- Estaba tan confundida. Tan confundida.
Mi padre nos sacó de allí en cuanto pudo.
La cabeza me daba vueltas.
No me había portado
demasiado bien, ¿eh?
Al menos no para aquellos tiempos.
A veces me dolía tanto
pensar en ti, Mark.
Tu dolor era mi dolor, Emily.
No. No, Mark. Fue mucho peor para ti,
solo, sin saber nada.
Al menos yo no estaba sola.
Tenía a tu hijo.
Perdonad la interrupción.
El médico ha dicho que...
Te lo ha dicho.
¿Dónde ha estado?
¡Estaba esperándole!
- ¿Esperándome?
- Va a haber problemas.
- CáImese. ¿Qué tipo de problemas?
- Wilsie tiene otra pipa. Una pistola.
- ¿Otra?
- La que usted le quitó...
- ¿Se lo ha contado?
- Imagíneselo.
Yo soy quien lo consigue todo.
Me pidió que le consiguiera una pipa.
- ¿Ésa no era su pistola?
- Se la quité a un tipo.
- La utilizaron en un tiroteo.
- Wilsie no la había tocado antes.
- ¿Le dirá eso a la policía?
- ¿Decirles que le conseguí una pistola?
Podría ir a la cárcel
por disparar a un policía.
- No debió haberle delatado.
- ¡No lo hice!
- ¿Qué diablos dice?
- No sabían que Wilsie tenía la pistola.
¿La devolvió sin dar nombres?
No le van a dejar...
¡No le dejaron que se saliera con la suya!
Por eso le echaron.
Wilsie no sabe eso.
Cree que los polis le están buscando.
Iba a conseguir una pipa
y a arreglar cuentas con Tommie.
Uno de ellos morirá. O los dos.
Cree que no tiene nada que perder.
Tenemos que encontrarle.
Si lo conseguimos, ¿le respaldará?
Usted lo hizo y le echaron.
¿Qué cree que me harán a mí?
Ésa no es la cuestión.
Eso es lo que usted intenta decirme.
- No digo nada.
- Que sí, tío... señor... Sr. Thackeray.
No me puedo creer que me meta en esto.
Encuéntrele y yo le respaldaré.
De acuerdo, Sr. Thackeray, ya está.
Me voy.
¿Sí?
- ¿Qué hace aquí?
- Me gustaría hablar con su madre.
- Tiene muchos huevos para venir aquí.
- ¿Quién es?
Sé que Wilsie podía haber dejado
la escuela hace dos años y no lo hizo.
La única razón de eso debe ser
que tiene una madre
que ha influido en su vida.
Por eso espero que me ayude.
- Ayúdeme a ayudar a Wilsie.
- Este hombre no quiere ayudar a Wilsie.
- Es quien le ha metido en líos.
- Deja que le escuche.
- ¿En qué líos está metido mi hijo?
- Por ahora, creo que en nada serio.
ÉI no lo sabe. Tenía una pistola.
Me la entregó a mí.
- Usted le entregó a los polis.
- ¿Te lo tengo que explicar otra vez?
Le di la pistola a la policía,
no el nombre de su hermano.
Cree que la policía va tras éI.
Tiene otra pistola.
Tengo que encontrarle
antes de que cometa otro error.
Ayudará a los polis a encontrar a Wilsie.
No sabes nada si no sabes
en quién puedes confiar. Yo confío en éI.
Y tú deberías hacerlo.
Sabes dónde está tu hermano. Llévale.
¿Wilsie?
¿Wilsie?
Soy yo, Arch. Estoy aquí.
- ¿Quién está contigo?
- Thackeray.
Quietos. Apártate, Arch.
- No pasa nada...
- Mira, aquí mando yo. Vete.
No creerá que sus trucos
van a volver a funcionar.
Aquella arma se utilizó en un tiroteo.
Sé que no tiene nada que ver con eso.
¿Es verdad eso? ¿Ha traído a la poli?
- No.
- Pero me están buscando.
- No.
- ¡Deje de mentir, joder!
Rebecca le vio con ellos.
No se atreverá a Ilamarme mentiroso
con una pistola en la mano.
Mejor así, ¿viejo?
Ahora dígame que no habló con la poli.
No sea tonto. Claro que hablé con ellos,
pero no les di su nombre.
¿Por qué cree que he dejado la escuela?
Me han despedido. ¿Por qué?
¿Por qué tengo que creerme eso?
Lo único que intento conseguir
es que mis alumnos piensen por sí solos.
No sería mala idea hacerlo
antes de convertirse en humo.
- Ya me preocuparé yo de eso.
- Es su madre quien se preocupa.
- No meta a mi madre en eso.
- ¿Cómo?
No voy a quedarme aquí
hablando con usted.
- Si vamos a la policía...
- Le digo que me deje en paz.
- Buen intento, Tommie.
- Tengo cuatro pipas.
- ¿Cuántas tienes tú, Cara Oscura?
- Eso no te importa.
- No podrá salir de aquí.
- Voy a equilibrar un poco el asunto.
Esto es entre nosotros dos.
Tú te levantas y yo me levanto.
De esa manera, arreglamos esto tú y yo.
¿Qué hace? ¡Agáchese, hombre!
¡No haga eso, tío!
¿Quién diablos es ése? ¿Qué hace?
- Es Thackeray.
- ¿Thackeray?
- ¿Está loco?
- No voy armado.
- Joder, le van a matar.
- Váyanse de aquí.
Aquí tiene que haber polis.
