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...una película dedicada al IV Cuerpo
de Acorazados de las Fuerzas de Tierra
del Ejército de los EE.UU., cuya ayuda
ha hecho posible contar esta historia.
En junio de 1942, un pequeño
destacamento de tanques americanos
se unió al Octavo Batallón Británico
en África del Norte
para obtener experiencia en el desierto
bajo condiciones reales de batalla.
La historia ha demostrado
que aprendieron bien la lección...
Destacamento de Tanques de EE.UU.,
Unidad 5. Repito.
Destacamento de Tanques de EE.UU.,
Unidad 5. Repito. Cambio.
Sin clave. Ordenada retirada general
en todos los sectores.
Todos los puntos al este, oeste y norte
están bajo control enemigo.
Cambio.
No lo entiendo. ¿Hacia el sur?
Los puntos al este, oeste y norte,
bajo control enemigo.
Vale. Pero, ¿qué hacemos?
¿Cuál es la orden?
Buena suerte. Cambio.
- ¿Qué?
- Buena suerte, yanqui.
Como decís vosotros: "Daos el piro".
¿Por qué no lo has dicho
desde el principio?
¡Sargento!
¡Sargento Gunn!
¡Dese prisa, Sargento!
¡Hemos recibido órdenes! ¡Dese prisa!
Tranquilízate.
¿Estás bien, Waco?
Vamos.
¡Sargento!
Tenemos que marcharnos rápidamente.
El enemigo controla los puntos al este,
oeste y norte. Han ordenado la retirada.
Este, oeste y norte.
Parece que nos han rodeado.
El sur está hacia allí,
pero no hay más que arena y rocas.
Cualquier lugar es mejor que éste.
Vámonos. Baja a echarnos una mano.
¿Y si no logramos
que esta hormigonera se mueva?
Deja de llamarlo hormigonera.
Dame ese chisme.
Ahí dentro.
Sujétalo mientras lo atornillo.
- ¿Cree que el tanque nos sacará?
- Depende de cómo lo tratemos.
Como una mujer.
Seguro que ninguna mujer es tan dulce
como el sonido de este motor en marcha.
Si siguen así, puede que nos alcancen.
Con esto debería aguantar.
Date la vuelta y enciende el motor.
Es tan delicado como un elefante.
No le das de comer. Es como una mujer.
Si no les das de comer, no hacen nada.
Ésa no es forma de tratarlo. Déjame entrar.
Vale, Joe.
No va a arrancar.
5$ a que lo consigue.
- Trato hecho.
- Vale.
Vamos, nena. Muévete y sácanos de aquí.
Te daré la mano de pintura más bonita
y encantadora que hayas tenido nunca.
Vamos, Lulubelle. Arranca.
Ha sido suerte.
Sargento, hay dos hombres a la vista.
- ¿Qué aspecto tienen?
- Parecen británicos.
Tal vez sea un truco,
ya conoces a los nazis.
Como la falsa bandera blanca en Berhagen.
No me creería que son británicos
ni aunque ondeasen un rosbif.
Mantenlos a tiro
hasta que averigüe quiénes son.
Sargento Gunn,
Destacamento de Tanques de EE.UU.
Capitán Halliday,
Cuerpo Médico del Ejército Real.
Encantado de conocerle.
Tenía 42 heridos ahí dentro.
Cuando los Stukas terminaron,
tenía 42 muertos.
Estos hombres me han ayudado
a buscar entre los escombros.
No ha servido de nada.
¿Qué está mirando?
Sírvase usted mismo.
- Cigarrillo americano, no veo hace mucho.
- Páselos.
- Habla como un yanqui, ¿verdad?
- ¿Cómo si no?
Llevamos mucho tiempo esperándoles.
Nuestro tanque es uno de los primeros.
¿Cuántos hombres tiene?
Dos: el operador de radio y el ametrallador.
Perdí al resto de mi dotación.
Supongo que intenta formar
un nuevo destacamento.
Es tarde para eso.
- ¿Tarde?
- ¿De qué está hablando?
¿No lo han oído?
Se ha ordenado retirada general.
No es cierto. Escuche esos disparos.
Los nuestros siguen luchando
y no están muy lejos.
Están recogiendo lo que queda de ellos.
Si vamos hacia el sur, podemos unirnos
a otro grupo cuando hagan una parada.
No conoce esa parte del desierto.
Es la peor de toda Libia.
No llegarán lejos con ese viejo trasto.
En cuanto se haga de día,
lo harán pedazos.
Siento que piense eso.
Es un buen tanque, con una buena dotación
tiene más posibilidades que yendo a pie.
Es cuestión de opiniones.
- Seguro que les alcanzan.
- Nosotros alcanzaremos a algunos antes.
Prefiero estar aquí
a huir en ese coche fúnebre de hojalata.
Ha dicho tres cosas mal.
Primero: no huimos, obedecemos órdenes.
Segundo: no es de hojalata.
Y tercero: no es un coche fúnebre.
Es un modelo M-3 refrigerado que puede
cruzar 300 km de desierto con la facilidad...
con la que usted pasearía
por su Piccadilly Circus.
No voy a quedarme a discutir con usted.
Quédese si quiere.
Deje que lo capturen los nazis.
Pase el resto de la guerra en una prisión
de Berlín, pero yo no lo haré.
Cuando yo vaya a Berlín,
será llevando ese tanque.
El mismo que está ahí y que lleva escrito
el nombre de "Lulubelle".
Voy con usted.
¿Por qué quieres ir?
Me gustan sus cigarrillos.
Está bien. Entra.
Siento haber perdido los estribos,
pero me ***ó el comentario
que hizo ese tipo sobre mi tanque.
Es un buen tanque.
Se lo volveré a decir.
Lo recibimos por radio.
Estamos rodeados,
y sólo podemos salir por el sur.
Hacia allá vamos.
Buena suerte, señor.
Espere un momento, vamos con usted.
Vamos...
Daos prisa.
Aquí tiene, señor.
Vamos.
Vamos, chicos.
Es algo extraño.
Los sargentos son iguales
en todos los ejércitos del mundo.
¿Qué?
¡Que los sargentos son iguales
en todos los ejércitos del mundo!
No conoces a Joe. Es un tipo listo.