Tiene que haber una trampa.
- Viene hacia nosotros.
- ¡Tranquilo! ¡Tranquilo!
Piénsenlo bien.
O me disparan o se marchan.
- Venga, agáchese.
- Aquí no hay nadie.
¡Espera! ¡Espera!
Nadie se lanza a un arma porque sí.
SóIo les quedan unos segundos
para pensárselo.
Si nos cargamos a un profe, nos fríen.
Vámonos de aquí. ¡Venga!
Tío, es usted la leche, Sr. Thackeray.
Está colgado. Muy colgado, tío. Tome.
Yo ya he entregado una.
Ahora le toca a usted.
Tío, está colgado.
Quiero entregar esto.
Querrán hacerme algunas preguntas.
Me gustaría declarar.
¿Dónde puedo encontrar a un agente?
- Anoche cogieron a Wilsie.
- Y a Danny también, tío.
Sentaos. Quiero presentaros...
- ¿Qué les ha pasado a Danny y a Wilsie?
- Eso no os importa. Sentaos.
- ¿Por qué no nos lo dice?
- ¿Por qué no está el Sr. Thackeray?
Ésta es la clase de historia.
El Sr. Vollick será vuestro profesor.
Poneos en vuestros pupitres
y abrid los libros.
- ÉI no es nuestro profesor.
- Sí, nuestro profesor es ***.
- Igual quiere hacerles un examen.
- ¿Un examen?
- Pensaba que os habían cogido.
- No, todo va bien.
El Sr. Thackeray se ha ocupado de todo.
Ha sido como tener abogado.
- Ya tenéis la respuesta. Sentaos.
- No, no nos sentamos.
Nadie se va a sentar hasta que nos diga
por qué no está aquí el Sr. Thackeray.
- Eso no os importa.
- Es nuestro profesor.
Vuestro profesor coge esta mañana
un avión de vuelta a Londres.
Eso no es verdad.
- Quiero que haya orden.
- ¿Quiere respeto, Sr. Weaver?
- Pues respétenos usted también.
- Es verdad.
Sr. Weaver, por fin teníamos a un profe
de verdad. No nos lo va a quitar.
- ¿Sabe qué es una sentada, Sr. Weaver?
- Pero la haremos de pie.
Sí, resistencia pasiva.
- Siguen ahí, ¿eh?
- Hasta la eternidad.
- ¿Les has incitado tú a esto?
- Supongo.
- Les enseñé un poco de historia.
- Entonces, será mejor que entres.
¡Thackeray! ¡Thackeray! ¡Thackeray!
¡Thackeray! ¡Thackeray! ¡Thackeray!
Será mejor que me vaya.
El Sr. Vollick lo ha pasado mal
con ustedes.
Me gustaría
que le agradecieran la molestia.
Gracias, Sr. Vollick.
Eso está mejor. Ahora, sentémonos.
Hay trabajo que hacer.
Hablábamos del sistema sanitario
y de las próximas elecciones generales.
Bienvenido de nuevo.
Ah, hola. Me alegro de haber vuelto.
SóIo quería decirle eso.
Nos vemos mañana.
Sí, hasta mañana.
No, quería decirle otra cosa.
Es el hombre más extraordinario
que he conocido nunca.
William Lopatynski.
Arch Carrouthers.
La Verne Mariner.
La Verne tiene un contrato de prácticas
en la campaña del senador Butler.
¡El senador no sabe
con quién se las tendrá que ver!
¡Danny Laredo!
Rebecca Torrado.
Evie Hillis.
Evie va a estudiar periodismo
por las noches.
Wilsie Carrouthers.
Wilsie trabajará en el Programa Federal
de lucha contra bandas callejeras.
Lynn Guzman.
Seguro que a veces pensó
que no lo conseguirían.
A veces pensé
que yo no lo conseguiría.
¿Qué opina? Yo mismo he hecho
los arreglos florales.
Seguro que nunca ha habido
una graduación como ésta.
Eres un genio. Está precioso.
Venga, ¿quieres bailar?
Sr. Thackeray, puedo elegir
más de 500 asignaturas.
- No las coja todas el primer año.
- Lo intentaré.
- ¿Frankie?
- ¿Qué hace aquí?
Si ni se ha graduado.
- ¿Qué haces?
- Bailar con un amigo.
- Tú bailarás con quien yo te diga.
- Ya te lo dije. ¡Hemos terminado!
- ¿Eso me dijiste?
- Eso es justo lo que pasó.
Acabo de terminar la escuela.
Contigo terminé hace tiempo.
Quítame la mano del brazo
o te la arranco.
- A mí nadie me deja plantado.
- Ha sido bastante clara.
- Quítale las manos de encima.
- ¿Vas a obligarme?
- Sí, si tengo que hacerlo.
- ¿Vas a traerte a toda tu banda?
- Yo estoy aquí.
- Sí. Yo también.
Y yo.
Bueno, ¿por qué estamos aquí de pie?
¡Música!
¿Me permite este baile?
- Se lo ibas a preguntar.
- Y lo haré.
- ¿Cuándo?
- Más tarde, supongo.
¿Por qué no ahora? Venga.
Perdone, Sr. Thackeray.
Todos queríamos despedirnos de usted.
Nada de despedidas.
La fiesta no se ha acabado.
Nos preguntábamos
cuándo pensaba volver a Londres.
He pensado mucho en ello.
En Londres me han mandado a la reserva.
Y creo que, quizá, la reserva está aquí.
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