Creo que el sargento
no es un hombre muy sensible.
Creo que el sargento
no es un hombre muy sensible.
Pero llamó a su tanque
como alguien a quien quería.
Sí, un caballo.
- ¿Un qué?
- ¡Un caballo!
Quiere a un caballo.
El sargento estuvo en la Caballería
hace tiempo.
- ¿La qué?
- ¡La Caballería!
¡La Caballería!
¿Pasa algo?
Sé lo que es. He puesto muy poca mezcla,
tratando de ahorrar gasolina.
Está cometiendo un error
yendo en esta dirección.
Déjaselo al sargento. Sabe lo que hace.
El sargento es un genio.
Es un hombre milagroso.
Cuando no tenemos agua, golpea una roca
con un palo como Moisés y sale agua.
La golpea dos veces
y el agua se convierte en vino.
Supón que nos quedamos parados
en este cementerio. Sin agua.
Abre la escotilla, ¿quieres?
Vale, bajad un momento.
¿Qué ocurre, Waco?
El motor.
Te estamos matando de hambre, ¿eh?
Tenemos que ahorrar gasolina,
igual que ahorramos agua.
- Hay que engrasar las ruedas.
- Hágalo rápido. Tenemos que seguir.
Prueba la radio otra vez, Jimmy.
Seguiremos dentro de nada. Comed algo.
Bebed el tercio de una taza de agua.
Aseguraos de medirlo con una taza.
¿Recibes algo?
Sólo interferencias y "Heil Hitler".
No podemos contactar por radio.
No sabemos dónde parará el ejército.
Incluso en el peor caso,
el frente se situará en Tobruk.
- Deberíamos dar este rodeo.
- ¿Durará la gasolina?
Creo que tenemos bastante para 260 km.
Lo que me preocupa es el agua.
Tenemos que encontrar un pozo de ésos.
Los llaman pozos en el mapa.
Pero la mayoría no son más que
barrizales secos llenos de arena.
Ojalá pudiera meter los pies
en un enorme cubo de agua.
Estas botas deben de estar a 1.000 grados.
Mi garganta la necesita más que mis pies.
- Yo tengo callos.
- Me estoy hartando de tus pies.
Yo llevo años harto de ellos.
- ¿Has terminado, Waco?
- Aún no.
- ¿Por qué le llamas Waco?
- Es una ciudad de Texas.
- La llaman la "Ciudad con Alma".
- ¿Por qué?
Nunca lo he averiguado.
Hay un gran letrero eléctrico
en el edificio más alto: "Ciudad con Alma".
¿Sabe qué otra ciudad tiene alma? París.
¿Eres de París?
No, pero para un francés
París es el corazón, el alma, "La France".
¿Sabes? Siempre he querido ir a París.
Puede que alguna vez vayamos allí.
Me gustaría ir a casa.
¿Queréis ver una foto
de una chica preciosa?
- Es guapa. ¿Cómo se llama?
- Cathy.
Muy guapa.
Está bien buena.
Os dije que midierais el agua con una taza.
- No estaba pensando.
- Yo pensaré por ti.
Dadme todas las cantimploras.
Tenemos nuestro propio oficial.
Yo sólo obedezco sus órdenes.
Me alegra que saques el tema, Williams.
Tengo algo que decir a los hombres,
Sargento.
Tenemos un único propósito:
Salvar nuestras vidas
para volver a combatir.
Tenemos que trabajar juntos
y ser disciplinados.
El Sgto. Gunn estaba al mando
del tanque cuando nos unimos a él.
Es un soldado experto.
Creo que es apropiado que le pida
que continúe al mando.
Comentaré con él lo relativo a la seguridad
y a la dirección de la expedición.
Pero la autoridad inmediata
recaerá sobre él.
Mi cantimplora, Sargento.
Gracias, señor. Aquí tienes, Frenchie.
- ¿Qué opinas de ellos?
- Estoy tratando de averiguarlo.
Dispara un par de veces delante de ellos.
Hará que se giren hacia nosotros.
Es un sudanés británico
con un prisionero italiano.
Creo que viene a combatir con nosotros.
Dadme algo blanco que pueda ondear.
Vamos, deprisa.
Es cierto, Bimbashi. Creía que
había capturado un tanque enemigo.
¿Dónde cogiste al prisionero?
En Bir Hacheim. Una columna con
muchos tanques y máquinas nos atacó allí.
Mi compañía entera murió en combate.
Sólo yo escapé.
Entonces capturé...
a este hombre para que lleve mi mochila.
¿Cómo te llamas?
Sargento comandante Tambul.
Cuarto Batallón Sudanés.
- ¿Conoces este desierto?
- Sí, Sargento.
- ¿Es todo así?
- Sí.
Por allí...
es peor para el tanque.
¿Arena profunda?
Y marismas de sal.
Sólo hay un camino para caravanas.
Muy viejo y difícil de seguir.
- ¿Adónde lleva?
- Al pozo de Hasan Barani.
- ¿Crees que podrías encontrarlo otra vez?
- Creo que sí.
Lo intentaré.
Bien, coge tu mochila y sube al tanque.
Jimmy, tira una ración.
Volved a vuestros sitios.
Waco, enciende el motor.
Nos vamos ahora mismo.
Esos pájaros saben cuándo aparecer.
Huelen la muerte antes de tiempo.
- ¿Alguien entiende lo que está farfullando?
- Hablo su idioma.
Lo hablo muy bien.
No me deje aquí. Lléveme con usted.
Lo siento, no hay sitio.
Aprendí su idioma en la escuela, en Turín.
Y el americano de leer las cartas.
De un primo del tío de mia moglie.
Mi esposa.
Tiene un tío, y éste un primo
que vive en América.
Nos escribe todo el tiempo.
Habla de la montaña grande,
el edificio grande, el corazón grande.
Todo es grande en América.
- Arranca. Nos vamos.
- Le enseñaré la carta.
Tengo una carta de mi esposa.
Dice que ha recibido una carta
del primo de su tío.
Ahora trabaja en Pittsburgh, EE.UU.,
en una fábrica de acero.
A lo mejor él hizo el acero
para este tanque en Pittsburgh, EE.UU.
Le enseñaré la foto.
No tengo tiempo de ver fotos.
Tiene razón.
Es estúpido sentir lástima en la guerra.
Se puede en un combate. Así no.
Sé de lo que hablo mejor que tú.
Llevo combatiéndolos desde 1936.
- ¿El 36?
- España.
No hay que sentir lástima.
Mi esposa y mi bambina.
Es mi bebé.
Es una bonita foto.
Debes de estar muy orgulloso de ellas.
Veré lo que puedo hacer.
Le pido que cambie de opinión.
Ese hombre es prisionero de guerra.
Y como tal, tiene ciertos derechos.
Hay que llevárselo.
No podemos dejar que muera.
Si preguntamos a los hombres,
estarán de acuerdo.
Ahora sí.
¿Y cuando estén muertos de hambre
y de sed?
- Estoy al mando para anticiparme.
- Es la vida de un hombre.
Estás equivocado.
Se trata de las vidas de 10 hombres.
Nos queda mucho camino y necesitamos
cada gota de agua y porción de comida.
Acepto al sudaní porque es soldado
británico y tiene derecho a una parte.
Pero no pienso llevar a un espagueti.
Si ha llegado hasta aquí, puede volver.
Y no se hable más.
¿A qué esperas? Arranca.
Vale, Joe.
Más vale que entres, Doc.
Lo siento.
No dejen que muera aquí.
Lo juro, trabajaré para ustedes.
No beberé su agua ni comeré su comida.
¡No me dejen aquí!
¡Para!
¡Vamos!
¡Vamos!
- Venga.
- Vamos, italiano.
- No abras fuego.
- ¿Por qué no le damos su merecido?
Lo aplastamos como a una mosca...
Tranquilízate.
Que piense que no nos queda munición.
Lo he borrado del mapa.
- ¿Estáis bien ahí abajo?
- Sí.
Tambul, trae a un hombre y seguidme.
Doc, ven por si no habla nuestro idioma.
- Yo iré contigo, Tambul.
- Aquí tienes tu pistola.
Tira esa pistola. Ya me has oído, tírala.
¿Qué ha dicho?
Mi alemán está un poco oxidado,
pero creo que lo he entendido.
Dice que no tenemos ninguna posibilidad.
Quiere que seamos sus prisioneros.
- ¿Está loco?
- Pregúntale si habla nuestro idioma.
Dice que no.
- No sabía que hubiera americanos aquí.
- Pues mira qué sorpresa.
La reservábamos sólo para ti.
Cacheadle.
- ¿Qué le pasa?
- Quiere que le cachee otro.
¿Ah, sí? ¿Por qué?
No quiere que le toque una raza inferior.
Dile que no se preocupe por su color.
No le manchará el uniforme.
Vamos, cachéale.
Un cuchillo.
Y esto.
Lo que pensaba.
¿Qué pone ahí?
Dice: "Se ha hecho una oferta
al Ejército británico.
"Alzad la bandera blanca
y entregad vuestras armas.
"Hemos demostrado que a los británicos
los dirigen unos idiotas incompetentes".
¿Qué dice?
"La caída de..."
¡Tobruk!
¿Qué dice de Tobruk?
Miente como su maldito Führer.
¡Yo le enseñaré a mentir!
Hay un herido.
El alemán le ha dado.
Traedlo y recoged el paracaídas.
Traed agua.
- Halliday.
- ¿Qué ha pasado?
Tranquilo, chaval.
No sabíamos que estaba ahí.
Estaba tan malherido
que no podía decir nada.
Trae el botiquín de primeros auxilios.
Llevadlo a la sombra, con cuidado.
Despacio.
Muy bien.
¿Le habéis pillado?
Sí. No intentes hablar ahora.
Te cuidaremos bien.
¿Cómo está, Doc?
Está malherido, pero quizá se salve.
No podemos arriesgarnos
a seguir por aquí.
- ¿Es seguro moverlo?
- Sí, si vamos con cuidado.
Quiero avanzar deprisa
por lo que ha dicho el alemán.
A lo mejor tiene razón.
- Doyle, prueba la radio.
- Sí, Sargento.
¿Qué hacemos con el nuevo prisionero?
Ya hay demasiados en el tanque...
y llega otro al que dar agua.
No quiero decir que le dejemos aquí
para que muera en el desierto.
Mi corazón también se ablanda con el nazi.
Suponga que usted y yo
tenemos una charla con él.
Le llevaré detrás de aquella colina.
Cuando usted diga que nos vamos, volveré.
Solo.
¿Sabes? Te queda mucho por aprender.
Es un nazi.
Tal vez se dé cuenta
de que es como un perro furioso.
Tal vez,
pero tiene muchas condecoraciones.
- Me gustaría llevarlo al cuartel general.
- Si es que conseguimos llegar.
Lo llevaremos el tiempo que podamos,
y luego veremos.
Mientras tanto, lo dejo a tu cargo.
Gracias.
¿Has recibido algo?
- Los alemanes han vencido en Tobruk.
- Lo sé. ¿Algo más?
Están atacando Sidi Barani. Seguimos
replegándonos, intentando reagruparnos.
¿Por qué sonríes?
Parece que has entendido
todo lo que ha dicho.
Doc, pregúntale por qué sonreía.
Cree que es gracioso que queramos seguir
combatiendo con este raro destacamento.
Borra esa sonrisa o te parto la boca.
Bien, chicos. Sigamos.
Cada minuto que estamos aquí
nuestras posibilidades de vivir disminuyen.
Tal vez mienta sobre las columnas
alemanas en el vecindario, pero...
no lo sabemos.
Seguiremos como si dijera la verdad.
¿A qué distancia están los pozos?
A unos 100 ó 110 km.
Es por allí.
- ¿Está lejos?
- ¿Qué, Sargento?
¿Está lejos?
Está justo allí.
Lo verá en cuanto bajemos esta colina.
- ¿Cómo está?
- Bastante mal.
- ¿Qué dice?
- Parece el nombre de su chica, señor.
- Dale algo de agua.
- No puedo.
No queda ni una gota.
Completamente seco.
Es lo que pasa en el desierto.
Una estación hay tanta agua fresca y clara
como en un lago de montaña.
Y un tiempo después, nada.
Sólo un montón de arena.
¿Qué es tan gracioso?
Sólo estaba pensando...
que de niños, lo que más nos gustaba
era jugar con la arena de la playa.
¿Está lejos el siguiente pozo?
A unos 80 km, Sargento.
En las ruinas de Bir Acroma.
Hacia el sur.
Cathy...
Te echo de menos...
Capitán Halliday, señor.
No hace más que hablar a su novia, Cathy.
Ha muerto.
Es duro.
¡Ha sido él!
Déjale en paz, Stegman.
Orden de batalla del Ejército.
No se retiren ni un centímetro más.
Hay que defender El Cairo y Alejandría.
El Ejército se situará y combatirá al norte
de El Katara en el frente de El Alamein.
Se ordena a las unidades dispersas
que se presenten de inmediato.
Necesitamos todo hombre y máquina.
Preséntense ante sus superiores.
Reagrupen sus tropas.
Preséntense ante sus superiores.
Deprisa.
Hay arenas difíciles de frente, Sargento.
A la derecha.
A la izquierda.
¿Oyes eso, Joe?
Nos la está jugando, ¿eh?
Sí.
Me pregunto cuánto tiempo más
va a funcionar.
Yo también.
Clarkson. Ahí atrás.
A lo mejor ha tenido suerte.
Ahí está, justo delante. ¡Bir Acroma!
Bajad, chicos.
Nos pondremos a cubierto ahí dentro.
Vamos, Jimmy. Levanta.
¿Qué tal va, Jim?
Está bien, Joe.
¿Dónde está el pozo?
En alguna parte cerca del edificio,
dentro del muro.
Bien, chicos. Separaos y buscad el pozo.
Tú ven conmigo.
Te has dado una paliza, ¿verdad, chica?
¡Bimbashi! ¡El pozo!
¡Ha encontrado el pozo!
Será mejor que bajes a ver.
Sí, Sargento.
¡Bajad un cubo! ¡Aún gotea algo de agua!
¡Deprisa! ¡Algo para coger el agua!
¡Se va a echar a perder!
Waco, trae algunas latas y cuerdas
del tanque.
Atento. Allá va.
Subidla despacio.
Con cuidado.
Con cuidado.
Qué visión más hermosa.
Agua de verdad.
Cuidado. No derrames ni una gota.
Tres tragos para cada uno.
Tres tragos, no más.
Aquí tienes, Jimmy.
Stegman, ocupa el lugar de Frenchie.
Tres tragos.
Giuseppe.
Tres tragos.
Tres tragos.
Para el alemán.
Todos tienen tres tragos.
Sí, Sargento.
Estamos considerando ir a otro pozo.
Pero hay que estar seguros
de encontrar bastante agua allí.
En las ruinas de Bir Acroma.
Ha habido bastante cantidad de agua.
Pero significa desviarnos 130 km
de nuestro camino.
Los hombres necesitan agua urgentemente.
Es posible que sus máquinas
aguanten sin agua.
Pero con los hombres
el riesgo es muy alto.
Irás en la avanzadilla del sargento Krause.
Enséñales el camino a Bir Acroma.
El batallón os seguirá en una hora.
Tenemos que conseguir agua.
¿Qué tal sale?
Muy bien, Sargento. Muy buena.
¿Hay algún modo de sacarla más rápido?
Va a su propio ritmo.
No puedes ordeñarla como a una vaca.
Hay que quedarse hasta conseguir
toda el agua que podamos llevar.
Hay que hacerlo,
pero no me gusta perder tanto tiempo.
Bates, quédate aquí.
Waco, trae a Lulubelle. La limpiaremos.
Los demás, revisad vuestro equipo.
Stegman, haz guardia.
Esa agua ha venido bien, ¿verdad?
Yo no iba a aguantar mucho más.
Observa a conciencia,
sobre todo esas colinas.
Si hay problemas, aparecerán por allí.
- Vigila si llegan aviones.
- De acuerdo.
Me gustaría ayudarle.
¿Sabes algo de motores?
Era maestro mecánico en Turín.
El puesto es tuyo.
Frenchie, deja que salga el italiano.
Sí, Sargento.
Déjame ocupar tu puesto un rato.
No, no es necesario.
¿Qué tal sale?
Me temo que sale más despacio.
Con estos pozos nunca se sabe.
Toma un cigarrillo.
Gracias.
¿Cuánto llevas en el Ejército, Tambul?
Veinte años. Mi padre,
y su padre antes que él, fueron soldados.
Todos en mi familia han sido soldados.
Los míos siempre han sido granjeros.
¿Sabes dónde está Texas?
Debe de estar muy lejos.
Tú lo has dicho.
Volveré allí cuando todo esto acabe.
Me casé justo antes de marcharme.
- Eso es bueno.
- ¿Bueno? Es mejor que eso.
Pero imagino que aquí veis el matrimonio
de otra forma.
Los chicos me dijeron
que los musulmanes...
podéis tener hasta 300 esposas.
No. El Profeta dice que cuatro esposas
es suficiente para un creyente auténtico.
¿Por qué cuatro?
El Profeta dice...
que una esposa da una vida miserable
porque siempre está aburrida.
Y dos esposas también
te destrozan la vida.
Siempre están peleando
y nunca sabes cuál tiene razón.
Y tres esposas también es algo malo.
Las dos siempre se ponen
contra la tercera.
Pero cuatro esposas...
dan la auténtica felicidad.
¿Y eso?
Dos y dos se hacen compañía.
Y el hombre puede descansar.
Eso suena bien. ¿Tú tienes cuatro esposas?
- No, yo sólo tengo una.
- ¿Qué te detiene?
Si tuvieras esta ley en Texas,
¿tendrías cuatro esposas?
No. A mi mujer no le gustaría.
A mí me pasa lo mismo.
A mi mujer no le gustaría.
Sí que se aprenden cosas en el Ejército.
Sí, los dos tenemos mucho
que aprender del otro.
Ya entiendo.
Ese Mussolini que tenéis allí no, ¿verdad?
Es un hombre grande.
Habla como un ciclón.
- Y vosotros le creéis.
- Dice que él sabe qué es mejor.
Escribe sus lemas en todas partes,
en las paredes, en las calles.
Se nos meten en el cerebro,
debemos creerlos.
- ¿Eso qué significa?
- "Obedecer, creer, trabajar".
¿Obedecer? ¿Trabajar por qué?
Ahora no por mucho.
Pero Mussolini dice
que en el futuro todo estará bien.
Dice que estará bien.
- Parece que se cree Dios, ¿no?
- Sí. Eso cree.
Pero yo creo que, a lo mejor,
Hitler es Dios,
y Mussolini es sólo su profeta.
No te preocupes. Algún día ese tío
se inflará hasta reventar.
Para algunos está bien reírse de Il Duce.
Pero cuando tienes esposa y un bebé,
no es bueno reírse.
Mi pequeña Giuseppina.
Es una bambina muy chica.
Ojos así de grandes.
Es preciosa.
Todos dicen que es igualita a mí.
- No se lo diga a ella.
- No, yo no...
Claro que se lo voy a decir.
¿Cómo se deletrea "oasis"?
O- A-S-I-S.
- Científicamente no se les llama oasis.
- Mi mujer no es científica.
Le cuento que estoy en la hierba
con palmeras ondeando en lo alto.
¿Se te ha ocurrido que aquí no puedes
enviar una carta?
Pero le prometí que escribiría cada semana
si no estaba muerto. Y no lo estoy.
Yo pensaba escribir a mi madre.
¿De qué parte de Sudáfrica eres?
De un pequeño dorp cerca de Kimberly.
- ¿Dorp? ¿Qué es eso?
- Un pueblo.
Es un buen país. En las llanuras siempre
corre una suave brisa fresca.
Suena bien pero, personalmente,
creo que me quedo con Brooklyn.
Yo nací en Sussex.
Nos mudamos a una pequeña granja.
Tibowee, Tedford Downs. En Yorkshire.
- Yo soy de Londres.
- Yo de Dublín.
¿De qué parte de los EE.UU. es usted,
Sargento?
De ningún sitio. Sólo del Ejército.
En mi pueblo
teníamos el mejor queso del mundo.
- ¿Qué clase de queso, Frenchie?
- El de mi pueblo.
No he oído hablar de él. ¿Cómo es?
¿Similar al Brie o al Camembert?
No hay ningún pueblo como el mío.
Ni ningún queso como el que hacemos.
Mes amis, deberíais probarlo.
Coges un cuchillo,
aquí tienes un poco de queso
y un poco de pan.
Entonces te aclaras la garganta con vino.
Luego un poco de queso...
- Y un poco de cebolla.
- Muy bien. Un poco de cebolla.
Un poco de pan, de vino,
un poco de queso, un poco de pan,
de vino, de cebolla,
un poco de queso, de pan...
Déjalo. Ya has tomado bastante.
Me siento mejor.
Pero nada de esto existe ya.
Hace seis meses estaba en mi pueblo,
y de repente, ya no había queso.
¿Cómo hacer queso sin leche?
¿Cómo sacar leche sin una vaca?
Teníamos buenas vacas,
con la cara marrón y el cuello blanco.
Los nazis las cogieron.
Les cortaron las gargantas con un cuchillo.
Ya no hay queso ni leche
para los niños franceses.
¿Estabas en la Francia ocupada
hace medio año?
- ¿A qué te dedicabas?
- Trabajaba para la Resistencia.
Me enteraba por la radio. He visto ejecutar
a 12 personas de mi pueblo.
- ¿12?
- Rehenes.
El alcalde, con su barba blanca.
Madame Michelet, grande y gelatinosa.
Monsieur Lepec,
que enseñaba en la escuela.
Rosalie, que tenía un cabello como el sol.
No pude hacer nada. Después de eso,
no trabajé más para la Resistencia.
Tenía demasiado odio en mis ojos.
Así que vine aquí. Sólo quería matar.
Vengar a la gente de mi pueblo.
Alguien viene hacia aquí.
¿Ve esa nube de polvo?
Se mueve deprisa.
Un coche de reconocimiento alemán.
Vigílalos y mantente agachado
para que no te vean.
Mete al italiano. Saca a Tambul del pozo.
Sube las cantimploras.
Los demás poneos a cubierto.
¿Hablas su idioma?
- ¿Aún vienen hacia aquí?
- Directos hacia nosotros.
Vigílalos.
- ¿Ahora dónde están?
- ¡Debajo, tras esa colina, acercándose!
Tú y Jim escondeos tras esa cresta.
¡No abráis fuego! ¡Quiero prisioneros!
¡Los demás, manteneos agachados!
Entiendes lo que dicen, ¿verdad?
Hablas su idioma.
Puedes hablar conmigo.
¡Cállate!
Cuando llegue el momento,
te diré lo que debes hacer.
¿Qué ha pasado?
Se ha oído un tiroteo, y después nada.
No hables.
Pregúntale su regimiento.
Pregúntale dónde está su unidad.
Esto no nos lleva a ninguna parte.
Bates, súbeme algo de agua.
Diles que bajen las manos.
- ¿Qué entiendes ahí?
- Nada.
Llévate a éste.
Pregúntale otra vez dónde está su unidad.
Pregúntale si tiene sed.
Dile que le daré agua sólo si habla.
Dice que se han perdido.
Se separaron de su compañía.
Dile que está mintiendo.
Sólo si hablas.
Sigue preguntándoselo. Tenemos que
lograr que lo suelte. ¡Vamos, habla!
Dice que son una avanzadilla.
Parte de un batallón mecanizado
que va hacia el sudeste bordeando Egipto.
Unidades motorizadas ligeras.
Nada de tanques, unos 500 hombres.
No tienen agua desde hace días.
Les han dicho que aquí encontrarán
toda el agua que quieran.
Aquí tienes tu agua.
Vamos, bébetela.
Sargento, como esperaba,
el pozo se ha secado.
- ¿Cuánta tenemos?
- Nueve cantimploras y un cuarto.
No importa, porque nos vamos.
Menuda broma para los alemanes
cuando lleguen.
Casi no me importaría ver sus caras.
¿Qué has dicho?
He dicho que casi no me importaría
ver sus caras cuando lleguen.
Sí.
Es cierto.
Tal vez deberíamos ver sus caras.
¿Hay agua en un radio de 150 km,
no de aquí, sino del primer pozo?
No, Sargento.
- ¿Se ve algo?
- Nada, Sargento. Ni un alma.
Doc, Williams, Stegman.
Tengo mucho que decir,
y no mucho tiempo para hacerlo.
Sabemos que esos alemanes
son parte de un batallón mecanizado...
y armado que está en el primer pozo,
y necesitan agua.
Es un batallón
con tanta necesidad de agua...
que tiene que desviarse 110 km
de su trayecto para conseguirla.
Suponed que se les retuviera lo bastante
para enviar un mensaje.
¿Cómo?
Suponed que enviamos a los dos alemanes
para decirles que aquí hay mucha agua.
Suponed que los retenemos durante dos
o tres días mientras intentan conseguirla.
Sólo hay una cosa mal en ese plan.
Nosotros estamos aquí.
Aquí los alemanes, y esto es lo que pasa.
Has dado en el clavo.
Hay 100 posibilidades contra una.
Podríamos marcharnos rápidamente.
Con suerte, atravesar el frente alemán
y volver al nuestro.
Si volviéramos,
quizá incluso nos darían una medalla.
Si nos quedamos aquí,
tal vez nadie se entere de lo que pasó.
O de si valió la pena...
o no sirvió para nada.
Comprendo que no es de sentido común,
esta idea de nueve hombres contra 500.
Pero es el deber de todo hombre en
las Fuerzas Armadas hacer lo que pueda.
Si me lo permiten, la idea de nosotros
nueve con cerbatanas no tiene sentido.
Si es nuestro deber intentar retrasarlos,
¿a qué viene tanto hablar?
Sólo dénos las órdenes.
Entonces expondré los argumentos.
Yo lo veo de esta forma.
Porque es 100 contra una.
Porque es mucho más que nuestro deber.
Porque hay muy poca probabilidad
de que alguno salga de ésta.
Pensé que debía hablarlo con vosotros.
Todos tenéis familias en casa.
Esposas, madres y novias.
Yo no tengo a nadie,
así que lo mío no importa.
Sé cómo os sentís. Quizá al no tener
a nadie, lo entienda incluso mejor.
Decidáis lo que decidáis, hacedlo rápido.
Yo hablaré por Waco y Jimmy.
A nadie le importa dar su vida,
pero esto es tirarla. ¿Por qué?
¿Que por qué?
¿Por qué corrieron en Londres
cuando los alemanes bombardearon?
¿Por qué sacasteis a vuestros hombres
de la playa en Dunkirk?
¿Por qué los rusos resistieron en Moscú?
¿Por qué los chinos movieron ciudades
miles de kilómetros tierra adentro...
cuando los japoneses les atacaron?
¿Por qué lo de Bataan?
¿Por qué lo de Corregidor?
Quizá estuvieran todos locos,
pero algo sí hicieron:
Retrasaron al enemigo
y siguieron haciéndolo...
hasta que fuimos lo bastante fuertes
para combatirles.
No soy general,
pero me parece una forma de ganar.
Si todo lo que he dicho no responde
a tu pregunta,
que alguien me diga a mí por qué.
Yo opto por quedarnos.
- Yo me quedo.
- Yo también.
Puede que le sorprenda, Profesor,
saber que es usted el único hombre
con el que estaba seguro que contaba.
No crea, a mí no me parece razonable.
Entonces sé que tengo razón.
- ¿Y tú, Frenchie?
- Me siguen gustando sus cigarrillos.
Bien, ponte de pie. Levántate.
¿Doc?
Dile al sargento
que le mandamos de vuelta.
Dile que el otro nos ha contado la verdad.
Que también estamos perdidos.
Necesitamos comida, ellos agua.
Es un intercambio justo.
No vale la pena pelear. Agua por comida.
¡Haced que se calle!
Entiende nuestro idioma.
Intentaba avisarles.
Vaya, así que estás jugando, ¿eh?
Si lo quiere llamar así.
- Si se mueve sin que se le ordene, dispara.
- Me encantará hacerlo.
- ¿Sabías que hablaba nuestro idioma?
- Me he enterado hace poco.
- ¿Y por qué no me lo has dicho?
- Tenía miedo.
Soy como un hombre
que lucha contra su sombra.
Me dan agua, como su comida.
Juro que no haré nada malo.
Le doy mi parola.
Mi palabra.
Tenemos que trabajar deprisa.
Quiero el tanque enterrado
y un par de trincheras en el muro.
Encargaos Williams, Stegman y Bates.
Llevaos al italiano y que os ayude.
Está bien, Doc. Adelante.
Ponles de camino
y tráete el coche blindado a la vuelta.
En marcha. Vamos, moveos.
- ¿Qué tal va?
- Está casi lleno.
- ¿Cuántas quedan?
- Un poco más de cinco cantimploras.
Esto es para ti, para el camino.
Cógelo, Waco.
Vale, Tambul.
- ¿Tambul?
- ¿Sí, Sargento?
- ¿Está lleno?
- Estás muy seguro de ti mismo, ¿verdad?
Me gusta viajar. Abre la mente.
Ojalá no estuvieras tan seguro.
- ¿Crees que no lo lograré?
- No pienso decirlo.
Aceptaría apuestas.
- ¿Con dinero?
- ¿Por qué no?
Tengo bastantes posibilidades de llegar.
Mañana voy a comer rancho británico.
Apuesto cinco dólares a que no.
Yo diez dólares a que sí.
- Estás haciendo el primo.
- Si pierdo no necesitaré los diez dólares.
Está bien, Waco. Joe guardará el dinero.
Vale, marchaos. Tienes que conseguirlo.
Diles que estamos tratando de retener
a un batallón y necesitamos ayuda.
No te preocupes. Puedo hacer que esto
se ponga a dos patas y aúlle.
Hasta pronto. Tengo que enviar una carta.
Gira a la derecha.
Un poco más a la derecha.
Ahora todo recto.
Qué suerte que los alemanes
llevaran minas en el coche.
- Ahí están. Encima de las colinas.
- Los veo.
Dame tu cinta.
Ponte a cubierto, Frenchie,
y vigila al alemán.
Detrás de esa esquina, contra el muro.
- ¿Todo listo aquí?
- Todo listo, Joe.
No abráis fuego hasta que lleguen
a la cima de esa cresta.
- ¡Doc!
- ¡Bien!
- ¡Jimmy!
- ¡Sí!
- ¡Bates!
- Estoy aquí.
- ¿Bien, Frenchie?
- Ici, Sergent.
- ¿Tambul?
- Aquí, Sargento.
¿Stegman?
Puede que me equivoque,
pero creo que he visto algo blanco ahí.
Una bandera blanca.
Ondean una bandera blanca.
Les dije que haríamos un trato.
A lo mejor es lo que quieren.
Parece que nuestro truco está funcionando.
Iré yo. Si hay que traducir
pueden hacerlo ellos.
Cuidado, con ésos nunca se sabe.
No te fíes de ellos. Es un truco.
Estaré bien.
Vosotros quedaos ahí y cubridme.
Comandante Hans von Falken,
Cuerpo de África.
Gunn, Ejército de los Estados Unidos.
Ha viajado mucho, Sargento, para sacar
las castañas del fuego a los británicos.
No nos importa. Nos gustan las castañas.
No queremos que se quemen.
Muy bueno.
No creo que hayan venido
a contar chistes. ¿Qué quieren?
¿Está usted autorizado para negociar?
¿Y su capitán?
Son cerca de las 17:00. Ya sabe cómo
se ponen estos ingleses con el té.
Entiendo que nos ha propuesto
darnos agua a cambio de comida.
No sabíamos cuántos hombres eran.
Pensábamos que sólo eran unos 30.
Todo el tiempo ha sabido
que había un batallón.
El soldado que le dio esta información
ha confesado. Ha sido ejecutado.
¿Todavía es posible llegar a un acuerdo?
¿Qué propone?
Entreguen sus armas y podrán marcharse...
con tanta agua y comida
como puedan llevar.
Nos gusta estar aquí. Nos apañamos bien.
Hay agua en cantidad y mucha más comida
de la que pensábamos que teníamos.
Le haré una oferta.
El agua por las armas.
Por cada fusil le daré medio litro de agua.
Por el mortero le daré un litro.
Entreguen todos los fusiles y le daré agua
suficiente para todos sus hombres.
He oído que los americanos
tienen un gran sentido del...
humor.
Le doy una última oportunidad.
Puede salvar su vida y la de sus hombres.
Ya ha oído mi oferta. Agua por armas.
- ¿Qué tal ha ido?
- Hablaba nuestro idioma, y bastante bien.
- ¿Qué ha dicho?
- Ha funcionado.
Creen que tenemos tanta agua
que nadamos en ella.
Están peor de lo que pensábamos.
Han ofrecido dejarnos marchar
si les dábamos agua.
¿Y Waco?
¿Habrá llegado a un puesto británico?
- Es posible.
- A lo mejor ya vienen a ayudarnos.
Me los imagino rodeándole...
y dándole vasos enormes de agua helada.
- Se están poniendo nerviosos.
- Acabo de dar a dos.
Bien, pero ve con calma, ¿quieres?
Si seguimos así, mañana se nos habrá
acabado la última cinta.
¿No es bastante alcanzar a dos?
No. Hay que alcanzar a 10 con cada tiro
antes de que me dé por satisfecho.
Aquí tienes tu agua.
Es hora de golpear la roca.
- ¿De qué hablas?
- El otro día me estaba riendo de ti.
Dije que cuando llegue el momento,
harás un milagro.
Golpearás una roca y saldrá agua
o tal vez champán.
El único milagro del que he oído hablar
es del que logras con tu trabajo.
Ojalá un milagro curara mi callo.
¿Por qué? Te da algo en lo que pensar.
Yo tengo mucho en lo que pensar.
De hecho,
he estado dándole vueltas a un problema.
¿Qué tipo de problema?
Se podría decir que es un proyecto.
¿Un proyecto?
Estoy planeando irrigar este desierto.
- ¿Todo el desierto?
- ¿Por qué no? Convertirlo en un jardín.
No es mala idea.
Hay mucha agua en el mundo.
No está en los lugares adecuados.
Está ahí sin hacer nada esperando
a que la gente se ahogue en ella.
¿Te encuentras bien?
Creo recordar que se puede irrigar
una hectárea...
con unos 1000 metros cúbicos de agua.
Estás loco. ¿Dónde aprendes esas cosas?
Soy cajista de profesión.
¿Lo aprendes al leerlo
mientras compones tipos?
No hay educación mejor.
He compuesto los tipos
para unos 5.000 libros.
De prosa y poesía.
Aunque no lo creas,
soy muy aficionado a la poesía.
Un libro de versos bajo una rama.
Una jarra de vino.
Había 100 posibilidades contra una,
Williams.
¡Ha llegado el momento!
¡Debemos alcanzar el campamento alemán
para decirles que aquí no hay agua!
No. No puedo hacerlo.
Sólo tenemos que abatir a un hombre
y quitarle el fusil.
A lo mejor robar una ametralladora.
Entonces podremos matarlos a todos.
- Yo no los odio.
- Los odies o no, no es decisión tuya.
- Yo no voy.
- Pronto ocuparán este lugar.
Si ahora te niegas a ayudarme,
te denunciaré por traidor.
Entonces denúnciame.
Los italianos no somos como los alemanes.
Sólo el cuerpo lleva el uniforme,
no el alma.
Mussolini no es tan listo como Hitler.
Puede vestir a sus italianos para que
parezcan ladrones, timadores o asesinos.
Pero no puede, como Hitler,
hacerles sentir que lo son.
No puede, como Hitler,
borrar de su conciencia...
el conocimiento de lo que está bien
y lo que está mal.
O agujerear sus cabezas para plantar
sus propios Diez Mandamientos.
Roba a tu vecino. Engaña a tu vecino.
Mata a tu vecino.
¡Te atreves a insultar al Führer!
Para eso hace falta ser un artista.
Yo sólo soy mecánico.
Pero hacer la vista gorda,
arrodillarme a adorar a un maníaco...
que ha convertido mi país
en un campo de concentración,
que ha convertido a mi pueblo en esclavos.
¿Debo besar la mano que me golpea?
¿Lamer la bota que me pega?
No.
Prefiero pasar el resto de mi vida
en este sucio agujero...
que escapar para volver a luchar
por cosas en las que no creo.
Contra gente a la que no odio.
Y en cuanto a tu Hitler,
por hombres como él, Dios,
mi Dios, creó el infierno.
El alemán ha escapado.
Para decirles que no hay agua.
Lo he perdido.
Yo iré a por él, Sargento.
Aquí viene.
No tiene ninguna posibilidad.
El muy sucio...
Ha alcanzado al alemán.
Wasser...
Bates, esto es para ti.
- ¿Cómo te encuentras?
- En plena forma.
El sargento dice que esto ha de durar
hasta la semana que viene.
Al sargento le gusta bromear.
En todo el mundo, no hay nada...
- Cabo francés Leroux, parlementaire.
- Comandante von Falken.
Soy el único que ha podido enviar,
los demás se están bañando.
Ten cuidado, Jimmy.
Es todo lo que nos queda.
Daría lo que fuera por ver la expresión
de ese alemán ahora mismo.
Impresionante.
¿Y los demás? ¿Están todos muertos?
No seguiremos intentando llegar al pozo
si conseguimos suficiente agua.
Es mi última oferta.
Informe a su comandante.
Es usted muy generoso.
Pero mi sargento no ha dicho
que quiera oír sus condiciones.
Ha dicho que quizá quiera usted oír
las de él de nuevo.
Por cada fusil que envíe, él enviará
medio litro de agua. Un fusil, medio litro.
Dos fusiles, un litro. Tres fusiles...
¡Ya he tenido bastante!
Si no le gustan las condiciones
y aún quiere el agua,
entonces tendrán que venir a por ella.
¡Fuego!
Frenchie tenía razón.
No conocemos a los nazis.
Le han disparado por la espalda.
Hola, Doc. Siento no poder darte uno alto.
¿Qué tal va Jimmy?
Se está quedando sin munición.
Si nos quedamos sin ella,
¿cómo vamos a combatir?
Con bayonetas, culatas, puños.
¿Cuánto podemos durar los cuatro así?
No lo sé, Doc. Tengo que admitir
que parece imposible, pero...
tenemos que hacerlo.
Parece que alguien va a tener que hacer
un milagro.
¿Un milagro? ¿Qué clase de milagro?
Ahí me has pillado, Doc.
Me parece que cuatro hombres reteniendo
a varios cientos está bastante cerca...
de ser un milagro.
¿Sabes por qué podemos hacerlo?
Porque somos más fuertes que ellos.
- ¿Qué quieres decir con más fuertes?
- No quiero decir en número.
Sino en otra cosa.
Verás, esos hombres de ahí
nunca han conocido...
la dignidad de la libertad.
¿Dignidad?
Es una forma graciosa de enfocarlo.
Tal vez tengas razón, Doc.
Todos la tenemos.
¡Joe, me han dado!
- ¿Puedes llegar hasta dentro, Jim?
- Lo intentaré.
Tienes que hacerlo. Vamos.
¡Agáchate!
Te pondrás bien, Jim.
Tú lo has dicho. Va a hacer falta
mucho más que esto para matarme.
Así se habla. Nunca te rindas.
Tengo que conseguirlo.
Hay alguien ahí tumbado.
¿Está muerto?
No.
Es americano.
Ésa ha estado cerca.
Han alcanzado el pozo.
Han acertado de lleno en el pozo.
¿Y qué más da?
Nada.
Como dice el dicho:
"Fue divertido mientras duró".
Me pregunto qué se siente.
¿Cuándo?
Con el acero frío.
Me han dicho que es bastante rápido.
Nunca te he dicho mi nombre de pila,
¿verdad?
No. ¿Cuál es?
Osmond.
Es un nombre raro.
No está mal.
Espero que alguien encuentre esto.
¿El qué?
Mi placa.
¿Por qué?
Si no la encuentran,
estaré desaparecido.
Pero si la encuentran...
estaré muerto.
Si estoy desaparecido,
nadie sabrá que he muerto.
Si estoy muerto,
nadie sabrá que he desaparecido.
Mejor estar muerto.
Aquí vienen.
Parece que esta vez vienen todos.
- Bueno, Osmond, allá vamos.
- Está bien, Joe.
¿Por qué no vienen hasta aquí?
¿Por qué no terminan?
¡Venid a por nosotros!
¡Os estamos esperando!
¡Vamos! ¡Acabad de una vez!
¡No pensamos rendirnos!
¿Agua?
¡Cambian las armas por agua!
¡Adelante! ¡Allí está!
¡Bebed toda la que encontréis!
¡Vamos, es vuestra! ¡Allí está!
¡Revolcaos en ella!
¡Nadad en ella!
¡Bebed hasta que os salga por las orejas!
¡Adelante!
¡Bebed hasta reventar!
Está lleno de agua.
El mortero ha abierto el pozo.
Es un maldito milagro.
Eso es justo lo que es.
Baja y quítales las armas.
Deja que beban todo lo que quieran
y después alinéalos. Yo te cubriré.
Es un tanque americano...
con prisioneros alemanes.
Envía a algunos hombres a recogerles.
Son ellos. Vienen hacia aquí. Lo consiguió.
Hola, Sargento. Me alegro de verte.
¿Qué tal está Lulubelle?
¡Hola, chicos!
¡Me alegro de veros!
Cuéntanoslo todo, amigo.
Ha sido muy duro.
- Hola, Waco.
- Hola, Joe.
- ¿Tienes un pitillo?
- Sí.
Menuda pandilla de desgraciados traes.
¿De dónde los has sacado?
Tan sólo vinieron.
Veo que los has mermado un poco.
Y ellos también a nosotros.
¿Jimmy?
¿Cómo fue? ¿Muy duro?
Muy duro.
Llevo varios días alejado de la guerra.
¿Qué ha pasado?
Los británicos detuvieron a los alemanes
en El Alamein.
Es una pena que ellos no lo supieran.
Sí.
Les habría gustado saberlo.
Halliday,
Doyle,
Tambul,
Williams,
Stegman,
Frenchie,
Clarkson,
los pararon en El Alamein.
Fin